Iñaki Anasagasti
09Urria
2005
09 |
Iritzia

VIDA Y MILAGROS DE LA I CUMBRE DE PARLAMENTOS IBEROAMERICANOS EN BILBAO

Iñaki Anasagasti
Urria 09 | 2005 |
Iritzia

A partir de hoy, la columna habitual que he escrito durante 18 años en DEIA, sin fallar un solo domingo y sin cobrar un solo duro, se traslada a este mundo cibernético del EAJ-PNV, que crece como la espuma.

 Pero como la vida tiene sus afanes, no solamente un día por semana, sino todos los días, puede usted conectar, si está interesado, en la página www.ianasagasti.com, donde encontrará material de sobra para no aburrirse en este largo invierno.

 Y como el éter lo aguanta todo, ahí va un resumen de lo que fue la Cumbre Iberoamericana celebrada en Bilbao el pasado fin de semana.

El pasado año, el gobierno nos invitó a acompañarle a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que se celebró en Costa Rica. Allí fuimos a aquella XIII edición que a decir verdad, tocó fondo. Faltaron muchos presidentes pues coincidía con otra reunión en Chile y con un viaje del presidente chino a Buenos Aires. A San José, fueron muy pocos, pero se aprobó algo fundamental: la creación de un Secretariado Permanente que le diera continuidad y seguimiento a lo aprobado en las Cumbres. Para este puesto se decidió fuera un ejecutivo de primera y un hombre de consenso que no hubiera tenido fricciones con la clase política iberoamericana. El elegido fue Enrique Iglesias, asturiano, recriado en Uruguay de donde fue canciller y que en ese momento era el Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo. Al estar con él, me pareció de una agilidad mental extraordinaria.

Aquella infausta Cumbre contó con la presencia incómoda de un terremoto de escala 6,04 que nos quitó una noche de sueño y nos hizo dar un salto en la cama que ni la pantera más ágil del Circo Mundial. El caso es que por aquella circunstancia se decidió que la delegación parlamentaria volviera en el avión presidencial que el estado tiene al servicio de Zapatero.

CONVERSACIÓN DE ALTURA

En este avión sólo hay tres habitaciones privadas y una especie de sala con mesas y sillones donde iban Zapatero, Leyre Pajín, Miguel Angel Moratinos, el jefe de protocolo y alguien más. En el tubo general el resto de funcionarios, parlamentarios y diplomáticos. Se daba la circunstancia de que en esa primera fila, justo en el centro iba yo junto al presidente de la Comisión de Exteriores del Senado, el socialista Segundo Bru.

Zapatero nos dirigió un saludo desde lejos y ahí quedó todo. El caso es que yo le dije a alguien de su entorno que la buena educación no era al parecer el fuerte del presidente y éste le hizo llegar el comentario. Al poco nos vino para decirnos que pasada la noche Zapatero nos saludaría.

Así fue. Junto a mí, en la otra fila, había un asiento vacío y el presidente aprovechó  para hablarme de ETA, de la política vasca, de la Cumbre y hasta del terremoto y como yo había hablado con Segundo Bru de que aquel viaje en aquellas condiciones no servía para nada le dije que, habida cuenta que la Cumbre siguiente le tocaba a España, ¿por qué no organizaban una reunión en serio con todos los parlamentos iberoamericanos par ir dándole dimensión popular a algo que podía comenzar a andar y empezar a tener eco en la sociedad? A Zapatero le pareció buena la idea y al poco nos vino el ministro Moratinos a preguntarnos qué le habíamos dicho al presidente que estaba como una moto. Ese fue el inicio de la Cumbre Iberoamericana. Una conversación de avión.

SALAMANCA Y BILBAO

Uno de los asuntos que ha debido cumplir Zapatero en sus acuerdos con Esquerra Republicana de Catalunya ha sido devolver los papeles requisados al gobierno de la Generalitat catalana en tiempos de guerra para ser utilizados posteriormente en los juicios sumarísimos contra nacionalistas y republicanos. Lo mismo ocurrió con la documentación vasca, en menor cantidad, pues hubo que improvisar una administración que apenas duró nueve meses.

