VI Diálogos Europa-América Latina
Hizlari eta parte hartzaile estimatuok, lagunak denok.
Ongi etorria eman nahi dizuegu Bilboko Elkarrizketen Seigarren Edizio honetara.
“Times are changing”. Denborak aldatzen ari dira. Iaz, Bilboko Elkarrizketen Bosgarren edizio hura egin genuen aldian, aurreko Eusko Jaurlaritza desegin zen, eta urriaren 21ean izango genituen hauteskundeetarako prestatzen ari ginen.
Gaur, urte bete beranduago, EAJ gure Alderdiko Lehendakaria eta Gobernua ditugu .
Euskadi,beraz, Bilboko Elkarrizketen lehen edizio haiek egin genituen marko politiko hartara itzuli da .
Aldaketa honek itxaropenak ematen dizkigu, Europa osoan, eta , nola ez, Euskadin ere bizi dugun egoera zailaren aurrean.
Aldaketa honek aukerak ematen dizkigu, aurrean ditugun erronka bikain hauentzako erantzun zentzuzko, irmo eta egokiak izan ditzagun. Benetan sinesten dugu, Gobernuan egingo dugun lanak gure Herrian krisia gainditzen lagunduko digula. Horixe da gure konpromiso politikoa, eta horixe da, hain zuzen, EAJren eta Eusko Jaurlaritzaren lehentasun nagusia .
Estimados ponentes, participantes y amigos.
Bienvenidos a esta Sexta Edición de los Diálogos de Bilbao.
Times are changing. El año pasado celebramos nuestros V Diálogos de Bilbao en el contexto de disolución del Gobierno vasco y con la convocatoria de unas nuevas elecciones para el día 21 de Octubre.
Hoy, un año más tarde, tenemos un Lehendakari y un Gobierno de nuestro partido, el PNV. Euskadi, por tanto, ha regresado al marco político en el que celebramos las dos primeras ediciones de los Diálogos de Bilbao.
Este cambio alumbra las esperanzas de nuestra sociedad vasca ante la compleja coyuntura que atraviesa el conjunto de Europa y, cómo no, Euskadi.
Este cambio ofrece oportunidades para prestar respuestas coherentes, responsables y determinantes a los enormes desafíos que nos atenazan.
Estamos convencidos de que nuestra tarea de gobierno contribuirá a la superación de la crisis en nuestra tierra. Ese es nuestro compromiso político y esa es hoy la prioridad del PNV y del Gobierno vasco.
No debo olvidarme de las importantes elecciones que se celebrarán en Argentina y Honduras antes de fin de año. Pero especialmente quiero expresar nuestro deseo, mi querido Gute, de que la Concertación y, singularmente, nuestro partido hermano, la Democracia Cristiana, ganen las elecciones el próximo 17 de Noviembre y vuelvan a dirigir los destinos de la República de Chile. Por cierto, me encontraré presente en Santiago esa fecha electoral y celebraremos, estoy convencido, nuestra victoria. Chile de todos.
Y, por supuesto, también confiamos en que las elecciones municipales de Venezuela del 8 de diciembre sean un éxito para la Mesa de la Unidad Democrática y para la causa de la democracia venezolana.
Los Diálogos de Bilbao se han convertido en un clásico.
Tras vivir ayer una jornada muy especial para todos los jeltzales,
un Alderdi Eguna en el que volvimos a llenar las campas de Foronda,
y en el que volvimos a recargar nuestras baterías enchufados a la energía e ilusión de nuestra gente,
hoy venimos a reflexionar y a compartir nuestras propuestas para la consecución de un mundo más justo.
Este año, el Seminario se desarrolla bajo el título de: "Riqueza y pobreza de las Naciones: Historia, economía e instituciones". El éxito y el fracaso de los Países se puede examinar desde varias perspectivas disciplinares, y uno de los objetivos del Seminario debiera ser un análisis histórico con proyección al presente y al futuro.
En términos globales, el crecimiento económico mundial se consolida y la pobreza decrece. Sin embargo, las desigualdades entre las personas, las Naciones y los Continentes aumentan de manera notable. En este sentido, quisiera hacer un par de breves reflexiones.
Esta desigualdad margina a amplias capas de la sociedad a las que no llegan los beneficios del crecimiento y, sobre todo, a los sectores marginalizados, que carecen de recursos para adaptarse al ritmo de la evolución de los cambios sociales.
Esta desigualdad, lógicamente, provoca un sentimiento de malestar y de marginación que está en el origen de la protesta, de las numerosas manifestaciones y de las revueltas callejeras que estamos conociendo. También se traduce esta desigualdad en altos índices de desempleo juvenil que conducen al resentimiento y a una creciente desafección hacia la política e, incluso, hacia los sistemas democráticos.
Este clima de desasosiego social propicia el auge de un populismo demagógico que se afianza en muchos Países, ante la supuesta degradación de unas Instituciones tradicionales que no dan respuesta efectiva a los problemas de los ciudadanos.
En el Estado español, por desgracia, sabemos bien de lo que os estoy hablando. El clima de corrupción generalizado que se ha instalado en la percepción de muchos ciudadanos españoles debilita el sistema de Partidos y fragiliza las Instituciones democráticas del Estado.
