La desconfianza hacia las élites, la polarización y la fragmentación de los electorados ponen en peligro las democracias liberales

El laboratorio de pensamiento e innovación política de EAJ-PNV y Sabino Arana Fundazioa “Euskadi Think Next” ha abordado con expertos y expertas el futuro de la democracia

La desconfianza hacia las élites, la polarización y la fragmentación de los electorados ponen en peligro las democracias liberales 22Mayo
22 Mayo |
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El politólogo, escritor y catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Málaga, Manuel Arias Maldonado, y el periodista, escritor y analista político, Ramón González Férriz, han analizado el presente y futuro de las democracias liberales en el marco de un nuevo encuentro organizado por el laboratorio de innovación política “Euskadi Think Next”, de EAJ-PNV y Sabino Arana Fundazioa, bajo el título “El futuro de la democracia. ¿A dónde vamos?”

Durante la apertura de la jornada, Oihane Agirregoitia, cabeza de lista de EAJ-PNV a las Elecciones al parlamento Europeo, ha asegurado que, ante las amenazas, la polarización y la incertidumbre reinantes “nos toca a nosotras trabajar para poner la esencia europea en el centro y, sobre todo, nos toca defender y proteger esa premisa. Debemos hablar de la defensa de una Europa fuerte y unida, unida en la diversidad, esencia y característica de Europa. Una Europa de las personas, democrática y solidaria”. “No podemos olvidar que La Unión Europea se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos de todas las personas”, ha explicado, “valores comunes a los Estados miembros en una sociedad en la que queremos que prevalezcan el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres”. “Esto es por lo que tenemos que luchar, por mantener esta naturaleza” y es el significado que para las y los representantes de EAJ-PNV “tiene el lema de ‘Unidas y unidos en la diversidad’, lema bajo el que tienen cabida realidades nacionales, lingüísticas y culturales como la vasca, y el que tiene cabida el pilar social que defendemos”, ha expuesto Agirregoitia. “Esta es la Europa que queremos, defendemos y por la que trabajaremos, que se base en ese modelo que nos diferencia del modelo estadounidense y del chino. Una Europa que pone la centralidad en las personas, agente de paz y que promueve el respeto a los derechos humanos; que mantiene las relaciones internacionales basadas en organismos multilaterales, igualitaria, transformadora y que elimine las dependencias exteriores”, ha concluido.

Según Manuel Arias Maldonado, “pese a que no dejamos de hablar de crisis, las democracias no parecen peligrar” puesto que “los índices que miden el apoyo de los ciudadanos a la idea y vigencia de las democracias muestran un apoyo más que robusto”.

“Asunto distinto -ha continuado explicando Manuel Arias- es que los ciudadanos puedan tener concepciones de la democracia compatibles con las formas iliberales que defienden populistas y extremistas, consistentes en reducir la competencia partidista, socavar la libertad de prensa o la independencia de los jueces, o restringir el pluralismo social, siempre y cuando gobiernen los suyos”.

Es por ello que, según el politólogo, escritor y catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Málaga “el riesgo no se encuentra así tanto en el colapso de las democracias, como en su erosión o vaciamiento”.

“Al mismo tiempo, sin embargo, las democracias muestran en la práctica un grado considerable de eso que ahora llamamos "resiliencia": ninguna ha caído y solo en alguna de ellas, como la húngara, parece haberse limitado de manera preocupante la posibilidad de alternancia pacífica en el poder”, ha afirmado.

“Simultáneamente, distintos grupos sociales expresan malestar con los resultados de la democracia, lo que ayuda a explicar el éxito relativo de populistas y extremistas, con especial protagonismo del nacionalpopulismo y la extrema derecha; en Europa, el rechazo a la inmigración, el débil crecimiento económico y la brecha generacional que padecen algunos países se suman a las presiones que ejerce Rusia y a los costes de la transición energética. Cunde así la sensación de que la élite política no cumple lo que promete, lo que redunda en un descenso de la confianza en el sistema; se trata de un efecto retardado de la crisis financiera, que tuvo un impacto anímico devastador sobre los ciudadanos occidentales. Culpar a las redes sociales, en cambio, me parece desacertado”, ha añadido Manuel Arias.

