Iritzia
23Maiatza
2005
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Atutxa como síntoma

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Maiatza 23 | 2005 |
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Txema Montero

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El Diario Vasco


Sitúese el lector en el año 1992 y acompañe al autor de estas líneas por el Casco Viejo de Bilbao donde, callejeando, tiene lugar el siguiente cruce de frases; destacado periodista informal portavoz de la izquierda abertzale: «El día que esto se normalice, Atutxa fuera de Euskadi y Pepe Rey a Galicia»; yo mismo: «¿cooño!». Acérquese ahora el lector, con mil y una precauciones, al último Zutabe de ETA (marzo 2005). En la sección Frases asquerosas, encontrará una antología, pronunciadas o escritas por diversas personas, todos nacionalistas y objeto de reproche, a las que se identifica por nombre y dedicación, todos correctamente intitulados, salvo el Sr. Atutxa a quien se rubrica con un escueto: «polizía».

Entre ambas fechas, más de un decenio y dos treguas; dos gobiernos populares ,ilegalizaciones, cierres de periódicos, criminalizando ad hominem eventuales convocatorias de consultas populares e instando ante los tribunales de Justicia el procesamiento del presidente del Parlamento Vasco por negarse a disolver un grupo parlamentario afín a quienes, tras todos estos avatares, sigue siendo merecedor de su más grave insulto: «polizía» y al que como tal trataron de asesinar en cinco ocasiones.

Una primera constatación, ETA y quienes la tienen como referente ostentan una memoria de elefante cuando se trata de su sufrimiento, y una memoria de pez cuando las penas causadas por sus actos son ajenas y, cual si fuese fenómeno de la naturaleza, no de su propia determinación, calificadas como «consecuencias del conflicto». La memoria parcial, grande para el reproche, inexistente para la autocrítica, que evidencia el veto a Atutxa es una primera manifestación del síntoma que advierte de la existencia de la grave enfermedad política que nos afecta.

Ahora el lector está siguiendo las peripecias parlamentarias y las posiciones que adoptan los diferentes grupos. Llamo ,en primer lugar la atención sobre EHAK; sabedora de su condición de «minoría de bloqueo» la ejerce desde la aparente lógica frívola de que su oposición lo es, personal e intransferible, hacia el Sr. Atutxa. Nada contra la lista más votada PNV-EA. Puro asunto personal, pues, pedir al encaramado en la banqueta, colgado de la soga, que el mismo sirva retirarse del punto de apoyo de sus pies; es una mera invocación a la ley de gravedad, otra vez la fuerza de la naturaleza.

Que tan simple detalle genere una crisis sin precedente en un parlamento por constituir, precisamente en la que se anuncia como la legislatura de la paz, es, aparentemente para ellas, asunto menor. Las parlamentarias comunistas de las Tierras Vascas, de quienes reconozco ignorar el nivel de su formación marxista, evidencian una técnica impecable en la ejecución de lo que para Lenin era la cuestión vital: «Quien a quien»; esto es, en cada situación concreta, quien se impone a quien, independientemente de las consecuencias. La situación de dominio ejercitada por EHAK desde su minoría es tan obvia como lo serán las consecuencias de futuro .

Les pido que continúen con la mirada esta vez fija sobre el PP y el PSE-EE. El Partido Popular vaga por la estratosfera y toma tierra en un barrizal. Incapaz de comprender y situarse en la nueva dinámica política acusa ahora al Gobierno de Zapatero que haya posibilitado que los terroristas vuelvan a tener escaños en el Parlamento Vasco, mientras María San Gil se queja amargamente de que Patxi Lopez no se haya dignado solicitar los votos del PP para investirse como lehendakari.

EL PSE fundamenta el rechazo a Atutxa en su conducción de la Presidencia del Parlamento durante la última legislatura. Tal posición resultaría atendible si no fuese emparejada con la nihilista del PP y la impositiva de EHAK. Y aquí radica el núcleo de la cuestión, la consolidación ahora, de una «mayoría de negativa» PSE-PP-EHAK, heredera de aquella «minoría decisoria» PP-PSE-SA de la anterior legislatura, pero esta vez conocedora de que sin su placet nada sale y que con su negativa, aun contra natura política, todo queda empantanado. Y el veto a Atutxa como botón de muestra, y el mismo síntoma que nuevamente aflora.

Todo este asunto no resultaría crucial si no estuviésemos a las puertas de un proceso de diálogo con los violentos y debate sobre el modelo de Estado y el encaje de Euskadi en España y Europa. El frágil equilibrio de fuerzas ,triangulado sobre los vértices del PSOE-Gobierno de España; PNV-Gobierno Vasco Tripartito; ETA-Izquierda Abertzale -a la espera de la deseable incorporación del PP para configurar el imprescindible cuadrado que no cuadrilátero- queda desestructurado si uno de los vértices, PNV-Gobierno Tripartito, está a merced del filibusterismo parlamentario, reducido a la condición de rehén de la «mayoría negativa». Y salvo criminal ceguera política todo el mundo convendrá lo imprescindible de la reedición del Gobierno Tripartito como garantía de continuidad en el autogobierno y valor de refuerzo en el iniciado diálogo, que sin el concurso de PNV-EA-EB-Aralar queda reducido a la bilateralidad ETA-Izquierda Abertzale-PSOE-Gobierno de España, situación que supongo producirá enorme sensación de vértigo en ambos contertulios.

Así las cosas, señores lectores, comienza la legislatura solicitando la mayoría negativa la cabeza de Juan Mari que de seguir el rito habrá de concederse para posibilitar la llegada del Mesías de la normalización, de manera que continuando la liturgia por sus trámites tendrán lugar los Hosannas, Vía Crucis, Pasión, Muerte y Redención. Deseo lo mejor para el Sr. Atutxa, quien no me cabe la menor duda aceptará la situación con espíritu militante jeltzale. Invoco a la racionalidad de los partidos comprometidos con la búsqueda de la paz para que no se comporten como palomas que una vez vista la primera sangre en el congénere no pueden reprimir sus impulsos de seguir picoteando en la herida abierta hasta el final. Hago, en definitiva votos, para que el síntoma Atutxa sea pasajero y para que los ciudadanos sigamos contando con el insobornable compromiso del Sr. Atutxa a quien el destino político le ha situado en la insufrible circunstancia de hallarse entre la jamba y el dintel.

Una coda final, la hora mejor de los partidos políticos es cuando tienen que hacer necesidad de la necesidad y virtud de la virtud, saliendo incólumes. Me anticipo y afirmo que el PNV saldrá reforzado de esta encerrona.

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