Hitzaldia
28Urria
2007
28 |
Hitzaldia

JOSU JON IMAZ
Gudari Eguna 2007

Hitzaldia
Urria 28 | 2007 |
Hitzaldia

Agur eta ohore, Eusko Gudariak. Bihotz-bihotzez eskerrik asko. Zuetaz harro sentitzen gara, gure askatasuna defendatu zenutelako. Eta gaur egun daukagun herria, demokrazia, autogobernua eta instituzioak, zuen lanari esker, zuen sakrifizioari esker eta zuek jarritako oinarriei esker lortu ditugulako. Duintasuna eta konpromisua: bi balore hauek osatzen dute zuek utzitako eredua. Guk hartu eta ondokoei pasatu beharreko lekukotasuna. Mila esker.
Bertso hau entzuten dudan bakoitzean, zuek zaituztet buruan.

Eusko Gudariak gara
Euskadi askatzeko,
Gerturik daukagu odola
bere alde emateko.

Euskadiren alde prest odola, prest bizitza. Zeuen bizitza emateko. Sekula ere ez inori bizitza kentzeko. Zuek bake-jendea zineten. Bakerako jaiotako belaunaldia. Eta dena utzi beharra izan zenuten, armak hartu eta totalitarismoaren kontra herriaren defentsan aritzeko.

Os llamamos y os llamáis gudaris. Pero érais gente de paz. Los gudaris de la paz, los gudaris defensores de la democracia y de las libertades, los gudaris de la dignidad de este Pueblo Vasco. No queríais la guerra. No estabais preparados para ella. Pero os tocó enfrentaros al totalitarismo en aquella tragedia. Xenpelar, hace más de ciento veinte años, cantó aquel bertso que detrás de su dureza expresa profundamente el rechazo a la guerra, a la violencia.

Ez naiz ni gerraren zale
baizik pakearen alde,
zeinek nahi duen galde,
berari tira dale,
bala bat sartu buruan,
aspertuko da orduan.

También Muñagorri, interesante personaje de nuestra historia, lanza en 1838 su proclama de Paz y Fueros queriendo superar aquella sarracina entre carlistas y liberales que asolaba por quinto año consecutivo Euskal Herria, y lo dice en verso:

...gerrak ez dakar onik inondik, inondik inora.

La violencia, además de ser profundamente injusta en la medida que atenta contra los derechos básicos de las personas, sólo trae desolación a nuestro pueblo. Así ha sido siempre. Y vosotros, en esas condiciones en la que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor, y en la que el caos y las pasiones más bajas de algunos dan lugar a que la vida humana valga muy poco, supísteis defender los derechos de la persona. Defendísteis valores. Y por eso sois nuestros gudaris, y nos sentimos muy orgullosos de vosotros.

Hoy, en Roma 498 mártires van a ser beatificados. Quiero mostrar mi respeto y mi cercanía, como persona y como cristiano al dolor y a la memoria de esos seres humanos a los que arrebataron lo más sagrado: la vida. En muchos casos, solamente por tener o defender sus ideas y sus convicciones. Pero tengo hoy, en mi corazón y en mi memoria, a los dieciséis sacerdotes y religiosos vascos que fueron asesinados por los franquistas. Que fueron mártires, por defender sus convicciones de amor a sus semejantes y a la libertad. Y que nunca han tenido un homenaje, ni el reconocimiento de su martirio por parte de la Iglesia que hoy se vuelca en Roma, merecidamente, con 498 mártires.

Juan José Arin, sacerdote, arcipreste de Mondragón, era fusilado en el cementerio de Oiartzun el 24 de octubre de 1936. El obispo Mateo Mugica dijo al respecto: “Mejor habrían hecho Franco y sus soldados besando los pies de este venerable sacerdote que fusilándolo”. Pero hoy Arin no será beatificado en Roma. Su pecado: no pertenecer al bando ganador. José de Arteche, en su libro El abrazo de los muertos, escribía en 1956: "Los hombres de mi generación no tienen remedio; nadie dice que hay que rectificar. Nadie dice que hay que pedir perdón. Uno llega a la conclusión de que en España no se reza el Padre Nuestro".

Martín de Lekuona y Gervasio de Albizu, vicarios de la parroquia de Errenteria, fueron fusilados por las tropas franquistas el 8 de octubre de 1936. José de Arteche, profundamente católico, escribió que "Don Martín de Lecuona era el sacerdote cuya manera de ser más me sugería el ideal del ángel". Pero ese ángel no será hoy beatificado en Roma. Su pecado, no ser franquista.

En la tapia del cementerio de Hernani, entre otros muchos vascos, fueron asesinados los curas José de Ariztimuño “Aitzol”, José Adarraga y Alejandro Mendikute, el 17 de octubre de 1936. El párroco de la anteiglesia de Marin en Eskoriatza, José Iturri, era fusilado el día 24 de octubre, día que tambien fusilaron al venerable y santo Arin, junto a los también sacerdotes Aniceto de Eguren, José de Markiegi, Leonardo de Guridi y José Sagarna. El día 27 se fusilaba a José Peñagarikano, vicario de Markina. El día 28, los franquistas fusilaron a Celestino de Onaindia, cura auxiliar de Elgoibar. También ese trágico octubre de hace setenta y un años fueron fusilados los padres Lupo, Otano y Román; el padre Román era el superior del convento de los carmelitas de Amorebieta.

