Iñigo Urkullu
28Noviembre
2009
28 |
Intervención

Acto en Sukarrieta 2009 (Iñigo Urkullu)

Iñigo Urkullu
Noviembre 28 | 2009 |
Intervención

Pasado mañana entrará en vigor el Tratado de Lisboa en el contexto de la celebración por los veinte años de la "caída del muro" de Berlín. Seguro que al comenzar con esta referencia algunas-os os preguntéis el porqué. Bien!..., no os preocupéis porque pretendo llegar a ello.

Cuando hace 106 años Sabino Arana falleció aquí en Sukarrieta, hubo muchos que creyeron que con la desaparición del fundador de la formulación política del nacionalismo vasco se apagaría la luz de aquel proyecto  incipiente, surgido como reacción a la postración  que el Pueblo Vasco padecía tras las guerras carlistas y la abolición de los fueros y a la modificación de los hábitos, costumbres y señas de identidad como consecuencia del proceso de industrialización que de manera vertiginosa comenzó en Bizkaia.

 

Pero..., lejos de  que  aquel proyecto se extinguiese con su inspirador, la idea, sus ideas, se extendieron y propagaron. Y más de un siglo después aquí seguimos, como lo recordamos todos los años. En marcha. Proclamando, defendiendo y trabajando por que "Euskadi es la patria de los vascos".

 

En todo este tiempo han caído imperios. Se han creado Estados que luego se han fragmentado y reinventado. Guerra y paz se han sucedido. Se han levantado muros y hasta telones de acero que se han desvanecido, pero que, como en el caso del "muro de Berlín", han caído por la voluntad de las gentes.

 

Y nosotros en este tiempo también hemos sido perseguidos y proscritos. Y hemos recobrado la libertad. Hemos renacido de las cenizas y hemos comenzado a construir el armazón de nuestra nueva casa con el mismo empeño, la misma ilusión y la misma confianza que hace un siglo motivara a Sabino Arana a proclamar que "Euskadi es la patria de los vascos".

 

*Tres elementos hicieron que la semilla plantada por Sabino Arana germinase:

 

            1.- Un Pueblo: Euskadi. Euskadi en Euskal Herria.

            2.- Una herramienta: el Partido Nacionalista Vasco.

            3.- Un camino: La libertad y la democracia.

 

* 1- Un Pueblo, una nación, una Patria: Euskadi. No sólo  como concepto territorial. Ni únicamente como una cultura  diferenciada. Ni solamente  como una reserva de derechos históricos. Ni una entelequia identitaria.

 

Euskadi: Pueblo, Nación, Patria, sustentada en las personas. En la suma de voluntades individuales que conforman una sociedad.  Euskadi conjunto de individuos que reclaman su derecho a ser, a decidir y a construir por sí mismos su propio futuro.

 

Euskadi como reflejo colectivo de personas que piensan, que sienten de diferente manera. Que interpretan su anhelo de convivencia de forma dispar,  con respeto a las mayorías, y también a las minorías.

 

Un país sustentado no sólo en razones identitarias sino en el compromiso común de asumir conjuntamente los retos del hoy y del mañana.  Un país de personas que saben y defienden sus intereses  pero que , al mismo tiempo, respetan los problemas e intereses de los demás.

 

Un país que quiere contribuir a la globalidad desde su especificidad.  Un país, Euskadi, cuyo centro de gravedad  se encuentra  en la libre decisión de sus mujeres y hombres. Un país moderno. No encorsetado ni a fronteras geográficas ni mentales. Un país ni subordinado ni subsidiado. Capaz por sí mismo de defender su porvenir.

 

* 2- Una herramienta: el Partido Nacionalista Vasco.

 

Para construir ese proyecto surgió este partido. En su objeto social sólo existe un objetivo: Euskadi.

 

Por eso en él caben, cabemos, todos los que  nos sentimos identificados con este país. Quienes creemos que no tenemos más casa que ésta y es nuestro deber construirla, acomodarla, mejorarla y defenderla.

 

El Partido Nacionalista Vasco es, hoy como ayer, el campamento base de todo euskaltzale, de todo abertzale. De quien pretenda aportar algo personal para construir este país. Punto de encuentro de mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, empresarios y trabajadores que sienten y tienen voluntad por que Euskadi sea su casa.

 

El PNV es la palanca política que ha hecho mover esta sociedad. Porque nació para seguir a ras de suelo las inquietudes, los problemas, las necesidades, las ilusiones y las esperanzas de quienes aquí viven. Y durante 114 años ha sido fiel a ese principio de convivir, de compartir, de acompañar y liderar a la ciudadanía vasca.  

 

Esa herramienta ha servido de  muro de contención en los duros inviernos de la persecución y el totalitarismo. Y en la primavera ha labrado los campos de un nuevo autogobierno, de unas instituciones, de un bienestar que han puesto a este país a la cabeza de las naciones europeas desarrolladas.

