Iritzia
15Martxoa
2006
15 |
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Proceso de paz y normalización política en Euskal Herria

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Martxoa 15 | 2006 |
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Josune Ariztondo

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Herria 2000 Eliza


LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN VASCA DEL SIGLO XXI
Euskadi es, en la actualidad, un pueblo en transformación e inmerso en espacios vitales más amplios. Éste es el marco en el que debemos buscar un acuerdo:
·         que siente las bases para la paz, la convivencia y la reconciliación,
·         que posibilite que la sociedad vasca de hoy decida su estatus político y social.
 
Es, por lo tanto, necesario un acuerdo abierto, que incluya fórmulas para expresar y desarrollar políticamente el reconocimiento de la voluntad de la sociedad vasca en relación con su estatus político, expresada por los mecanismos usuales en las democracias avanzadas. Un acuerdo que, al mismo tiempo, comprenda las realidades supranacionales que nos circundan y con las que debemos interrelacionarnos para construir, solidariamente, un futuro mejor.
 
Herria 2000 Eliza me pregunta sobre las dificultades y oportunidades del proceso. Entiendo que, en realidad, se refiere a los procesos de paz y de normalización o convivencia política. Dada la necesaria brevedad de este artículo, me referiré al primero e imprescindible –el de la paz- desde la consideración de que su puesta en marcha lo es para que se abra paso el debate político de fondo y sea posible el acuerdo para la convivencia política en Euskadi y con el Estado o, si se quiere, con los estados
 
En la mayoría de los procesos vitales, cada oportunidad lleva asociada su dificultad y la vida política no es una excepción. Las oportunidades para mejorar y las amenazas para aprender y, por lo tanto, para mejorar si se saben aprovechar las circunstancias. A la hora de pensar el futuro, la reflexión sobre lo acontecido en etapas anteriores nos ha de servir para, después de un contrastado análisis, anclar las oportunidades y minimizar las amenazas. Y esto es  exactamente,  lo que nos toca hacer a todos y cada uno de nosotros en esta delicada coyuntura histórica.
 
Por mi parte, mas que a separar “dificultades” y “oportunidades”, me voy a referir a  algunos factores propiciadores de paz, considerando que podemos encontrarnos con  binomios oportunidad-amenaza, que también nos pueden ayudar a dibujar un final definitivo para la violencia. Señalo los siguientes:
 
- Cambios significativos en la sociedad vasca, en su mentalidad, sensibilidad y concienciación: las diversas expresiones pacifistas, la movilización a favor de las víctimas y la aportación de los diferentes foros de diálogo serían las oportunidades.  Y, la amenaza la constituirían algunos elementos más o menos enraizados en las sociedades modernas, tales como, la tendencia al individualismo, el rechazo al diferente, la falta real de oportunidades a las mujeres o la explotación infantil. La búsqueda de la paz, el proceso de pacificación tienen mucho que ver, en el fondo, con la práctica social de valores como la solidaridad, la justicia, la acción positiva hacia los colectivos minorizados, la piedad y el perdón.
 
- Procesos sociales que tienen que ver con el cambio generacional, la consolidación del Estado de bienestar o los nuevos valores de la juventud, hacen de la violencia una extravagancia dramática a superar. Pero, al tiempo, la pérdida de la memoria histórica alimenta contravalores como la insolidaridad para con los que sufren y el rencor que impiden, no ya la reconciliación, sino la humanización de las relaciones sociales, tan necesaria entre nosotros.
 
- La irreversibilidad del rechazo de la violencia por parte de la mayoría de la sociedad vasca, incluidos amplios sectores del propio entorno social de ETA, muchos de los cuales cuestionan al menos su utilidad. Este primer paso en la conciencia del valor absoluto del respeto a la vida y a la libertad de las personas, nos debe impulsar a su defensa decidida y explícita en cada situación de vulneración de derechos.
 
- La situación político-social generada por el alto el fuego de ETA, tan intensamente vivida y tan dolorosa e irreversiblemente frustrada, puede constituirse también en fuerza impulsora en la búsqueda de la paz.
 
- La declaración del Kursaal como catalizador del clamor de nuestro pueblo a favor de la paz y de su apuesta mayoritaria por la construcción nacional y social de Euskadi, y cuyos principios constituyeron las bases de la Propuesta de Nuevo Estatuto.
 
- El cambio de gobierno en Madrid, que supone el final de una etapa de enfrentamiento y la perspectiva de una política basada en el diálogo y en el respeto a la pluralidad;
 
- Elementos significativos de la Declaración de Anoeta, suscrita por toda la izquierda abertzale en la que se centra exclusivamente en los partidos la interlocución para lograr un acuerdo para la convivencia política;
 
- El efecto sobre ETA del llamado terrorismo internacional, a partir del 11-S/M. Aquellos atentados provocaron, por un lado, una especial sensibilidad y rechazo ciudadano, al tiempo que se fortalecía el espacio judicial y policial compartido en Europa y en todo el mundo;
 
- El largo periodo de casi tres años sin atentados mortales;
 
- El mapa político vasco  tras las últimas elecciones al Parlamento Vasco que muestra claramente la oportunidad que se abre ante toda la clase política vasca:
  •        nadie debe ser excluido de las grandes decisiones que afectan a la sociedad;
  •        se requieren soluciones integradoras, articuladas desde la centralidad y el entendimiento.
 
En todo caso, la clave reside en la madurez de nuestra sociedad que rechaza la violencia y el terrorismo como instrumentos de acción política, asume el compromiso de solidaridad con las víctimas y apuesta por el diálogo y el respeto como método para la solución de los conflictos. Y en la sociedad descansa también el fundamento de nuestra esperanza en el futuro.
 
Hemos de ser conscientes de que la violencia es un problema que sólo puede ser adecuadamente resuelto entre todos, aunque con diferentes implicaciones y grados de responsabilidad. Porque etre todos hemos abierto el horizonte de una paz justa que será una victoria ciudadana, una ocasión para reparar, reconciliar y cohesionar a una sociedad cuyas convicciones democráticas (no-violencia y diálogo sin exclusiones) son el principal instrumento de pacificación.
Tenemos por delante un camino que hemos de recorrer con decisión, aunque sin  voluntarismos esteriles, porque hemos aprendido de los aciertos y de los errores propios y ajenos. Nadie tiene la fórmula mágica ni debe excluir a otros. En un proceso de paz, ETA y el Estado no son los únicos agentes, ya que la construcción de la paz es una tarea social que implica a muchos agentes políticos y sociales imprescindibles para llevar a buen término el proceso de paz y de reconciliación.
 
Asumimos legítima y responsablemente como EAJ-PNV el papel que nos corresponde. Y, conscientes de la confianza que miles de personas han depositado en nosotros y aspiramos a ser un referente fundamental en la construcción de una paz justa y duradera para nuestro pueblo.
 
En el Acuerdo de Coalición del actual Gobierno Vasco hemos declarado que “Ha llegado el tiempo de la Política con mayúsculas. Y para que se escuche a la Política tienen que callar las armas. No estamos hablando de establecer condiciones previas al diálogo, simplemente planteamos dos premisas compartidas por la mayoría de las fuerzas políticas. La primera es que para solucionar el terrorismo es preciso abordar la raíz de los conflictos la segunda es que la Paz no tiene precios políticos, pero la Política puede hacer mucho por la Paz". Reivindicamos esta apuesta frente a la imposición, el fanatismo, el inmovilismo o la falta de imaginación, plenamente convencidos de que la política sólo es instrumento de pacificación cuando se practica sin dogmatismos ni esquemas cerrados, con disposición al compromiso y al acuerdo integrador.

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