Olabarria: "No va a ser fácil desligar la consulta del apoyo a los Presupuestos del Estado"
ALBERTO ABAITUA
La consulta popular planteada por el lehendakari viajará a Madrid junto a los diputados nacionalistas. Así lo asegura Emilio Olabarria, quien afronta la nueva legislatura convencido de que la negociación con el PSOE no puede dejar al margen esta iniciativa plebiscitaria
gasteiz. Con un pie en Madrid y el otro en Euskadi, Emilio Olabarria prepara una campaña electoral que le devolverá presumiblemente a la Cámara baja. Allí espera que la búsqueda de puntos comunes con los próximos vencedores en las elecciones generales alcancen un carácter estructural y no se limite a pactos puntuales para intentar salvar determinados escollos.
El PNV afronta 2008 con la consulta planteada por el lehendakari como bandera. ¿Interpretarán los resultados que obtengan en las elecciones como una respuesta directa de la ciudadanía vasca a esta alternativa?
En éstas no tanto, pero en las autonómicas, sí. La campaña va a estar muy marcada por los problemas de la gobernabilidad española y se va a basar en cuestiones ajenas a las propuestas presentadas por el lehendakari Ibarretxe. Los resultados no se van a poder interpretar en clave de legitimación o deslegitimación de esa posición del lehendakari. Se va a hablar de los temas en los que tanto el PSOE como el PP están más interesados.
¿Si Zapatero sale reelegido, flexibilizará su postura respecto a la propuesta del lehendakari?
La política es la actividad más fluctuante del mundo, cambian las cosas con mucha rapidez, aunque ahora mismo se puede aventurar poco. Tendrán que calibrar la capacidad para concitar apoyos parlamentarios de otros grupos; aquí el PSOE gana con claridad al PP. Pero para lograr el apoyo de otros grupos, como los nacionalistas, se requieren cesiones antes las posiciones que el interlocutor plantea. El partido al que represento está comprometido con las propuestas del lehendakari y si nuestros votos son necesarios para garantizar una estabilidad parlamentaria, no vamos a renunciar a lo que el lehendakari ha propugnado.
Entonces, ¿no cree que se pueda seguir desligando la consulta de otros apoyos como el que su grupo otorgó en los Presupuestos Generales del Estado?
No va a ser fácil desligar la consulta del apoyo a las Cuentas. El carácter poliédrico de la política tiene que tener algún límite también. En algún momento habrá que dar paso a lo estructural, a políticas coherentes basadas en la asunción de posicionamientos que no hagan referencia sólo a problemas muy puntuales o para salvar determinada situación. Si hay una negociación en serio tras las elecciones, y la va a haber porque el PSOE o el PP, gane quien gane, van a necesitar de otros apoyos para gobernar, se abre una esperanza para consensuar aspectos que no sólo defiende el lehendakari, sino la mayoría de partidos políticos de Euskadi. El Grupo Vasco no va a negociar la propuesta del lehendakari, pero sí nos gustaría que hubiera en este sentido una negociación honesta y honrada. Con esto quiero decir que no existan trampas como las que hubo con el llamado Plan Ibarretxe, que ni siquiera se sometió a deliberación del Congreso.
¿Qué papel adoptaría el Grupo Vasco en el supuesto de que se impida esta negociación?
El Grupo Vasco es autónomo negociando, pero relativamente. Se debe al PNV y a las instituciones vascas, como el Gobierno, que está gobernado por el PNV, pero también por otros dos partidos que comparten las tesis del PNV en esta materia.
La recta final previa a la campaña electoral viene marcada por las acciones de ETA y las operaciones policiales en su contra. ¿Seguirá siendo así hasta el 9 de marzo?