La decisión de devolver esos papeles robados a Catalunya, en Euzkadi seguimos esperando, no ha sido fácil y ha concitado la puesta en pie de guerra de toda la derecha hispana. El caso es que había que contentar a los salmantinos y el gobierno decidió que la XIV Cumbre se celebrara en esta ciudad, sin concretar si habría o no cumbre parlamentaria y dónde sería su lugar de celebración.

Así las cosas, el presidente del Senado, Javier Rojo, tras haberle dicho que por qué esa Cumbre no se celebraba en Euzkadi, me comentó un buen día que dicha Cumbre se podría celebrar en Bilbao, siempre y cuando las instituciones vascas colaboraran y dieran apoyo a su celebración. Ante tal propuesta hice las oportunas gestiones en el PNV y el Gobierno Vasco que vieron con excelentes ojos la celebración de una reunión de semejante envergadura que de alguna manera iba a romper el maleficio que el ministerio de Exteriores de la época Aznar había lanzado contra Euzkadi. Como en la película los Diez Mandamientos nos habían pintado una cruz con sangre de carnero en nuestra puerta y aquí no había hijo de vecino que viniera. Lazareto Euzkadi.

Para el mes de junio ya se había decidido lo de Bilbao, pero lo malo fue que en julio el lehendakari Ibarretxe nos dijo que le coincidía con una reunión del Foro de Biarritz en Colombia y, por más que hicimos para que pudiera simultanearlas, eligió Colombia.

EL SENADO, EL ORGANIZADOR

Habida cuenta que nosotros habíamos puesto en canción a todo el mundo se decidió que por las Cortes Generales, el encargado de toda la organización fuera el Senado y dentro del Senado los tres “vascos” de la Mesa: Rojo, Barquero y yo. Reuniones, programas, regalos, salas, logística, ponencias, angustia por cuántos venían, vacaciones de agosto de por medio, el Estatut catalán, la bronca del PP, la Cumbre de presidentes autonómicos para hablar de la sanidad, la posible celebración en el Senado de la Comisión de las Autonomías, los Presupuestos… Hubo que ir superando los mil obstáculos que la realidad diaria nos iba poniendo delante con un agravante añadido: no había tradición de Cumbres parlamentarias y a la mayoría le importaba un pepino la misma.

Eso lo vimos el martes 27 de septiembre en la Sala Europa del Senado. Resulta que habíamos convocado una rueda de prensa en la Casa América, con embajadores y vinito posterior cuando me encontré que todo eso había sido reconducido a una pichi rueda de prensa en el Senado, sin embajadores, y sin apenas gente: siete periodistas.

Ese día coincidía con la entrega en el Congreso del proyecto de presupuestos con la curiosa novedad de que en lugar del carrito con las toneladas de papel el ministro Solbes se fue con su disquete informático y eso al parecer, era un millón de veces más noticia que la Cumbre Iberoamericana de Bilbao.

Lo del vinito se mantuvo y durante el mismo aproveché para decirles que aquello tenía muy mala pinta y que eso no iba a interesar a nadie. Los pocos periodistas iberoamericanos que estuvieron en nuestro contacto con la prensa nos dijeron que estaban acreditados sólo a la de presidentes y, que por tanto, irían a la de Salamanca. Lo de Bilbao parecía algo exótico y un poco raro. A todo esto, la Casa de América financiada por el ministerio de Exteriores nos había dicho que no tenía ni una sala libre. ¿Qué cosa más importante tendría ese día dicha mansión que dar cuenta de la primera reunión de todos los parlamentos iberoamericanos?. ¿No se llama Casa de América?.

El caso es que ese día decidí quedarme en el despacho para ver los informativos. La CNN no dio nada. Tele 5 tampoco. Y lo más pintoresco fue que TVE no dijo absolutamente nada. Una televisión pública que teóricamente había cogido la señal que emite el Senado, ni mencionó la rueda de prensa, ni la noticia, ni nada. El diskette de Solbes y la pelea que ese día se llevaba en el Parlamento catalán discutiendo su reforma estatutaria se llevaban las palmas y el grueso de la información.