Sobre las posibles soluciones, Arias ha asegurado que no existen respuestas universales, ya que “aunque existen problemas comunes, la situación es muy diferente en distintas regiones del mundo y no podemos encontrar una receta que valga por igual para contextos tan diferentes como los de Latinoamérica, Norteamérica y Europa Occidental, dentro de la cual tampoco son lo mismo la Europa protestante, la mediterránea o la postcomunista”.

“Ante todo, los gobiernos democráticos deben asegurarse de que sus Estados ganan en "capacidad estatal" y de que se toman las medidas necesarias para aumentar los rendimientos materiales de los que disfrutan los ciudadanos; si cunde la sensación contraria, extremistas y populistas ganan atractivo”, ha destacado

Lo que sí parece aconsejable para el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Málaga es “adoptar medidas que faciliten la integración simbólica de los ciudadanos en el proceso democrático -parlamentos ciudadanos, minipúblicos, foros deliberativos- y la búsqueda de formas de concertación que permitan reducir la polarización e incrementar la cooperación”.

Consecuencias de la crisis financiera de 2008

Por su parte, el periodista, escritor y analista político, Ramón González Férriz, ha atribuido a la crisis financiera de 2008 el origen de una “justificada desconfianza hacia las élites tradicionales”. Para Ramón González Férriz, la crisis de 2008 suscitó la aparición de movimientos como el 15M, en España, y el Tea Party, en Estados Unidos, que exigían una inmediata sustitución de esas élites por otras que entendieran mejor a la sociedad y formaran parte de lo que llamaban “el pueblo”. El periodista y escritor, ha recordado cómo esos movimientos se convirtieron en nuevos partidos -como Podemos y Vox en España, Alternativa por Alemania, Syriza en Grecia, y muchos otros- o transformaron completamente a otros viejos -como el Republicano estadounidense o el laborista británico-. “Partidos radicales ya asentados, como Agrupación Nacional de Le Pen o la Liga italiana, experimentaron un enorme auge. Y se produjeron hechos traumáticos como el “procés” en Cataluña o el Brexit”, ha subrayado.

“Hoy vivimos aún las consecuencias de ese periodo. Los electorados están fragmentados y polarizados, y las fuerzas políticas han comprendido las dinámicas que ambas cosas generan y las explotan mediante gestos populistas y una comunicación obsesiva. Ya no tratan tanto de seducir a los adversarios como de atrincherar y movilizar a los fieles. La participación electoral baja, la desconfianza hacia las élites no disminuye y se posponen decisiones trascendentales en ámbitos económicos o sociales, pero eso no hace que cambie el tono de la política ni que se reduzca la explotación de los peores instintos tribales”, ha afirmado González Férriz.

González Férriz no ve por ninguna parte el camino de regreso a una democracia que encauce los inevitables conflictos de manera más estable y ordenada. Según, el periodista y analista político “una posibilidad sería dejar de pelear  de manera maximalista sobre cuestiones identitarias o de entender que todos los problemas que tenemos son de carácter binario y requieren una respuesta en forma de “sí” o “no”. Pero para González Férriz “eso parece difícil de alcanzar, ya que una parte enorme de la población politizada, los propios políticos y los medios de comunicación parecen cómodos en la situación actual, aunque sea mucho más ineficaz que la vieja democracia aburrida”.

La jornada también ha contado con la participación de la politóloga Eva Silván

Xabier Barandiaran, responsable del Área de Innovación Política de EAJ-PNV y director de “Euskadi Think Next”, y la presidenta de Sabino Arana Fundazioa y secretaria del EBB de EAJ-PNV, Mireia Zarate, han sido los encargados de presentar esta nueva jornada del laboratorio de pensamiento e innovación política que EAJ-PNV y Sabino Arana Fundazioa han puesto en marcha con el objetivo de abordar los desafíos presentes y futuros de Euskadi de manera compartida con la sociedad vasca. La comunicadora y agente de innovación Leire Palacios ha sido la encargada de conducir el diálogo-debate entre los participantes en el seminario.

Fuente: Sabino Arana Fundazioa 

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