Desafortunadamente sí, soy pesimista. Estamos ante un flash back histórico un tanto dramático. Nos encontramos en esta legislatura, igual que en las anteriores, con que ETA ha sido en algunos casos un interlocutor privilegiado del Gobierno español de turno, de todos los gobiernos sin excepción, que ha sido calificada así por el Ejecutivo socialista y que el Gobierno del PP ha utilizado incluso la denominación de Movimiento de Liberación Nacional Vasco y, de repente, se convierten en enemigos irreconciliables. Por eso soy pesimista en estos momentos. Creo que ETA se está reagrupando, ha vuelto a asesinar, aunque con menos legitimación social y seguramente con menos infraestructura. Pero también nos producen preocupación ciertas atrofias democráticas como el recrudecimiento de las torturas, que no sólo emanan de las últimas detenciones, sino también de otras torturas denuncias anteriormente, por ejemplo por Gorka Lupiañez. Y luego escuchamos al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dirigirse al Gobierno vasco y decirle que quien achica la democracia no es quien de alguna forma no explica debidamente si en un episodio policial se han realizado prácticas de tortura o no, sino quien las denuncia. No se puede ser parcialmente demócrata y hacer afirmaciones como las del ex ministro de Defensa, el ínclito señor Bono, y decir que si tiene que morir alguien que sea de los otros.
¿No cree la versión oficial de Rubalcaba?
No voy a prejuzgar esas cuestiones porque están en sede jurisdiccional. Sólo me atrevo a decir que la versión ofrecida por Rubalcaba en rueda de prensa no resulta verosímil. Y quiero recordar que la tortura, además de estar prohibida por la Constitución española y varios tratados internacionales, es un delito recogido en el Código Penal.
PSOE y PP se unieron para impedir que el ministro del Interior compareciera en el Congreso y diera explicaciones sobre el caso Portu en sede parlamentaria. ¿Cómo interpreta este gesto?
Lamento mucho que el ministro no compareciera, porque creo que era necesario que diera explicaciones en el Congreso. Las declaraciones de los dos detenidos en este caso son coincidentes en lo que se refiere a la práctica de las torturas. Además, al caso se le ha añadido la declaración de un testigo que acudió a los juzgados de Bergara para ofrecer una versión de los hechos muy diferente a la de Rubalcaba sobre el momento de las detenciones, afirmando que el arresto se produjo de forma pacífica y sin necesidad del empleo de la fuerza.
¿Hasta que punto afecta la proximidad de las elecciones a las recientes reacciones y acciones políticas?
Éste es el tema. Me gustaría tener la seguridad de que el endurecimiento y estos éxitos sobrevenidos aparentemente en la lucha contra el terrorismo no tienen nada que ver con la necesidad de mejorar las expectativas electorales. La lucha antiterrorista tiene que tener una cierta continuidad no sujeta a coyunturas políticas determinadas o intereses políticos determinados.
El propósito de formar una coalición nacionalista no ha cuajado. ¿Qué es lo que ha impedido esta alianza?
Sorpresivamente nos hemos encontrado con disonancias en los herrialdes entre los partidos que proponían esta alternativa. En unos sitios el entendimiento entre Aralar y EA era imposible, en otros entre EA y EB, y en algunos entre los tres. El que menos impedimentos ha establecido ha sido el PNV.
EA defendía que sin la coalición, la consulta propuesta por el lehendakari podía verse debilitada. ¿Comparte esta opinión?
No creo que la consulta esté implicada en estas elecciones. Es una propuesta hecha por el lehendakari en el Parlamento vasco para ser negociada por el Estado español. Y en estas elecciones se trata de articular la gobernabilidad del Estado español. En todo caso, nosotros estamos menos urgidos desde una perspectiva muy concreta: los resultados. Podríamos decir, sin pecar de petulantes, que solos podemos conseguir grupo parlamentario y unidos también. Es decir, que la decisión no obedece a razones utilitaristas.
¿Esta decisión supondrá un distanciamiento respecto a las buenas relaciones existentes hoy en día con EA?
No creo, porque la sintonía con EA en el Congreso de los Diputados se consigue espontáneamente. Las posiciones ideológicas de ambos partidos son próximas, sintonizamos en la reivindicación del autogobierno y otra perspectiva relevante son los impulsos que llegan del Gobierno vasco, gobernado por ambos partidos, además de EB, y otras instituciones vascas.