ARTAZA FUE UNA NOTA

Mientras esto ocurría en Bilbao la coordinación de todos los actos se ponía a punto. Cuatro reuniones de seguridad, helicóptero y camionetas de la Ertzantza incluidas Servicio médico, un bronce precioso de regalo con una reproducción del Gernika de Picasso. Una lámina regalo del pintor García Ergüin obsequio del alcalde Iñaki Azkuna en la que con fondo del Guggenheim se ven las dos orillas de América y Europa, una carpeta con información sobre Euzkadi y Bilbao, botellitas de txakoli y vino y, sobre todo, un área comprendida entre el Palacio Euskalduna, el Sheraton, el Guggenheim, el hotel Domine y el Don Diego hacía una milla cómoda para un equipo organizador que metió horas extraordinarias.

El caso es que al día siguiente de la desastrosa rueda de prensa del Senado, anunciábamos en el Sheraton y con un desayuno, las bondades de nuestra desconocida Cumbre a sala llena. Aquello ya era otra cosa. Era Euzkadi.

Hablamos los tres mosqueteros de la mesa del Senado.

Yo quise destacar dos cosas: que a pesar de la bronca entre el PP, PSOE y el PNV par la Cumbre de Bilbao habíamos logrado ponernos de acuerdo. Y, sobre todo, que de cara a América y al estado español había que resucitar a Montesquieu y darle al ejecutivo el complemento del legislativo para que hiciera de tam-tam en América. Los periodistas apenas preguntaron, quizás sería la hora, el hecho es que quedamos en vernos por la noche en el Palacio Artaza donde la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, ofrecía una recepción en nombre del Gobierno Vasco y del Lehendakari ausente.

Y así fue. A las 8,30 el Palacio Artaza parecía el castillo de Windsor. La Vicelehendakari, con los consejeros Inclán, Azkarraga y Samaniego, hicieron los honores y recibieron a los delegados que en representación de 23 países y 33 parlamentos se hacían presentes en aquel entorno sin par en una noche magnífica y donde competían el jabugo con el talo con morcilla y chistorra, una carne de parrilla espléndida, croquetas de chipirón, aceitunas rebozadas y decenas de variadas y, a cada una de ellas, mejor canapé. Desde luego el gobierno vasco se volcó que aquel exquisito catering que además agradecieron pues no hubo palabras de bienvenida en donde la gente con la copa en la mano y el canapé en el carrillo no sabe cómo aplaudir. El primer día empezó bien.

LA SONRISA HELADA DE LETIZIA

Como el sarao lo inauguraban los príncipes de Asturias, había que estar en el palacio Euskalduna una media hora antes de que llegaran tan ilustres personas y donde la Casa Real había tenido sus más y sus menos a cuenta del protocolo y el decreto de preferencias. La verdad no entiendo cómo alrededor de una persona no elegida y que no consta su papel en la Constitución hay que hacer tantas reverencias.

El caso es que la pareja llegó. Al pie de la puerta del coche con la coronita todas las autoridades. En un segundo punto de saludo, nosotros y los presidentes de Parlamentos Iberoamericanos. Felipe de Borbón me saludó de forma afectuosa. No así Letizia Ortiz a la que conocí cuando era la periodista de cámara de aquel Alfredo Urdaci manipulador y antinacionalista diario. Me lanzó una mirada que parecía el iceberg del Titanic que respondí no aplaudiendo el discurso de su marido, mientras ella seguía fijamente la quietud de mis manos.

Aurresku y discursos, foto oficial incluida dieron apertura a un Congreso donde abrió la sesión Idoia Zenarruzabeitia, Marín, Rojo, Moratinos, el presidente del Senado chileno, Izaskun Bilbao y Felipe de Borbón.

Las dos nacionalistas lo hicieron muy bien. Cortas, claras, amables, ajustadas al acto y dando una cálida bienvenida a los allí presentes. Un senador uruguayo me decía: “!Qué bueno ché lo que estoy viendo!. ¡Lo vasco en clave de poder y haciendo cosas tan importantes y tan bien organizadas!”.

El segundo canapé tras la ceremonia fue extraordinario. Un barquillo con un cucurucho lleno de una salsa de porrusalda con no sé qué, hizo las delicias de la afición que no hacía más que empapuzarse y nosotros decirles que todavía quedaba la comida, como así fue al cabo de poco tiempo, en el propio Palacio Euskalduna, donde pude comprobar la versatilidad de los servicios del Euskalduna y la posibilidad de hacer funcionar a la vez un Congreso Iberoamericano con uno de Farmacia y funcionar todo como un reloj.

