El candidato López, desde el 17 de abril, vendió la especie de que podía ser Lehendakari a pesar de no haber ganado las elecciones y a pesar de no habérselo pedido al PP. Jugaba, en esa guerra de sombras, con que el PP le iba a apoyar. La solidaridad de fondo, de matriz española, le iba a obligar a ese PP, que se paseaba cada fin de semana contra el PSOE en Madrid, apoyarles a ellos en Euzkadi. Aquí todo es diferente y no importa estar a bronca diaria en Madrid por todo, a coincidir con ese mismo PP en todo en una Euzkadi que veía perpleja ese doble juego mientras se dedicaban a decirle a Ibarretxe que era un iluminado, que quién era él para tener hoja de ruta, que era un iluso porque se consideraba un Lehendakari vitalicio y lindezas parecidas.
En ese clima cometieron la villanía de bloquear el Parlamento Vasco para la elección de su presidente, rompiendo unas reglas de juego tácitas que hacen respetar al candidato propuesto por el partido más votado (como hicimos nosotros en Madrid con ellos) y se dedicaron a dos cosas. En primer lugar, a tratar de debilitar el PNV y de matutue a las instituciones vascas. Había que decirle a la sociedad que el PNV era un PNV debilitado y necesitado de apoyos. Y que eso la gente lo supiera. Para ello bienvenidos eran los bloqueos del Parlamento Vasco y de la elección del presidente del gobierno. Y, en segundo lugar, había que lograr un acuerdo con IU y con ese mismo Madrazo, a quien un día sí y otro también ponen a bajar de un burro dondequiera que esté. Palo arriba, zanahoria bajo la mesa. Afortunadamente, IU les dijo que con ellos y con el PP no iban ni a heredar. En el cálculo del PSE entraba jugar con ese intangible del apoyo de un PP que por sacar al PNV de Ajuria Enea son capaces de todo. No hay más que escucharle sólo un minuto a una radicalizada y mayororejalizada María San Gil, que parece la copia en mujer del discurso del reiteradamente fracasado eurodiputado español. El voto del PP a Patxi López fue un salvavidas de plomo. Y Don Patxi se ahogó.
Esa estrategia de desgaste se vino abajo el miércoles. De hecho, se había venido abajo ante un Ibarretxe que mantuvo dos meses de perfil bajo, de no insulto, de seguir trabajando, de seguir analizando lo ocurrido, de seguir gobernando discretamente.
El portavoz Pastor, no ha aprendido la lección. El jueves decía que Ibarretxe no puede volar pues tiene plomo bajo las alas. Efectivamente. Las del PSE y PP, partidos que no han aprendido nada, ni olvidado nada. Y que siguen en el guindo, a pesar de la costalada y de que Ibarretxe les recordara que en el Parlamento Vasco hay un 61% y no un 51% de parlamentarios que quieren que el pueblo vasco decida su futuro.
GALLEGOS EN LA ESCALERA
En la última fila del hemiciclo del senado emerge la cabecita de un respetable senador gallego, de Ourense, que se llama Cándido Rodríguez Losada. Pocos saben que es el presidente del Banco Occidental de Descuento de Venezuela y presidente de la Asociación Ramón Rubial de españoles en el mundo. Mucho menos que vive en Caracas y que para cada pleno coge el avión, viaja siete mil kilómetros, participa, vota en los plenos y no falla uno.
A él me dirigí para preguntarle si iban a lograra sacarle a Fraga del poder. Me dijo que si. Lleva un año moviéndose por el mundo, atendiendo a los gallegos que hay por América, preocupándose de sus necesidades sanitarias, convalidación del carnet de conducir, estatus del español emigrado, etc. A este trabajo se le une el del embajador especial, Cortizo, para las colectividades españolas en el exterior, que hasta ha participado en un acto del PSOE. Todo eso le va a arrebatar al PP algo que era, hasta hace muy poco, su feudo. !Pobre Galeuska a la que le quitaron un eurodiputado gallego por no tener nada de esto!.
Los gallegos además tienen en ese apartado un mejor estatuto que el nuestro. En su artículo 7 dice: “Las comunidades gallegas asentadas fuera de Galicia podrán solicitar, como tales, el reconocimiento de su galleguidad entendida como el derecho a colaborar y compartir la vida social y cultural del pueblo gallego”. En el apartado segundo se consagra que Galicia podrá celebrar tratados o convenios con los estados donde existan comunidades gallegas. Algo así quisimos se consagrara en el Estatuto de Gernika en 1979. Un imbécil lo impidió.
