Gracias a los organizadores de este acto, al Colegio Mayor Larraona, por invitarme, por darme la oportunidad de poder explicaros a todos y todas que es lo que el Partido Nacionalista Vasco piensa, cree y defiende en este momento de especial interés político. No me voy a extender demasiado en mi explicación. Por dos motivos, el primero porque como dicen los expertos lo que no seamos capaces de transmitir en un sólo minuto no vamos a ser capaces de hacerlo entender a nuestros interlocutores. Algo más de un minuto voy a hablar, pero también creo, y esta es la segunda razón y la importante, que lo verdaderamente interesante de este encuentro va a venir después con las preguntas y el coloquio que podamos mantener entre todos y todas.
Durante todos estos días hemos oido hablar de Arrasate, de la necesidad de desalojar a ANV del gobierno de las instituciones, de la falta de acuerdos, de la vinculación entre ANV, y ETA. Hemos oído hablar de muchas cosas... y nosotros como partido hemos escuchado también muchas cosas. Independientemente de que no hayamos actuado correctamente en Arrasate y lo hemos dicho antes y lo digo ahora también, independientemente de todo eso creo, y voy a decirlo de manera general, que no somos capaces de asumir la propia complejidad de la sociedad vasca y la navarra.
Y que, a veces, nos movemos únicamente por el interés electoral y en este caso mediático del momento sin mirar mucho más allá. Uno, muchas veces se tiene que morder la lengua cuando, por ejemplo, desde el Partido Socialista casi, casi se nos llama estos días terroristas y por el otro en municipios –y no voy a decir el nombre - en donde el Partido Socialista es socio de gobierno con otro partido en el pleno municipal junto a la mesa de pleno se coloca una mesa de camping para que un representante de ANV de las listas ilegalizadas que, además, no pudieron concurrir a las elecciones municipales pueda hablar y participar en los debates del pleno. Son ejemplos curiosos pero que yo creo que demuestran la complejidad de las distintas situaciones que se pueden vivir en Euskadi y también en Navarra. Y que cuando ocurren acontecimientos como el de Arrasate, hacen dudar de la voluntad real de algunos partidos políticos de querer verdaderamente mirar hacia adelante y no jugar permanentemente a corto, a cortisimo plazo en función de elecciones o simplemente de las avalanchas que provocan determinadas noticias.
Estas jornadas de trabajo y reflexión llevan el nombre de Terrorismo y democracia. Y creo, y entrando directamente en materia, que sólo la democracia va a ser capaz de derrotar al terrorismo. Contra el terrorismo –al menos contra el terrorismo de ETA- sólo existe una solución definitiva más Democracia. Y no lo digo ahora sino que lo vengo repitiendo desde el mismo día que fui elegido Presidente del EBB.
Y no es una formula que se esté aplicando ante ETA. Creo, además, que se utiliza a la democracia, o al sistema democrático de manera perversa para luchar contra el terrorismo. Y en ese escenario, en este escenario de perversión democrática solamente va a existir un vencedor y no va a ser precisamente la sociedad. Y siempre partiendo de que el final de ETA no va a venir porque en ese mundo de ETA –que no es toda la denominada izquierda abertzale- vaya a existir una reflexión de que matar, chantajear o intimidar sea éticamente reprobable. Todas las treguas y altos el fuego han nacido de la necesidad no de la voluntad real de acabar y la próxima tregua que venga también vendrá por esa necesidad. Y lo que tendríamos es que estar preparados es para aprovechar esa necesidad y hacer irreversible el fin de la violencia.
He dicho antes que la democracia no se estaba aplicando ante ETA, sino que se estaba utilizando contra ETA, pero para esconder detrás otros intereses u objetivos. Y creo que no es ninguna barbaridad lo que he dicho. Estoy convencido de que es un hecho constatable. La utilización de la Ley de Partidos y de los órganos judiciales sin un criterio claro y definido jurídico es un hecho constatable. O lo que es lo mismo el uso político, al albur de intereses políticos partidistas de los recursos y mecanismos del estado es el comportamiento habitual desde que se promulgó la Ley de Partidos. La presencia del mundo de la izquierda abertzale en las elecciones ya no depende de hechos objetivos. ANV es un único partido político. Es el mismo partido político en Arrasate, en Urretxu o Elorrio y en Muzkiz, Barañain o Gasteiz. En ninguno de estos lugares ha condenado o se ha mostrado contrario al uso de la violencia, el chantaje o la extorsión por parte de ETA. Y, sin embargo, se pudo presentar en los tres primeros municipios y no lo pudo hacer en Muzkiz, Donosti o Iruña. Y me aventuro y arriesgo también al decir que a pesar de todo lo que está lloviendo políticamente estos meses, creo que es muy probable que puedan estar presentes en las próximas elecciones al Parlamento Vasco. E insisto, no porque ese mundo haya llegado a la convicción ética de acabar con la violencia o porque el Estado esté convencido de ello. Sino porque puede haber intereses políticos confluyentes en que así sea.