En los parlamentos iniciales, Moratinos quiso destacar el lugar donde se celebraba el Congreso, el senador chileno expresó que había que convertir los parlamentos de cajas negras en cajas de cristal y Marín comentó que, como había dicho Norberto Bobbio, “la política es el pacto, el acuerdo, lo efímero. Lo que permanece o debe permanecer son las instituciones”. No estuvo mal. El príncipe no se esmeró en el euskera. Sólo dijo “egunon” y “eskerrik asko”. Lo demás puro tópico. En su día pregunté al gobierno por qué no se despide al que le hace los discursos. Es malísimo.

LAS MESAS DE TRABAJO

La ponencia en la que me inscribí, “Fortalecimiento Democrático e Institucional” tenía como relator al presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso, Josep A. Duran y dos copresidentes: el de México y el de Ecuador.

Había otras. “Economía y Desarrollo”, cuyo relator era Segundo Bru, presidente de la Comisión de Exteriores del Senado. “Cooperación para el Desarrollo”, cuya relatora era la presidenta de la Comisión de Cooperación del Congreso, Delia Blanco y la de “Iberoamérica en el Mundo”, presidida por el extraño senador Luis Fraga, que no paró hasta lograr introducir en la Declaración Final que había sido el promotor del Secretariado Permanente.

En mi mesa de trabajo, pedí la palabra y les dije que Felipe González nos había dicho en una reunión privada que el creía que el Parlamento Europeo se debería haber elegido al fina del proceso de unión y no al principio pero que creía que en este caso Iberoamericano había que hacerlo en la mitad porque había que resucitar a Montesquieu enterrado por Alfonso Guerra. La gente nos ve a diputados y senadores como charlatanes y solo tiene prestigio el ejecutivo, porque manda y tiene presupuesto, pero eso no es sólo la democracia que es fundamentalmente un régimen de opinión pública y de control del ejecutivo.

Sugerí que el nuevo Secretariado Permanente tuviera en cuenta lo que se dijo en Bilbao y durante el año que quedaba hasta la reunión de Uruguay se ocupara de prepararla bien y de hacer un seguimiento de lo aprobado.

Me hicieron caso, pues en la Declaración final lo incluyeron y Enrique Iglesias se comprometió a ello.

Erkoreka planteó la necesidad de que además del ejecutivo se tuviera en cuenta al judicial.

CON LA BOCA ABIERTA EN EL GUGGENHEIM

A las nueve de la noche el Diputado General de Bizkaia, José Luis Bilbao, el alcalde de la ciudad, Iñaki Azkuna, diputados y concejales esperaban en el atrio del Museo Guggenheim a los participantes en el Foro. Tras la recepción, el vista a la parte baja del Museo con un monumental Richard Serra y con unas salas que dejaron a los presentes anonadados. Para completar el cuadro, la cena hecha en el gran espacio de la entrada con una decoración sofisticada y elegante y un menú exquisito y delicado que se completó con la intervención de la Coral de Bilbao que dio inicio aquella cena con el “Agur Jaunak”, una canción americana “El Viejo San Juan” y el “Maitetxu Mía”, que dejó boquiabiertos a los presentes por el grado de buena ejecución de las cosas que tenemos en Euzkadi cuando nos ponemos en serio a hacerlas.

