Es la persona que menos ha hablado hasta ahora de las negociaciones para aprobar el presupuesto de la Diputación, el primer gran examen de un Gobierno que se encuentra en minoría tras cuatro años de mayoría absoluta. Con Ezker Batua, pasó de mostrarse «optimista» sobre la posibilidad de alcanzar un pacto a sentirse «decepcionado». Esta semana ha firmado un acuerdo con el PSE con el que se encuentra «cómodo», y se le nota. Una vez asegurado el apoyo de 37 apoderados -el 74% de la Cámara- a las cuentas forales, el diputado general repasa las «intensas» conversaciones de las últimas semanas.
-Claro, el acuerdo da estabilidad. Yo estoy convencido de que la gente nos pide que hagamos cosas, la bronca política me aburre incluso a mí.
-Han cerrado el pacto con el PSE en un tiempo récord. ¿Cuántos días duró la negociación?
-(Consulta su dietario). El 19 de noviembre estuve con Pastor a las nueve de la mañana y en diez días cerramos el acuerdo. Cuando hay voluntad, se cierra fácil.
-En cambio, con Ezker Batua estuvieron hablando mes y medio.
-Una buena temporada, sí, pero yo creo que EB cometió un error muy importante: mezclar en la negociación presupuestaria temas ideológicos y otros que no tienen nada que ver con la Diputación: plantearon la Ley de Vivienda y una ponencia en Juntas para revisar el sistema fiscal como condiciones previas. También querían representación en la BBK, y no se la podemos garantizar.
-¿Demasiadas pretensiones para tres votos?
-Y el compromiso de aprobar en el primer trimestre normas forales para imponer recargos en el IBI a las viviendas vacías, exención del Impuesto de Construcciones a las obras que hace el Gobierno en sus pisos de alquiler... ¿Qué más? Nos pedían eliminar una parte de las deducciones de vivienda en el IRPF. Perdona, te estás equivocando de sitio. Hablamos del presupuesto de 2008. La reunión del viernes 16 de noviembre fue surrealista. Una cosa tremenda, de verdad.
-Pero al principio el proceso estaba bien encaminado.
-Yo estaba convencido de que íbamos a llegar a un acuerdo después de hablar con José Ferrera, y él ha puesto voluntad. También estuve con Madrazo y había buena sintonía, pero...Yo he negociado con el PSE, con el PP, con Batasuna, con Gorordo, con EA. Negocias y pactas. Pero lo que nunca me había pasado es que un día tienes un marco de negociación, el segundo día que te sientas te piden más, el tercero más y el cuarto ya se salen.
Como en 'Casablanca'
-¿Qué sensación personal le dejó el episodio de los 'rolex'?
-Muy mala, muy injusta. ¿Usted cree que alguien está aquí por un puñetero reloj? ¿Por favor! Me molestó mucho porque es un tema que no va a ningún sitio, está muy exagerado. Entiendo que cuando se hace demagogia puede haber gente que caiga. A mí me hizo daño, me dolió personalmente. Eso sí, los 'rolex' se han acabado.
-¿Qué regalarán a partir de ahora a los ex diputados?
-Un detalle bonito.
-Con EB forman equipo en el Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Bilbao, y en la Diputación de Guipúzcoa han llegado a un acuerdo para aprobar el presupuesto. ¿Qué pasa en Vizcaya?
-La falta de coherencia política e institucional de EB creo que ha quedado plasmada en esta temporada. En Álava, votan al candidato socialista. En Bilbao, pactan con el PNV. En Donosti, pactan con Odón Elorza. EB incumple el acuerdo de respeto a las listas más votadas y por eso no tenemos la Alcaldía de Gorliz. Y están en el Gobierno vasco. Allá ellos.
-En cambio, con el PSE siempre se han entendido. Usted mismo ha dicho que hablan el mismo idioma.
-Tenemos acuerdos de largo recorrido sobre lo que hay que hacer, temas como accesibilidad o residuos urbanos, que para mí son básicos. Con el PSE compartimos muchos diagnósticos en la política de las cosas. Otra cosa es que mantengamos diferencias importantes en las cosas de la política, fundamentalmente en cómo hacer frente a la normalización política del país. Compartimos cultura política y prioridades en la forma de hacer las cosas. Y cuando hablamos de presupuestos sabemos de lo que estamos hablando, que es lo que no nos ha pasado con EB.
