Iñaki Anasagasti
08Maiatza
2005
08 |
Iritzia

Se hizo bien, se hará bien

Iñaki Anasagasti
Maiatza 08 | 2005 |
Iritzia

Ha sido muy grave y contundente lo dicho por el conseller en cap del gobierno catalán, Josep Bargalló, desde Quebec: «Si el ejecutivo de José Luis Zapatero se niega a avanzar en la financiación catalana, lo primero que debería hacer es irse».

Dicho esto por el representante de un partido que sostiene al gobierno del PSOE en Madrid, no es humo de pajas. Estas palabras las anota CiU y serán ellos los que las recuerden a los socios del tripartito catalán diciéndoles que las cosas no pueden quedar como se encuentran en la actualidad. Cosa, que en este aspecto, no ocurre en Euzkadi. En Catalunya un cielo tan cargado no se despejará sin tormenta.

En política nadie agradece nada. Mucho menos si las apuestas que se hacen benefician a todos. Y, si además, tenemos el mal rollo de ser incapaces de vender casi nada, mucho menos. Hacemos lo que hacemos porque es nuestra obligación y ahí queda todo. Cuando la gallina pone un huevo, cacarea, pero los políticos nacionalistas casi siempre se quedan callados, o meten poco ruido. Y el caso es que aquellas apuestas ganadoras, al ser ahora patrimonio de todos, nadie las reivindica.

Todo este exordio es para tratar de llevar al ánimo de quien esto lee que, si en 1979, el Partido Nacionalista Vasco no hubiera puesto pie en pared y reivindicado la devolución del Concierto Económico, estaríamos ahora como los catalanes, sufriendo la hostilidad y el mal gusto de la España profunda que como en el caso de Rodríguez Ibarra les insulta diciendo que se metan sus peticiones por donde les quepa ya que son una indecencia. Al buen talante le pasa como a los trucos de feria: sólo funcionan como reclamo para entrar en la barraca. Luego, una vez dentro, todo es mísero, triste y gastado.

Gracias a que en 1979 hubo un PNV y unas gentes con las ideas claras, hoy la autonomía vasca tiene gasolina para que el coche funcione. Y en virtud a que CiU era la cuarta fuerza parlamentaria y no tenía fuelle para poder plantear esta pelea así como el hecho de que Miguel Roca describió el Concierto Económico como una antigualla y un resto foral con olor a naftalina, están hoy como están. Colapsados, bloqueados y, ante cualquier reivindicación, les remiten a una gaseosa y tutifrutiesca reunión de presidentes autonómicos. Es decir, nada de nada. Para colmo, en una reunión del miércoles, el PSOE y el PSC no llegaron al menor acuerdo. Tienen, pues, hasta el lío en casa. ¿Por qué un gobierno que se atreve a retirar las tropas de Irak tiene miedo de dar a conocer el flujo económico que nos diría cuáles autonomías pagan y cobran más y, sobre todo, quiénes viven del cuento? Es lo que solicitan los catalanes.

Recuerdo una escena con Adolfo Suárez ante Benegas tras un acto oficial. Nos dijo lo siguiente: «Sólo cuando estuve seguro de que iba a dimitir, abordé la devolución del Concierto Económico para Gipuzkoa y para Bizkaia». Las provincias traidoras. Previamente Makua, acertadamente, le había hecho el ‘‘feo’’ de no recibirle en la Diputación, el PNV se había manifestado en la calle (con una víctima, Ramón Begoña) y diputados y senadores junto al EBB habían actuado al unísono. Y lo conseguimos. Pero fue un éxito del PNV que puso en perspectiva histórica la reivindicación vasca. Y lo logró. Logró que beneficiara a la sociedad vasca en su conjunto y que hoy adquiere especial valor y dimensión política, viendo lo que ocurre con Catalunya. Les niegan los datos, la opacidad encubre una falsa solidaridad, les sale Esperanza Aguirre diciendo que Madrid, el Madrid de los funcionarios y las inversiones está discriminado, y en España tienen de ellos la imagen de gente insolidaria cuando de verdad no les llega la camisa al cuerpo y tienen más agujeros que un queso gruyere: en sanidad, en infraestructuras, en policía, en todo. En Euzkadi, este planteamiento, a pesar de los continuos ataques del Tribunal Supremo, no existe. ¿Por qué? Vuelvo a repetir. Pues porque en 1979 existía un Partido y unas gentes políticas que tenían las ideas claras y sabían que la política era el arte de lo posible y de hacer posible lo que es necesario.