Durante la cena les recordamos que Simón Bolívar había vivido un año de su vida en Bilbao. Que en el callejero bilbaíno estaba la calle Juan de Garay, fundador de Buenos Aires en 1580. Las huellas de Bruno Mauricio Zabala, fundador de Montevideo en 1724. De Alonso de Ercilla, escritor de la Araucana. De Domingo de Irala, fundador de Asunción en Paraguay en 1538. De Juan Sebastián Elcano, el primero que dio la vuelta al mundo. Del loco genial Lope de Aguirre. De Francisco de Vitoria, padre del derecho internacional. De Francisca de Zubiaga, mariscala y presidenta del Perú. De Juan de Zumárraga, primer obispo de México e introductor de la imprenta en América, la monja alférez… salpimentando todo esto con el análisis de lo que estaba ocurriendo en Melilla donde la gente salta las vallas para librarse del hambre que viven en sus países. Fue una cena agradable donde le dije a Marín que mi hermano le había conocido en Vietnam. Estaba él con dos amigos en un viejo hotel de Hanoi, y entró Marín. Le saludaron y éste le preguntó: “Qué, ¿españoles verdad?”. “No, vascos”. Marín me dijo que no se acordaba de la anécdota mientras yo le machacaba el hígado con unos cuadros que tiene en el Congreso de un Alfonso XIII que fue repudiado en sesión plenaria a iniciativa del PSOE en 1931. Aproveché para solicitarle publicaran las intervenciones de D. Manuel de Irujo en el Congreso, ya que el año que viene se cumplen 25 años de su muerte.

SE APRUEBAN LAS PONENCIAS

Cada mochuelo fue a su sala. Se trataba de aprobar las ponencias. En la nuestra se había recogido lo que planteé en relación a que durante todo el año el Secretariado permanente hiciera seguimiento a lo aprobado en el pleno. El vicepresidente del senado colombiano no logró sacar adelante una condena al presidente Uribe, ya que si se desciende al detalle en cada país, la bronca estaría asegurada y este tipo de cumbres desaparecerían. Se acordó sin embargo hacer mención a los legisladores secuestrados, uno de ellos cuando viajaba en avioneta y le obligaron a aterrizar en una carretera.

El presidente de la Cámara de Diputados mexicana, leyó en nuestra comunicación “Fortalecimiento democrático e institucional” la resolución final y tras intervenciones de todo tipo, salimos en hora y media de aquel recinto para estirar las piernas y comentar lo que estaba ocurriendo en Catalunya. Duran nos decía que debía haber un acuerdo secreto entre Mas y Zapatero y eso hacía que él estuviera muy mosca pues veía que en la tramitación en el Congreso aquello iba a salir escuchimizado y jibarizado.

EMAN DA ZABAL ZAZU

Leí en su día en las Obras Completas de Sabino Arana que a éste no le gustaba el Gernikako Arbola en lo que se refería a eso de dar buenos frutos por el mundo. Sabino decía que los frutos había que darlos en Euzkadi, pero el caso es que la frase tiene buena fama y no hay discurso americano donde no se mencione a Iparraguirre y a su “Eman da zabal zazu”.

A las dos estábamos con un tiempo espléndido en la Casa de Juntas de Gernika. Allí nos esperaba su presidenta Ana Madariaga con un elegante vestido negro y unas adecuadas palabras de bienvenida que contestó Javier Rojo, también de negro. De allí pasamos al hemiciclo donde una guía nos ilustró sobre las pinturas de los Señores de Bizkaia, así como cómo funcionaba aquella democracia rural símbolo universal de las libertades vascas. Tras el parlamento, el canapé, bajo la vidriera de Cañadas, con su patriarca Lege Zarra que planto allí el bueno de Makua.

Mientras dábamos cuenta de los exquisitos platos a cada cual más variado, íbamos de corro en corro y hablamos con varios congresistas que se hacían lenguas sobre la organización y la perfección como había salido todo. Nosotros le dijimos que el país estaba en buen momento y que se notaba el ansia de paz. Por no haber no había ni una manifestación y la que había habido de Batasuna había sido de lo más sofisticada, hasta el punto de que nos habían enviado una carta hablando de que estaban en Euzkadi y de la necesidad de paz y concordia entre los pueblos. Hace dos años, una reunión de ese calibre, no se hubiera podido haber celebrado. Por eso, la imagen vasca hacia América, era excelente.

LA CLAUSURA

Cuando salimos de la Casa de Juntas comenzaba a llover y, la vuelta, con esa neblina triste y aguada de los días de invierno enmarcó la vista del paisaje de la costa: Sukarrieta, Mundaka, Bermeo… Al pasar por Bermeo le dijimos a Gabriel Cisneros, uno de los padres de la Constitución, dónde estaba el batzoki, como ejemplo de primera construcción en Bizkaia hecha en cemento y con aspecto de barco. Nos miró extrañado.