-Han pactado los presupuestos del Gobierno central, el vasco y las diputaciones de Vizcaya y Álava. ¿Distintas escenas de un mismo guión?
-No, son guiones diferentes. En los presupuestos del Estado y los del Gobierno vasco hay un guión compartido. El caso alavés es diferente, un pacto que afecta al Ayuntamiento de Vitoria y a la Diputación. Y en Vizcaya, el acuerdo se limita a los presupuestos del territorio.
-¿Esta sintonía es el preludio de nuevos gobiernos de coalición?
-El otro día hacíamos risas con el final de 'Casablanca', cuando se marcha Ingrid Bergman con su marido y se queda Humphrey Bogart con el policía francés. 'Esto puede ser el principio de una gran amistad'. No lo sé, la política es muy complicada y pueden pasar cosas en otros ámbitos que dificulten acuerdos.
-¿El PNV se ha reconciliado con la Línea 3 del metro?
-Vamos a ver, la Línea 3 del metro es oficialmente la línea Etxebarri-Casco Viejo.
-Así es como la llaman ustedes, pero es una línea de tren.
-Lo que no se puede es vender humo. Hay un plan financiero del metro que llega hasta Basauri y Kabiezes y termina en 2011. Cuando se acabe eso, el sistema metro no debe parar. Se habla de Galdakao, de la zona minera. El vecino de Otxarkoaga va a estar conectado al sistema metro, podrá bajarse en el Casco Viejo e ir a donde quiera. Falta Rekalde, donde el Gobierno vasco tiene previsto un tranvía. Eso no es incompatible con que se estudie, y de verdad, la viabilidad de un sistema subterráneo de metro. Ahí estamos totalmente abiertos. Pero aquí a veces... yo recuerdo una campaña electoral en la que en un debate en televisión salía el señor Antonio Basagoiti diciendo 'tengo aquí el proyecto de la Línea 3 del metro'. Eso no puede ser. Cuando tienes la responsabilidad de gobernar, tienes que ser prudente. Sabes hasta dónde llegan los recursos.
-¿Esperarán a terminar las obras en Basauri y Kabiezes para hacer el estudio de la Línea 3?
-Los estudios se pueden empezar antes de acabar la Línea 2. Es un acuerdo de voluntad política. Que sea viable económica y técnicamente, habrá que verlo.
-Una vez aprobado el presupuesto, tendrán que cuadrar cuentas más difíciles. Por ejemplo, la financiación de los servicios sociales.
-Es otro reto. El presupuesto de Acción Social para 2008, sin el capítulo de personal, es de 551 millones de euros y deberá seguir creciendo. Hay que garantizar que siga habiendo recursos.
-Cada vez hay mayor preocupación ciudadana por el fraude en las ayudas sociales.
-Para mí ese fraude es tan grave como el fraude fiscal. Tú no tienes derecho a llevarte un dinero que estás quitando a otros. Yo creo que se está trabajando, y cada vez más, en los controles.
-La lucha contra el fraude nunca había sido tan visible como ahora.
-Es muy clara. Mire, en el presupuesto del año que viene hay dos departamentos con incremento de personal: Acción Social para la prestación de servicios y Hacienda.
-¿Más inspectores?
-No tanto inspectores como personal para la gestión tributaria. La inspección va en segunda vuelta, pero en la primera trinchera, sobre todo en el tema del IVA, es importante la labor de gestión.
-Hablemos de su partido. ¿El PNV es más vizcaíno con Urkullu al frente?
-No, como su nombre indica es el Partido Nacionalista Vasco. Urkullu es vizcaíno, Josu Jon era guipuzcoano, el señor Arzalluz era guipuzcoano, Garaoikoetxea navarro, Román Sudupe guipuzcoano y mi amigo Uzturre, guipuzcoano afincado en Bilbao. Eso para mí no tiene importancia.
-¿Se han cerrado todas las heridas internas?
-Yo creo que hemos conseguido ponernos de acuerdo y ahí están los resultados. Hay sensibilidades y diferentes formas de verlo y hay también traumas históricos. En cualquier gran organización, cuando un liderazgo cambia se producen reasentamientos. Pero estamos muy tranquilos.
-¿Quién es el 'boss' en el PNV, Urkullu o Ibarretxe?
-Sin duda alguna, Iñigo Urkullu Renteria. Ibarretxe es un afiliado como yo.