La secretaria del EBB, Mireia Zarate; el cabeza de lista por Araba en las Elecciones del 21-A, Joseba Díez Antxustegi; y la secretaria del Consejo Nacional de EGI-Euzko Gaztedi, Bea Berlanga, han dado a conocer el manifiesto del Euzkadi Buru Batzar con motivo de la 93ª edición del Día de la Patria vasca
NOTA: Desde este boletín podrás obtener las imágenes del acto en alta resolución.
Mireia Zarate, secretaria del Euzkadi Buru Batzar; Joseba Díez Antxustegi, cabeza de lista de EAJ-PNV por Araba en las Elecciones Vascas del 21 de abril; y Bea Berlanga, secretaria del consejo nacional de EGI-Euzko Gaztedi, han presentado esta mañana el acto con que EAJ-PNV festejará el Aberri Eguna de 2024, que se celebrará este próximo domingo, 31 de marzo, a partir de las 11:30 horas en la Plaza Nueva de Bilbao. Bajo el lema ‘Indar Berria, Euskadi Berria’ (‘Nueva fuerza para la nueva Euskadi’), el Aberri Eguna alcanzará este año su 93ª edición, toda vez que el primer Día de la Patria vasca se celebró en 1932.
Zarate, Díez Antxustegi y Berlanga también han dado hoy a conocer el manifiesto de Aberri Eguna que el Euzkadi Buru Batzar aprobó en su reunión del pasado lunes.
Este es el manifiesto íntegro.
INDAR BERRIA, EUSKADI BERRIA
Domingo 31 de marzo de 2024. Aberri Eguna. Las vascas y los vascos de los cinco continentes celebramos un año más el día de la Nación Vasca, de nuestra Patria. Un acto de autoafirmación de nuestra identidad como Pueblo, de nuestra singularidad cultural y, también, de nuestra voluntad colectiva de existencia y pervivencia diferenciada en el mundo.
No se trata de una reivindicación contra nada ni contra nadie. Simplemente, es nuestra expresión genuina de pertenencia a un país, Euskadi, que aspira, por voluntad expresa de su ciudadanía, a tener un espacio como nación, en pie de igualdad con el resto de realidades nacionales en el concierto internacional.
Circunscribimos esta expresión reivindicativa en un contexto especialmente delicado y difícil. Se cumplen ya más de dos años desde que, en las puertas mismas de Europa, se estableciera un doloroso conflicto bélico que comenzara con la invasión rusa de Ucrania. Desde entonces, la guerra se ha cronificado con sus consecuencias dramáticas de víctimas y destrucción sin que, por desgracia, en el horizonte se atisbe una salida balsámica que ponga fin a la dinámica de terror instalada. Y, lo que es peor, se acrecienta el temor a que el conflicto se extienda por los países vecinos, aliados nuestros en la Unión Europea, por las constantes amenazas que contra ellos vierte Rusia y el afán expansionista de sus dirigentes, que anhelan retornar a los tiempos de la Unión Soviética.
Pero si la confrontación armada que se libra en el Este europeo no fuese suficiente foco de tensión e incertidumbre en el panorama actual, desde el pasado mes de octubre asistimos a otra explosión de violencia brutal e inhumana. La insólita y salvaje acción terrorista protagonizada por Hamás en territorio hebreo, coincidiendo con el 50º Aniversario de la guerra de Yom Kippur, provocó, en un primer momento, cerca de un millar de víctimas israelíes y el secuestro de un número indeterminado de personas. Como respuesta a ese acto terrorista, el Gobierno de Bejamin Netanyahu declaró el ‘estado de guerra’, sometiendo a la palestina Franja de Gaza, en la que vivían cerca de 2.300.000 personas, a una destrucción sistemática, provocando inicialmente el éxodo, la persecución, el acoso y el ataque indiscriminado a una población civil que sin alimentos, agua ni medicinas está siendo masacrada sin que la presión internacional consiga detener una barbarie que ya suma más de 31.000 víctimas civiles, muchas de ellas niñas y niños. Horroriza contemplar el incalificable panorama de violencia desatada por el Gobierno israelí contra la población palestina de Gaza. Una masacre que, de no remediarse, puede incendiar todo el Oriente Medio y transformar un atávico contencioso en una nueva crisis mundial.
Crisis y riesgo son los conceptos dominantes en un mundo que se va a enfrentar a una actualización de sus liderazgos más relevantes. En los Estados Unidos de Norteamérica se vivirá una nueva elección presidencial. Un proceso democrático que parte de la amenaza cierta de una vuelta al proteccionismo y del retorno del trumpismo a la principal potencia internacional, con las tensiones y consecuencias que ello comporta.