 

Hoy, en tiempos de atomización política, de fragmentación  y de reposicionamiento, brinda, una vez más, su disposición al liderazgo para abordar el nuevo tiempo que tenemos encima y la previsión del que nos venga. Bajo el paraguas de este partido, hoy que somos dados a poner adjetivos al nacionalismo,  caben todos los que, desde el respeto a los derechos humanos, a la libertad y a la democracia,  deseen trabajar por su país. Sumando esfuerzos, no restando. Con unidad. Con fortaleza. Con respeto a la pluralidad, pero teniendo bien claro que somos el eslabón de una cadena al servicio de una causa. La causa de Euskadi.

 

* 3- El tercer factor que ha hecho del nacionalismo vasco una opción de futuro para Euskadi ha sido el camino  por el que ha transitado y piensa seguir haciéndolo en el futuro: la libertad y la democracia.

 

Muchos nacionalismos han perdido en todo este tiempo su legitimidad  por hacer transitar su praxis política por los caminos de la intolerancia, de la imposición. En nombre de la Nación, de la Patria, como en el nombre de Dios o de la Justicia, se han cometido atrocidades inenarrables.

 

Ser abertzale, patriota, significa amar a la patria y no ama a la patria quien elimina, asesina, coacciona y amedrenta a sus hijos e hijas.

 

Ser abertzale, ser patriota por la causa de Euskadi, la causa del Pueblo Vasco que diría el consejero vasco Javier de Landaburu, coetáneo del Lehendakari Agirre y del Lehendakari Leizaola, de quien el próximo día 15 recordaremos que se cumplen 30 años de su regreso a Euskadi. Ofrecimiento del paraguas del Partido he dicho, paraguas del Lehendakari Agirre y gabardina del Lehendakari Leizaola de quien aquel día quien al día siguiente recibiera sus poderes, Garaikoetxea, que luego fuera Lehendakari, dijo: "Leizaola en 1936 ponía en libertad a muchas personas que estaban presos para que salvaran sus vidas. Algo a destacar -seguía- ahora que tantos verdugos y saboteadores hay a nuestro alrededor". Y yo añadiría en ese espíritu abertzale de construcción por un país real, moderno y próspero, la lucha por la reivindicación y creación de la Universidad Vasca y el empeño por salvar la industria, por encima de lo que quisieran dictar las entrañas desde un sentimiento de agravio.

 

No es más patriota quien pretende conseguir sus objetivos a través de una estrategia de todo o nada, quien vocifera o quien genera más crispación o desánimo que esperanza y positividad.

 

Ya desde su origen, desde el propio Sabino Arana, el Partido Nacionalista Vasco, supo interpretar que la construcción de la nación vasca era una carrera de fondo, que no valían atajos ni fórmulas mágicas  de radicalismo estéril. El nacionalismo es una carrera de fondo si lo entendemos como proceso de construcción. Hubo nacionalistas que se dijeron radicales que, ante la sublevación de Franco frente a la República, decidieron lavarse las manos ya que en su puridad abertzale aquel era un conflicto entre españoles. O quienes en la ofensiva del III Reich vieron en la potencia alemana la posibilidad de un "protectorado" para una nueva nación vasca.

 

De igual manera, años más tarde, hubo quien empuñó las armas en pura praxis revolucionaria, frente a lo que consideraban dejación cobarde de un nacionalismo perseguido y en el exilio. Y al día de hoy no saben cómo dar fin a su locura criminal devenida  de una espiral armada que se ha retroalimentado hasta la degeneración. Primero fue la independencia, luego la autodeterminación y el socialismo. Del combate y el enfrentamiento con el Estado a la confrontación y la negociación con el estado. De la Alternativa KAS a la Alternativa Democrática para después de Lizarra pasar por Donostia-Anoeta ir a Loiola y llegar a Alsasua. Todo ello después de experiencias en Argel, en Oslo, Ginebra-Zurich, Londres...o donde hayan estado. Vinieron de Xiberta a Alsasua, y otra vez a Alsasua. Disfrazando siempre su propio fracaso y su propia debilidad. Y mañana...Mañana..., ojala! que no haya más excusas ni pretextos que amparen una sinrazón que también sucumbirá ante la libertad y la democracia.

 

Se encontraron y encontrarán con este Partido que ha sabido siempre ponerse al lado del respeto a la vida. Que ha sabido caminar, paso a paso. Ganando terreno a lo posible. Sin abandonar a las necesidades básicas de la ciudadanía. Buscando acuerdos. Con unos u otros. Por el bien del país. Sin renunciar a los objetivos pero mirando al suelo para no tropezar y pisando de manera firme.

 

Sabino Arana encontró un país en crisis. Un país derrotado. En lo económico, en lo cultural, en lo social, en la falta de articulación institucional. Un país que languidecía ante la nueva "normalidad democrática" constitucional.

 

Hoy también este país vive en crisis. Una crisis bien diferente. Una crisis económica de la que saldremos más pronto que tarde, pues tenemos un tejido productivo moderno y competitivo, además de recursos humanos cualificados.

