Iñigo Urkullu
09Abendua
2007
09 |
Elkarrizketak

El Diario Vasco

Iñigo Urkullu
Abendua 09 | 2007 |
Elkarrizketak

Iñigo Urkullu (Alonsotegi 1961) marca un estilo tranquilo como nuevo presidente del PNV, reivindica la firmeza en los principios y la flexibilidad en la política del día a día y lanza un serio aviso para navegantes al PSOE. «Mi función no es la de cautivar a España sino la de seducir a los vascos y a las vascas», sostiene.

-Su apuesta es la unidad interna. ¿Satisfecho?


-Sin duda, ha habido un esfuerzo interno para liderar las cosas de manera diferente a como han sido en estos años pasados.

-¿Vuelve 'el PNV de siempre'?

-Lo dije en mi discurso. El PNV de siempre y, por tanto, el PNV actual y el PNV de futuro.

-¿No hay un pendulazo hacia la ortodoxia?

-No, me niego a las interpretaciones de ambigüedades y de péndulos.

-A usted se le identifica con las tesis de Imaz. De él dijo que había «arriesgado»...

-Dije que supo arriesgar personalmente.

-¿Quizá ha ido demasiado lejos teniendo en cuenta cómo es el PNV?

-Ha sido al final pagano de la manera en la que el Gobierno español, fundamentalmente el PSOE, no ha correspondido con Josu Jon en la medida en la que se merecía como presidente del PNV en esa cobertura que dio en el proceso de pacificación de forma honesta y leal, callando lo que entendíamos que eran las diferencias de criterios. Josu Jon como presidente del PNV no ha tenido una reciprocidad en lo que es la normalización política.

-¿Quiere decir que el PSOE se ha aprovechado de Imaz?

-Podría decirse. El PSOE necesita separarse del PP, necesita tener una imagen propia frente a lo que fue el discurso de Mayor y Redondo, y del pacto antiterrorista ideado por Zapatero. En ese camino ha encontrado el apoyo del PNV y, sin embargo, no hemos obtenido una respuesta recíproca.

-Imaz había planteado una velocidad de crucero en algunas tesis de modernización ideológica del nacionalismo: soberanía compartida, renuncia a la estatalidad, principio no imponer-no impedir ...

-Fíjese que no creo que son cosas que choquen con la cultura del PNV, que están arraigadas en la misma y en pronunciamientos institucionales donde, por ejemplo, se habla de la soberanía compartida. Otra cosa es cómo se entienden, en función de la reciprocidad, conceptos como cosoberanía en donde llevando las cosas a un extremo de manera muy forzada parece que hay una renuncia a una opción propia de un ejercicio de soberanía. En el PNV somos conscientes de que lo primero que tenemos que trabajar son los acuerdos políticos. Al final Josu Jon ha sido también pagano de las situaciones internas en las que se han elevado los matices personales a las categorías ideológicas de manera injusta.

-¿Usted comparte el principio de la soberanía compartida?

-Yo participo como nacionalista en el ejercicio de la recuperación de la soberanía. Otra cosa es cómo tenemos que ir trabajando esa soberanía al albur de los tiempos y a la vista de cuáles son las circunstancias. Pero no podemos dar la impresión de que renunciamos a unos principios ideológicos.

-¿En sus principios está la defensa de un estado vasco?

-Si ésa fuese la formulación factible sí, pero tampoco hacemos causa de la necesidad de un estado vasco. Fíjese que nosotros ya apostamos por la Europa de los pueblos en la década de los 40. No hacemos tabú de conceptos jurídicos, sí de la capacidad de la recuperación del ejercicio de la soberanía y que sea éste en cada momento el que dictamine si tiene que ser una u otra formulación jurídica.

-¿Quiere cautivar a España?

-Mi función no es la de cautivar a España, a Francia o a Inglaterra. Mi función es la seducir a los vascos y a las vascas.

-¿Le parece interesante la vía escocesa hacia su autodeterminación?

-Sí, por supuesto.

-Imaz advirtió del riesgo de que una consulta que genere división alimente a una ETA en activo.

-Por eso nosotros entendemos el derecho a decidir como una suma de voluntades para construir, no para dividir. Y en ese sentido también va el lehendakari cuando plantea la consulta como algo posterior a la exploración de un tiempo de acuerdo político basado en la voluntad política. Y además un ejercicio a decidir para manifestar la voluntad de la sociedad vasca sin prejuicios, sin apriorismos. Corresponde a los partidos no dar la capacidad de gestión de una cuestión como ésta a una organización terrorista que desde lo militar pretende influir en lo político.