El caso es que a partir de mañana lunes, Galicia va a sufrir toda una convulsión cuando Fraga tenga que admitir su derrota tras 16 años de gobierno mayoritario. La empanada política gallega va a adquirir otro sabor.
El viernes 17 estuvimos en el mitin de cierre de campaña del BNG en Ourense. Hacía un calor de muerte. Cuarenta y dos grados. En las tribunas mucha gente joven, y mucha simpatía hacia el PNV. En el podio un Anxo Quintana, reservón y tímido en privado, todo un mitinero ante el micrófono. “El estado sólo cambiará su política en Galicia si el nacionalismo es clave”. “Un triunfo nacionalista nos homologa con Euzkadi y Catalunya”. “Yo no soy marxista leninista y el BNG tampoco”. “En el espacio de seis meses enviaremos un estatuto de nación al Parlamento”.”Nuestra propuesta es avanzar sin complejos hacia la autonomía fiscal”. “Vamos a aprovechar esta oportunidad al 120%”. “Este país necesita una regeneración democrática”...
Su discurso fue el de un nacionalista gallego con los pies en el suelo que veía que, aún bajando votos y escaños, iba a poder entrar a gobernar y de allí ir creando toda una plataforma de poder.
Tras treinta años de cuentos chinos en relación con los estatutos de las 17 Comunidades y su homologación por abajo, esta semana se va a volver a visualizar que, como en 1978, las tres naciones sin estado, vuelven a surgir con fuerza: Galicia, con el Bloque gobernando. Euzkadi, con Ibarretxe elegido por tercera vez Lehendakari y Catalunya, con el surgimiento de un nuevo partido español porque Maragall no les convence habida cuenta de su giro “nacionalista”. No está nada mal para empezar el verano. El verdadero hecho diferencial siguen siendo los partidos nacionalistas.
CUMBRE EN BILBAO
En octubre se va a celebrar en Salamanca, la 25 Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Se elegirá a Enrique Iglesias (no es el hijo de Julio Iglesias) como titular de la Secretaría General de las Cumbres. Este asturiano, amigo del cura Lezama, es un tipo diez que le dará vida a toda esa retórica que hasta ahora no ha servido para nada, sólo para una pintoresca foto de jefes de estado en guayabera saludando como quien limpia cristales.
Y como novedad, hay que decir que, por primera vez en la historia de estas Cumbres, éstas tendrán un complemento parlamentario. Los presidentes de todos los Parlamentos y cuatro diputados o senadores de cada país, son veintidós, junto a Portugal y Brasil, se reunirán en Bilbao con actos en Gipuzkoa y Araba.
La organización se le ha encargado al Senado, venciéndose todas las resistencias. Se comienza a romper el cerco profiláctico que había hacia los vascos. Euzkadi podrá enviar un mensaje de normalidad a 22 países americanos, algo invalorable en los actuales momentos. Y si no que se lo pregunten a los empresarios o académicos que andan por aquello lares. Estos es, en definitiva, lo que quiere el país. Normalidad y consideración. Y que nos devuelvan Marceau.
VISITA DE PULGARCITO
A la república centroamericana de El Salvador (seis millones de habitantes) le llaman el Pulgarcito de América. En los años ochenta fue triste noticia diaria. Hoy no existe en los informativos. Sólo fue novedad lo violento, el asesinato de Ellacuria y sus colaboradores, la guerra contra el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional o los acuerdos de Esquipulas. Si el país funciona, no es noticia.
Sin embargo El Salvador se mueve. El lunes nos visitó su presidente, Tony Saca, un empresario de radio y locutor deportivo. Llegó a la presidencia con el 57% de los votos y el slogan de “un gobierno con sentido humano”. Logró tal resultado desprendiendo a su derechoso partido ARENA, el de D’Abuisson, de la mayoría de su matonismo y gracias a que el personaje sabe lo que es la comunicación. Aunque en el 2000 fue el Frente Farabundo, convertido en partido, quien obtuvo más escaños en la Asamblea. Sin embargo, el inmovilismo ideológico de un sector ortodoxo del Frente, le ha dado la victoria al joven locutor a quien tuve al lado durante la cena oficial. Mientras el senador de Unió le regalaba un CD con sus habaneras, yo trataba de averiguar cómo va un país que conocí durante la presidencia de Napoleón Duarte, cuando trabajábamos con la Internacional Demócrata Cristiana.
