«No diré tanto como que es el momento de la reunificación con EA pero invito al análisis»
ROBERTO L. DE CALLE
BILBAO.– Bajo la disculpa de que no puede desvelar la estrategia política de su partido, uno sale del despacho de Iñigo Urkullu, presidente del PNV, con casi las mismas dudas en torno a la hoja de ruta que con las que había entrado. El líder nacionalista no contempla otro escenario que no sea el del acuerdo con el presidente del Gobierno, y extrae una lección de los malos resultados electorales de su partido: desde la escisión del PNV y EA, el espectro nacionalista ha perdido respaldo social, cuando sólo son «matices» los que separan a ambas formaciones. Blanco y en botella.
Pregunta.– Su partido ha achacado los malos resultados a la bipolarización de la campaña, a las dificultades en la transmisión del mensaje... ¿No observa motivaciones estrictamente políticas en este vuelco electoral’
Respuesta.– La autocrítica es en todos los sentidos. No ponemos paños calientes a los resultados electorales, que han sido malos, pero tampoco podemos dejarnos llevar por el dramatismo. Debemos ser conscientes de los factores que ha habido en unas elecciones generales, donde un elemento a considerar es la polarización. Han subido el Partido Popular y el Partido Socialista en el conjunto del Estado y todos los demás hemos bajado. Esto obliga a hacer una lectura en el conjunto del Estado, y en la comunidad autónoma, tenemos que ver cuál es el discurso que resulta atractivo a la sociedad.
P.– El PNV ha dado un aval explícito a la «hoja de ruta» o al calendario que ha trazado el lehendakari sobre su propuesta. ¿Defenderá esta propuesta el PNV hasta el final?
R.– Se le ha dado un aval como no podía ser de otra forma. Porque como partido tenemos una ponencia política aprobada hace tres meses en la que marcamos nuestro proyecto político. Además, se da el aval a una propuesta institucional presentada por el lehendakari que no es la del PNV, es institucional. Yse le da el aval en la medida en que hay un primer paso que es el que nos obliga a trabajar, la búsqueda de un acuerdo político. Y estoy convencido de que vamos a trabajar en la búsqueda de ese acuerdo político.
P.– Sin embargo, José Luis Rodríguez Zapatero ha dejado claro que uno de los elementos de ese calendario, la consulta, de ninguna forma.
R.– Sí, pero es tanto como decir que nosotros no vamos a hablar con el Partido Socialista en tanto no se desligue del Partido Popular en el Pacto Antiterrorista. ¿A qué conducen ese tipo de situaciones? Lo primero que hay que ver es si existe voluntad política para sentarnos.
P.– Pero una de las premisas máximas es la reivindicación del llamado «derecho a decidir»...
R.– La premisa máxima es el respeto y el ejercicio del derecho a decidir pero como consecuencia también de un acuerdo político. Estamos viviendo en la sociedad vasca una necesidad de acuerdo político, de entendimiento para dar solución a un problema político. Quienes tenemos unas responsabilidades mayores que otros debemos hacer lo posible para sentar las bases para ese acuerdo político y ése es el compromiso y la voluntad del PNV y del lehendakari. Y luego, todo eso, deberá verse reflejado por parte de la sociedad vasca. Pero previamente queremos alcanzar un acuerdo. Queremos explorar esa voluntad de acuerdo político. A partir de ahí, todo está por escribir.
P.– ¿Cuál sería el mínimo exigible por su parte para darse por satisfecho?
R.– La visualización clara de una apuesta por el respeto del autogobierno de Euskadi, más allá de las propias potencialidades contempladas en el Estatuto de Gernika. No podemos siquiera descansar en un planteamiento de Estatuto y Constitución, en base al actual ordenamiento jurídico, cuando han pasado 30 años de la aprobación del Estatuto de Gernika e, independientemente de su incumplimiento, sus propias potencialidades están superadas. Lo básico es superarlo, además de su cumplimiento, porque tenemos que adecuarlo a la UE del siglo XXI. Y eso tiene que ser refrendado por la sociedad vasca. Alcancemos un gran acuerdo sobre eso, que tiene su concreción en la relación entre Euskadi y España; refréndelo la sociedad vasca, y respétenlo las instituciones españolas.
P.– ¿Debe incluir el derecho de autodeterminación?