A las cinco llegaron los autobuses desde Gernika a Bilbao. A las cinco y cinco comenzaba la clausura. Abrió la sesión la presidenta del parlamento uruguayo, próxima anfitriona el año que viene. Hizo un balance de las jornadas y dio la palabra al presidente del Parlamento mexicano, al cubano, al peruano y al portugués que leyeron las conclusiones que se adjuntan tras cerrar esta crónica.

Bajaron de la tribuna y subieron María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno, Manolo Marín y Javier Rojo, Iñaki Azkuna y Enrique Iglesias. Todos agradecieron la hospitalidad vasca e Iglesias comentó en su brillante disertación que aquel era su primer acto como Secretario General de las Cumbres Iberoamericanas. Marín presentó a Azkuna como el mejor alcalde del estado.

Muchos aplausos y las fotos de rigor, junto a los saludos al uso. La vicepresidenta tuvo un discurso ajustado y Azkuna habló de El Quijote y de todo lo que une lo vasco con América.

UNA TXAPELA DE ELOSEGUI

La gente entre las reuniones, las comidas, los discursos, los viajes, estaba ya machacada pero eso no fue óbice para que a la noche cogieran de nuevo los tres autobuses preparados y se llegaran hasta Zarautz, donde en el Aitanetxe, el Diputado General de Gipuzkoa se esmeró.

Se había preocupado de conocer los menús servidos anteriormente para no repetirlos y las crepes de txangurro, el bogavante zarauztarra y exquisiteces parecidas hicieron las delicias de unos comensales que en los postres abrieron con expectación una caja azul donde había una txapela de Elosegui, que muchos se pusieron, y ellas, un delicado pañuelo blanco y negro con un insinuado escudo de Gipuzkoa.

En la mesa presidencial, donde además de Rojo y Marín, estaba el Diputado General y los organizadores, estaba la alcaldesa de Zarautz y la presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, que seguían interesadas la discusión política que nos llevábamos y que a ellas no dejaba de extrañar sobre todo por la virulencia del debate externo y la amistad y cercanía de la discusión alrededor de una mesa. Lo que debería ser eso que se llama ”la cocina”.

SI,  ROJO

El domingo dos de octubre, vencido y exhausto el ejército parlamentario por tanta comedera, les llevamos a Araba. Como no todo iba a ser Bilbao y como ya habíamos estado en Gipuzkoa y como Rojo y Barquero representan a Araba, tocaba Araba y tocaban autoridades del PP.

Tras la visita a la Diputación y con una lluvia intensa los concejales de La Guardia fueron notificados sobre cómo se suspendía la visita al corazón de la Rioja alavesa. Directamente se iba a las bodegas “Bai Gorri”, una superficie acristalada, moderna, sobre un inmenso mar de viñedos. Una bodega distinta, carísima, exquisita y con un dueño que decía que había asumido el reto más importante y difícil de su vida: crear un referente enológico mundial donde arquitectura y buen vino se dan la mano. Habían ganado la medalla de plata en el Salón Internacional del Vino y nos explicaba con pasión que aquello era una bodega diferente donde se han cuestionado todos los sistemas de elaboración, tomando la gravedad como  aliado principal evitando la utilización de bombas, tolvas y maquinaria en general donde la uva pudiera salir dañada.

Lógicamente todo eso y mucho más nos lo dijo en el brindis final mientras el Diputado General, Ramón Rabanera intervenía para decir que la comida la había pagado él. Unas patatas a la riojana y una carne exquisita dieron ya al traste con los invitados, que no podían absorber tanto paisaje, comida, y situaciones diferentes. Los de Uruguay nos decían que les iba a costar superar el desafío de su segunda cumbre, el año que viene en Montevideo y los de Exteriores comentaban que la organización de Bilbao superaba a la de Salamanca. “¿Y qué os creéis, pues?”, les contestábamos.

Rojo hacía valer que el “Bai-Gorri” era el “Si Rojo” y que había que pensar que ese vino fuera el oficial del Senado durante su mandato.

Con un brindis de buen vino, finalizó el primer Foro Parlamentario Iberoamericano de Bilbao.

