Si algo ha quedado durante las semanas en las que afloró la iniciativa es que la polémica que se suscito en el Parlamento vasco y por parte de algunos agentes con la constitución de la Ponencia Permanente de Víctimas fue, desde el principio, interesada, artificial y carente de toda base real. La Ponencia permanente de víctimas tiene un objetivo claro, marcado y tasado por un acuerdo parlamentario. Guste o no guste a algunos partidos políticos. Volveremos, sin duda, a revivir polémicas como ésta. Es para algunos grupos un tema recurrente de utilización política del sufrimiento o de victimismo político.
Pero ya hay una Ponencia constituida que va a tener como principal objetivo supervisar todas las actuaciones que, en cumplimiento del acuerdo parlamentario de febrero de este año, se desarrollan en favor de las victimas y analizar y proponer cualquier otra iniciativa que, por consenso, creamos conveniente impulsar. Y creo que, como en ningún otro foro, el consenso es la palabra mágica para que la Ponencia pueda acometer su labor con la tranquilidad política y mediática que un tema como el de las víctimas del terrorismo se merece.
Víctimas de ETA y víctimas también del GAL y de los Batallones Vasco-Españoles. Víctimas de ETA y víctimas también de la violencia de Estado.
Consenso, repito, por el respeto que nos debe merecer a todos y todas las víctimas. Consenso que ya hay formaciones que no están dispuestas a contemplar. Y ejemplos tenemos ya de ello cuando incluso antes de que se constituya la Ponencia Permanente hay grupos políticos, como el PP, que optaron por presentar directamente iniciativas relacionadas con las víctimas en el Parlamento, sin contar con los demás grupos, pretendiendo monopolizar un tema tan delicado, utilizándolo como arma arrojadiza. No podemos olvidar que los acuerdos parlamentarios que guían el trabajo de la Ponencia lo son gracias a los votos solo de PNV, EA y EB.
El Partido Nacionalista Vasco tiene muy claro que esta Ponencia debe servir para trabajar a favor de estas víctimas. Por lo tanto, también para propiciar que todo este colectivo pueda sentirse cada vez más integrado y acogido por nuestra sociedad y contribuir, en su momento y cuando se den las debidas condiciones, a una reconciliación que, hoy más que nunca, es imprescindible.
La Ponencia nació también con una autoexclusión, la de EHAK/PCTV. Autoexclusión que solo se puede entender desde las propias necesidades políticas de una parte de la izquierda abertzale. Estoy convencido de que a EHAK y a esa izquierda abertzale no es necesario explicarles que en las Ponencias no se abordan todos los temas que cada grupo desearía. Las ponencias se constituyen con un mandato del Parlamento y con un fin especifico. Tratar de justificar las ausencias porque en ellas no se abordan determinados temas suena más a excusa que a razón real. Y más cuando en esta Ponencia, como ya he dicho antes, también se va a tratar la situación de las víctimas del GAL y de otros grupos terroristas de similares características. Y, sobre todo, cuando EHAK/PCTV había designado ya un representante en la propia Comisión de Derechos Humanos para este tema que, luego, en Ponencia se autoexcluyó.
Ha sido pretensión del Partido Nacionalista Vasco intentar dejar al margen de la utilización partidista todo aquello que sea tratado en la Comisión de Derechos Humanos. Por ello, le ha tocado recibir, junto con otros grupos, la crítica de la equidistancia.
Habrá ocasión de crear grupos de trabajo en el Parlamento vasco para abordar otras vulneraciones de derechos y veremos el comportamiento de las formaciones políticas que deberíamos de guiarnos por el respeto y cumplimiento de los derechos humanos y no por su utilización interesada.