Intereses que provoque que la izquierda radical abertzale haga lo necesario para presentarse, cosa que no ha hecho sino todo lo contrario en las elecciones generales y que el Estado decida que en esta ocasión si pueden concurrir ya que, ahora, nada tienen que ver con ETA.
El mundo de la izquierda abertzale creo que en este momento está sumido en la desorientación política y que por mucho que se quieran atribuir todo el voto nulo en estas elecciones la cruda realidad es que cada vez cuentan con un menor respaldo social. Y son muy conscientes de que ese respaldo se ensancha cuando hay una tregua o se puede vislumbrar algún tipo de proceso de paz. Y el Partido en el Gobierno puede pensar que su presencia va a influir –para ellos positivamente- en el resultado electoral.
Y para ellos, para ese mundo, el enemigo no es el Estado. Creo que el Estado –y no digo que lo haga conscientemente- es un aliado al que se han adaptado y del que son capaces de obtener beneficios y rendimientos. Se han adaptado a la Ley de Partidos y lo que al principio fue un auténtico quebradero de cabeza ahora es un elemento con el que jugar a capricho.
El enemigo de ese mundo hoy y siempre es el Partido Nacionalista Vasco. No tienen otros. ¿Por que es así?. Pues no hay una única explicación. y si la hubiera y la que podría resumirla al menos, es que el camino que hace 30 años emprendió el Partido Nacionalista Vasco ha sido, quizás no un éxito absoluto, pero sí ha permitido ser a la sociedad vasca más dueña de sus propios actos de autogobierno que nunca.
Toda esta zozobra política y mediática creo que en nada contribuye al fin de ETA y en nada contribuye a la profundización democrática en el estado. Y como he dicho antes el fin del terrorismo va a llegar con la profundización de la democracia. Y creo que para acabar con la violencia no basta sólo con la acción policial. Es necesario el diálogo. También el diálogo político. Pero que ese diálogo tiene que renunciar a obtener réditos partidistas. Y la mejor manera de conseguirlo es que este diálogo resolutivo se realice en sede parlamentaria. No hay otra fórmula y es el compromiso que como partido hemos adquirido.
Y creo que no hacerlo sólo contribuye a alargar el problema. Porque además se da la circunstancia, todavía más perversa aún, de que el Estado en este momento con su actitud lo que está oficializando es que es posible negociar –no voy a decir con ETA- pero sí con el mundo de la izquierda radical abertzale y no es posible con el principal partido de Euskadi que es el Partido Nacionalista Vasco. Eso en sí mismo encierra una profunda perversión de la que es muy, muy difícil salir.
Pero soy relativamente optimista. Creo que es posible zanjar lo que se ha denominado cuestión vasca o problema vasco. Es posible y es posible hacerlo ahora. Y es posible un principio de acuerdo entre Zapatero y el Lehendakari en el que, en base a un compromiso de profundización del autogobierno vasco, de respeto mutuo y de bilateralidad pueda afrontarse definitivamente un proceso de solución. Ese acuerdo –bien es cierto- era mucho más factible antes del 9 de marzo que después del 9 de marzo. Creo que los socialistas vascos casi han convencido a Zapatero de que la estrategia a desarrollar es a corto plazo. Que lo que hay que hacer ahora es asfixiar políticamente desde aquí a las elecciones autonómicas al Partido Nacionalista Vasco, además de la convicción del propio Rodríguez Zapatero.
Que ese es el objetivo prioritario y que eso es lo que mas le conviene al Estado y al propio Partido Socialista Obrero Español. Están convencidos de que van a ganar y que para eso lo mejor es negar cualquier posibilidad de acuerdo entre el PNV y el Lehendakari y el Presidente del Gobierno. Creo que algo de esto se puede deducir del discurso de investidura de Zapatero y de la actitud del Partido Socialista de Euskadi. Actitud ufana que en este momento les hace pensar que todo lo que hagan, cualquier decisión que tomen, aunque sea contradiciendo lo que hasta hace unos meses defendían, les va a salir gratis. Y lo que va a suceder en Barañain donde el PSN le va dar el gobierno a UPN quitándoselo a Nafarroa Bai es un ejemplo más.
