Siempre se muestra cauto Iñigo Urkullu en sus entrevistas, pero en esta ocasión se muerde la lengua al menos un par de veces para no calificar con palabras más gruesas de lo razonable el trato «injusto» y la «estrategia de Estado» para desplazar al PNV que dice percibir. Es más, se esmera en subrayar el rostro más constructivo del partido que preside e incluso toma la iniciativa para intentar reeditar un pacto similar al de Ajuria Enea.
-¿Será siempre inevitable en Euskadi que tras un asesinato los políticos se enzarcen en broncas partidistas? -No ha sido así necesariamente en el pasado. Ha sido la gestión de este asesinato la que ha dado pie a una interpretación que el PNV no está dispuesto a pasar por alto.
-¿Qué es exactamente lo que le ha molestado al PNV? -Que se dé a entender que en la lucha contra el terrorismo y en la acción de la Ertzaintza la historia empieza ahora, se diga que se ha acabado la impunidad y que de ahí se derive la interpretación de que aquí ha habido cierta connivencia o complicidad con el terrorismo.
-¿No corresponde al lehendakari el liderazgo de los actos de repulsa? -Sí, pero entonces que no se les haga la boca grande hablando de unidad. Eso es unilateralidad.
-¿El lehendakari y el resto de dirigentes socialistas no estuvieron en permanente contacto con ustedes? -El consejero de Interior estuvo en una Junta de Portavoces del Parlamento vasco, lo cual ya es significativo, porque no es parlamentario. El respeto a la independencia de los poderes se puede guardar también en las formas. El presidente del PNV no fue llamado por nadie.
-¿Nadie le llamó por teléfono ese día? -No, al revés. Fue el presidente del PNV el que llamó a determinadas instancias. Y es falso que la convocatoria se pudiera consensuar, porque cuando yo hablo con José Antonio Pastor y me dice que aún no se ha decidido nada, ya estoy escuchando al lehendakari en la radio anunciando la convocatoria de las concentraciones y de la manifestación.
-¿Han podido ustedes mezclar en el pasado el final de ETA con las reivindicaciones soberanistas, incluso tras los atentados? -Eso es una interpretación suya. Yo soy el presidente del PNV y el día del asesinato dije que nos teníamos que dejar de valoraciones políticas y que lo que correspondía en ese momento era la condena, la solidaridad con la familia y nada más.
-¿Cree que hay una campaña orquestada contra el PNV? -Creo que hay una estrategia de Estado entre partidos políticos, grupos de comunicación y otros intereses. Sigo sin saber todavía hoy si Don Juan Carlos I respondió a aquellas supuestas palabras de que a ver si de una vez el PSE y el PP desalojaban al PNV del Gobierno. Lo que está sucediendo desde el 1-M es una estrategia de comunicación para justificar lo injustificable o lo menos deseado por la sociedad, que es el pacto PSE-PP, y para hacer ver que el PNV es un partido más al que se puede desplazar.
-¿Admite que el enfado puede circunscribirse a la militancia jeltzale y que la sociedad en general ha asumido con naturalidad el cambio? -No sé si ha sido así. No buscamos trasladar una sensación de drama pero estamos en nuestro derecho de hacer nuestro análisis. A partir de ahí la sociedad vasca es muy madura y muy libre de pensar lo que quiera. Pero ésta es una etapa que el PNV ya tiene cerrada internamente: queremos afrontar otra de serenidad, de positivismo. Eso no quita para que puntualmente constatemos los errores del Gobierno vasco, las faltas de respeto a las que nos veamos sometidos como partido o el falseamiento de la realidad. -¿Por qué criticó el tono de López? -Porque se puede ser igual de contundente sin un tono arenga.
-'Euskaldun hiltzailea', el asesino vasco. ¿No comparten que los miembros de ETA son asesinos y son vascos? -Sí, pero al singularizar es una generalización.
-¿No cree que habrá muchos vascos que se hayan sentido reconfortados al escuchar a López y que no sentían lo mismo al oír a Ibarretxe? -Me da la impresión de que tenemos memoria de pez. Por referirme a lehendakaris que siguen siendo del PNV, el lehendakari Ardanza y el lehendakari Ibarretxe, yo recordaría los términos en que se han expresado unos y otros: hemos hablado de alimañas.
-¿El supuesto cuestionamiento de la Ertzaintza es lo que más les duele? -Lo que me preocupa es la secuencia concatenada: primero aparecen dos supuestos ertzainas encapuchados en un medio de comunicación privado y después, casualmente o no, se interpreta que aquí ha habido impunidad. Queremos que el consejero de Interior aclare si ha abierto una línea de investigación para identificar a esos supuestos ertzainas y si comparte lo que han dicho.
'Uno de los nuestros' -Si el PNV siguiera en el Gobierno, ¿habría dicho que Eduardo Puelles era 'uno de los nuestros'? -Le invito a releer los discursos que yo he hecho, para saber si esa expresión es de ahora o de antes en el PNV. El viernes dije que habían amputado a una parte de la sociedad vasca. Entonces, han matado a uno de los nuestros.