R.– Sí, por supuesto, porque existe una resolución del Parlamento Vasco de 1990 que lo aprueba. Pero ese derecho no necesariamente implica, como se ha caricaturizado de manera simplista, un planteamiento independentista o secesionista. Ha servido en Alemania para su reunificación. Es un ejercicio en el que los ciudadanos defienden un proyecto concreto. Y el proyecto está por decidir. Nadie lo está planteando como sinónimo de independencia o secesión. Tenemos un marco de convivencia entre Euskadi y España; se nos ha quedado desfasado el modelo de Estado que se concibió en 1978 y el Estatuto de Autonomía de 1979. Abordemos en 2008 el encaje que tiene que tener Euskadi como comunidad, que tiene unos derechos históricos reconocidos por la Constitución. Y que se reconozca el derecho que tienen los ciudadanos vascos a decidir su futuro.
P.– La negociación, ¿se debe entablar entre Zapatero e Ibarretxe, o debe haber otra previa entre partidos?
R.– Creo que debe ser bidireccional, entre otras cosas porque hay una propuesta institucional presentada por el lehendakari que incluye un emplazamiento al presidente del Gobierno español. Pero, obviamente, en un debate de investidura son los grupos parlamentarios, que obedecen las consignas de los partidos políticos. Por eso creo que debe haber una doble dirección.
P.– Es decir, que el PNV tratará de arrancar un compromiso al PSOE para que luego sean los ejecutivos los que concreten ese planteamiento.
R.– Ése es un esquema posible, un planteamiento que entendemos lógico. Ante un debate de investidura, el lehendakari lo es de un gobierno tripartito. El PNV es el que tiene la representación en las Cortes Generales. Son ámbitos complementarios.
P.– ¿Tiene la certeza, la intuición o la esperanza de lograr ese acuerdo político?
R.– Certeza no tengo ninguna. Intuición es un juego de cábalas... Esperanza es el término más correcto por el momento. Y desde luego, lo que sí mostramos desde el PNV, y el lehendakari ha sido explícito, es la voluntad política que tenemos para alcanzar un acuerdo político.
P.– Si esa esperanza no se consuma, ¿qué postura adoptaría su partido ante una hipotética prohibición judicial de la consulta?
R.– No voy a hacer elucubraciones sobre ese particular. Voy a seguir insistiendo en la necesidad del acuerdo político y en la voluntad para alcanzarlo. Hay tiempo suficiente de aquí al mes de junio para ello porque hay mimbres y experiencias de conversaciones entre las formaciones políticas que podemos impulsar.
P.– Usted dijo en su investidura:«Todo un mundo a construir con la izquierda abertzale si se disocia de la violencia». ¿Ha interiorizado que el leitmotiv del mundo de Batasuna es perjudicar al PNV?
R.– Pero no sólo desde que soy presidente del Euzkadi Buru Batzar, sino desde siempre. Lo tengo muy interiorizado desde hace muchos años. El adversario político de Batasuna, en el discurso político nacionalista, es el PNV.
P.– ¿Y no supone un contrasentido que la propuesta del lehendakari esté en manos de EHAK?
R.– ¿Por qué en sus manos y no en las del PSE-EE y del PP? Cuando el mundo de Batasuna nos tacha de regionalistas, traidores, impostores, constitucionalistas, se podrían suponer muchas cosas. Lo mismo que presupongo que Batasuna pudiera estar en el acuerdo político, quiero suponer que también lo esté el PSE-EE. Lo tengo más difícil con el Partido Popular, porque ya ha dicho que no existe un problema político.
P.– ¿Están sujetos a negociación todos los términos de la hoja de ruta?
R.– ¿Todos los términos? Eso debería decirlo el lehendakari, que es el que la ha propuesto, y en nombre de los tres partidos que componen el Gobierno. Pero en el planteamiento inicial de esa propuesta, en la voluntad de la búsqueda del acuerdo político, no cerramos puertas a nada. Y creo que el lehendakari ha dicho en alguna ocasión que si nos sentamos y hablamos no es tanto la cuestión de las fechas, sino la de alcanzar un acuerdo.
P.– Estas elecciones han dejado claro que no ha habido fuga de votos del entorno radical al PNV, y sí de su partido hacia el PSE-EE.
R.– Sí, y también de EB y Eusko Alkartasuna, y también a la abstención. El PSE ha obtenido unos resultados excepcionales, como consecuencia, fundamentalmente, de que, tratándose de unas elecciones generales, ha calado mucho la imagen de Zapatero frente a la de Rajoy. Y el Partido Socialista ha acotado muy bien el terreno al PP, ha motivado a la abstención y ha tocado a las periferias de voto fronterizo de PNV, EA y EB.
P.– ¿Y extrae como lectura de las elecciones que la sociedad vasca ha dado la espalda al «derecho a decidir»?