En un reciente estudio del reputado think-tank europeo "Demos" se advierte del deterioro democrático en muchos Países europeos y de la erosión de los valores fundamentales que han definido a Europa y a su construcción comunitaria.
En este sentido, es fundamental velar y trabajar por un crecimiento que nos conduzca a una distribución equilibrada de la renta, que alcance al conjunto de la ciudadanía, y no solo a unas elites privilegiadas. Solo así podremos construir una sociedad más justa y cohesionada.
Este es un gran desafío. Por ello, debemos ser vigilantes y articular las respuestas precisas para afrontar las causas que lo nutren y combatir el fortalecimiento de los liberticidas. Tenemos que asumir que la calidad de una sociedad se mide por el grado de atención y de los servicios que es capaz de ofrecer a sus segmentos más desvalidos y vulnerables.
La visión moral y humanista que sitúa a la persona en el centro de toda acción política, vector central de nuestro pensamiento político-social, es el fermento que debe conducir a una sociedad más justa y cohesionada y constituye un antídoto contra la demagogia y el populismo crecientes que nos amenazan. Ayer lo dijimos en Foronda el lehendakari Urkullu y yo: “Las personas, lo primero. Después, todo lo demás”.
Si la miramos con una cierta perspectiva histórica, la evolución creciente de Latinoamérica constituye un éxito muy notable. Latinoamérica, después de padecer, durante largas décadas, guerras civiles y regímenes autoritarios ha basculado definitivamente hacia la paz y la democracia, si bien existen aún países latinoamericanos en los que las nubes de la autocracia ocultan el sol de la libertad.
No obstante, podemos afirmar que el continente latinoamericano ha abandonado las instituciones extractivas y ha abrazado el pluralismo democrático. Es un dato elocuente que marca el camino.
Las Instituciones que han sustanciado este pluralismo han contribuido a la prosperidad y a un bienestar superior para los ciudadanos. Latinoamérica ha cabalgado en la senda del crecimiento económico. Aunque se anuncia una desaceleración para los próximos años, debemos subrayar que América Latina ha bordeado los efectos de la crisis mundial de manera ejemplar.
Sabemos, no obstante, que también las bolsas de pobreza, la desigualdad y la marginación de colectivos indígenas son elementos perturbadores que desequilibran sus sociedades y, en ocasiones, constituyen fuentes de inestabilidad y de conflicto que traspasan las fronteras.
Consideramos que una mayor integración latinoamericana contribuiría a mejorar la cooperación y colaboración entre Países para afrontar las causas conjuntamente y desactivar las negativas consecuencias que los problemas mencionados acarrean.
En este sentido, asumo que la conformación de una Comunidad económica y política en Europa ha contribuido enormemente a la paz y a la prosperidad de nuestros ciudadanos. Somos también conscientes que, ahora, se requiere de un salto cualitativo en la unidad europea para afrontar los desafíos que la competencia y la colaboración con grandes potencias como China, India, Brasil, Rusia y EEUU nos exigen. El avance hacia la unidad europea constituye para nosotros una tarea urgente para afrontar los inminentes retos globales que afectan directamente a nuestros ciudadanos y a los valores que han sostenido a la Europa democrática, ya que abordarlos desde la endeblez de las políticas estatales nos destina al fracaso.
En este contexto, consideramos que las experiencias de las Alianzas regionales Latinoamericanas son para nosotros ensayos tan decepcionantes como ilustrativos. Hemos querido ver una luz de esperanza en la Alianza del Pacífico. Una alianza, fundamentalmente latinoamericana, volcada al nuevo epicentro mundial y que Europa, desde la fortaleza de las relaciones transatlánticas, observa con grandes expectativas.
Creo, en definitiva, que los temas que se van abordar en este Seminario tienen profundidad y confío, mis queridos amigos, que las ponencias, el debate y las conclusiones que se puedan extraer contribuyan a enriquecernos para construir un mundo mejor.
En este punto me resulta de obligado reconocimiento agradecer al PDE, a la Fundación Sabino Arana y a su Presidente, Juan María Atutxa, el trabajo verificado para la organización de estos VI Diálogos. Quisiera, asimismo, resaltar la colaboración estrecha de nuestro amigo. Gutenberg Martínez Okamica, inspirador del programa.
Tampoco puedo finalizar mi intervención sin tener un emocionado recuerdo para Pete Cenarrusa, exsecretario de Estado de Idaho y Premio Sabino Arana. Cenarrusa era un abertzale americano, un patriota vasco que siempre tenía su cabeza en la campiña de Bizkaia donde vivieron sus antepasados.
Cenarrusa utilizó, siempre, cualquier instrumento que estuvo a su alcance para echarnos una mano a los vascos, tanto desde el punto de vista identitario, de nación, como en el impulso y la promoción de las empresas vascas en ese inmerso mercado que son los Estados Unidos de América. Pete era un vasco de corazón abierto.
Se nos ha ido el último gran embajador que nos quedaba de esa generación. Goian Bego!
Eskerrik asko.