Y para ello confían en el talante de Rodríguez Zapatero. En esa facilidad para decir que no a todo con una sonrisa en la boca. Estamos –en momentos diferentes- pero asistiendo a la misma actitud que el Partido Socialista de Euskadi vivió en los momentos anteriores e inmediatamente posteriores al proceso de paz o al denominado proceso de paz. En el que los socialistas miraban por encima del hombro y decían que el Partido Nacionalista Vasco no pintaba nada en esta historia. Luego les paso lo que les pasó.
Estoy convencido de que se equivocaron entonces en lo que hicieron y se volverán a equivocar si por intentar ganar las elecciones retrasan cualquier posibilidad de acuerdo o de entendimiento con el Partido Nacionalista Vasco. Se volverán a equivocar y esta vez no lo va a entender casi nadie en Euskadi.
En cuanto al caso concreto de Navarra y nuestra postura. Creo que las declaraciones que ayer realizó el Presidente de Navarra Miguel Sanz pueden servirme par explicar nuestra postura. Dijo algo así que
“Como si Urkullu tuviese la potestad, la capacidad y la competencia para decir que renuncia al soberanismo a cambio de que Navarra forme parte de una nueva realidad política institucional, eliminando todo lo que la Constitución española atribuye al pueblo navarro a la hora de decidir su futuro"
Uno de los primeros cronistas de Navarra, Moret, en el siglo XVII, caracteriza lo que quizás haya sido una de las cuestiones que más ha contado a la hora de definir la identidad dominante de Navarra de estos tres siglos, según su interpretación: la de definirse fundamentalmente en contra de algo. Creo que la historia de Navarra ha estado presidida -y hoy día todavía lo está- por una cultura política de la polarización y del “anti” promovido por muchos. Moret escribe en concreto contra unos historiadores aragoneses que habían puesto en duda la antigüedad y la legitimidad de los primeros reyes de Navarra. En aquel momento se temía que Navarra fuese una mercancía de cambio en las relaciones entre Francia y España. La invención del enemigo ha dado siempre unos grandes resultados electorales. En Navarra parece que sigue resultando fácil y rentable electoralmente definirse en contra de algo; definirse en contra de lo español, de lo vasco, o en contra de la modernización liberal. El gobierno actual de Navarra está en plena continuidad con este talante al haberse legitimado a sí mismo como un instrumento para frenar el ascenso del nacionalismo vasco. Lo más suave que puede decirse de esto y que se refrenda en declaraciones como las que ayer realizó Sanz es que responde a una lógica muy elemental.
¿Que pensamos sobre Navarra?, pues EAJ-PNV considera y siente a Navarra como parte de la Nación Vasca. Así lo es por muy diversas razones, de carácter histórico, identitario, lingüístico y cultural, por una similar experiencia foral. Pero con la misma convicción declaramos que el futuro de Navarra, común con el resto de los vascos o diferenciado, es algo que debe estar siempre en manos de la libre decisión de su ciudadanía. Así lo hemos defendido en público y así lo defendimos en lo que se denominaron conversaciones de Loiola. Está postura del PNV fue en la que al final se escudó ETA para romper aquel proceso de conversaciones. En plena coherencia con nuestras convicciones democráticas, siempre defenderemos que los proyectos políticos deben sustentarse en la libre adhesión de la ciudadanía. Las comunidades políticas no existen con independencia de la voluntad de quienes a ellas pertenecen. Una cosa son las realidades históricas, siempre interpretables y controvertidas, y otra muy distinta es lo que construimos a partir de ellas. Como nacionalistas vascos trabajaremos por articular políticamente los territorios vascos, pero manteniendo en todo momento que ni la historia ni la geografía según esquemas pasados son realidades determinantes a futuro. En la cultura política democrática que profesamos, los proyectos políticos se legitiman por el consentimiento explícito de la ciudadanía. El futuro común de los vascos se ha de configurar en torno a un proyecto libre y democráticamente compartido. En el siglo XXI no hay más legitimidad que ésta: el derecho a decidir que exigimos hacia fuera lo hacemos valer igualmente a la hora de configurarnos internamente. Creo que es el planteamiento que defendemos desde Nafarroa Bai.
Eskerrik asko y ahora sin duda empieza la parte mas interesante de este coloquio con vuestras preguntas y reflexiones.