Estamos en el ecuador de los 100 días del Gobierno de López. Usted ha dicho que le está dando la vuelta al país para mal y lo ha acusado de inacción. ¿Tan mal lo están haciendo los socialistas?
Tan mal como que no conocemos que haya un programa de Gobierno.
¿Tampoco tiene idea de qué medidas se van a desarrollar?
No, lo que conocemos son los anuncios que hace la portavoz del Gobierno vasco y lo que a través de las comparecencias de los diversos consejeros y consejeras se está sustanciando ahora en el Parlamento Vasco. Pero eso no es un programa de Gobierno. No conocemos ningún calendario legislativo que quiera desarrollar este Gobierno vasco. No conocemos, por lo tanto, qué es lo que tenemos que someter a control los partidos de la oposición. Y cuando un consejero de Economía y Hacienda confunde la capacidad normativa de las Juntas Generales en política fiscal entendiendo que eso corresponde al Parlamento Vasco, es signo de que el Gobierno vasco está haciendo mal las cosas. O bien hay un desconocimiento de la distribución competencial y del sistema institucional vasco interno o puede ser que aquí se quiera hacer tabla rasa, que también empiece la historia de las instituciones vascas y del sistema institucional vasco a partir de ahora, lo mismo que ha empezado la historia en relación al compromiso contra el terrorismo. Y está haciendo mal las cosas en relación también a la convivencia en relación a los partidos políticos y en relación al PNV, porque no es conciliable la mano tendida como discurso, sin ningún contenido, al mismo tiempo que con la otra mano te está pegando permanentemente kokotekos.
¿Diría que están aparcando la gestión y se están dedicando a cuestiones más simbólicas?
Simbólico y con una carga de profundidad terrible es el propio acto de toma de posesión del lehendakari. Pero eso entra dentro de las señas de identidad y de lo que se quiere utilizar como argumento de cambio. Simbólico puede ser lo de la página web, lo del logotipo de Ajuria Enea, la permanente asociación de la Ertzaintza con el resto de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado... Pero eso dura lo que dura, salvo que ahí haya una estrategia de fondo, que la hay. Me preocupa más la práctica política. Y en la práctica política lo que estamos viendo es, en cuanto a la crisis económica, una continuación de las medidas que ha ido adoptando el Gobierno vasco anterior y nada más.
¿Podría decirse que el PSE está viviendo de las rentas del anterior Ejecutivo?
Desde luego que el Gobierno vasco actual está viviendo de las rentas y de las bases que ha puesto el Gobierno liderado por el PNV con el concurso de otras formaciones políticas.
El PNV ha sido especialmente crítico con la negociación de las transferencias. Deduzco que no comparten la tesis de los socialistas de que es mejor gestionar una parte que nada.
No, porque eso es atentar contra nuestro concepto de autogobierno y contra el espíritu y la letra del Estatuto de Gernika. Un ejemplo. El vicepresidente del Gobierno español viene aquí a reunirse con Patxi López y en media hora, tomando un café, anuncia un preacuerdo sobre políticas de empleo. Uno pregunta en la reunión que tiene con el lehendakari si sobre las políticas activas de empleo hay una cuantificación por parte del Gobierno vasco actual y el Gobierno español. Y se le dice: "sí, andan las cifras entre 150 y 400 millones". Respondes: "El Gobierno vasco anterior tasó esta cuestión en 400 millones. Y entre 150 y 400 millones hay 250, que no son pesetas o duros, ni siquiera euros, son millones". Nos preocupa sinceramente que éste sea un Gobierno de rebajas.
¿Qué se puede hacer frente a ese Gobierno de las rebajas?
Por lo menos, alzar la voz y denunciar que esto es así. Y seguir planteando iniciativas en el Parlamento vasco.
¿Ésa será la línea de su oposición?
Como PNV hemos vivido un tiempo de duelo por habernos visto desplazados de la responsabilidad de Gobierno siendo la primera fuerza política tanto en votos como en escaños. Ese tiempo ha pasado. Ahora estamos en un tiempo de afrontar una etapa de serenidad y positivismo, con un doble objetivo. Primero, garantizar el liderazgo de las instituciones vascas por la acción del PNV -y las instituciones vascas no son sólo el Gobierno vasco, sino también las diputaciones y los ayuntamientos- y garantizar el liderazgo en relación a las preocupaciones de la ciudadanía. Y, segundo, reafirmar y profundizar en el liderazgo social del PNV. Como partido hemos sentado las bases del trabajo que tenemos que hacer en esta nueva etapa, que en el Parlamento no solamente será de oposición constructiva, sino también de iniciativas propias del PNV. Ya tenemos estructurado el grupo parlamentario, tenemos también definidas las bases de nuestros trabajo y nuestro primer objetivo es el de salir de la crisis y garantizar la empleabilidad real. Otro objetivo es garantizar los derechos de la diversidad característica de la sociedad vasca, un tercero será la profundización en el autogobierno vasco y, el cuarto, lograr la paz y la normalización política. Además, vamos a hacer un trabajo de abajo a arriba, haciendo un esfuerzo por escuchar, por conectar con las necesidades de la sociedad y plantearlas de abajo a arriba. Así, nos gustaría poder hacer una acción de control al Gobierno vasco en función de un programa de gobierno y hacerlo siendo que el Parlamento Vasco trabaje. Pero nos desayunamos con que el Parlamento vasco cierra de julio a octubre.
