No oculta las dificultades para afrontar un 2010 cargado de incertidumbres, ambiente de recesión, paro creciente y estrecheces económicas por todos los lados. También en la institución que preside, que ha pasado en poco tiempo de la abundancia a la necesidad de aplicar recortes. José Luis Bilbao cree que, pese a la crisis, es el momento de mirar en la distancia, de hacer apuestas de futuro, a 10 ó 20 años vista, porque ésas serán las que creen riqueza. Y ahí el diputado general de Vizcaya dirige su mirada crítica hacia la gestión del Gobierno de Patxi López, a quien acusa de tener planteamientos «cortoplacistas».
-¿Se ha hecho ya a la idea de cuánto dinero menos va a tener el año que viene para gastar o invertir?
-Con exactitud no, pero lo sabremos en tan sólo unos días, cuando elaboremos los Presupuestos. Si las previsiones que hemos hecho se cumplen, nos colocaremos en una situación de ingresos similar a la de 2005. Por eso no es descartable que nos enfrentemos a un recorte de las Cuentas del 15%. En definitiva, hoy todos somos más pobres que el año pasado.
-¿Por qué se equivocaron tanto los responsables de la Administración vasca hace ahora un año al visualizar lo que sucedería en 2009?
-Porque nos hemos equivocado todos: el Gobierno vasco, el Banco de España, el Fondo Monetario Internacional y hasta la ONU. Nadie fue capaz de prever lo que iba a suceder en el último trimestre de 2008 y en el primer semestre de 2009. Pese a todo, la economía vasca sigue manteniendo elementos diferenciales a favor.
Resistir en la crisis -Intuyo que por su despacho pasan muchos empresarios para lamentarse y pedir ayuda. Ese flujo, incluso, puede servir como índice para evaluar la intensidad de la crisis. ¿Crece, se ha estabilizado, decrece...?
-Es cierto que sucede eso. Por mi despacho, y sobre todo por el del diputado de Hacienda, donde van a pedir aplazamientos de pago de impuestos. También es cierto que a finales de 2008 y a principios de este año esas peticiones de auxilio fueron muchas. Hoy, quizá menos. Nuestra estrategia siempre ha sido ayudar para que ninguna empresa se vea obligada a cerrar si tiene futuro. Lo importante es que, cuando llegue el momento de la recuperación, las empresas estén vivas. Y he de decir que tengo la impresión de que hay un gran espíritu de resistencia en la empresa vasca.
-¿Y aún viene a verle algún empresario para decirle que trae un proyecto de inversión bajo el brazo?
-Alguno hay. Pocos, pero alguno queda. Aunque debo reconocer que también vienen para advertirnos de que algún proyecto que ya había madurado, de momento, se queda en la fresquera. El retroceso de la demanda y las dificultades para encontrar financiación son dos frenos para las nuevas inversiones.
-¿Qué opinión le merecen las medidas anticrisis que ha aprobado el Gobierno de Patxi López?
-En términos generales están bien, pero son claramente insuficientes.
-¿A qué se refiere?
-Lanzar un 'renove' de electrodomésticos o de muebles está bien, pero tiene un efecto puntual, muy de corto plazo. La eficacia es limitada. Contratar parados probablemente es algo que hay que hacer en momentos en los que, como éste, el desempleo crece de forma acelerada. Pero subsidiar parados es pan para hoy y hambre para mañana.
-En su opinión, ¿cuál sería la política más acertada?
-Hay que abandonar la idea de una economía subvencionada y abordar proyectos de medio y largo plazo. Hay que poner el acento en inversiones en infraestructuras, en iniciativas que generen riqueza. Un político no debe estar pensando siempre en mañana o en las próximas elecciones. Hay que hacerlo con la vista puesta en los próximos 10 ó 20 años. Y ahí, el Gobierno de Patxi López no está haciendo nada y se muestra cobarde.
Inversiones de futuro -Aprecio que detrás de sus palabras hay una defensa de inversiones como la del nuevo San Mamés.
-Por ejemplo. Porque es un proyecto de regeneración urbana en el que no sólo hay un campo de fútbol. También estamos ante la construcción de un campus tecnológico de la UPV y los accesos a Bilbao. El Gobierno ha entrado de mala manera.
-El Ejecutivo ya ha anunciado que no le va a seguir en el proyecto del Guggenheim de Urdaibai.
-Pues se van a equivocar. No es una bilbainada, es una necesidad. Esa comarca es muy bonita, preciosa. Y eso está muy bien. Pero es tan bonita que, como no se pueden instalar empresas, la gente se tiene que marchar a trabajar a otra parte. Hay que hacer algo. Y éste es un proyecto magnífico.
-Si definitivamente el Ejecutivo se queda fuera...
-Se hará sin ellos, despacio, con tiempo, paso a paso, pero lo haremos.
-Apoyos a proyectos de este tipo despiertan recelos en Guipúzcoa o en Álava.
-Son polémicas esterilizantes y paralizantes. En los responsables del PNV no encontrará declaraciones de ese tipo. Ni Markel Olano va a criticar una inversión en Vizcaya ni yo diré una palabra en contra del metro de Donosti.
-Hablemos de la congelación salarial de los funcionarios. ¿Van ustedes en serio?
-Habrá congelación para los altos cargos. En el caso de los funcionarios, lo vamos a plantear en la mesa de negociación. Vamos a proponer la revisión del convenio. Quizá sea inevitable la subida básica que marcan los Presupuestos Generales del Estado del 0,3% sobre los conceptos básicos. Eso, en la práctica, supone un aumento inferior al 0,15% sobre el salario total. Y del resto ya hablaremos, o quizá no sea necesario. El acuerdo que existe es el IPC pasado más un punto. Si el año acaba como estamos ahora, con una inflación negativa de un punto, el resultado es cero.
-Tras la dimisión de José Ignacio Goirigolzarri, ¿cree que el BBVA se ha ido de verdad del País Vasco?
-Antes de nada quisiera decir que los accionistas de un banco tienen el derecho a conocer las pensiones que cobran sus directivos. Pero, dicho esto, lo que me parece es que se ha utilizado la polémica sobre la pensión de Goirigolzarri para tapar la cuestión de fondo: el deseo de Francisco González de mantenerse en la presidencia. ¿Irse? Lo importante se lo llevaron hace ya tiempo.
-¿Cuántas veces se ha reunido con el actual presidente del BBVA?
- Ninguna, jamás me lo ha pedido.
La sede del BBVA -¿Hay algún riesgo de que el banco traslade la sede social a Madrid?
-Si hacemos caso de lo que ellos dicen, no. En ese supuesto perderíamos la imagen internacional que da tener la sede de uno de los principales bancos del mundo, pero desde el punto de vista de los ingresos fiscales apenas se notaría. El BBVA paga sus impuestos en función del negocio que realiza aquí. Perderíamos los impuestos de las ampliaciones de capital, nada más.
-Todas las Administraciones se esfuerzan por convencer a la sociedad de que la subida de impuestos está justificada. ¿Pero por qué no abordan también una reconversión interna, como hace cualquier empresa a la que le ha descendido un 25% su facturación? Ustedes se limitan a subir los precios por ley.
-Bueno, en primer lugar, la Administración no es una empresa. También he de decirle que quienes más protestan por las subidas de impuestos son quienes más ganan. Pero admito que, con nuestras limitaciones legales, porque en la Administración no se puede hacer un ERE, también estamos obligados a mejorar.