Decía Iñigo Urkullu en la mañana de ayer lunes, con una expresión que compartimos muchos nacionalistas, que la sensación que nos han dejado estas elecciones municipales es agridulce.
Unas municipales admiten tantos análisis como municipios o zonas. Lo que está claro es que en general ha quedado patente que los ciudadanos han votado pensando en gestión municipal premiando aciertos y castigando errores, a veces castigando errores de gestión y otras errores de comunicación cuando no se ha sabido transmitir el porqué de determinadas decisiones de política municipal. Bilbao y Azkuna son precisamente un ejemplo de buena gestión y comunicación que ha obtenido sus frutos. La victoria de EAJ en Santurtzi es también un ejemplo de una política de oposición inteligente y de un candidato que ha sabido transmitir la ilusión por el cambio. Me duele especialmente el caso de Sestao, donde un alcalde que ha hecho una gestión brillante y que ha traído aire fresco al pueblo no ha conseguido revalidar su triunfo del 2003, aunque no hemos de olvidar bajo que circunstancias de división socialista se produjo aquella victoria, me duele también el varapalo de Sopelana, donde un hombre honesto, eficaz y entrañable como Imanol Garay ha acabado por mor de una campaña sucia de desprestigio sistemática, castigado en las urnas.
Ya se apuntaba hace cuatro años el ascenso de las plataformas de independientes, aquel apunte se ha transformado en algunos municipios en una potente consolidación, aunque en muchos de los casos, ni son tan independientes como dicen, ni sus motivos son tan altruistas como hacen ver.
A nivel general, la ruptura unilateral de la colación EAJ-PNV / EA por los segundos, ha pasado factura a ambas formaciones. Decía hace poco Mari Carmen Garmendia, en un símil muy acertado, que la ruptura de la familia nacionalista en la escisión fue vertical, como cuando se corta una porción de tarta y el pedazo contiene el mismo porcentaje de bizcocho, nata y crema que la matriz. Hay votantes que son de PNV+EA y han optado por quedarse en casa. EA debe reflexionar sobre su futuro y tomar una decisión; por mucho que les duela, en este momento no aportan nada a la política de país, así que les ha llegado el tiempo de decidir y dejarse de deshojar margaritas.
Podemos decir que en Bizkaia, en términos generales, el PNV ha mantenido el tipo bien, pero en Gipuzkoa y Araba la situación postelectoral ha dejado más oscuros que claros: en Gipuzkoa la falta de la coalición con EA, el escándalo de la Hacienda Foral (descubierto y atacado, no lo olvidemos, por el propio PNV); y en Araba, aun manteniendo bien el tipo en el territorio, no conseguimos remontar el vuelo en Gasteiz, lo cual en un territorio tan macrocéfalo es ciertamente preocupante .
Es pronto para hacer un análisis en profundidad de los resultados. Conviene dejar pasar unos pocos días para que las hojas de cálculo se enfríen. De todas maneras una cosa es evidente, se avecina tiempo de pactos y de análisis sereno, y eso requiere tiempo y mucha.