-¿Podría decirse que usted piensa muy parecido a Imaz pero va a decir muy poco parecido a Imaz?

-Es que huyo de los personalismos, de las identificaciones personales. Admiro a las personas, las respeto, pero nuestra fortaleza como partido es más que la de los liderazgos personales.

-El PNV ha dado una imagen de pulso entre soberanistas y moderados. El PNV históricamente ha reflejado a ambas sensibilidades...

-Sí, pero de ahí a extrapolar que el PNV es ambiguo, en el que conviven dos almas, la esencialista y la pragmática, no. Me niego, somos un partido, y lo decimos en la ponencia política, que ha sabido combinar la firmeza en los principios con la flexibilidad en la práctica.

-Pero es que en los últimos años se ha proyectado un pulso...

-Porque se ha elevado a esa categoría de táctica o estrategia política lo que son matices personales. Se ha ocultado lo que es un exceso de mirarnos más por claves personalistas por un manto de ideología que han podido venir bien tanto internamente como a medios de comunicación.

El acuerdo, primero

-¿La prioridad del PNV es la hoja de ruta del lehendakari?

-La prioridad es la ponencia política del PNV y también son los objetivos que nos hemos marcado en esa ponencia: la paz, el derecho a decidir y la construcción social. En la ponencia decimos que apostamos, desde la firmeza en nuestros principios ideológicos, por un acuerdo político entre los partidos vascos y un acuerdo político entre las instituciones vascas y el Estado español, y que sólo ante una situación de veto, tanto si lo pretende ejercer ETA como las instituciones del Estado, apelamos a que la sociedad nos habilite a consultar a la sociedad vasca. Y en ese sentido una de las herramientas que tenemos, una de las propuestas más que tenemos es la presentada por el lehendakari tras la que vamos a hacer una defensa cerrada. Pero esta propuesta tiene una primera parte, que es el acuerdo político.

-¿La estrategia del PNV la marca Ibarretxe?

-La del partido está definida en la ponencia política, y en la ponencia de organización está definida la bicefalia, que se mantiene.

-Es que da la impresión de que en este momento el lehendakari es la máxima referencia del PNV...

-La bicefalia se mantiene como un factor de enriquecimiento mutuo entre quienes estamos al frente del partido y quienes están al frente de las instituciones, en este caso el lehendakari, que necesitan la cobertura del partido para que sea el PNV quien vaya desbrozando el camino. Porque el lehendakari o cualquier responsable institucional tiene que convivir también con otras formaciones políticas.

-¿Luego hay un apoyo sin fisuras a Ibarretxe desde el PNV?

-Absoluto.

-Porque puede parecer que hay gentes del PNV que no lo ven tan claro, que cuestionan la viabilidad de la propuesta aunque no lo digan...

-No, incluso gentes que han reconocido algunos matices se han referido a un correlato histórico reciente. Esta propuesta es consecuencia de otras propuestas como fue en su día el Estatuto de Gernika, el acuerdo de Ajuria Enea, el plan Ardanza, la Declaración de Lizarra, el último proceso... En concreto, el plan Ardanza fue una propuesta de pacto. Si no prosperó en 1998 fue porque el PSOE estaba mirando de reojo al PP. Lamentablemente los socialistas siguen practicando en el fondo el mismo seguidismo.

-¿En el PNV hay 'michelines' como en su día dijo Arzalluz refiriéndose a algunos cargos institucionales de la línea moderada?

-No, porque una identificación de los 'michelines' con las personas que han tenido o tienen responsabilidades institucionales es confundir con lo que es el gobierno de las instituciones.

-Usted ha advertido en su discurso del pasado domingo que el PNV puede replantearse su política de «concordia» o «cohabitación» si el Estado vuelve a dar «un nuevo portazo» a esta propuesta de Ibarretxe. ¿Qué es lo que quiso insinuar?

-Tienen que ser los destinatarios de ese mensaje los que tienen que hacer esa interpretación. Cuando el PSOE ha necesitado del apoyo de los nacionalismos periféricos ha contado con su apoyo y sin embargo el pago que ha recibido es el que es. Tiene que saber el PSOE, y en su caso el PP, que no podemos seguir jugando a apoyos puntuales o interesados sin haber un ejercicio recíproco.

-¿Está usted entonces pensando en la sesión de investidura?

