Azkarate: "El PSE-EE ha intentado arrinconar y quitar espacio a las instituciones vascas y al lehendakari Ibarretxe"
COMO BUENA PORTAVOZ, Miren Azkarate (Donostia, 1955) es especialista en manejar los conceptos con precisión y en no traspasar los límites de la cautela. Se muestra esperanzada ante la etapa «apasionante» que se abre paso en Euskadi, a la que el Gobierno que representa quiere ayudar con el mejor de sus esfuerzos.
Tras la resolución de Grande-Marlaska que dejaba en libertad a ocho dirigentes de Batasuna, esta formación considera irreversible que se avance hacia la paz. ¿Se ha despejado el camino?
Está claro que la Ley de Partidos es un instrumento del pasado y que la aplicación de las leyes debe amoldarse al entorno social y a las variaciones que se puedan producir en el mismo. Por tanto, si los tiempos políticos han cambiado, parece razonable que las actitudes de los jueces también puedan cambiar. En cualquier caso, quienes tienen las llaves en este asunto son el Partido Socialista, que junto al PP promovió y aprobó la Ley de Partidos, y Batasuna. Son ellos los que tienen que dar los pasos que les corresponden en este ámbito.
¿Qué valor concede en ese camino al anuncio de Patxi López de abrir un diálogo público con Batasuna?
La novedad radica en que al diálogo le han añadido el calificativo de "oficial", porque es evidente que venían hablando desde hace tiempo. Es bueno y resulta necesario que lo hagan, y es positivo que eso se produzca de forma oficial. El Gobierno [vasco] siempre ha dicho que todas las formaciones políticas son necesarias y que tienen que hablar y poder poner encima de la mesa sus propuestas para el futuro de este país buscando los acuerdos más amplios e integradores.
Los informes del Gobierno español corroboran la veracidad del anuncio de alto el fuego de ETA. ¿Los del Ejecutivo vasco también apuntan en la misma dirección?
El lehendakari y el consejero de Interior ya han dicho en alguna ocasión que la información de la que el Gobierno vasco dispone será compartida con quien deba serlo pero, siempre, en un clima de discreción.
Le formularé la pregunta de otra manera. ¿Son optimistas sobre el fin de ETA?
Sí, indudablemente.
¿Se equivocó Zapatero en la forma de dar a conocer el inicio del diálogo con ETA?
No fue una gran aportación, desde luego. Lo que dijo ya era algo conocido, porque había aparecido en los medios una y otra vez. Aunque en las horas precedentes a la Fiesta de la Rosa desde el PSE-EE se insistió en que el presidente Zapatero iba a hacer un anuncio importante, lo que escuchamos fue una ratificación, que siempre está bien y es importante pero no es una gran noticia.
En medio de una cierta satisfacción generalizada, ustedes se mostraron críticos...
El Gobierno vasco no criticó el anuncio de Zapatero; se limitó a constatar que no había ocurrido nada espectacular y que el marco había sido un acto de partido. Quien vino a Euskadi, con todo el derecho indudablemente, fue el secretario general del PSOE, y no el presidente del Gobierno. No creemos que nos equivocáramos en aquella valoración.
¿A qué achaca que el PSE-EE se muestre tan crítico con el Gobierno vasco y con el lehendakari?
Cuando se anunció el alto el fuego permanente, el secretario general del PSE-EE, Patxi López, ya salió diciendo que el lehendakari no tenía sitio en el proceso y que los partidos debían protagonizarlo. Ha habido un intento de arrinconar y de quitar espacio a las instituciones vascas y al lehendakari Ibarretxe.
¿Por qué?
Lo tendrá que explicar el Partido Socialista. Creemos que los partidos tienen un gran protagonismo, pero también las instituciones lo deben tener. Es impensable que vayamos a avanzar, en la paz en cierta medida, pero desde luego en la parte política, sin la participación institucional. No hay que plantear este proceso en términos de rivalidad: todos tenemos nuestro papel y hemos de cooperar.
¿No ve al PSE-EE por la labor?
En distintos momentos y en distintas declaraciones de dirigentes socialistas, tanto del PSE-EE como de Madrid, se observa un intento de hacer ver que el lehendakari está amortizado y enfrentado a su partido. Eso no es así. No hay más que escuchar las declaraciones del lehendakari Ibarretxe y del presidente del EBB, Josu Jon Imaz.
¿Hay unidad de criterios?
