Jose Maria Etxebarria
Iritzia
Diario de Noticias de Álava
Este fin de semana se celebra la primera asamblea constituyente del recién creado Partido Democrático( PD) italiano que celebró sus primarias el 14 de Octubre eligiendo a su líder Walter Veltroni, alcalde de Roma, con el 76% de los 3,5 millones de votos emitidos. Un hombre pragmático, muñidor de componendas, que reniega de su pasado comunista.
La creación del nuevo Partido democrático italiano, nacido de la fusión entre los herederos del Partido comunista y la democracia cristiana, es una aventura inédita que inicia un proceloso camino que sacudirá los cimientos del mapa político italiano y será referente en Europa.
No es casualidad que esta nueva fuerza política surja en Italia. Aún asumiendo las dosis de caos, improvisación e inestabilidad que salpica a su política es justo confesar su dinámica creativa y su capacidad de anticipación al futuro. Un claro ejemplo es el todopoderoso comunismo italiano de posguerra, que tras reconvertirse en el Partido “Democracia de Izquierda” y convertirse en el principal grupo de la mayoría gubernamental, constituye el PD, mientras los viejos grupos comunistas del Continente agonizan en la marginalidad.
La convergencia de estas dos culturas políticas obedece inicialmente a claves internas de la política italiana pero también aspira a la creación un Partido demócrata europeo, asemejado al estadounidense, que de respuesta eficaz a los nuevos desafíos de la globalización.
En el marco italiano se pretende reducir y reordenar el mapa de los Partidos políticos modificando una ley electoral, que propicia la aparición de Partidos por doquier, así como recuperar la confianza de unos ciudadanos decepcionados con la actividad política. Si esta legislatura comenzó con 21 Partidos ahora hay 34 en el Parlamento. Las urgentes medidas que la situación económica exige son bloqueadas en el Senado porque la pírrica mayoría de dos Senadores es vulnerable tanto al chantaje de los grupos minoritarios que sostienen al Gobierno como a la compra de Senadores por parte del grupo opositor de Berlusconi. La preservación de siglas políticas diversas, que exageran sus diferencias mutuas para marcar distancias, es un síntoma de anteposición de los egoísmos particulares al interés general que provocan hastío y alejamiento de las gentes hacia la política. El sistema electoral alemán, con la barrera del 5% para los Partidos que aspiran a su representación parlamentaria, es un referente para las ulteriores reformas.
En relación a Europa, el decaimiento de las ideologías y el escaso margen de maniobra que permite la globalización de los mercados propician la personalización de la política así como el reagrupamiento de las fuerzas políticas en torno al centro derecha y centro izquierda. Actualmente la derecha civilizada no considera la inequidad como algo natural y por consiguiente tampoco entiende que cualquier acción pública para reducirla es perturbadora del buen funcionamiento del mercado. La izquierda no reclama la nacionalización de los medios producción ni tampoco la omnipresencia del Estado para eliminar las desigualdades generadas por el mercado.
Los programas políticos que aspiran a gobernar se mueven en el binomio eficiencia económica-equidad social, acentuando la derecha en el primer concepto y la izquierda en el segundo. El problema esencial reside en la sostenibilidad de nuestro modelo socioeconómico y las medidas como el fomento del trabajo a tiempo parcial, las políticas de incentivación de la natalidad o el aumento en la edad de jubilación no responden a los viejos esquemas derecha izquierda sino a los de racionalidad y sensatez. En este deslizamiento de los polos hacia la centralidad siempre habrá un espacio, más minoritario, en los extremos del espectro político. Este esquema de estrechamiento programático lleva aparejado a este proceso de reagrupación política que los italianos se disponen a afrontarlo.
El PD también se percata que los ciudadanos son conscientes del escaso margen de la política para cambiar las cosas en el terreno económico y que sus nuevas preocupaciones residen en la precariedad laboral, la vivienda, la inseguridad, la delincuencia, la inmigración......, valorando más la seguridad a la libertad y dispuestos a sacrificar cuotas de lo segundo a favor de reforzar lo primero. Como estamos observando en Europa en este terreno de las zozobras y miedos populares la derecha se adapta mejor y gana la confianza de los ciudadanos.
Ante estos retos el centro izquierda en Italia ha visto claramente la necesidad de la unidad del centro izquierda. Este 27 de Octubre, en Milán, comenzará una agitada singladura con las primeras decisiones adoptadas por los 2.600 delegados elegidos en las primarias. El trayecto estará minado de crisis y se necesitará mucha creatividad y “finezza” para que esta audaz operación de ingeniería ideológica arribe a destino.