Iritzia
13Otsaila
2007
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Ahotsak requiere más voces cívicas

Iritzia
Otsaila 13 | 2007 |
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Ahotsak nace en abril de 2006, un tiempo apasionante en la política vasca: ETA ha declarado una tregua permanente y numerosas personalidades e instituciones internacionales saludan la esperanza de un proceso de paz. Euskadi es un hervidero político y social donde declaraciones y contradeclaraciones de trazo grueso inundan el debate público.
Tres premisas y un compromiso dan sentido al alumbramiento de Ahotsak: la paz como prioridad, la legitimidad de todos los proyectos políticos defendidos dentro del juego democrático y el respeto a las decisiones de la ciudadanía vasca son sus principios inspiradores y su decisión estratégica, la de dar cauce a la participación real y efectiva de las mujeres en la cosa pública.

Ahotsak, voces de mujeres por la paz, nace con la no violencia y el compromiso con la igualdad como signos de identidad y defiende la paz y el diálogo político para el acuerdo y la convivencia en Euskadi.

Ahotsak nace con las características de un movimiento social y, a la vez, de una plataforma política; ello provoca, desde el primer momento, un sinfín de sensaciones y de sentimientos distintos, a veces contradictorios:

-Genera una gran ilusión en buena parte de la ciudadanía, pero, a la vez, crea incertidumbre, e incluso desasosiego, su rigidez metodológica («sólo hablamos de lo que nos une; estamos a título personal; están presentes todos los partidos excepto uno»).

-No se entiende muy bien por qué una iniciativa política cuyas cabezas visibles son personas de gran referencia política e institucional se niegan a presentarse y presentar su iniciativa en las instituciones.

-No termina de abordar internamente el debate de si es posible o no conciliar su doble naturaleza de movimiento social y "lobby" político y, por lo tanto, la conveniencia o no de apostar por otro tipo de liderazgo "no político".

Pese a todo, las mujeres comprometidas con Ahotsak hemos trabajado durante casi un año, algunas con gran sacrifico personal, tejiendo complicidades y pensando que la ambigüedad constructiva nos ayudaría a avanzar en el objetivo fundamental: impulsar el proceso de paz y la participación de las mujeres en la vida pública vasca.

En ello estábamos, afrontando los debates pendientes, cuando llegó el 30-D, el día en que la expresión "tregua permanente" perdió toda su credibilidad, el día en el que dos personas fueron asesinadas en nombre de nuestra libertad, en nombre del Pueblo Vasco.

Este hecho apela directamente a nuestra conciencia y a los principios mismos de Ahotsak, voces de mujeres por la paz: es la búsqueda de la paz lo que nos ha unido, y no podemos dejar de rechazar su gravísima vulneración. Nos va en ello la propia coherencia de nuestros objetivos. Por ello, denunciar el asesinato que ETA pretende cargarnos se convierte, ineludiblemente, en la primera tarea de Ahotsak porque se ha atentado contra la vida en nombre de todas nosotras.

Han pasado 45 días. Es tiempo de acreditar los principios inspiradores de Ahotsak. Y no es cuestión de si los partidos políticos en los que militamos nos dan o no su beneplácito. Cada una de nosotras, las mujeres visibles de Ahotsak, somos, a la vez, nuestro partido; nosotras, junto con el resto de compañeras y compañeros, tomamos las decisiones de las que tenemos que responder. Es la hora de mostrar coherencia, de poner de manifiesto la madurez que supone conciliar, con todas las consecuencias, nuestra actuación personal y la ideología en la que militamos públicamente y para la que pedimos apoyo social. Sí a la actuación personal libre y pública; no a la esquizofrenia política voluntaria.

Puede que salvar el espíritu Ahotsak y asegurar su continuidad exijan su final como plataforma política y nos exijan a las representantes políticas renunciar a la primera línea de actuación para que se abra paso una auténtica iniciativa social bajo el liderazgo de mujeres profesionales no adscritas a formaciones políticas y que tengan vocación para la cosa pública. El compromiso de Ahotsak de acompañar a las mujeres en su viaje a la igualdad debe permanecer y afianzarse para que sea posible su especial aportación al logro de una sociedad vasca en paz y convivencia.

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