Los que invocaban la cruzada fueron sistemáticos en acabar con la vida de los sacerdotes y religiosos que defendían el amor a sus semejantes, a través de la defensa de la libertad frente al totalitarismo. El propio Papa envió un telegrama a Franco en diciembre de 1936 protestando por los fusilamientos de sacerdotes católicos vascos.

Mateo Mugica, monárquico, obispo de Vitoria, un hombre bueno, no soportó tanta atrocidad, Se negó a bendecir como cruzada aquella masacre y fue desterrado por los militares franquistas en 1937. Denunció al mundo que en su diócesis se había perseguido a "nutridísimas filas de cristianos fervorosos y de sacerdotes ejemplares". Murió ciego en

Zarautz, tras años de exilio. Mateo Mugica y aquellos dieciséis sacerdotes asesinados por los franquistas no están hoy en Roma. Han sido olvidados por una jerarquía, que como dijo José de Arteche, opta por la política en lugar de por el Padre Nuestro. Pero nosotros no los olvidamos. Están en nuestros corazones. Y como dijo Mateo Mugica, deberíamos todos besarles los pies por venerables.

No puedo olvidar a todos y a todas las víctimas de aquella atrocidad. Pero me permitiréis que hoy me haya centrado en los dieciséis mártires. Porque alguien debía recordarlos.

Eusko Gudariak zarete. El totalitarismo, el fascismo, la tragedia y la guerra se interpusieron en vuestro camino, y a la dureza de aquella campaña de bombardeos sobre población civil, ejércitos preparados y armados frente a precariedad e idealismo, le siguieron los fusilamientos, la cárcel, el exilio, la dictadura, la represión y la oscuridad.

Han pasado más de setenta años. Dentro de cinco semanas dejaré de ser el presidente del EBB. Me voy tranquilo. Y una de las cosas de las que me siento más orgulloso es de la de haber contribuído a reivindicar vuestro derecho a la Memoria. Un derecho que llega tarde. El derecho a que no se olvide vuestro sufrimiento, vuestra entrega y vuestro dolor. Es momento de reivindicar el dolor de todas las víctimas de aquella guerra atroz. Pero hoy especialmente, las de aquellas que vieron como al sufrimiento se añadía el silencio y el olvido. Es momento para la Memoria. No para el odio, porque como decía el lehendakari Agirre, "el odio no sirve para construir, sólo para destruir". Pero sí para recordar, para que nunca más pueda repetirse una tragedia como aquella. Para que nuestros hijos e hijas no conozcan nunca nada parecido a lo que hace setenta y un años se cernió sobre vosotros.

Hoy también hay intolerancia y violencia en nuestro país. Hace quince días intentaron asesinar a una persona en Bilbao. Estos últimos días hemos visto amenazas al más puro estilo mafioso. A la hija de Perez Gabarain, alcalde de Andoain, le han quemado el coche porque su padre es un representante del pueblo. De nuestro pueblo. A Felix Aranbarri le han quemado el coche delante de su casa porque representa a las instituciones democráticas de este país, y porque cumple con compromiso la difícil tarea que este Partido ha encomendado a los miembros de las gestoras de Mendexa y Ondarroa.

Hay cientos de personas para las que salir de casa con escolta, mirando a los lados del portal, mirando a los bajos del coche cada mañana, es una tragedia insoportable. Hay hijos e hijas a los que se insulta, amenaza y golpea por la defensa de las ideas democráticas que hacen sus padres. Hay padres casi ancianos a los que se insulta porque sus hijos ocupan una representación institucional. Esto está pasando diariamente en Euskadi.

Es el germen de una profunda intolerancia. Sencillamente fascista. Con características cada día más evidentes de mafiosa. Al igual que hace setenta años, este Partido debe ser abanderado de la libertad. Vuestro ejemplo nos enseña que cuando la libertad fue amenazada, nacionalistas, republicanos, socialistas, comunistas antepusieron la libertad a los proyectos propios. Sin renunciar a nada. Pero conscientes de la necesaria unidad democrática como bien común frente a la intolerancia y el fascismo.

Hoy tenemos también una tarea histórica desde el nacionalismo vasco. Ser abanderados en la deslegitimación de ETA, de Batasuna y su mundo de intolerancia. Y subrayar con fuerza que sus fines no son los nuestros. Decir al mundo que eso que ellos llaman su

patria no es la nuestra, porque la nuestra es la de los Infanzones de Obanos, pro libertate patriae gens libera state, una patria libre que sólo puede construirse con hombres y mujeres libres. Esta debe de ser nuestra prioridad política.

Recuerdo con emoción las palabras con las que el entonces diputado José Antonio Agirre, seis días antes de ser elegido lehendakari, cerraba su discurso del 1 de octubre de 1936 en el Congreso. Esta frase expresada contra el totalitarismo franquista, hoy, cuando algunos pretenden imponer en Euskadi su proyecto político mediante la violencia y la amenaza, tiene más validez que nunca, y los miembros de este Partido debemos llevarla en el corazón y en nuestra praxis política: “Os decimos con entera lealtad: hasta vencer al fascismo, el patriotismo vasco, el nacionalismo vasco, seguirá firme en su puesto”.

Gora Euskadi Askatuta!

Sabin Etxean, 2007ko urriaren 28an.

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