¿Los vascos se pueden permitir esas 'vacaciones parlamentarias' tan largas en este momento?
No. En la situación actual de crisis, de necesidad de ir adecuando permanentemente las iniciativas, estamos necesitados de la posibilidad de que haya acción institucional y parlamentaria.
¿Con qué perspectiva ven a futuro el pacto PSE-PP?
Puede ser que ese pacto haya venido para quedarse y que obedezca a una cierta estrategia de Estado de ambos partidos, que cuenta con la complicidad de la autodenominada izquierda abertzale. Pero es tan estrambótico que, al final, unos y otros verán la realidad de que no es posible hacer estable y perdurable esta situación, y que el PNV sigue estando ahí. Ése es nuestro reto y nuestra tarea, trabajar para seguir siendo lo que somos y con garantía de futuro.
Ya lo habían ensayado antes en municipios de la Margen Izquierda.
Efectivamente, pero este pacto de hierro supone una innovación en cuanto a la forma de coalición en esa institución, aunque no en cuanto a la relación PSE-PP. Es una estrategia de Estado no sólo de ambos partidos, sino también de determinados grupos de comunicación. Socialistas y populares no pueden romperlo así como así, porque al ser una estrategia también de esos grupos de comunicación, ahora el que la rompe la paga. Esos grupos que han presionado para el desalojo del PNV no van a permitir que se rompa a corto plazo. Ese pacto durará en base a los intereses del PP y a los intereses del PSOE a nivel de Estado español. Y digo que durará según los intereses del PSOE porque hay una fecha clave, que es 2011.
¿En qué sentido?
Ese año es crucial porque hay elecciones municipales, forales y al Parlamento foral de Navarra. Pero no descarto que, además, pudieran ser también otro tipo de elecciones. Elecciones autonómicas, aquí. No lo descarto, pensando en que eso obedecería a un objetivo de Estado.
¿En Madrid no?
No, Rodríguez Zapatero ha dicho después de las elecciones europeas que va a agotar la legislatura. ¿Qué necesita Zapatero? Que el semestre de la presidencia de la UE sea un tiempo coincidente con, si es posible, esos brotes verdes de la economía y reforzarse internacionalmente en ese semestre, intentar gestionar el tiempo de salida de una crisis. Y también un elemento favorecedor sería el después de 2011, que puede ser con Batasuna o sin Batasuna.
¿Se están preparando para ese escenario, preparando su candidato?
No. Nos estamos preparando en la política que tenemos que hacer de garantía de liderazgo institucional, porque las diputaciones y los ayuntamientos son una pieza clave de él, una pieza que tenemos para ser más próximos a la ciudadanía. No estamos pensando en una candidatura para un posible adelanto electoral.
¿Eso cuándo toca?
Cuando toque. Hay unos calendarios establecidos.
Ha enmarcado ese adelanto electoral de 2011 en una estrategia de Estado. ¿En qué sentido?
En 2012, el PSOE necesita presentarse con bazas a las elecciones generales tras haber perdido las europeas, ver afectada su imagen en este tiempo de gestión y después de que Rodríguez Zapatero va perdiendo la vitola del talante. ¿Y cuáles son esas bazas que pueda tener? Una imagen internacional, un repunte de la economía -puede que haya previsiones de que se produzca en esas fechas-... Y otra baza podría ser que Batasuna estuviera en las elecciones municipales, forales y al Parlamento navarro. Yo, desde luego, abogo porque ese mundo esté en las instituciones y haga política desde las instituciones, pero para eso tendrán que darse pasos. ¿Esos pasos son sólo del mundo de Batasuna o tendrán también cobertura?
¿A qué se refiere?
Entramos en el terreno de las interpretaciones. Si es bueno que Batasuna esté -yo abogo porque así sea-, ¿es lógico que esté en esas elecciones municipales, forales y al Parlamento navarro pero haya un Parlamento Vasco sin una representación de ese segmento? Si Batasuna va a estar, yo no tengo que despreciar -cuando menos en el plano de la reflexión- que eso tenga por detrás algo: que no sea interesante mantener el pacto PSE-PP porque el que está reforzado es Patxi López o porque el Partido Socialista entiende que es incómodo, o porque detrás de que Batasuna esté en las instituciones municipales y forales haya algo más y el PP no pueda tragar ese algo más. Y tras un soporte de López lehendakari con los votos del PP, ¿por qué mañana no puede ser que Batasuna juegue de árbitro en el Parlamento vasco? ¿Haría ascos Zapatero a presentarse a unas elecciones generales con una baza como la que puede ser un proceso de paz?