El presidente salvadoreño acababa de visitar en El Vaticano al Papa para hablar de la beatificación de Monseñor Romero. Me dijo que había sido monaguillo de aquel valiente personaje asesinado cuando celebraba misa en la catedral de San Salvador. Añadió que había acudido a los actos en su país donde se iniciaba todo el proceso vaticano de beatificación a pesar de que sus colaboradores trataban de disuadirlo para que no lo hiciera. No en vano se señala al fundador de su partido, ARENA, aquel psicópata apellidado D’Abuissón, como el autor intelectual del asesinato. Pero lo hizo y no pasó nada. Le recordé los asesinatos de los jesuitas en la UCLA y de las investigaciones pertinentes. Enfrente, un colaborador, contaba cómo el ejército lo había secuestrado en los años ochenta y mantenido seis meses bajo tierra en una celda de dos por dos.
Como todos los americanos, sus preguntas iban dirigidas a conocer cosas de la familia real. ¡A dónde fue! Les encanta que les reciban en el Palacio de Oriente y que puedan enseñar una foto con los Borbones. Toda una guerra de liberación e independencia, para eso. También siguen como locos la liga de fútbol española. Me dijo que un partido Barça-Real Madrid paraliza el país. Finalmente me contó que la viuda del democristiano Napoleón Duarte había votado por ARENA, el partido enemigo de su marido, como ejemplo de cómo habían cambiado las cosas en su país.
Ojalá el Frente Farabundo se de un baño de realismo y ahorme una plataforma para que en las siguientes elecciones arrebate el poder a un partido como ARENA. Pero para ello tiene que dejar en el camino esos tics de los años ochenta, cuando El Salvador era triste noticia diaria. No se puede poner a Corea como ejemplo. El país de Pulgarcito necesita aire fresco pero con los pies en el suelo.
LA TORTILLA EUROPEA
Nadie puede hacer una toritilla de patatas sin huevos y sin patatas. Nadie puede hacer Europa, sin europeístas. No había más que ver la foto de “El País” del domingo. Solana, Almunia, Borrell, Zapatero, Moratinos, sin Eneko Landaburu, en La Moncloa. Es decir, españoles en Europa. Y eso no es Europa. Esos señores no están en las instituciones europeas como españoles sino como europeos. Y se sacan la foto, todo sonrientes, mientras siguen reivindicando dinero contante y sonante para que el gobierno español haga frente a sus compromisos internos. Desde luego, ni uno en Euzkadi. Insolidaridad en Europa, predicadores de la solidaridad en España. Fantástico.
Es como los polacos. Entran en Europa, buscan su mercado, pero ahora dicen que no les conviene el tratado constitucional y lo posponen. Se lo dije al presidente del Senado polaco, con quien, asimismo, me tocó almorzar a su vera este miércoles en su visita oficial. Ese día éste presidente, antiguo miembro de la nomenclatura comunista había dicho: “el egoísmo de algunos estados miembros ha prevalecido. Ha sido como un concurso de Eurovisión donde, en lugar de cooperación ha habido competición”. Muy bien. Pero se le olvidó decir que entre Estados Unidos y Europa, ellos se quedan con los primeros. Desde luego, la dichosa ampliación que ha servido para el NO de Francia y Holanda y ha hecho que un país como Polonia aplace el referéndum europeo. Menudo negocio.
Ahora este señor, Login Pastusiak, es además Vicepresidente de la Asamblea de la OTAN. En su día, cuando en Polonia gobernaba el partido comunista escribió un libro contra la OTAN. ¿Así se puede hacer Europa? La ampliación ha sido un desastre, no hay liderazgo europeo, falta un discurso integrador y en Italia quieren salir del euro. Así nos va. Cada vez estoy más satisfecho del SI que dimos en febrero al raquítico Tratado. No se puede hacer una tortilla de patatas sin huevos y sin patatas, es decir, sin el ideal europeo.