-¿Concuerda eso con la moción que impulsaron para impedir la entrada de agentes uniformados en la Casa de Juntas? -Es una cosa absolutamente diferente, un respeto a la independencia de poderes y a las tradiciones.
-Su actitud de 'todos contra nosotros', ¿no es una manera de eludir su propio debate interno? -No entro en el 'todos contra nosotros', denuncio que las cosas no se están contando en base a la realidad. Pero el PNV tiene trazada ya su estrategia como partido con una representación institucional que no se limita al Parlamento vasco. Esa reflexión ya la hemos hecho. Lo urgente es garantizar el liderazgo desde las instituciones que seguimos encabezando, diputaciones y ayuntamientos, y desde el papel que nos corresponde jugar en el Parlamento, con una oposición constructiva crítica, proponiendo iniciativas.
-Su toque de atención, ¿no es también una forma de reivindicar su liderazgo en tiempos de zozobra? -Soy un eslabón en la cadena y no soy la figura única del PNV. No me gusta hablar de mí mismo. Creo más en el trabajo de equipo.
-¿Ha acusado el partido el golpe de la marcha de Ibarretxe? -(Pausa). Es una decisión voluntaria y no tengo más que decir. Vivimos de manera intensa el presente y olvidamos el pasado reciente. También afectó la marcha de Ardanza y que Garaikoetxea se fuera del partido. Pero siempre hemos sabido salir adelante, porque más allá de las personas hay un proyecto político.
-¿Coincide con el lehendakari López en que ahora mismo sería difícil plasmar los consensos básicos de los partidos vascos contra ETA en un documento similar al pacto de Ajuria Enea? -Pues yo sí estaría dispuesto. Me llama la atención que el lehendakari López vea que no conviene en estos momentos. Eso me lleva a preguntarme si también eso está pactado con el PP o si todo esto es una deriva del Pacto Antiterrorista.
-¿Con qué objetivos se sentaría? -Estaría dispuesto a hablar en profundidad de cuáles son mis planteamientos sobre el terrorismo y sus consecuencias, partiendo de que, primero, hay que condenarlo. Segundo, hay que impulsar políticas pedagógicas, educativas, culturales y sociales para deslegitimar su justificación social. Tercero, que ante el terrorismo cabe, como no, la Justicia y la acción policial pero también la aplicación en todos sus términos del Estado de Derecho, sin legislaciones especiales. Estoy dispuesto también a decir que hay que atender a las víctimas, desde el respeto a la memoria, a la verdad, a la justicia y hay que hacer pedagogía de ello porque la paz no es sólo un momento en que alguien decide dejar de pegar tiros, sino un proceso que hay que construir permanentemente. Y estoy dispuesto a que entre todos hablemos de minimizar los efectos políticos del terrorismo.
-¿La Ley de Partidos sería entonces un obstáculo infranqueable para ese teórico pacto? -Por parte del PNV no. Tenga en cuenta que las ilegalizaciones están recurridas ante Estrasburgo y todo eso tiene su recorrido.
-¿Podría aclarar si es o no un problema para el PNV el creciente protagonismo público de las víctimas? -En absoluto es un problema que las víctimas hablen. El PNV tiene claro que las víctimas deben ser protagonistas y agentes también de la pedagogía. Pensar que el PNV está en contra de las víctimas porque en algún momento algunas hayan podido sacar los colores al PNV no puede ser. Porque víctimas hay de toda ideología y eso es utilizarlas. -O sea, que al PNV le parece positivo que las víctimas puedan dar testimonio ahora en los colegios. -Sí, ¿por qué no?
-Porque al anterior Gobierno le parecía «abrupto». -Al anterior Gobierno no, a un departamento. (En manos de EA)
-Antes no ha mencionado en los puntos de posible acuerdo nada relativo a la negociación con ETA. ¿Está el PNV ahora en la tesis de la derrota de la banda? -No me gustan esos términos, pero el PNV ya ha dicho en el pasado que ETA tiene que empezar por su final. Tiene que empezar por decir que pone fin de manera definitiva a su actividad violenta y el Gobierno tiene que entender que detrás de un anuncio de ese tipo tiene que haber espacios para una resolución negociada, pero no con contenidos políticos, sino en temas de medidas penitenciarias y de reinserción. No se puede sustraer a los partidos aquello que es exclusivo de ellos. Además, el cese tiene que ser contrastado y la resolución debe tener una habilitación parlamentaria.
-¿En estos momentos el PNV no considera oportuno entonces poner en marcha un proceso de normalización como los impulsados por Ibarretxe? -Me rebelo a esa mezcla perversa de terrorismo y normalización. Por eso he dicho que estaría dispuesto a reunirme con cuantas formaciones tengan representación -o no- y debatir sobre la minimización de los efectos del terrorismo en la política. No estoy dispuesto a que ETA siga siendo excusa para abordar el problema político.