-Entre otras cosas. Nosotros no nos planteamos las elecciones generales como un plebiscito y además por otra parte serán escasísimas las ocasiones en las que el PNV ha apoyado en una sesión de investidura a un presidente del Gobierno español.

-¿Para apoyar la investidura tendría que asumir el derecho de decisión de los vascos?

-Tendremos que ver cuáles son los resultados electorales y cuál es la capacidad que cada uno tenemos, pero hay elementos en los programas que afectan a los ciudadanos y ciudadanas que tienen que tener una salvaguarda, por ejemplo en el blindaje del Concierto que aún no hemos conseguido. No hay una apuesta decidida en lo que es el desarrollo del autogobierno. Tenemos que observar como PNV una voluntad de desarrollo del autogobierno y una voluntad de normalización, de solucionar el problema político.

-Pero las relaciones entre el PNV y los socialistas han sido buenas en Madrid...

-No siempre, también hemos tenido momentos de tensión.

-Pues han evitado con su voto de apoyo a Zapatero la reprobación de la ministra Magdalena Álvarez...

-A pesar de que sea difícil para CiU entender nuestra posición, el desastre de gestión por parte del Ministerio de Fomento en Cataluña fue asumido directamente por Zapatero. La moción de reprobación era más una moción de censura contra Zapatero.
-¿Ve la ilegalización de ANV más cercana?

-Esta impresión da. Estamos en la noria de la utilización partidista y partidaria de los impulsos del franquismo sociológica y de la derecha más reaccionaria. La política antiterrorista no tiene que estar basada en la persecución de las ideas.

-¿Intuye un proceso de diálogo?

-Parece difícil mientras la izquierda radical siga sumisa a ETA y el PSOE no se desmarque de verdad del PP y asuma que aquí hay un problema político no resuelto.

«Seré firme contra ETA pero reivindico el ejercicio de la política»

-¿El precio de su apoyo al Ejecutivo del PSOE en esta última moción ha sido el banco público vasco?

-No. Ni siquiera se ajusta a la realidad esa denominación, se trata de una herramienta de gestión que no existe sólo en la Administración vasca sino en otras comunidades autónomas como Andalucía o Cataluña.

-El socialista Blanco ha sido conciliador diciendo que su discurso era positivo al moverse dentro del marco constitucional.

-Sí pero esperemos que se corresponda con una interpretación leal de la Disposición Adicional de la Constitución y reconozca que hay un sujeto político vasco.

-¿Pero ese sujeto político rompería la soberanía española?

-¿Por qué? Si lo contempla la Constitución española en esa Disposición Adicional.

-¿El PNV ha recobrado esta unidad interna por miedo a perder el poder?

-No, en absoluto, la historia del PNV ha estado jalonada de escisiones, de tensiones y, sin embargo, aunque en este último proceso se ha intentado también desde fuera alimentar temores, hay una madurez aprendida del pasado.

-Acuerdos entre diferentes, mayorías cualificadas... ¿Usted con qué se queda?

-Queremos mayorías suficientes, como existe en la Unión Europea, sin necesidad de definir si tiene que ser por el 51 o por el 50%. Mayorías suficientes a poder ser entre diferentes.

-En su discurso reivindicó el derecho de decisión aunque a la vez dijo que los vascos están decidiendo. ¿No hay contradicción?

-No, las instituciones vascas representan a tres cuartas partes de lo que nosotros consideramos vascos y vascas. Sí se ejercita el derecho de decisión, pero no el ejercicio que nosotros reivindicamos para la solución de un problema político.

-¿El PNV ha salido escaldado del último proceso de paz?

-Sabíamos que acudíamos a diálogos viciados y que se quería al PNV como comparsa o testigo. Fuimos a un proceso conscientes de cuál podría ser la situación con la esperanza puesta en la autonomía de recorrido político de la izquierda radical abertzale. Nos encontramos con que había una absoluta sumisión a ETA. Por eso podemos hablar con ellos pero sin asumir compromisos.

-Pues Batasuna acusa al PNV de alinearse con el PSOE contra la propuesta «democrática» de «autonomía a cuatro» y provocar que descarrilase el proceso...

-Es la acusación fácil para ocultar sus vergüenzas. Llegan 30 años tarde. El PNV es el espejo del fracaso de ETA.

-¿Será usted tan firme como Imaz en contra de ETA?

-Sí, pero también reivindico que haya un ejercicio político. Ni derecho a veto por parte de ETA ni por parte de los partidos. Ni unidades impuestas ni separatismos impuestos.

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