«Si se llega a la confrontación será por falta de voluntad de Zapatero»
Se muestra convencido de que el PNV nunca será «un partido más» y no contempla la posibilidad de perder el poder en las próximas autonómicas.
La sensación tras más de una hora de conversación con Iñigo Urkullu es que el presidente del EBB sabe que la clave para mantener bajo control la compleja situación que se avecina es una férrea administración de los tiempos y las palabras. Que es consciente de que cualquier error puede costarle caro al PNV. Por eso conjuga una autocrítica profunda -en torno a la práctica política, nunca sobre la línea estratégica- con un mensaje persistente sobre la predisposición del PNV al acuerdo con Zapatero que hace de frontón a las preguntas sobre el futuro.
-¿Contempla la posibilidad de que el PNV pierda el poder en las próximas elecciones autonómicas?
-No. En estos comicios ha habido circunstancias que difícilmente se van a repetir en autonómicas, como la bipolarización.
-En todo caso, sí que están tomando cartas en el asunto para evitarlo.
-Analizamos los resultados con absoluta frialdad. Somos los primeros en decir que han sido malos. Sin paños calientes y asumiendo que debemos tomar medidas.
-¿Y asumen algún influjo del proyecto de Ibarretxe en la derrota?
-No, porque no ha sido el eje de la campaña. Éstas eran unas elecciones generales y algunos, tanto desde otros partidos como desde medios de comunicación como EL CORREO, han querido convertir esta cita electoral en un test de la propuesta del lehendakari. Pues bien, resulta que eran unas generales, en las que competíamos en una bipolarización Zapatero-Rajoy, en las que no podíamos además entrar al mercadeo del 'cheque vivienda' o el 'cheque-bebé' por ser competencias exclusivas de las instituciones vascas.
-No habrá sido el eje, pero se fueron ustedes a un hotel de Madrid en la recta final de la campaña a ofrecer un acuerdo a Zapatero.
-Es verdad, pero hay que analizar bien las causas. No creo que la mayor haya sido que se haya asociado al PNV con el plan Ibarretxe.
-¿Cifrar todo su mensaje en alcanzar un acuerdo sobre el derecho a decidir cuando todo lo que puede ofrecer Zapatero es una reforma estatutaria no es arriesgado?
-Hay matices en todo esto. La clave es si hay voluntad política o no, si hay disposición a dialogar y a reunirse. Luego veremos los resultados. Hay un plano que corresponde al lehendakari en cuanto a la propuesta institucional presentada ante el Parlamento vasco y hay otro plano, que es el de la negociación entre los grupos parlamentarios o los propios partidos en lo que pueda afectar al debate de investidura.
-Entonces, ¿quién va a llevar las riendas de la hipotética negociación con Zapatero, usted o el lehendakari?
-Tendremos que esperar a ver qué plantea el PSOE. Yo llamé a Zapatero para felicitarle e insistir en el ofrecimiento del PNV para hablar.
-¿El derecho a decidir es innegociable o se puede bajar el listón?
-Yo le he escuchado a Zapatero decir que efectivamente reconoce el derecho a decidir de los vascos. No veo que tenga que ser un problema ese reconocimiento en base a los propios derechos históricos contemplados en la Constitución. La cuestión es: alcancemos un acuerdo político para presentar a la sociedad un proyecto de convivencia diferente al del Estatuto de Gernika, por cierto incumplido. Hay potencialidades del Estatuto que ya están superadas porque han pasado 30 años. ¿Es posible otro acuerdo político? Creemos que sí.
-Hay poco tiempo, unas autonómicas en puertas y ETA está en activo. Admitirá que las circunstancias les son adversas.
-Hay tiempo más que de sobra de aquí a junio para lograr un acuerdo. ¿En cuánto tiempo se consiguieron los pactos de La Moncloa en el 77? ¿Y el acuerdo para el Estatuto en el 79? ¿Cuánto tiempo necesitamos para acordar algo que ya hemos venido hablando el PNV y el PSE? No es nada nuevo que tengamos que inventar. Y mimbres hay. En el Nuevo Estatuto Político, en el Estatuto de Gernika, en las conversaciones de Loyola, en todos los procesos de pacificación y normalización, en el plan Ardanza, en el pacto de Ajuria Enea Tenemos una oportunidad histórica para superar el bloqueo. No me afectan para eso ni las autonómicas ni la persistencia de la violencia de ETA. Sería tanto como reconocer un derecho de veto que no admitimos.
-Partir con una 'hoja de ruta' cerrada, ¿no reduce casi a cero su margen de maniobra?
-No, porque basamos el discurso en la voluntad política. El lehendakari lo ha dicho públicamente. Si hay voluntad, ya hablaremos.
-O sea que la consulta podría ser prescindible o al menos aplazable.
-Si hay acuerdo se pueden abrir escenarios diferentes.
-En todo caso, los partidos no nacionalistas han sumado en Euskadi 12 escaños, el doble que ustedes. ¿Por qué un acuerdo en clave nacionalista? ¿No sería aconsejable alcanzar un pacto en Euskadi y entre todos como sostenía Josu Jon Imaz?
-Y eso es lo que tenemos escrito en la ponencia política del PNV. Pero para llegar a un acuerdo entre todos habrá que tejer complicidades y llegar a unas bases compartidas entre quienes tenemos una mayor responsabilidad en el gobierno de las instituciones.
