Olatz Barriuso.
Andoni Ortuzar será uno de los pesos pesados del PNV opositor, pese a no estar encuadrado como tal en la dirección del grupo parlamentario. Como líder del potente 'aparato' jeltzale de Vizcaya, tiene mucho que decir en la estrategia peneuvista, crítica a ultranza a un Ejecutivo que ni siquiera se ha constituido. El PNV augura involución, «autoritarismo» y hasta «censura» en los medios públicos, y promete estar vigilante para evitar retrocesos en el autogobierno.
-Para muchos estamos viviendo días históricos. ¿Y para el PNV?
-Un inicio en la mala dirección. Acabamos de vivir la ruptura de una cultura política asentada durante treinta años, en los que la composición de la Mesa representaba fielmente la voluntad popular. Y también la ruptura no ya de una costumbre sino más bien de una obligación, la de que las altas magistraturas del país dominen en cierta medida las dos lenguas oficiales. Será histórico, pero en la historia también hay páginas negras.
-La presidenta del Parlamento empezó su discurso en euskera.
-Pues casi es peor. Y lo digo sin acritud y como euskaldunberri. Se utiliza el euskera como un elemento meramente decorativo. Y no tengo nada en contra de Arantza Quiroga, que me parece una persona tolerante, abierta, dialogante y buena parlamentaria. Ella no es la culpable, pero han querido convertirla en un símbolo. No es tanto que sepa o no, hay mucha gente que no sabe y hay que respetarlo, pero quien ha decidido que sea ella lo ha hecho teniendo en cuenta esa variable. No queréis taza, pues taza y media. Es un presagio de la política lingüística que va a hacer el nuevo Gobierno socialista hipotecado por el PP.
-Da la sensación de que el PNV ha desenterrado el hacha de guerra, que van a ser hostiles sí o sí.
-No nos lo están poniendo fácil. Quieren borrar de un plumazo treinta años de constitución del autogobierno vasco en una determinada dirección. Hay ganas de revancha, pero es echar piedras contra su tejado, porque los socialistas han sido corresponsables en lo bueno y en lo malo en este sistema institucional desde el 85 al 98. Los que están demostrando hostilidad y ganas de sacarse la espina son ellos, se nota que tenían mucha rabia acumulada y estaban esperando este día. Pero no llegan como esperaban, porque tienen que forzar el código de buen gusto político. Y nosotros no podemos estar callados.
-Tampoco ustedes le han cedido un puesto a Aralar. ¿Predican y no dan trigo?
-Es que ya no era posible. Esto o tiene una coherencia o no vamos a hacer nosotros de San Francisco de Asís. PSE y PP no nos han dado ni la oportunidad de hablar, eso demuestra un talante poco democrático, además de poca categoría y ganas de pasar factura. Nosotros sí se lo hemos explicado a Aralar y es sintomático que hayan votado a Izaskun Bilbao. Con la unanimidad que hay sobre su labor, lo lógico es que ella hubiera sido la presidenta y aún así hubieran podido mantener el control de la Mesa. Pero necesitan trofeos políticos, colgar cabezas en las paredes de las casas del pueblo y de las sedes populares.
-¿Por qué le gusta hablar de cambio oscuro para referirse a un pacto firmado con luz y taquígrafos?
-Por sus obras los conoceréis, dice la Biblia. Y los gestos que estamos viendo son oscuros. En el ámbito lingüístico, para muestra un botón, y lo que va a venir. En el ámbito de las libertades parece que vamos hacia un cierto autoritarismo...
-Explique eso.
-Entre las bonitas palabras del acuerdo lo que viene a decirse es que una parte importante de esta sociedad va a verse condenada al ostracismo en sus derechos políticos y sociales. Eso es una involución: no tiene nada que ver luchar contra ETA con todos los medios del Estado de Derecho, con lo que estamos absolutamente de acuerdo, con que a una parte de la población se la confunda y mezcle con ETA y se le prive de derechos políticos.
-En todo caso, eso no sería nada nuevo porque la Ley de Partidos existe desde hace años.
-Esa ley ha servido para un roto y para un descosido. Han hecho un uso economicista de ella para sacarle el mayor rendimiento.
-¿Qué más puntos oscuros observa?
-Los medios de comunicación públicos. Hay que tener caradura para decir en la misma frase que van a hacer una radio y una televisión públicas más abiertas a la sociedad y a renglón seguido que van a desaparecer las voces de una gran parte de contertulios. Menuda pluralidad. Todo lo que proponen es censura, recorte, no hablar con los profesionales, suprimir el canal 3... Construir el autogobierno es muy difícil, pero se pueden destruir en un día años de consensos.
-Como ex director general de EiTB, ¿no hace alguna autocrítica?
