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El Diario Vasco
Mas: "Euskadi tiene su vía y no veo por qué el PNV debe copiar a CiU"
Artur Mas -que ayer participó en Bilbao en la cumbre de la alianza Galeuscat que une a nacionalistas vascos, catalanes y gallegos en defensa de «un Estado plurinacional»- vive ya bajo el frenesí electoral marcado por la campaña del referéndum del Estatut el 18-J y los comicios autonómicos en otoño. Y marca sus distancias. «Euskadi tiene su propia vía y el PNV no tiene por qué copiar a CiU», sostiene el líder convergente, que niega tajante que el sí al Estatut esté ligado a una estrategia para volver al poder.
-La "vía catalana" de consenso para la reforma del Estatut ha dado mucho que hablar y se ha presentado llena de dificultades. ¿Servirá al final de ejemplo para Euskadi?
-No hay soluciones iguales para realidades distintas y en la medida que Cataluña y Euskadi son realidades nacionales distintas las soluciones no tienen por qué ser iguales. No hay que confundir la vía catalana y la vasca, pero ambas tienen puntos de unión, no son vías paralelas, y tienen puntos de intersección, la construcción de un Estado plurinacional. Son vías distintas pero se superponen.
-¿Pero el proceso del Estatut catalán puede ser un modelo para el diálogo vasco?
-Cataluña y Euskadi tienen en común su aspiración de más autogobierno pero sus realidades políticas y sociales no son idénticas. El problema pendiente en Cataluña era la demanda de un mejor sistema de financiación y un aumento significativo en nuevas competencias. El problema de Euskadi radica en solucionar el conflicto terrorista. Estoy seguro de que los partidos vascos sabrán escoger el mejor camino político para solucionar sus demandas.
-¿No le ve al PNV avalando en Euskadi una operación similar a la desarrollada por CiU?
-Yo creo que no. El partido mayoritario de Euskadi tiene que responder a la voluntad democrática mayoritaria de Euskadi. Como CiU tiene que responder a la voluntad mayoritaria democrática de Cataluña. Hay dos realidades nacionales, en cuanto a estructura social, sociológica, peso demográfico, nivel de autogobierno... Pedimos competencias que Euskadi ya ha asumido en el pasado y Euskadi pide competencias que Cataluña ya tiene. Intentar confundir ambas realidades es hacer trampas en el solitario y engañarse. El PNV tendrá que tomar sus decisiones en función de lo que intuya que responde mejor a los intereses de la mayoría de los ciudadanos de Euskadi. Y tiene un buen olfato muy afinado, que por algo lleva gobernando más de 25 años. El PNV tiene que tomar una de las decisiones más importantes en los próximos meses. Y espero que vuelva a acertar. El PNV no tiene por qué copiar la política de CiU. Y al revés tampoco.
-¿Teme el resultado del referéndum del Estatut el 18 de junio?
-Temor real no tengo, se lo aseguro. Creo que el pueblo de Cataluña va a avalar con diáfana claridad el texto del Estatut pactado y negociado en las Cortes de Madrid con el PSOE y el presidente Zapatero. No le niego que ante un referéndum una parte del electorado puede no percibir la importancia de la consulta. Y sí que le confirmo mi preocupación sobre los negativos efectos que puede tener la pésima imagen que presenta diariamente el tristemente famoso gobierno tripartito presidido hasta hace poco por Maragall.
-¿Creen que puede haber votantes de CiU críticos con el tripartito de Maragall tentados de votar no?
-Por eso insistimos en clarificar el escenario político. Los ciudadanos ya saben que el 18 de junio no es el día para cambiar el Gobierno de la Generalitat, la cita será en otoño. Y le digo una cosa más: sería muy bueno que Maragall concrete la fecha y que las elecciones se celebren cuanto antes mejor. El actual Gobierno ya está en retirada y el nuevo Estatut debe desplegarlo un ejecutivo fuerte y refrendado mayoritariamente por la ciudadanía.
-¿Qué consecuencias tendría un hipotético triunfo del "no"? ¿O una fuerte abstención?
-Muchas y muy graves. Fíjese. La bandera del "no" es un triunfo del Partido Popular y supondría una legitimación de la estrategia contra Cataluña seguida hasta el límite por la dirección del PP. También resquebrajaría el necesario buen clima entre España y Cataluña que permite combinar la prosperidad catalana y española con la más que legítima vocación de más autogobierno a favor de Cataluña. Y lo más grave: deja a Cataluña huérfana de salidas políticas a su aspiración de más autogobierno. Si gana el "no", yo me pregunto ¿de qué forma y con quién es posible pactar un Estatuto y afrontar una operación política de gran calado? ¿Cuántos años pasarían sin capacidad para volver a intentarlo? Si con Zapatero fracasamos, ¿con quién tendríamos éxito? ¿Con Rajoy, Acebes y Zaplana? ¿Con el PSOE de Guerra, Ibarra y Bono?