NOMBRES PROPIOS

En primer lugar organizativo, Begoña Ibarguen, que encargada por Iñaki Azkuta, fue el eje sobre el que giró toda la organización en Euzkadi, así como Ana Alvarez, Directora de Realaciones Interparlamentarias en Madrid. Formaron una buena pareja que se entendían con media palabra, pues buscaban solución a los problemas, no crearlos.

En primer lugar político, sin desmerecer a nadie, Iñaki Azkuna, anfitrión de la Cumbre y hombre que sólo deseó desde el primer momento que todo saliera bien. La Diputación de Bizkaia, José Luis Bilbao y su equipo dieron su apoyo en todo momento y trabajaron para que las cosas resultaran. Detrás tenían el apoyo de Josu Jon Imaz e Iñigo Urkullu.

Manolo Marín, el presidente del Congreso que no dejaba de hacerse fotos por todo, hasta en una boda en el hotel, y con la gente que por conocerle de la televisión le reclamaba. Fue entrando poco a poco en el Congreso y terminó entusiasmado. Se mantuvo en segundo plano dando todo el protagonismo a un Rojo que no cabía en sí y que a cada rato decía: “esto es estupendo”. Marín pidió al delegado Luesma le dejara visitar Bilbao y se fue la Boulevard donde unas señoras le saludaron y él se dedicó a ver un Bilbao cambiado y donde, con García Egotxeaga, había trabajado para dar carpetazo a los astilleros Euskalduna. Con el tiempo vio que aquellas apuestas habían sido un éxito. Sólo de lejos alguien debió gritarle “Marín, Marín”, sin más.

El vicepresidente del Senado de Colombia, antiguo periodista, que no paró de quejarse de los métodos personalistas de Uribe, asfixiando la democracia parlamentaria. El presidente de la Asamblea Popular cubana, Ricardo Alarcón, hombre fuerte del régimen que co-presidió como si de una democracia se tratara lo que vive en su país y habló de los canjes de la deuda por educación. La presidenta del parlamento uruguayo, una mujer de la izquierda de su país que no dejaba pasar una y que le ponía a todo su acento “gauchista”. El presidente del Senado de Chile, un rico hacendado de la derecha chilena que en su día viajó a Bilbao a visitar a un padre escolapio vasco que le había dado la oportunidad de regenerarse a él que había sido un alumno díscolo. Me decía que todos sus profesores habían sido vascos y que conocía el percal de los vascos. La última noche me regaló una botella de vino cuya marca era “Errazuriz”. Nada menos.

El presidente de la Asamblea portuguesa aguantó estoicamente todos los discursos en castellano y le debió hacer gracia una traducción simultánea en su idioma que hacía que la traductora no parara de gesticular en su hornacina mientras nadie se ponía los auriculares. El presidente del parlamento ecuatoriano, un señor con peluca y aire distraído miraba con curiosidad los pantalones verdes y los zapatos de piel de leopardo del presidente del Congreso dominicano, que se jactaba de que su partido no le podía ni ver pero él ganaba las elecciones porque era muy popular. Con él hablé de Galíndez. El de México, me pareció un hombre muy discreto y Enrique Iglesias, con sus 74 años, se estrenaba en Bilbao, aunque ya conoce estos lares por su amistad y sus akelarres reflexivos con el cura Lezama. De Leticia poco que añadir. Un embarazo que hizo que comentáramos que lo único que faltaba era que la criatura naciera en Bilbao y le pusieran de nombre Javier-Iñaki. Más de una me habló de su cara angulosa y su expresión de poca simpatía. Completaba éste cuadro el miembro del PP, Gabriel Cisneros, más atento a las conmemoraciones constitucionales que a estos saraos americanos. Me imagino estaría preparando sus neuronas para la contraargumentación que se cargue el estatuto catalán. Y, finalmente, el peruano que me trató como a un viejo conocido, por haber vivido doce años en España, así como el Síndic andorrano que tenía chispa y lo comentaba todo.

Podría seguir, pero ya está bien como retazo de una reunión que ha hecho camino, ha sido la primera y puede, con el tiempo, contribuir a arreglar mucho entre aquellos países entre sí y con Europa. No es cuestión menor.

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