-Autocrítica hay que hacer siempre, pero todo hay que compararlo. EiTB es la única televisión pública de Europa con la 'Q' de oro de calidad, así que en los ámbitos de gestión más les vale estar callados. En cuanto a la línea informativa se nos acusaba de dar voz a gente. ¿No es eso lo que tenemos que hacer los medios? Yo demostré en el Parlamento que la cobertura de EiTB a los distintos partidos era muy parecida a la del grupo Vocento. Te dicen que lo que estás haciendo no es profesional, que está ideologizado, pero la receta no es ampliar el parque de voces sino reducirlo.
-¿De lo que se habla no es de contribuir desde los medios públicos a la deslegitimación del terrorismo?
-Yo tuve que ir a declarar como imputado por colaboración con banda armada por dar un comunicado de ETA que habían publicado todos los medios de comunicación del mundo. Si eso es dar bola a ETA... Eso es hacer el trabajo profesional de un periodista. El dirigismo político que vemos tiene pinta de acercarse más a la censura que a la pluralidad.
Sin trabucos -El presidente de su partido ha dicho que no van a conceder los cien días de cortesía al Gobierno de López. ¿No es eso tener mal perder?
-Es que no hemos perdido. -
El Gobierno, no las elecciones.
-Ellos nos han llevado a la oposición y nosotros vamos a ejercerla con toda la responsabilidad del mundo y sin trabucos. El PNV tiene 115 años de trayectoria democrática impecable en los que hemos estado más tiempo fuera del poder que en el poder. Intentaremos que Euskadi no vaya para atrás en el autogobierno.
-¿Eso puede suceder?
-Mucho nos tememos que nos pueden traer una cascada de decretos de traspasos de competencias completamente averiados. Vamos a ser muy exigentes, no vamos a aceptar mercancía averiada. Vamos a ser también la defensa del mundo euskaldun, que está tremendamente preocupado. También estaremos vigilantes en el mundo educativo que, con sus imperfecciones, ha sido un instrumento de éxito. Lo que destilan las declaraciones del PP no es que vayan a dar más medios al castellano, sino que quieren ponerle barreras al euskera.
-Su compañero de filas Iñaki Gerenabarrena fue más sintético: no dar ni aire al Gobierno.
-Claro, porque nos tememos que los socialistas, en su cuento de la lechera, quieren llegar a Ajuria Enea con el PP y como es un socio incómodo, como saben que les van a hacer comulgar con ruedas de molino, piensan que pueden venir a pedir sopitas al PNV para que les saquemos las castañas del fuego. Y eso no puede ser: el PSE tiene que ser consecuente. Está entrando no sé si en un matrimonio, una pareja de hecho o una UTE, pero es para mucho tiempo. Nos han marginado y de manera ostensible, además diciendo que venía el cambio democrático, como si nosotros no lo fuéramos.
-¿Pero su argumento no pierde fuerza sabiendo que el acuerdo contempla incluso la aprobación de los Presupuestos?
-Perfecto. Nosotros contemplábamos dos escenarios: que López llegara a Ajuria Enea con un simple 'yo te dejo' o un Gobierno sustentado en el PP. Pero eso es frentismo. A nosotros se nos acusaba de frentistas por un Gobierno de PNV, EA y EB. Lo otro no es frente, es hormigón, es muro de Berlín.
-Pero es que ni siquiera existe el Gobierno como tal. ¿Cómo pueden lanzar acusaciones de tal calado?
-Estamos viendo por dónde van. La base del documento la ha puesto el PP. Y el PSE para equilibrar y maquillar el documento ha metido cuatro o cinco vaguedades de ámbitos sectoriales y lugares comunes en los que todo el mundo está de acuerdo. Pero lo nuclear es lo que ha puesto el PP y eso es frentista: todo es recortar, desandar el camino. Quieren que se haga lo que en este país representan 13 parlamentarios de 75 y parece que lo van a consentir. Es lo que sucede si te has enajenado la posibilidad de pacto con la fuerza que ha ganado las elecciones, por revanchismo, egolatría y por querer tocar poder.
-¿No puede ser que la trayectoria del PNV en el pasado haya hecho imposible ese otro acuerdo?
-Evidentemente cada uno es rehén de las políticas que ha hecho y debe aceptar las consecuencias. Pero en política uno no tiene que ser forzosamente amigo del otro para llegar a acuerdos. Nosotros hicimos autocrítica de primer orden cuando ofrecimos al PSE un acuerdo de estabilidad. Pero no nos dieron oportunidad, duró veinte segundos el ofrecimiento encima de la mesa.
-¿Y ese gran entendimiento, lo ve factible en el medio plazo?
-Dependerá de las cosas que rompan en esta nueva etapa. Cuando se rompe un jarrón, se suelen notar las marcas y recomponerlo cuesta mucho tiempo y paciencia. Somos un partido de gobierno y responsable, y vamos a hacer una oposición para que no rompan cosas, no para romperlas nosotros. Una oposición constructiva que va a intentar poner protecciones para que entre estos dos no se carguen el autogobierno.