R.– No. Éstas eran unas elecciones generales. A partir de ahí, ni la sociedad vasca ha pensado que en ellas se estaba dilucidando el derecho a decidir, ni le ha dado la espalda. La sociedad ha funcionado por un concepto de simplificación de las elecciones generales. Elegir entre uno y otro. Luego, eso se traduce de muchas maneras, como ante el temor de que venga uno, elijo al otro.
P.– ¿Participaría el PNV en una estrategia común con otros partidos para desalojar a ANV de las alcaldías que ostente?
R.– Es un tema complejo. Partimos de experiencias anteriores, como la del año 97, tras el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Son otros partidos los que tienen más vínculos de compromiso de gobierno con ANV que el PNV. De hecho, nos han arrebatado alcaldías que supuestamente nos correspondían por ser la lista más votada como consecuencia de pactos de otras formaciones políticas. Estamos expectantes ante lo que sucede en Arrasate-Mondragón. Son otros los que también tienen que dar pasos y nosotros estamos receptivos ante los planteamientos que nos puedan hacer. En el caso de Arrasate estuvimos de acuerdo en hacerlo en 1997. Fue uno de los municipios en los que, tras un acuerdo entre los partidos políticos, desalojamos de la Alcaldía a Herri Batasuna.
P.– Si su partido mantiene la apuesta por la hoja de ruta del lehendakari, ¿no sería lógica una gran coalición para las autonómicas?
R.– Es un planteamiento que se ha hecho pensando en las elecciones generales. Los resultados del PSE en estas elecciones generales superan en cerca de 22.000 votos a la suma del tripartito (PNV, EA y Ezker Batua). El efecto de coalición no siempre suma, depende de cómo se presente, y tenemos experiencia en las coaliciones con Eusko Alkartasuna. Pero conceptualmente, en mi caso personal, y hablando de futuribles, porque no se ha presentado esta opción, si todos los partidos quieren venir al PNV, pues que voten al PNV. Con esto no quiero faltar al respeto a nadie. Quiero decir que, tras un gran planteamiento de derecho a decidir, recuperación de niveles de soberanía y su ejercicio, ¿qué más hay? Somos un partido que tiene su propio proyecto político, que lleva incorporado un proyecto social, que se identifica con un determinado modelo de sociedad... Y eso no es resumible en un gran enunciado.
P.– ¿Es consciente de que este debate se volverá a trasladar al partido?
R.– No lo sé. Tenemos la experiencia del debate que hemos tenido de las elecciones generales y las reflexiones que hemos hecho. Yo insisto: creo en el proyecto del PNV en solitario. Hoy el PNV sigue siendo el centro pese a los resultados de las elecciones generales, en las que el centro era Madrid. Además, sobre las coaliciones, hay una previa que me preocupa más. Y es la debilidad que puede estar sufriendo el nacionalismo vasco democrático de compromiso institucional identificado en la escisión PNV-EA. Esa previa merece la pena un análisis.
P.– ¿Es el momento de explorar la reunificación?
R.– No diré tanto. Pero, cuando menos, invito al análisis. Creo que, respetando a otras formaciones políticas, en relación con EA y admitiendo que se identifique como proyecto político propio, lo que nos diferencia son matices. Sinceramente. Respeto las estrategias de cada partido en estas elecciones generales, pero los resultados están ahí.
P.– ¿Ha transmitido esto a los responsables de EA?
R.– No, no he tenido ocasión de hablar con ellos...
P.– Pero lo hará.
R.– Si tengo ocasión, sí y, además, de manera absolutamente honesta, y no de manera petulante. Como lo fue el planteamiento que hizo el PNV a EA para las elecciones generales, frente a la fórmula de la coalición amplia. Y fíjese que estoy diciéndolo después de que se nos hubiera negado este planteamiento, y de que hoy todavía estemos viviendo los incumplimientos de los compromisos adquiridos en las elecciones municipales y forales pasadas.
P.– Aquello le dolió.
R.– Sí me duele pero, aun así, sigo pensando que la debilidad que podemos estar sufriendo es consecuencia de la escisión delPNV en los años 85 y 86. Si dijera que alguien ha ganado con ella... Pero no ha ganado nadie. Ha perdido el espectro sociopolítico vasco nacionalista, democrático, de vocación institucional. Y creo sinceramente que son matices los que nos diferencian. E incluso antes de hablar de otro tipo de coaliciones o de otro tipo de fórmulas creo que hay reflexiones previas que hay que hacer en relación a las alianzas con Eusko Alkartasuna. Pero sigo insistiendo en que creo firmemente en el proyecto del PNV.