En Europa, igualmente, se producirán elecciones, tanto en los órganos de la Unión como en muchos de los países de nuestro entorno. Frente a los desafíos que parecen atisbarse desde el Este, el Medio Oriente o el otro lado del Atlántico, Europa deberá asumir con seriedad su fortalecimiento como comunidad política y de defensa. Una vigorización de sus estructuras y de su acción mancomunada que le permita tener un verdadero papel de relevancia en el tablero internacional.
Sin embargo, las primeras señales que podemos observar respecto al futuro inmediato de la Unión Europea no avanzan por esa vía. Las formaciones políticas tradicionales ceden ante los populismos, y aflora por doquier la semilla de una extrema derecha autárquica, xenófoba y limitadora de derechos. Francia, Alemania, Italia, Países Bajos o Hungría parecen ceder al liderazgo de partidos radicales. Y, en esa tesitura, cuestiones básicas y comunes para toda la ciudadanía europea languidecen a falta de respuestas conjuntas y eficaces que hagan frente, además de a la defensa y a la política exterior común, a la crisis climática, a la necesaria transición energética o al envejecimiento de la población.
También en el Estado español la actividad política se caracteriza por tener rasgos desalentadores, propios de un Estado inmaduro democráticamente. La permanente polarización, el rifirrafe constante, los intentos de deslegitimar la acción de gobierno y la falta de consensos básicos hacen que la desafección de la sociedad a la política sea notable. Ninguno de los problemas estructurales que permanecen en el haber del Estado, fundamentalmente su reconocimiento plurinacional, está siendo abordado. Los intentos por desjudicializar la política y por devolver al ámbito del diálogo democrático las diferentes sensibilidades nacionales que se expresan históricamente incómodas con el actual marco estatal, encuentran difícilmente salida. Los hechos nacionales diferenciales siguen sin reconocerse, a expensas de la promesa suscrita por el nuevo gobierno, de entablar procesos de diálogo que conduzcan a tal propósito.
Euskadi espera la oportunidad para poder actualizar, ampliar y mejorar su autogobierno. Es una demanda que no caduca y que deberá ser abordada sin maximalismos, pero también sin vetos que impidan un consenso amplio. Consenso que esperemos fructifique en el ámbito vasco en primer término, para poder ser presentado con fuerza suficiente en el Estado. Se trata de un camino complejo pero ineludible, como lo es igualmente el proceso de actualización de la LORAFNA, cuyos primeros pasos comienzan a darse en Navarra.
Si el mundo, Europa y el Estado viven momentos de relevante trascendencia, también Euskadi protagoniza un tiempo excepcional. En datos macro, la situación de nuestro país goza de buena salud. A pesar de venir de un tránsito plagado de dificultades, la Comunidad Autónoma Vasca tiene en estos momentos un 7% de paro según la PRA, el 6,3% según la EPA. Más de un millón de personas trabajan y cotizan a la Seguridad Social, cifra nunca alcanzada hasta ahora.
En materia de crecimiento económico, el Producto Interior Bruto per cápita en Euskadi se encuentra establecido por encima de los 35.000 euros, superando la media europea. Las exportaciones, por su parte, han crecido año a año y han superado ya los 32.000 millones de euros. El sector turístico ha experimentado un notable incremento, superando los nueve millones de pernoctaciones en el pasado ejercicio. En Innovación y Desarrollo, por primera vez, la Comunidad Autónoma Vasca ha superado la media comunitaria hasta el punto que la UE tiene en consideración a Euskadi como “polo de excelencia”. En materia de medio ambiente, los territorios vascos han conseguido reducir la emisión de gases de efecto invernadero. En bienestar social, la tasa de riesgo de pobreza ha continuado reduciéndose y es inferior en seis puntos a la media de la Unión Europea. En educación, el porcentaje de abandono escolar se encuentra en mínimos históricos. El índice de Desarrollo Humano sitúa a Euskadi entre los 15 primeros países del mundo, a la altura de Canadá, Nueva Zelanda o Bélgica.
La justicia social, la igualdad, la libertad y la solidaridad son los principios inspiradores de la acción política que nos han traído a este modelo socioeconómico que ahora atesoramos. Tales fundamentos deberán ser igualmente la base que siga guiando el progreso de nuestro país y de todas las personas que lo componen, en un compromiso intergeneracional que acompañe el desarrollo político, económico y social de Euskadi.
Como compendio, podrá decirse que el nivel de bienestar y de calidad de vida sitúa a nuestro país en una situación equiparable al de los Estados más avanzados de nuestro entorno, y el grado de satisfacción de la ciudadanía alcanza niveles próximos al notable en los estudios sociológicos realizados, en nuestro ámbito y en el conjunto comunitario.
Somos cada día más Nación, más “sujeto político” que lleva adelante nuestra proyección como Pueblo y que pretende tejer lazos comunes desde Baiona hasta la Ribera. Lazos de convivencia y respeto a cada cual. Reforzados por un idioma que se recupera y fortalece buscando su oficialidad real en todo el territorio del euskera, y también en los foros institucionales de la Unión Europea.
