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2006
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Izaskun Bilbao (Diario de Noticias de Alava)

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Urtarrila 15 | 2006 |
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Diario de Noticias de Álava


Bilbao: "Hace falta más discreción para avanzar en la paz en la línea de Anoeta y la moción del Congreso"
Después de más de medio año al frente de la Presidencia del Parlamento Vasco, ¿qué balance hace de este tiempo?
He percibido en general palabras de ánimo y afecto y eso ha contribuido a que yo pueda desempeñar esta labor con una tranquilidad que a veces hasta a mí me asombra. En el ámbito político, me siento satisfecha porque, recordando y dejando aquellos duros momentos del inicio, hemos tenido siete meses llenos de acuerdos en el ámbito parlamentario, algo que no era usual en la última legislatura.
 
Habla de los "duros momentos del inicio", ¿se han superado ya esas tensiones?
Reclamé la necesidad de recuperar las relaciones humanas, la necesidad de diálogo y de conseguir la complicidad entre los grupos parlamentarios para dar una imagen del Parlamento y la política en Euskadi que estuviera a la altura de las circunstancias y de lo que exigían los ciudadanos. Estos meses han podido ser recorrido de ese primer discurso.
 
Ese nuevo ambiente, ¿cree que es síntoma de que algo se mueve en la política vasca?
Yo creo que sí. Los grupos políticos se han visto en la necesidad de reflexionar sobre qué queremos hacer en Euskadi en política y los acuerdos pueden ser resultado también de esas reflexiones.
 
Se acaba de cerrar su primer debate presupuestario, bastante menos accidentado que los últimos pese a que usted mantuvo la votación separada de las enmiendas de totalidad...
Los grupos entendían, por los precedentes y por las posibilidades de interpretación del Reglamento, que cabía esa posibilidad. De lo contrario, creo que las consecuencias habrían sido otras.
 
Con esa explicación podría decirse que las polémicas de años anteriores se alimentó de forma artificial.
Muchas veces, los mensajes políticos y el nivel de beligerancia en este Parlamento han estado en función de las circunstancias. Cualquier persona que quiera hacer ese contraste entre la anterior legislatura y ésta podrá deducir y sacar sus propias conclusiones.
 
Como presidenta del Parlamento, ¿qué valoración hace de la aprobación presupuestaria? ¿Hay que buscar en ese acuerdo un calado político más allá?
Hay que valorarlo de manera positiva, como no puede ser de otra forma. La mayor repercusión política es la sensación de una mayor normalidad. Hay que tener en cuenta que llevábamos seis años sin aprobar unos Presupuestos en esas condiciones, así que traslada una imagen de acuerdo y de más serenidad en el ámbito parlamentario.
 
Uno de los trabajos más ambiciosos que ha abordado el Parlamento es la reforma de su Reglamento. ¿Cree que los grupos serán capaces de superar el escollo que truncó la reforma en 1998, el acatamiento de la Constitución?
Espero que sí. Como responsable de esa ponencia, pondré todos los esfuerzos para que así sea, para que todo el mundo pueda discrepar con tranquilidad, defender sus ideas y que el resultado sea el acuerdo.
 
De partida ese objetivo parece difícil, las posturas son divergentes y no parece haber término medio.
En otras propuestas también cada uno partía en un primer momento con la defensa de sus ideas pero vemos que es posible llegar a acuerdos y vemos que estamos en esa fase. Espero que no bloqueemos las propuestas como ocurrió en 1998. Empecé esta legislatura con dos premisas básicas: hay que humanizar la política y tenemos que responder las necesidades de los ciudadanos. Y, en ese sentido, la aprobación del Reglamento responde también, a través del acuerdo, a esa necesidad de normalizar las relaciones en el ámbito parlamentario. Tenemos la oportunidad para hacer un Reglamento del siglo XXI, que recoja sus avances tecnológicos, la necesidad de proceder a la normalización lingüística en la Cámara y de conciliar la vida entre hombres y mujeres.
 
Al respecto, parece que existe cierto consenso sobre la necesidad de habilitar fórmulas para mantener el voto parlamentario pese a bajas por maternidad o por enfermedad...
Quizá lo más visible ha sido que en dos momentos muy complicados, las miradas sobre qué ocurría con la elección del lehendakari o con la aprobación de Presupuestos, dependían de la situación de una mujer embarazada. Las mujeres sufrimos ya demasiada presión como para sumar la de lo que pueda ocurrir en el ámbito parlamentario porque una mujer tenga que dar a luz en un momento determinado. Tenemos que ser capaces de buscar medidas avanzadas y valientes.
 
¿El voto a través de Internet podría ser una solución?
Hemos estado analizando y viendo alguna votación de carácter remoto. Primero habrá que ver qué acuerdan los grupos y luego poner todos los medios tecnológicos para dar respuesta a esas decisiones. Pero hay que estar abiertos a todo.
 
