El historiador británico Arnold Toynbee dice que "una nación permanece fuerte mientras se ocupa de sus problemas reales, y comienza su decadencia cuando se ocupa de los detalles accesorios". Euskadi es una nación fuerte, ocupada -porque somos mayoría quienes estamos ocupados en ello- en sus problemas reales, y nuestra responsabilidad es mantener el foco sobre esta realidad, la realidad de la nación y de sus problemas reales, de todos.
Hace ahora un año, EAJ-PNV culminó un proyecto ímprobo que le llevó a recorrer el mundo para conocer de manera precisa las respuestas que los países más desarrollados están dando a los nuevos problemas derivados de la globalización. Nuestro objetivo era aportar nuevas propuestas para la Euskadi del año 2020. Denominamos este proceso "Think Gaur" y nos ha permitido contar hoy con una visión de la Euskadi del futuro y un catálogo de medidas a proponer durante la presente década.
Euskadi es una nación que debe responder a los desafíos de la civilización occidental integrada en un mundo global, sin distancias ni barreras. El "mundo plano" que define Thomas Friedman. Estos desafíos se pueden agrupar en cuatro grandes áreas de trabajo: la innovación, así como la formación, como nuevo motor de la economía y el desarrollo; las políticas sociales para la cohesión y el bienestar de las personas; la cultura como elemento nuclear de la identidad; y la sostenibilidad de un desarrollo integrado en el medio ambiente. Aplicando en todas ellas los valores de compromiso, sacrificio, el trabajo bien hecho y el orgullo de poder enseñarlo.
En cada una de estas áreas de trabajo, EAJ-PNV cuenta hoy con las experiencias más avanzadas en occidente y con propuestas específicas para su aplicación en Euskadi en los próximos años. Es, en términos anglosajones, nuestra "visión perfecta", la que propugnamos para la Euskadi 2020, la de la nueva década que estamos viviendo. Una visión que a partir del próximo mes pondrá "pie a tierra" para ofrecer nuevas respuestas a los problemas reales que hoy tiene Euskadi.
El motor de Euskadi 2020.
La acción global de EAJ-PNV, la acción política global, es el motor de este nuevo horizonte para Euskadi, es la base del proceso Think Gaur citado, la que da sentido y propicia sus cuatro áreas de trabajo. Es nuestro primer compromiso, la expresión de nuestro liderazgo social.
El "motor EAJ-PNV" está activo. Este pasado año hemos ganado las dos Elecciones que se han celebrado en Euskadi. En las Autonómicas hemos sido desplazados por el "pacto constitucionalista" que, como demuestran todas las encuestas, no cuenta con el aval de la sociedad. Y el resultado obtenido en las Europeas nos ha permitido que Euskadi siga teniendo una presencia y representación directa en el Parlamento Europeo.
En segundo lugar, en 2009 hemos propuesto y firmado el "Acuerdo de Estabilidad Institucional y por la Lucha contra la crisis" del que se deriva la facilitación presupuestaria para todas las instituciones. Hemos querido con ello primar nuestro compromiso con la respuesta a los problemas generados por la crisis económica y el desempleo. Este Acuerdo de Estabilidad ha permitido que el motor de Euskadi pueda seguir funcionando a pleno rendimiento.
Y, en tercer lugar, hemos logrado el hito histórico de la regularización jurídica o "blindaje" del Concierto Económico, la principal herramienta del autogobierno económico vasco.
Ahora comienza un nuevo año, y nuestro motor político sigue en marcha. Desde que dijera aquello de que "Podemos soñar si permanecemos despiertos" nos hemos propuesto volver a "reintentar lo imposible", tal y como estamos diciendo estos días. Es decir, aplicar el arte de lo posible que es la política para hacer posible lo que parece imposible.
La paz, -además de la prioridad que supone la economía competitiva y sostenible, la salida de la crisis y la defensa de los intereses de Euskadi- es una parte de nuestro desafío, es desde hace unos años ya un desafío europeo, porque sólo nosotros sufrimos el azote de un terrorismo caduco y sin ningún horizonte. Hemos formulado nuestra disposición a la actualización de un diagnóstico y relectura de todos los pactos, pronunciamientos y resoluciones habidos desde Ajuria-Enea. No tenemos respuesta a nuestra disposición, pero vamos a propiciar todo trabajo por la paz, desde la discreción y la lealtad. No buscamos protagonismos ni ventajas, somos transparentes y fieles a nuestros principios. El Pueblo Vasco anhela la paz y, además de la premisa de que ETA ha de decretar unilateralmente y sin condiciones el abandono definitivo de la práctica del terror, nos pide entendimiento para el compromiso en todos sus aspectos, nos exige responsabilidad y altura de miras. Nosotros vamos a seguir reintentando lo que parece imposible. Vamos a mantener y promover la construcción de nuestra nación, como hasta ahora, sin que el terrorismo tenga por qué condicionar la solución al "problema vasco", con disposición abierta en una sociedad dinámica, con empeño por una puesta en común y participativa sobre el "problema vasco".
