Iñaki Anasagasti
19Abendua
2004
19 |
Iritzia

Que no nos miren a nosotros

Iñaki Anasagasti
Abendua 19 | 2004 |
Iritzia

Iñaki Anasagasti

Iritzia

Deia


Comentaba el lehendakari Aguirre que no existe mejor discurso que el de una madre hablando de la enfermedad de su hijo. No digamos el hacerlo de la muerte trágica de un hijo de veinte años, que es lo que ocurrió el miércoles con la intervención de Pilar Manjón en el Congreso. El impacto de su dolorida intervención podía resumirse en la petición que formuló: «Señorías: no utilicen nunca más, ni aquí ni en ningún otro contexto, el dolor de las víctimas con fines partidistas».

Entiendo que ante esta clarísima acusación se sintieran concernidos el PP y el PSOE, pero nunca nosotros. ¿Cuándo hemos manipulado el dolor de las víctimas? Lo que sí hemos hecho, y es un demérito histórico, es no considerar el dolor de las víctimas del franquismo, aún vivas, que van desapareciendo sin pena ni gloria. Pero lo que es responsabilidad del PP y del PSOE es la manipulación del dolor de las víctimas de ETA para volverlas contra el nacionalismo democrático cuando nosotros siempre hemos considerado y respetado su dolor lo mismo que el de las víctimas del GAL, del Yakolev, del 11-M y de la guerra. ¿Por qué ese interés de meternos a todos en la misma coctelera cuando lo que debería haber dicho, entre otras cosas, era que estaba allí para pedir se aclarara por qué el PP, Aznar y su gobierno nos habían mentido a todos durante tres días?


Bien. Esta comisión está en sus estertores. De haber empezado por Pilar Manjón quizá no se hubiera abierto aunque soy de los que creen que ha sido beneficiosa para sacar a la luz la verdadera cara de los gobernantes del PP y de su connivencia en muchos aspectos con el PSOE. Decir como una diputada dijo que la intervención de Jorge Dezcallar había sido magnífica, el mismo día en el que el Parlamento vasco lo recusaba por el seguimiento a políticos democráticos da una idea de la impunidad con que han actuado y actúa esta gente que subestimó el posible peligro islámico por su obsesión antinacionalista vasca. O un Astarloa, a quien se pudo ver en vivo y en directo, sin la máscara del obsequioso lacayo que es (está siempre con el que manda), o la incuria de una Ana de Palacio que logró un acuerdo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra una ETA que no había sido la autora del atentado, o comprobar cómo los directores del "El País", "El Mundo", el "ABC" y "La Razón" se comunicaban con Aznar y Zapatero dejando de lado a todos los demás, o como el telón de lo vasco lo sigue impregnando todo con sus verdes montañas, o la brutalidad de un Aznar que convocó en solitario y con su lema la manifestación del 12 de marzo, o la pasividad de un rey que no pinta nada, no hace nada, ni tiene pensamiento propio porque él sólo está para recibir parabienes y enseñar a la familia, y todo esto sin dejar de recordar que Zapatero mantuvo el pacto antiterrorista (antinacionalista) mientras proponía un acuerdo sobre el terrorismo de naturaleza islámica, con cuyo rechazo estamos todos de acuerdo, pero sin tocar el otro, donde van el PSOE y el PP de la mano. ¿Todavía hay algún incauto que se cree lo del talante?


En toda esta catarata de palabras que ha habido sólo hubo una que dio en el blanco. Emilio Olabarria le dijo a Aznar que su obsesión enfermiza contra el nacionalismo le nublaba el juicio para analizar con frialdad lo que ocurrió. Y es verdad. Ése es el núcleo duro del problema que, por denunciarlo, Olabarria se ha visto sometido a mil descalificaciones y orquestadas campañas de cartas al director. Desgraciadamente, Aznar es un enfermo que ha llevado la lucha contra ETA a límites increíbles hasta el punto de que entre el 11 de marzo y el 14 de marzo su única obsesión era decir que había sido ETA la autora de los atentados, sin comentar lo que previamente había hecho con el nacionalismo democrático, rompiendo toda convivencia civilizada y que mostraba en carne viva la gran mentira contra el PNV. Fue el propio Mariano Rajoy quien un día yendo hacia el pleno, en el pasillo, ante el busto de Julián Besteiro, me dijo: «Iñaki. No te olvides que Aznar es una víctima del terrorismo». «Qué me quieres decir con eso», le repliqué. «¿Me quieres decir que el condenable atentado que sufrió le impide serenidad de juicio para abordar un asunto de tanta intensidad que requiere fundamentalmente la frialdad de una mente equilibrada?». «Sólo te digo que Aznar es una víctima del terrorismo», concluyó Rajoy. Y es verdad.