-Ustedes condicionan ahora su apoyo a la estabilidad del Govern en minoría a que Maragall aclare su sucesión y concrete el calendario electoral. ¿Por qué?
-La decisión sobre quién va a ser el candidato del PSC a las próximas elecciones incumbe al partido de Maragall. Nada tiene que ver con nuestro apoyo a la estabilidad, únicamente vinculada a la necesidad del país para dotar a la Generalitat de una mínima estabilidad política debido al referéndum. El día después de la consulta, la tarea del Ejecutivo de Maragall sólo puede ser una: convocar elecciones y gestionar el fin de etapa.
-¿Es Maragall un problema o una solución para el referéndum de apoyo al Estatut?
-Dependerá de si toma las decisiones oportunas y si acierta en el contenido de sus intervenciones.
-¿Cree usted que Zapatero y el PSOE están alentando la retirada de Maragall?
-No le puedo confirmar cuáles son las intenciones ni de Zapatero ni del PSOE. Lo único que puedo certificar, igual que podría hacer cualquiera, es que a tenor de las declaraciones de la mayoría de los líderes socialistas españoles, Maragall no goza de la credibilidad ni de la confianza necesaria para defender sus tesis dentro del Partido Socialista.
-¿Han ligado ustedes su apoyo al Estatut a una estrategia planificada para su regreso al poder?
-De ninguna manera. Y la prueba del nueve es que el día después de la aprobación del Estatut en el referéndum voy a seguir siendo el jefe de la oposición en Cataluña. Convergència i Unió va a volver al Gobierno, se lo aseguro, pero no va a ser por un pacto de intereses en los despachos; va a ser por una victoria rotunda en las próximas elecciones.
-CiU y, en concreto, usted, se han fortalecido como alternativa a pesar de que se pensaba que su pase a la oposición le iba a generar muchos problemas de cohesión
-E incluso le diría más. Algunos vaticinaban la ruptura definitiva de CiU y su hundimiento electoral. Y al final pasa justo lo contrario y salimos fortalecidos de todo el proceso. Le confieso que el paso por la oposición nos ha ido bien por muchas razones. Se demuestra que CiU no es un invento raro que sólo Jordi Pujol podía liderar. Tiene su espacio político consolidado y su vocación de centralidad permanece. Se ha reforzado nuestra imagen de buenos gestores y la unidad de la federación para superar los resultados de las últimas elecciones sigue intacta.
-Carod-Rovira dice que la foto del acuerdo Mas-Zapatero devalúa por completo el Estatut aprobado por el Parlament en septiembre.
-Un ejemplo más que ERC fue víctima de un ataque de cuernos por no salir en la foto y por no calcular bien las enormes consecuencias de ese pacto político. ERC, antes de los acuerdos de la Moncloa, estaba dispuesta a decir "sí" por menos de lo pactado con CiU.
-Pues dice Carod que esta foto es como si Zapatero hubiera comprado en unas rebajas al 30% lo que en su día fue tasado en el Parlament por 100. Que el «precio» ha sido barato
-Se me ocurren varias cosas para rebatir ese argumento pues el «precio» del PSOE era infinitamente más bajo y en los días anteriores ERC estaba dispuesta a aceptar algunos de estos planteamientos que al final CiU consiguió elevar. También le reconozco, y lo he repetido hasta la saciedad, que lo que hemos conseguido no es al 100% lo que pedíamos en el Parlament. Pero ya se sabía. El proceso del Estatut es un proceso de pacto entre las Cortes españolas y lo que reclama Cataluña. Si Carod tiene una varita mágica y es capaz de llevar a Cataluña hasta el 100% de sus demandas, que lo haga de una vez. Lo único que yo puedo garantizar es que si se aprueba el Estatut el salto en autogobierno es mayúsculo y que no habrá ninguna nación sin estado en Europa con más competencias y autogobierno que Cataluña.
-¿No ha sido en el fondo una gran victoria de Zapatero la división del nacionalismo catalán?