-Si hay voluntad. ¿Y si no? ¿El PNV se vería obligado a presentarse ante la sociedad en autonómicas con un mensaje de confrontación? Porque la consulta, dice Zapatero, es ilegal.
-Hay mucho que puntualizar. Se mezcla el concepto de consulta con el de referéndum. El referéndum con valor jurídico vinculante está previsto para después del acuerdo entre los partidos, en 2010. Lo que Ibarretxe plantea a Zapatero es 'lleguemos a un acuerdo y convoquemos una consulta'. El debate sobre la legalidad de la consulta se puede trabajar si se quiere de aquí a junio. Respecto al mensaje con que vamos a concurrir a las autonómicas aún no lo sabemos, porque nuestra preocupación inmediata no es ésa, sino solucionar el problema político.
-¿Ibarretxe puede no ser candidato?
-Ibarretxe es el lehendakari. Y además es un gran valor político. Todo lo demás vendrá cuando tenga que venir, lo cual no significa aventurar ningún escenario.
Encaje amable
-¿Descarta que pueda producirse un choque de legitimidades?
-Ya advertí al Estado que tiene un reto ante sí, el conflicto de identidades nacionales. Otro modelo de Estado donde las nacionalidades históricas tengan un encaje amable no sólo es necesario, es posible.
-No me ha contestado. ¿Hay riesgo de confrontación institucional o no?
-Si se llega a eso será por falta de voluntad del PSOE, porque desde luego por parte de los partidos nacionalistas la hay. Tenemos una voluntad manifiesta de contribuir a la construcción de una arquitectura de Estado adecuada al siglo XXI. Desde el 90, en la UE se han creado 23 nuevos Estados. Hay diez con un tamaño menor que el de la Comunidad Autónoma. Ésa es una realidad para los partidos que se dicen constitucionalistas. Debería hacerles ver que hay reivindicaciones legítimas que deben ser atendidas. El PNV está en disposición de no llegar a un conflicto de identidades no resuelto. No estamos en la confrontación a priori.
-Pero usted mismo ha dicho que una de las lecciones del 9-M es que los ciudadanos no están tanto en reivindicaciones, digamos, patrióticas.
-Uno de los retos del PNV es adecuar el discurso nacionalista a una reivindicación de desarrollo normalizado del autogobierno que sea asumida por la ciudadanía. Pero sin darle un carácter de dramatismo en una sociedad que está satisfecha. Nos preocupa que ahora llega más un discurso amable, de talante, aunque probablemente vacío de contenido real. Debemos saber hacer ver a la sociedad vasca que si hemos logrado ser una sociedad satisfecha es gracias a que tenemos nuestro propio autogobierno.
-Pero si la sociedad ya está satisfecha en ese aspecto
-La satisfacción podría ser mucho mayor si pudiéramos gestionar un autogobierno mucho más amplio, que es el que nos corresponde. Tenemos que saber traducir esa aspiración a hechos concretos y reales.
-Analicemos las causas de la derrota. Más allá de las coyunturales, como la polarización
-No, ésa ya es estructural. Los debates González-Aznar del 93 iniciaron la bipolarización. Después, se ha venido trabajando de manera larvada y hábil por parte de PSOE y PP, con el acompañamiento de los medios. ¿Alguien nos ha entendido cuando decíamos que aquí se eligen diputados y senadores? Pues no, nadie. El 9-M había votantes en muchos colegios que preguntaban dónde se votaba a Zapatero.
-¿Y no puede ser que el PNV esté dejando de ser 'el partido' para convertirse en un partido más?
-Hay muchos analistas que llevan años ocupando buena parte de su tiempo en hacer tesis sobre el PNV sin conocer el partido e incluso inventándose tensiones y divisiones. Tenemos un mérito enorme, porque, pese a eso, seguimos siendo lo que somos. Por supuesto que no hemos hecho las cosas bien en los últimos años, pero estoy plenamente convencido de que no vamos a ser un partido más ni como los demás. Porque el PNV es un partido con vocación de Euskadi, que no depende de nadie ni es sucursalista de nadie, ni de los que tienen las pistolas ni de los que mandan desde Madrid.
-¿Qué pretenden corregir?
-Varias cosas. Por ejemplo, hemos podido minimizar la importancia de la representación del PNV en las Cortes Generales, probablemente por complejo, mirando al mundo de Batasuna.
-¿Los conflictos relacionados con la gestión del PNV han podido influir?
-Tenemos que ofrecer un mejor gobierno desde las instituciones vascas. Y tenemos varios conflictos abiertos que hemos de abordar. Es verdad que algunos de ellos, como el de Osakidetza y el de Educación, tienen mucho de trasfondo político más que de reivindicación sindical.
-¿Y las presuntas corruptelas?
-Efectivamente, tenemos también que corregir malos ejemplos de gobierno institucional. No creo que sean parangonables con otros casos denominados de corrupción, pero sí ha podido haber mala gestión.
-¿Y los votantes del PNV que se han abstenido?
-El miedo a ir a votar ante la estrategia de la izquierda radical nos ha podido afectar. Sin embargo, tenemos un suelo muy sólido de más de 300.000 votantes. Hay que aprovechar para darle la vuelta a la situación y volver a crecer.