De todas formas, Pilar Manjón puso el dedo en la llaga de la denuncia ante el PP y sobre lo que había sido el tratamiento que habían recibido las víctimas. De lo único que por estos lares podemos sentirnos responsables es por el nulo tratamiento dado a las víctimas del franquismo, porque como se vio el mismo miércoles de la intervención de Pilar Manjón en el Congreso, en el Parlamento vasco se daba carpetazo a una ponencia sobre Víctimas en la que el PP, PSOE y UA van a abstenerse en su dictamen.


Respeto pues a las palabras de Pilar Manjón, pero debemos tener muy claro que se referían al PP y al PSOE, que son los que han de pedir perdón. Bajo ningún concepto nosotros o, en todo caso, sólo por el tratamiento dado a las víctimas del franquismo.


El dirigente nacionalista alavés Javier Landaburu en la dedicatoria de su libro "La Causa del Pueblo Vasco" escribió: "En recuerdo de todos los vascos muertos durante la guerra fraticida causada por la sublevación del 1936. Los que cayeron en cualquiera de los frentes bajo la bandera vasca o de las dos Españas. Los que fueron asesinados en sus retaguardias, los que murieron en cama, en su casa o en el exilio, acongojados por la pena de los males de la patria y sin comprender aquella catástrofe cruel e innecesaria". Pero de aquellos pobres, nadie se ha acordado.


Mártires olvidados

Desgraciadamente todo este grado de confusión y de asunción de culpabilidades que no son nuestras ocurre por el grado de sobresaturación informativa a la que nos someten unos medios de comunicación actuando única y exclusivamente en clave española y unas instituciones vascas que pierden oportunidades de oro para hacer pedagogía política. Por ejemplo. ¿Alguien imagina una Catalunya sin recordar una sola línea del 25 aniversario del regreso del exilio del presidente Tarradellas? Pues aquí ocurrió el día 15 con Leizaola. O ¿alguien se imagina que el centenario del nacimiento del jefe del ejército catalán en la guerra civil nadie institucionalmente lo subrayara? Pues aquí ocurrió el domingo pasado con Cándido Saseta. ¿O es que alguien piensa que volveremos a tener un ejército vasco? ¿Por qué no se aprovechan estas fechas redondas para hacer buena pedagogía política?


Afortunadamente en Hondarribia, y bajo la responsabilidad del EAJ-PNV, la Junta Municipal sí recordó a su hijo y a tal efecto, dentro de la exposición "Nunca más" incluyó un sentido recuerdo hacia un hombre importante en nuestra historia reciente. Allí estaba la ikurriña del batallón Saseta con su inscripción de "Beti Aurrera" que al parecer fueron sus últimas palabras y allí, gentes del pueblo, identifican y entregan fotografías para hacer una completa publicación que culmine en el bautizo de una plaza que recuerde a su ilustre hijo.

Pero vi más. Y es algo que se repite. Son los nietos de aquellos gudaris, de aquellos represaliados, de aquellos exiliados los que cada vez con más intensidad desean saber qué ocurrió entonces con una historia que les ha sido hurtada. Sus padres, por la ferocidad de la represión, huyeron como de la peste de contarles lo que habían vivido los suyos para no tener más problemas que los necesarios, pero, pasado el tiempo, sus nietos no pueden soportar que la historia la sigan contando los vencedores y creyéndosela los vencidos.

Y a tal efecto, y bajo la advocación de quien fuera senador, diputado, empresario periodístico, delegado del Gobierno vasco en París y mil cosas más, D. Rafael de Picavea, han convocado un premio para conocer la historia del nacionalismo de aquella zona. Y eso está muy bien. Repito el dato. Son los nietos.