-Los nacionalistas en Cataluña saben que quien agrandó la división fue Carod y los dirigentes de ERC al situar por primera vez en la historia de Cataluña y en la máxima institución del país a un presidente no nacionalista. Y esto a pesar de que CiU era la ganadora de las elecciones
-Carod ha dicho que ERC vuelve a la «equidistancia» entre el PSC y CiU. ¿Contempla usted como posible en el futuro una alianza CiU-ERC?
-Su equidistancia ya no es creíble. Fíjese que a pesar de los seis consejeros cesados, Maragall y Carod intercambian continuas declaraciones de afecto. Les sigue uniendo el interés común por evitar que CiU vuelva a gobernar. Ante las elecciones la disyuntiva sigue siendo escoger entre el tripartito o CiU. Y en relación a los pactos, ya se verá. Mi propósito es conseguir una victoria suficientemente sólida, clara y contundente de CiU para liderar en la próxima legislatura el gobierno que Cataluña necesita. Y aspiro a las mínimas muletas posibles.
-¿Está confiado con el alto el fuego? ¿No le preocupa que ETA plantee de nuevo condiciones políticas? ¿Cómo enjuicia la actitud del PP?
-Quiero ser muy prudente con la cuestión vasca. La función de Convergència i Unió es facilitar las cosas en Euskadi y no entorpecerlas en ningún modo. Estoy confiado en que Euskadi puede acercarse a un escenario de paz. Espero que nadie, ni ETA, impida un proceso que podría, digo podría, acabar de forma positiva. Respecto al PP, deseo que en el tema vasco no tengan la misma actitud de boicot que han tenido con Cataluña. De momento, parecen más sensatos y prudentes.
-¿Le ve usted a Zapatero dispuesto a embarcarse en una operación de reforma territorial de calado?
-Le veo dispuesto, pero no olvide que su propio partido tiene unas limitaciones que ni él mismo puede pasar por alto. En especial, en el debate territorial.
-La precampaña del referéndum del Estatut ha arrancado en un clima de gran polémica. Se supone que se quiere movilizar a un electorado muy tentado por la abstención. ¿Pero no tiene sus riesgos esa táctica?
-Tiene riesgos, pero estoy convencido de que en Cataluña tenemos un país de gente madura y responsable. El pueblo de Cataluña no va a tirar su futuro por la borda. De eso estoy convencido. Y no tirar el futuro por la borda quiere decir que hay que decir que sí al Estatut, sabiendo que no es la estación término de la construcción nacional de Cataluña, pero sabiendo al mismo tiempo que es una situación mucho más avanzada de lo que hemos tenido nunca. Tenemos un equipo en Cataluña, el Barça, que es el campeón de Europa por méritos propios. Con el Estatuto nuevo, Cataluña es campeona de Europa en materia de autogobierno.
-El acuerdo entre CiU y el Gobierno socialista, ¿es la antesala de la presencia de ministros nacionalistas catalanes en Madrid?
-Para la presencia de ministros de CiU en Madrid siempre cito tres condiciones: la aprobación del Estatut en Cataluña, CiU al frente del Gobierno de la Generalitat y un acuerdo programático con los socialistas. Todo lo demás son puras hipótesis.
-¿Hay madurez en CiU para asumir este escenario?
-Creo que sí. Tanto Duran como yo mismo hace ya tiempo que venimos apuntando en esa dirección como una posibilidad.
-El nacionalismo vasco insiste en reivindicar el derecho de decisión de la sociedad vasca. ¿Ve factible que este asunto forme parte de la agenda del debate de las reformas sobre el modelo territorial del Estado o aún no hay condiciones?
-Condiciones se dan, pero no hay que olvidarse que por mucho que sea el presidente del Gobierno el que entreabre la puerta, tiene detrás al PSOE, que tenía su propio esquema. Por eso insisto en la necesidad de un pacto entre iguales para que las dos partes puedan firmarlo y salvar la cara. Una posibilidad es la del pacto, otra vía es la de no pacto o el enroque.
-¿Le ve usted a Zapatero dispuesto a embarcarse en una operación de reforma territorial de calado?
-Le veo dispuesto, pero no olvide que su propio partido tiene unas limitaciones que ni él mismo puede pasar por alto. En especial en el debate territorial.
-¿Regresa CiU al catalanismo pragmático zanjando su deriva soberanista?
-Es la confirmación de que la estrategia de CiU ha permitido fijar un horizonte nacional en Cataluña al que nos vamos acercando por etapas fruto de los pactos en Madrid. Ésta es la mejor manera de plantear el pacto político entre Cataluña y España.