La pervivencia del euskera es un compromiso firme de nuestra sociedad. Todas y todos debemos asumir la firme decisión de reforzar nuestra implicación personal para su utilización como idioma habitual en todos los ámbitos de nuestra vida, desde nuestro propio entorno familiar hasta todos los espacios en los que nos desenvolvemos: el mundo laboral, el educativo, el deportivo, el ocio, internet, etc.
Solo así, con la asunción de compromisos personales y grupales, podremos decir que la conciencia nacional del Pueblo Vasco continúa dando pasos adelante. En la Mancomunidad de Iparralde. En la Comunidad Foral de Navarra. Y también en los tres Territorios del sur que configuran la Comunidad Autónoma Vasca. No nos olvidamos de la diáspora, el ‘octavo herrialde’ de nuestro país, donde el acervo de la vasquidad se vive con pasión y compromiso.
Sí, somos cada vez más Nación Vasca. Sin embargo, la constatación de una realidad sólida y plausible no oculta los déficits y las carencias que al mismo tiempo puedan existir. Tampoco opacan las sensaciones instaladas entre la gente. Tales percepciones, unidas al clima general de volatilidad, ha generado la percepción de que el momento que vivimos en Euskadi nos conduce a una encrucijada política de primer nivel, en la que desde determinados ámbitos se pretende abrir 'un nuevo ciclo” que rompa con nuestro pasado inmediato. Cierto es que un Pueblo como el nuestro, que quiere plantearse su pervivencia en un futuro como nación, no puede vivir mirando permanentemente al pasado. El pasado debe servirnos, fundamentalmente, para aprender y para prevenir situaciones que no nos gustaría se repitieran en el mañana. Además, aventurar lo que nos deparará el porvenir sin afianzar los logros ya alcanzados es como pretender subir a la montaña más alta del mundo sin cuerdas ni herramientas que nos permitan dar pasos con seguridad y firmeza. Sin saltos al vacío que pongan en riesgo no ya el futuro sino el presente, y el bienestar que con el actual autogobierno hemos conquistado.
El Pueblo Vasco decidirá en todo momento cuál será el camino que desea seguir en su tránsito hacia su plena libertad. La voluntad de nuestra ciudadanía siempre ha sido el único motor que ha guiado nuestros pasos. Y lo seguirá siendo. Por eso, en este Aberri Eguna 2024, el Partido Nacionalista Vasco hace un llamamiento al conjunto de la sociedad vasca para que en las elecciones al Parlamento Vasco que se celebrarán el próximo 21 de abril se movilice masivamente para afianzar el proyecto político de Euskadi. Participemos activamente para dejar constancia de nuestra voluntad de autogobierno, que no es otra cosa que nuestra garantía de bienestar. Acudamos a las urnas para, con fuerzas renovadas, seguir construyendo una Euskadi real, igualitaria, más justa, en paz y mejor para todas y todos.
Hoy es Aberri Eguna. El día de la patria de las vascas y los vascos. Movilicémonos por Euskadi. Llamamos a todos y a todas las abertzales de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Nafarroa e Ipar-Euskadi, así como a todas aquellas y aquellos repartidos por todos los confines del mundo y agrupados en las Euskal Etxeak, a celebrar y reivindicar nuestro día, colocando en nuestras casas y balcones nuestra enseña nacional, la ikurriña.
Gora Euskadi askatuta!
DETALLES TÉCNICOS
Acto Político. Plaza Nueva de Bilbao. 11.30 horas
- Intervendrán, por este orden: Beatriz Berlanga, secretaria del consejo nacional de EGI-Euzko Gaztedi; la cabeza de lista de EAJ-PNV a las próximas Elecciones Europeas, Oihane Agirregoitia; el candidato de EAJ-PNV a Lehendakari, Imanol Pradales; el Lehendakari, Iñigo Urkullu; y el presidente del Euzkadi Buru Batzar de EAJ-PNV, Andoni Ortuzar.
- Escenario de 18x 10 metros = 180 metros cuadrados, que acogerá a 80 personas: el Euzkadi Buru Batzar, el Gobierno Vasco, los Consejos Territoriales, alcaldes de Bilbao y Donostia, diputados y diputadas generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, presidentes y presidentas de las Juntas Generales, y candidatos y candidatas a las Elecciones Vascas del 21 de abril, entre otros.
- Una carpa de 20 x 15 = 300 metros cuadrados
- 1.000 sillas para el mitin
- 90.000 watios de luz y sonido
-Producción y emisión vía satélite de la señal de televisión.
Comida. El Arenal. 14.30 horas
- Carpa de 80 x 15 = 1.200 metros cuadrados. Allí comerán 900 personas de todas las organizaciones municipales. Se instalarán 18 mesas de 50 personas.
- Txosna
- WC para los asistentes
- En la organización trabajarán cerca de 50 voluntarios