¿Ve posibilidad de acuerdo en la conflictiva cuestión de la formación de grupos?
Personalmente, y es una opinión como presidenta del Parlamento, sé que a mucha gente le puede parecer una barbaridad pero soy de las que creen y defienden que el hecho de tener un parlamentario debería ser considerado para que, si responde a una ideología concreta y diferenciada del resto, pueda tener un grupo propio. Es una idea de la que no participa demasiada gente, pero de esa manera el grupo mixto tendría de verdad el sentido que debiera tener, de dar cabida en un momento determinado a personas que deciden marcharse de su grupo original o solventar otro tipo de situaciones.
 
EHAK y Aralar plantean creo esa idea...
Bien, pero hay muchos grupos en el espectro de esta Cámara yo creo que el debate general en que se mueven no es ése. Pero yo lo defendería sin ningún complejo.
 
¿Estará lista la reforma del Reglamento antes del parón veraniego?
Esperemos que sí, que podamos acordar algo antes del verano.
 
¿Qué lectura hace de las declaraciones de Rodríguez Zapatero en defensa del derecho de reunión respecto a la asamblea de Batasuna en el BEC?
No se nos va a escapar que si el presidente Zapatero realiza esas manifestaciones es porque está apostando por la necesidad de normalizar la política en Euskadi. Decir que la Ley de Partidos es demasiado restrictiva y que hay que hacerla compatible con los derechos que se recogen en la Constitución viene a reflejar lo dicho por el fiscal general del Estado sobre que la ilegalización de Batasuna no suponía la eliminación de los derechos individuales de sus militantes. Lo que yo percibo es que todo el mundo, salvo los representantes del PP, lo que quieren es que se celebre el acto con normalidad. A partir de ahí, lo que espero es que la izquierda abertzale, el día 21, dé un paso más del que dio en Anoeta pero, en cualquier caso, que veamos que da un paso firme hacia la paz y la vía política.
 
Su llegada al cargo coincidió prácticamente con el encarcelamiento de Arnaldo Otegi. Ahora se debate sobre la prohibición o no del acto del BEC. ¿Es compatible ese escenario con esos avances en materia de paz y normalización?
En determinados momentos percibo a algunos representantes políticos con cierto nerviosismo. Todo el mundo quiere decir algo acerca de la paz, todo el mundo quiere ser protagonista y tener su hueco. Creo que nos hace falta un poco más de tranquilidad y discreción, porque sí vemos que estamos avanzando, no hay más que mencionar datos objetivos que desde 2004 todos conocemos, desde la declaración de Anoeta hasta la resolución del Congreso. Evidentemente algo ha cambiado. La mayoría de los partidos estamos hablando de la necesidad de ir avanzando en el camino de la paz, en la necesidad del diálogo y de normalizar el ámbito político. Datos objetivos nos hacen pensar que algo ha variado.
 
En esa variación, ¿incluye el debate sobre la reforma del Estatut catalán?
Ahí hay que destacar un cambio. La anterior legislatura se aprobó la propuesta de reforma del Estatuto que los partidos mayoritarios se negaban a debatir con dos argumentos: en Euskadi hay violencia y no se había aprobado con una mayoría suficiente. En Cataluña no hay violencia y ha habido una propuesta aprobada por el 90% de sus ciudadanos. Determinados sectores han salido diciendo también que no es posible. Eso nos dice dos cosas: primero, que hay un sector que no está dispuesto a plantear ningún tipo de reforma en ninguna comunidad y, respecto a lo que ocurría en Euskadi, que se ha abierto una vía por lo menos para plantear propuestas de reforma.
 
¿Cree que su desenlace puede influir de algún modo en el proceso de normalización vasco?
¿Hoy qué vemos? Dificultades, aunque hay una negociación y espero que se llegue a un acuerdo. Pero no quiero comparar porque las propuestas no son iguales y, en ningún caso, puede ser mimética una posible aprobación en Euskadi. Nosotros tenemos un camino recorrido y uno por hacer y ya veremos la propuesta que sale del Parlamento Vasco y cuáles son las fases de negociación que tendrá que haber, pero soy partidaria de respetar las decisiones parlamentarias.
 
¿Siente menoscabado el papel del Parlamento por el carácter extraparlamentario de la futura mesa de partidos?
Para nada. No tengo ningún complejo ni siento que nadie vaya a restar protagonismo a esta Cámara ni a esta presidenta. Entre otras cosas porque por encima de los protagonismos personales e institucionales existe un fin. Si ese ámbito, por su discreción o su mayor flexibilidad, permite que se puedan abordar todas las cuestiones en torno a lo que puede ser paz y normalización en Euskadi yo lo voy a apoyar sin ningún género de dudas. El Parlamento tendrá protagonismo y llegará pero, mientras tanto, lo que hemos visto comparando con la anterior legislatura es que la fórmula de debatir en una comisión del Parlamento con una proyección más mediática quizá no dio el resultado pretendido.

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