La Universidad como institución que nace con la fundación de la Universidad de Bolonia (1088) que hoy da nombre al proceso de Convergencia del Espacio Europeo de Educación Superior, no ha dejado de ser un espacio de utopía, creación, innovación y progreso. En ella surgió la teoría de la relatividad o la creación de Google, la revolución de Mayo (1968) o la de Terciopelo(1989), y en ella se crearon nuevas disciplinas para la incorporación de profesionales al mercado de trabajo o la Universidad empresarial de estos últimos años.
En esta larga andadura universitaria y muchas veces en función del propio sistema universitario en la que hay quien ha accedido a una disciplina deseada, quien no ha podido, quien no la deseaba en principio y luego la descubre, siempre hay un tiempo para los interrogantes; y entre todos , sin lugar a dudas, destaca uno: ¿soy universitario, pero cuál es mi futuro profesional?.
Esta inseguridad crece en la actual tesitura económica. Según los datos de la Encuesta de población Activa (EPA) la tasa de paro juvenil a nivel del Estado Español ha aumentado este año, situándose en el 31,85% en el primer trimestre frente al 27,28% del mismo periodo de 2009. Una tendencia al alza en el segundo trimestre de este año, periodo en el que la tasa de desempleo juvenil fue un 42,1%, tasa que además de crecer, es la más elevada de todos los países que conforman la zona euro y que se sitúa por encima de su media que es del 18,6%. En Euskal Herria, aún siendo los datos mejores, según Aztiker, el paro juvenil alcanza el 34% sobre un paro poblacional total del 11,2%.
Tenemos una juventud educada en un estado del bienestar, y basándonos en nuestras propias experiencias le hemos inculcado la idea de que las salidas profesionales son más seguras y mejores a través de los estudios universitarios, pero sabemos que hoy, tener una titulación no significa poseer la llave que abre la puerta de acceso al mercado laboral ni al puesto de trabajo definitivo. Esta es una mentalidad de forzosa transformación. La sociedad demanda profesionales que cubran todos los niveles del mercado laboral y cualificados ; pero no necesariamente con cualificación universitaria.
Ante esta situación, a veces a la hora de acceder al empleo, los jóvenes tienen que hacer frente a su sobrecualificación o lo que también se denomina infraocupación, una situación que se produce porque (son datos a nivel de todo el Estado) a diferencia de Europa el 60% de los jóvenes optan por cursar estudios superiores frente al 40% que optan por la Formación Profesional, lo que conlleva que haya un déficit de Técnicos Medios.
Nos encontramos en un mundo cada vez más globalizado, donde todo -la universidad también- se dirige irremisiblemente a nuevas formas de pensamiento y de vida. Quizás deberíamos empezar a replantear o matizar las afirmaciones de que contamos con la juventud mejor prepara de la historia. Porqué aun siendo verdad, "estar mejor preparado/da que nunca" no cualifica irremediablemente para poder competir en un mundo en continua transformación. Hoy es más necesario que nunca revolucionar nuestras reflexiones para que nuestra juventud no cultive erróneamente sus propias proyecciones y abra nuevos horizontes que le habiliten , flexibilizando su preparación, para ocupar puestos de trabajo que poco tienen que ver con su titulación universitaria original.
Debemos en este espacio además preocuparnos por incongruencias de tipo sexista incomprensibles en una sociedad que se dice igualitaria: a nadie se le oculta que los porcentajes de acceso de la mujer a carreras universitarias ha crecido exponencialmente en muy pocos años, superando incluso las matrículas de hombres. Sin embargo, la sociedad vasca no ha conseguido poner en práctica la igualdad de derechos del hombre y de la mujer a percibir el mismo salario por el mismo trabajo.
Citamos como ejemplo de esta realidad el Estudio de Incorporación a la vida activa de las personas tituladas universitarias de la UPV/EHU correspondientes al curso 2005-2006 presentado recientemente. Una de las conclusiones del mismo, realizado entre finales del 2009 y principios del 2010, indica que "de las 7.729 personas graduadas en el curso 2005-2006 en 78 titulaciones, un 62,3% eran mujeres y un 37,7% hombres; sin embargo, los salarios medios a jornada completa se sitúan en 1619 euros para los hombres y 1488 para las mujeres".Y respecto al contrato indefinido estable se aprecia que : "se eleva hasta el 70% en el caso de los hombres y es del 61% en el caso de las mujeres".
Evidentemente, ninguna de las dos citas son aceptables desde la perspectiva de los Derechos de Igualdad. Más aun, realidades como estas hacen pensar en la necesidad de revolucionar los objetivos de las carreras. Ya no se trata de planificar los cursos para la impartición de unos determinados conocimientos a efectos de obtener el acceso al mundo profesional, sino de alcanzar objetivos de perfeccionamiento del modelo social.
Aspiramos, en definitiva a un modelo de estudios universitarios donde la juventud salga preparada para afrontar las nuevas problemáticas de un mundo en continua transformación de ideas y de formas de vida; con una formación suficiente para afrontar sus proyectos profesionales y personales, con proyección de futuro y en igualdad de oportunidades.
Es en este ámbito en el que desde EAJ-PNV trataremos de reflexionar el próximo 15 de Diciembre en la Jornada abierta sobre Universidad y empleo que compartiremos con representantes de las tres Universidades de la CAV, la escuela de Negocios y jóvenes emprendedores, y en el que todo aquél que esté interesado/a sobre el futuro de nuestra sociedad está invitado/a a participar. Nuestro objetivo es abrir un espacio de intercambio de ideas, de reflexión sobre lo que tenemos y nos gustaría tener y sobre todo, queremos escuchar a aquellos y aquellas de quienes depende y a quienes concierne el futuro y el progreso de este nuestro País.