Hoy en Sabin Etxea se celebra el día del Gudari. El PNV tuvo en aquella guerra nada menos que 26 batallones defendiendo una legalidad y unos principios democráticos. Jesús de Galíndez en un bellísimo artículo titulado "Mártires Olvidados" (como ahora), escribió:


"Muchas veces, cuando me envuelven también las nieblas del desaliento y quisiera reposar, en mi mente resurge la visión de un pajar perdido en la estepa aragonesa. Me habían avisado al amanecer, y llegué tarde; Patxiko de Zugarramurdi yacía ya muerto en una litera, y sólo pude prender en la sábana que le cubría una diminuta ikurriña con la que fue a la tumba. Patxiko nunca entendió de política, era uno de tantos baserritarras a quienes la guerra arrastró de su caserío; todavía dos días antes había conversado con él en las trincheras, y su máxima ilusión era volver a su borda Navarra y a la neska que le esperaba; cumplía un deber que le parecía natural, y tenía fe en sus dirigentes. Patxiko duerme su sueño eterno en el diminuto cementerio de Sangarrén, pero su recuerdo ha sido más de una vez el acicate que me ordena seguir adelante. New York, noviembre de 1953".


Ojalá alguien del Gobierno vasco recuerde en serio y de una vez a estos "Mártires Olvidados" como escribía Galíndez, que también fueron víctimas del terrorismo.

Vetados los Presupuestos

El lunes, mientras en el Salón de los Pasos Perdidos y bajo la atenta mirada desde un cuadro del rey Recaredo se daba cuenta de un magnífico jamón de Guijuelo, junto a un vino extremeño bastante potable, en el Salón de Plenos comenzaba la discusión presupuestaria. Solbes desgranaba la bondad de unas cuentas públicas aprobadas en el Congreso con los votos del PSOE, ERC e IU, aunque la mayoría de los senadores escuchaba en aquel magnífico salón y por parte del empresario de Extremadura que realizaba la degustación, como habían hecho pruebas en un convento de clausura con aquel capricho de los dioses y las buenas monjitas no habían sufrido de colesterol pues aquel jamón no sólo era inocuo sino una verdadera inyección de colesterol del bueno, que hacía que además de impedir contraer el malo, las monjitas al fallecer iban al cielo directamente.


Algo parecido al trámite de aquellos presupuestos por el Senado sin el colesterol del malo de una votación que los mandaba al cielo de una aprobación en el Congreso bajo el regazo de una ERC y de una IU arrebolados por la bondad de unas cuentas que le permiten al gobierno durar un año más sin dolores de cabeza y bajo la música del discurso del portavoz de ERC al que lo único que le faltó decir en su entusiasta disertación de apoyo fue gritar ¡Viva Zapatero¡ ¡Viva Pérez Rubalcaba¡ ¡Viva María Teresa Fernández de la Vogue¡ Lo único. Y es que fue tal su entusiasmo que hasta le impidió al PSC intervenir. Y es que éstos de ERC están cogiendo de aquella CiU con Aznar, el colesterol del malo.


Por la noche estuvimos con los socialistas e hicimos balance. De no haber sido por nosotros hubieran perdido en este periodo de sesiones el Acuerdo de Estabilidad Presupuestaria, la designación de jueces y la suspensión de la ley del PP sobre Calidad de la Enseñanza. Y eso sin posible vuelta al Congreso.


Mientras todo esto ocurre, Rodolfo Ares, con cara de colesterol del malo y de vinagre del bueno, realizaba absurdas consideraciones sobre el por qué votaban en contra de los presupuestos vascos en Gasteiz y del dictamen de la ponencia sobre víctimas. Desde luego, este caballero no irá al cielo, ni con toda la penitencia del mundo.


En resumen, el Gobierno Zapatero encajó su primera derrota parlamentaria de envergadura en esta legislatura porque la votación del Senado, por primera vez en la historia, tuvo una importancia política indiscutible. Y esto ocurrió porque fue Galeusca quien en bloque votó contra ellos. Queda para la historia

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