El Discurso de un nacionalismo del s.XXI mirando de manera permanente al futuro.
La civilización es para Toynbee la "respuesta de un grupo humano a los desafíos naturales y sociales", y, desde su punto de vista, esta civilización "decae como resultado de su impotencia para enfrentar sus desafíos".
Nuestro desafío es, según todo lo dicho, político. Sin renuncia a nuestras aspiraciones, y al igual que otras formaciones y que miles de ciudadanas-os, EAJ-PNV reclama el reconocimiento y ejercicio de nuestra identidad nacional, demanda un autogobierno pleno en todas las materias, desea establecer relaciones de territorialidad y que Euskadi tenga su propia presencia en Europa y en el mundo. Hace 30 años, el Estatuto de Gernika fue una respuesta a este desafío. Su reiterado incumplimiento nos condujo a la propuesta de un Nuevo Estatuto Político en un recorrido iniciado hace más de siete años. Y pocos años después, los trabajos de Loiola rozaron también la respuesta a este desafío, rozaron no sólo descubrir sino acordar el punto en que "tradiciones políticas diversas" estuviesen razonablemente satisfechas para encauzar la solución al "problema vasco", según el concepto que en su día leí a Enrique Zuazua, Premio Nacional de Investigación y académico de Jakiunde.
Si el desafío es político, la respuesta también debe ser política, y éste es el cometido que compete a los partidos. En este terreno vamos a "reintentar lo posible" con una actitud abierta a la sociedad, porque creemos que en el nuevo escenario global en que vivimos el acuerdo es posible.
El Tratado de Lisboa dibuja una nueva Europa que prima el principio de subsidiaridad, promueve el reconocimiento jurídico de la cooperación transfronteriza y exige la consulta a las naciones y regiones con capacidad legislativa en las materias de legislación comunitaria.
En el Estado se ha evidenciado el agotamiento del discurso vacuo de la "España plural", y, pese a lo que pueda parecer, se comienza a comprender la necesidad de favorecer un tratamiento singular a las realidades nacionales vasca y catalana. Esta visión se defiende incluso en el seno de partidos que han trabajado por la "uniformización" y el "café para todos", así como en otros ámbitos de la sociedad estructurada.
Y en Euskadi se va clarificando el panorama político, con dos "polos", uno "constitucionalista" y otro "soberanista", ambos con una razón de ser de "frente a" y en un claro equilibrio inestable. El polo constitucionalista es consciente de sus dificultades para lograr el placet social con una política obsesionada por los "detalles accesorios" sin ocuparse de los problemas reales de Euskadi. No tiene programa gubernamental y tampoco más programa político que el exhibido. El polo soberanista es un proyecto custodiado por la autodenominada "izquierda abertzale". Políticamente inviable -tras años de propuestas- mientras persista la violencia (ojalá que esa "autodenominada abertzale" y por sí misma tomara la decisión que le llevara a participar en el campo institucional), y con unos planteamientos en el ámbito económico, social o educativo trasnochados e ineficaces. A unos y otros, a ambos "polos", ofrecemos nuestra plena disposición a "construir" desde el compromiso con todos los derechos humanos y desde el respeto a la voluntad de la ciudadanía.
Este es el escenario en el que queremos forjar, consolidar nuestro Discurso de liderazgo en el autogobierno del s.XXI, de la responsabilidad para con Euskadi poniendo en valor un proyecto de País, creyendo desde nuestra raíz nacionalista en la posibilidad de un Nuevo Acuerdo Político. Tan complicado como hace 30, 20 y 10 años, pero tan o más necesario que nunca. Nuestras bases están escritas y aprobadas. Nuestro compromiso es institucional. Y nuestra legitimidad es enteramente democrática: el Pueblo Vasco propone, el Pueblo Vasco dispone, tomando sus decisiones en libertad y democracia.
Comienza la segunda década del siglo XXI y EAJ-PNV está convencido de que Euskadi la afronta con el espíritu con que Toynbee explica el avance de la historia: "la civilización crece cuando su respuesta a los desafíos no sólo tiene éxito, sino que estimula nuevos desafíos".
EAJ-PNV afronta la nueva década comprometido con la construcción de la nación Euskadi, ocupándose de sus problemas reales, de todos, y respondiendo a sus desafíos sociales y políticos, los de siempre, los actuales y también los globales.