Y lo escribo porque ni Otegui, ni Zabaleta, ni Patxi López, ni María San Gil, ni Madrazo lo van a reconocer. Y si no, que se lo pregunten a todos los que quieren ‘‘desalojar’’ al PNV, con el argumento peregrino de que lleva 25 años gobernando. Pero haciendo cosas para Euzkadi. Para todos. Sobre todo para los que nos aborrecen y para los que nunca reconocerán nada ya que creen, como Adán, que la historia empieza con ellos. El Concierto Económico para Gipuzkoa y Bizkaia lo tenemos porque el PNV haciendo política lo recuperó en 1979. Frente a todo y frente a todos. Y no fue fácil. La prueba consiste en que fue lo último, lo más difícil. Fue la ruptura de la sacrosanta caja única y el plantear el federalismo sólo en lo fiscal. Pero se logró. Se hizo bien. Lo hicimos bien. Por eso lo tenemos. Por eso también, el sindicato empresarial vasco Cebek ha salido a la palestra para decir que es un derecho y no un privilegio. Y lo dicen porque existe. Pero lo logró el PNV. El Partido al que hay que ‘‘desalojar’’. El mismo partido que, hoy como ayer, tiene las ideas claras y sabe dónde va, a pesar de las dificultades de navegación en un mar lleno de icebergs.

Poncio Pilatos como modelo

Umbral, todo esto de los nacionalismos, lo despachaba recordando a Manuel Azaña, que al parecer decía que no tienen otra explicación que la del dominó en Valladolid: que la gente se aburre mucho. En esta onda, Peces Barba, ese gran centralista español, consideró que la entrevista del lehendakari Ibarretxe con Batasuna en Ajuria Enea había sido una ofensa a las víctimas de ETA. Según esta teoría, las relaciones de Peces Barba en la transición con todos los franquistas, a los que ahora ensalza, ¿qué fue? Para él, lo que hizo en su día fue política con mayúsculas, pero basta que lo haga el lehendakari para que salga con este comentario de mal gusto equiparable a lo dicho por Paulino Luesma, delegado del gobierno, que ha acusado a Ibarretxe de «saltarse al legalidad». Y lo dice él, representante de un gobierno que se niega a cumplir una ley orgánica como es el Estatuto de Gernika. No se por qué empiezo a echar en falta a Enrique Villar. Por lo menos aquél nos divertía y luego lo sacaban en los programas de humor. Menos mal que en este desierto, el presidente del Senado, Javier Rojo, ha dicho que contar con una fuerza legal, como lo es el Partido Comunista de las Tierras Vascas (así se llama en castellano), es tan legal como hacerlo con el PP. Parece pues, que algunos socialistas comienzan a cambiar el lenguaje y reconocer lo evidente, cosa que no está nada mal y contribuye a ir arreglando las cosas.

Porque, aparte de esto, había que verle a María San Gil discutiendo en TVE sobre las autonomías, el mal llamado plan Ibarretxe, la ‘‘insolidaridad’’ catalana y demás frente a un Artur Mas que no le dejó pasar ni una. ¡Qué colección de tópicos y de banalidades por parte de una señora que ha perdido las elecciones, ella y su partido, pero que son los que ahora nos quieren dictar la moda de verano! Como sin lugar a dudas lo hará Tony Blair en Gran Bretaña, tras haber ganado por tercera vez unas elecciones después de haberse puesto las botas a mentir sobre la guerra de Irak. Habrá que pensar que a sus otros contrincantes no había por dónde cogerlos.
En la única entrevista que Blair hizo, en la que profundizó sobre su fe cristiana, uno de sus momentos más reveladores fue cuando confesó que le fascinaba el personaje de Poncio Pilatos, el procurador romano que condenó a Jesucristo a muerte. «Es el político arquetípico -dijo Blair- atrapado en el eterno dilema… la contienda entre el bien y el oportunismo». ¡Vaya modelo!