El lehendakari y su partido están en la misma línea. Él preside un Gobierno con tres formaciones distintas, que suman visiones no contrapuestas pero entre las que sí hay matices legítimos. Entre la postura que expresa el lehendakari y las de los partidos del Gobierno vasco no hay discrepancias. El lehendakari sabe muy bien dónde está, qué es lo que quiere y cuál es la apuesta que tenemos entre manos.
Zapatero ha agradecido esta semana la actitud del PNV y del lehendakari. ¿Enmienda la plana así al PSE-EE?
Sería deseable, porque en esas declaraciones sí se ha visto reflejada cuál ha sido la actitud del PNV, y en general del Gobierno. En nuestra primera declaración institucional tras decretar ETA el alto el fuego, el primer punto consistió en dar un apoyo absoluto al presidente Zapatero para afianzar y hacer que el proceso de paz sea universal e irreversible. Por tanto, sus palabras reconocen la actitud del Gobierno y del PNV y la actitud recíproca recibida desde La Moncloa.
¿Percibe cambios de calado en el PSE-EE?
De decir "no" a todo han pasado a admitir incluso encuentros oficiales con Batasuna o a asumir dos líneas paralelas en el proceso, aunque luego intenten despistar un poco acusando al Gobierno vasco de querer mezclar la paz y la política, cosa que no es cierta en absoluto. Nadie les pide que acepten nada de antemano de cara a la normalización, sino que se pueda acordar de qué temas se va a hablar en la mesa de partidos.
El lehendakari se ha reunido en diversas ocasiones con los partidos. ¿Cuál está siendo su labor en este momento?
Ya dijo que iba a llevar a cabo una primera ronda que sería pública, y que no habría valoraciones tras su conclusión. Y añadió que a partir de entonces empezaría una segunda fase discreta, que no secreta, de contactos. En ello estamos en la actualidad.
El PP endurece sus posiciones tras el anuncio del diálogo PSE-Batasuna. ¿En qué medida se complica el panorama de la paz?
Es un obstáculo más a superar y no va a facilitar las cosas aunque todos somos necesarios pero nadie es imprescindible. El Gobierno vasco hará lo que esté en sus manos para que el PP se incorpore a este proceso. Nos gustaría que viniese a una senda diferente y que comprendiera que en todo el mundo los conflictos se resuelven hablando. Aquí hay un conflicto político, más allá del armado, y la experiencia del siglo XX en el mundo nos enseña que en estos casos no se vence sino que se dialoga, se negocia y se consensúa. Ésa es la forma más razonable de llegar a acuerdos y de pasar a otros tiempos.
El PP insiste en que los ataques contra sedes de partidos indican que no hay un cese de la violencia. ¿Es así o entran dentro del guión?
No sé quien habrá establecido ese guión pero, desde luego, en el guión del Gobierno vasco no caben ese tipo de situaciones. Esos ataques son obstáculos que no ayudan en un proceso de negociación. Quienes los llevan a cabo demuestran que no están a favor de una salida dialogada y negociada.
Batasuna sigue sin decir nada cuando suceden estas cosas...
Batasuna debe decir claramente qué es lo que piensa ante este tipo de hechos. Nadie niega que, en algunos casos, las actuaciones judiciales pueden suponer un obstáculo, pero este otro tipo de actuaciones también son un obstáculo que habrá que superar entre todos.
¿Sigue viendo a Batasuna coherente con su compromiso de Anoeta?
Ha hecho un recorrido, pero tendrá que seguir caminando como todos los demás.
¿Es viable la fecha del otoño para poner en marcha la mesa de partidos?
Dependerá del trabajo que se haga previamente. No tiene mucho sentido fijar fechas si los deberes no están hechos de antemano. Lo más importante es seguir haciéndolos cada día en un clima de discreción para acordar principios, metodología y contenidos. Lo fundamental es que cuando se llegue a ese foro existan garantías de que puede culminar su labor con éxito.
Sorprende que estemos todavía en esta situación cuando las conversaciones entre partidos vienen de muy atrás...
Partíamos de posiciones muy alejadas y no hay que olvidar que en los últimos ocho años hemos vividos de espaldas, padeciendo una política de trincheras y del "no" permanente. No es posible cambiar eso de la noche a la mañana. La sociedad es consciente de que, en general, se están modulando los discursos, están cambiando las actitudes y de que hay que seguir trabajando con tenacidad, con perseverancia, para llegar con garantías a un foro multipartito.