La Diputación Foral de Gipuzkoa ha conocido de primera mano el modelo de gestión forestal de Finlandia, principal referente a nivel mundial en este ámbito, contrastando su estrategia de impulso del sector forestal del territorio con distintos agentes institucionales, educativos y económicos del país escandinavo.
El diputado de Promoción Económica, Turismo y Medio Rural Imanol Lasa ha realizado un balance “muy positivo” de los contactos mantenidos, y ha asegurado que la “gestión forestal sostenible” constituye un “pilar indispensable para el futuro de nuestra economía, nuestra sociedad, nuestro medioambiente y nuestro paisaje. Vamos a seguir colaborando con el sector, la ciudadanía, las empresas y el resto de instituciones para consolidar una gestión equilibrada y con perspectiva de largo plazo de nuestros bosques”.
Lasa, la directora de Montes y Medio Natural Arantxa Ariztimuño, y el director de Agricultura y Equilibrio Territorial Xabier Arruti, han mantenido durante dos días una intensa agenda de encuentros. Se han reunido con el presidente del Instituto Europeo del Bosque Cultivado (IEFC) Nicholas McCarthy, y han conocido el trabajo de Joensuu, ciudad finlandesa que se encuentra en la región de Karelia del norte, declarada en 2011 capital forestal europea. Allí han contrastado el modelo de Gipuzkoa con responsables del Forestry Center, que coordina los programas forestales Regionales, el Gobierno Regional, y el Instituto Forestal Europeo (EFI), de la mano de los responsables Timo Tahvanainen, Eira Baris y Robert Mavsar, entre otros.
Finlandia se caracteriza por su apuesta por la bioeconomía circular, que dio comienzo a principios de los 90, marcando el camino a seguir en este ámbito y exprimiendo el enorme potencial de los recursos forestales en la transición hacia una economía baja en carbono. No solo por el CO2 que absorbe y retienen los árboles, sino por el que se almacena y sustituye con productos de madera evitando el uso de otro tipo de materiales como el plástico. El Diputado ha recordado que la Agenda 2030 de la ONU y los compromisos adoptados en la Cumbre de París en 2016 evidencian que el futuro “pasa por los bosques. Juegan un papel clave en el cambio de patrones de consumo y producción que vamos a tener que afrontar de forma irreversible para hacer frente al cambio climático. El 62% de la superficie de Gipuzkoa es bosque, y su gestión debe tener un lugar en nuestra agenda política acorde con la relevancia del reto que afrontamos”, ha explicado.
A su vez, Finlandia ha sido capaz de desarrollar toda una industria que, además de la madera y el papel, tiene un gran componente de innovación y ha dado lugar a nuevos materiales con baja huella ecológica tanto de agua como de carbón, y múltiples aplicaciones: nuevos combustibles, textiles, construcción, embalaje inteligente…. La actividad económica ligada a los bosques supone el 36% del PIB, tres de los diez productos más exportados provienen del bosque, y solo en la región de Karelia del Norte existen 500 empresas de bioeconomía, muchas de ellas pymes, que dan empleo a 600 personas. Se aprovecha todo el ciclo del producto y su carácter biodegradable. Según ha destacado Lasa, Gipuzkoa debe, “partiendo de su realidad explorar el potencial de iniciativas similares de cara a generar actividad económica, en colaboración con el resto de instituciones de Euskadi, empresas y universidades”.
Asimismo, la delegación guipuzcoana ha contrastado con expertos y expertas distintas estrategias para afrontar retos inherentes al sector forestal como la fragmentacion de las propiedades forestales, la elevada edad de las personas propietarias, la rentabilidad, el inventariado digital, el relevo generacional, el abandono, la repoblación, el estudio de especies resistentes a las enfermedades, las ayudas para fomentar la actividad, o los incentivos fiscales. El Diputado ha señalado que una de las principales conclusiones es que “la peor política forestal es la que no existe. Hay que tomar decisiones, con unos criterios claros que garanticen la sostenibilidad económica, social y medioambiental, y hacerlo de forma compartida con los principales agentes implicados. Es una labor directamente ligada al tipo de Gipuzkoa que queremos en el futuro”.
Entre los proyectos que han podido conocer los y las responsables forales está ‘EduPark educational and business ecosystem’ -https://www.globaleducationparkfinland.fide la mano de su directora de desarrollo Auli Leskinen, quien ha compartido los mensajes que se están lanzando a la sociedad para concienciar a la misma sobre el valor de los bosques y su gestión. Este organismo involucra a empresas, instituciones, universidades y centros de formación, start ups y otros agentes de la cadena de valor, realizando, entre otros, un trabajo de concienciación de la sociedad. El bosque forma parte de la vida y la cultura de los y las finlandesas, y el país es además pionero en formación especializada, investigación y estudios forestales, atrayendo a estudiantes de todo el globo.
Lasa ha considerado necesario “tomar buena nota” y trabajar en la sensibilización también en Gipuzkoa, de manera que todo el mundo sea “consciente” de la importancia de la correcta gestión de la biomasa forestal. Además de los productos y la absorción de CO2, ha citado otros servicios que proporcionan los bosques: evitar la erosión, el riesgo de incendios, la retención y depuración del agua, los usos recreativos y de ocio, el paisaje o el mantenimiento de la biodiversidad.
Finlandia y Gipuzkoa coinciden en la importancia de este sector, tanto en lo relativo a la extensión de los bosques, del 75% y del 62% de sus territorios, respectivamente, como en el modelo de propiedad. En el país nórdico, el 60% de los bosques están en manos privadas, y uno de cada cinco ciudadanos y ciudadanas posee una superficie forestal. En Gipuzkoa, la propiedad privada asciende al 80%, con un total de 9.000 propietarios y propietarias. Cabe destacar el impulso dado por la Diputación la anterior legislatura a las ayudas económicas al sector forestal. El total de estas ayudas se ha casi cuatriplicado los últimos cinco años, pasando de 1.199.091,87 en 2014 a 4.057.835,79 euros en 2018.