A Blair le han acusado de mesianismo, un elemento de locura, de desconexión entre su mundo mental y el mundo real. Whittam Smith, que fue fundador y director del ‘‘Independent’’, dice que Blair ha perdido la facultad de distinguir entre la verdad y la falsedad. «Tiene una costumbre que lo delata cuando habla. Siempre lo ves constantemente en sus declaraciones. Dice que algo es cuando realmente lo que quiere decir es que debería ser». A este señor habría que invitarle a darse una vuelta por Euzkadi, para que comprobara cómo nuestros informativos están llenos de políticos que hablan de esta manera mientras se fabrican un mundo de ficción que sólo existe en el mundo cerrado de los que se inventan la realidad porque si hablan de la verdadera, se ve que están fuera de juego. En fin, que Blair ha ganado y al parecer seguirá diciendo «sin duda alguna». Ojalá continúe consolidando el proceso de paz en Irlanda, mientras los políticos hispanos compiten en quién dice la mayor barbaridad, la mayor burrada contra el nacionalismo. De ahí el inmenso cabreo de la derecha hispana, porque ni Ibarretxe ni Zapatero dijeron nada tras la reunión del jueves en La Moncloa. Les dejó sin munición para seguir disparando contra todo lo que se mueve. Y está muy bien que se molesten porque indica además que puede ser el inicio de un interesante trabajo en una cocina de cinco tenedores. Que sigan ellos con su opción fácil, cobarde y cortoplacista. Ladran. Señal que cabalgamos.

La Euzkadi real

Formando parte de una comisión del Senado me ha tocado visitar esta semana dos empresas vascas: ITP en Zamudio y Gamesa en Miñano, con el resultado de que uno de los políticos españoles visitantes me comentaba extrañado: «No entiendo nada. Mi mujer, cuando vine aquí me dijo que tuviera cuidado. Es normal, porque lo que sale en televisión no es alentador. Estáis todo el día enfrentados o hay una acción de cierta violencia. Y, sin embargo, me llevo la impresión de gente muy trabajadora, que sabe lo que quiere y adónde va, que supo hacer de la necesidad virtud al crear en menos de quince años una muy interesante industria aeronáutica, que trabajan en unas fábricas muy limpias donde no hay un solo póster, afiche, pegatina política que pueda enfrentarles, que busca mercados por el mundo, que en Madrid no les ayudan precisamente y que tienen cantidad de gente joven trabajando en algo tan insólito como la industria aeronáutica. ¿Por qué carajo la imagen que tenemos de los vascos es la del atentado, la bronca, el desencuentro, los jóvenes de la camiseta roja siendo juzgados, o la de una nueva plataforma para buscar una manoseada paz que nos aburre hasta la extenuación?»

«Es fácil de entender», le dije. «Todo eso que me cuentas es verdad y existe, pero no es lo mayoritario en este país. Sí es lo informativamente abundante y manipulado, pero lo mayoritario en Euzkadi son esos setecientos ingenieros jóvenes trabajando con un ordenador. Lo mayoritario es que la gente busque soluciones a los problemas. Lo mayoritario es que la gente que quiere vivir en paz lo haga sin buscarse plataformas raras. Lo mayoritario es lo que has visto y no lo que te cuentan, porque lo que te cuentan al ser parte del problema, no es más que una manipulación. Si somos capaces de hacer un motor de avión y que vuele, unas alas y un fuselaje, el bacalao al pil-pil y estas espléndidas koko-txas, ¿cómo no vamos a se capaces de sacar este país adelante? Lo que ocurre es que alrededor de lo vasco hay mucho ruido, sobreabundancia informativa de Batasuna y de patriotas españoles que a todas horas se la pasan hablando del ‘‘conflicto’’ y casi nada de una realidad tan poderosa como estas dos empresas o las miles de pequeñas y medianas empresas que hay en este país».

Para colmo les llevaron a ver el Guggenheim y dentro de éste museo vieron una fantástica colección sobre el Imperio Azteca que no desmerece en nada a la del Museo Antropológico de México. Esta exposición recrea muestras bellísimas del florecimiento de dos poderosos estados indígenas: El Imperio Azteca y, sus enemigos, los Tarascos. Y a Bilbao ha venido lo mejor de cada una de esas culturas. Algo digno de ver.
Euzkadi, pues, está en un buen momento para romper el círculo. Y lo puede lograr si, entre otras cosas, se hace lo que hizo el lehendakari, tras visitarle a Zapatero en La Moncloa. Hacer mucho y hablar poco.
En 1979 se hizo bien. Hoy se hará bien. Sobre todo si no hay ruido.

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