 

Asistimos a un riesgo cierto de homogeneización. De "adoctrinamiento" educativo, cultural, mediático. Son malos tiempos para los euskaldunes, para el modelo educativo plurilingüe. Malos tiempos  para la ikurriña, para la acción exterior, para la cultura... como señas de identidad propias y básicas.

 

Tiempos de lo que el frente "PSE-PP" llaman cínicamente "normalización democrática", tiempos, por aquellos que acusan a los nacionalistas de señas identitarias, tiempos de banderas, de selecciones rojigualdas, de discursos regios o de involución  de un país que estaba en marcha y que los intereses de Estado, como en la España de Cánovas,  lo intentan parar. Y todo ello con el mayor apoyo y respaldo mediático que jamás un gobierno o una opción de gobierno hubiera dispuesto en este país.

 

Hace unos días, en el enésimo brindis al sol, el Lehendakari López anunció su intención de abrir un proceso para la renovación del marco de autogobierno. Pero su propuesta apenas duró dos minutos. El tiempo que su socio - ahora se llama socio  preferente-, el Partido Popular, le recordara que no "hay consenso suficiente" para llevar a  cabo tal iniciativa. La pregunta es ¿cuál es/era el objetivo de la reforma fallida?

 

Quien piense que, en aras al pragmatismo y al realismo de la fotografía institucional, el PNV se ha olvidado del autogobierno, entendiendo por autogobierno, además del autogobierno trabajado en el día a día, un estatus jurídico-político deseado, se equivoca.

 

Tenemos el Estatuto de Gernika, el Estatuto-Base desde el que hemos intentado poner encima de la mesa el Nuevo Estatuto Político  para que, una vez aprobado, pudiera, como el de Gernika, ser sometido a referendum por la ciudadanía. Que la sociedad de la CAPV pudiera ser consultada. Y lo seguiremos haciendo. Lo mismo que defendemos para la Comunidad Foral de Nafarroa y trabajamos por el estatus de Iparralde.

 

Vamos a seguir trabajando en este sentido. Con una propuesta que, basada en la voluntad de las ciudadanas-os vascos, profundice en un Pacto Político con el Estado para el ejercicio de la identidad nacional vasca. Un Pacto por el que Euskadi se dote de un autogobierno pleno en todas las materias que conforman el bienestar económico, social, cultural e institucional de los ciudadanos y ciudadanas vascas. Un Pacto que se sujete a un sistema bilateral de garantías que impida la restricción unilateral del Pacto alcanzado. Un Pacto que contemple la capacidad de establecer relaciones de territorialidad entre las diferentes comunidades que conforman el Pueblo Vasco, desde la libre decisión de sus ciudadanos y ciudadanas respectivas. Un Pacto que posibilite la proyección de Euskadi en Europa y en el mundo.

 

Sí, en Europa. Ahora que el Tratado de Lisboa incorpora las dimensiones local y regional al marco jurídico. Siguiendo la estela de quienes en 1946 conformaron la Delegación Vasca que en Londres, ante el Gobierno británico, ante el Consejo de Defensa del Imperio Francés -Francia Libre- y ante la embajada de los EE.UU., presentó un memorándum sobre una Federación Europea.

 

El norte de Europa es nuestra referencia y Europa ha de seguir siendo el ámbito en el que aboguemos por una aplicación del principio de subsidiariedad (que lo que pueda hacer el pequeño no lo haga el grande) y proporcionalidad en la práctica legislativa europea. Exigiremos que las naciones y regiones con capacidad legislativa en el interior de los Estados deben ser consultadas con efectos vinculantes a la hora de elaborar la legislación comunitaria. Y defenderemos el reconocimiento jurídico y político de la cooperación transfronteriza e interregional.

 

Vamos a seguir trabajando este camino. Por eso, ante el riesgo cierto  de que se destruya en cuatro años lo construido en treinta, el Partido Nacionalista Vasco reitera el llamamiento y disposición manifestados en la celebración de nuestro 114 aniversario a organizaciones, entidades, asociaciones, para trabajar por un mínimo denominador, desde el proyecto de cada cual y sobre la base del respeto a los derechos humanos, la libertad y la democracia, que sirva para ofrecer una alternativa a quien se dice incapaz de hallar consenso.

 

Un punto de partida sobre el que sustentar el acuerdo que otros ni tan siquiera buscan.

Un proceso sin prisa, participativo, sin buscar el rédito electoral. Un diálogo sincero, alejado de la presión de los focos y de las cámaras, que no busque la verdad absoluta, ni el desiderátum último de unos u otros. Desde el compromiso a nuestras señas de identidad como Pueblo, la implicación con unos valores individuales y colectivos y  el trabajo por un proyecto político compartido.

 

El Partido Nacionalista Vasco ha demostrado en su dilatada trayectoria, y también en el corto plazo, que  su empeño por el  compromiso y el entendimiento son  inequívocos.

 

Ante la crisis económica, tendimos la mano al PSE primero, al Lehendakari López después y, por último, un Acuerdo de Estabilidad que, al final, hicimos extensivo a las formaciones políticas. Acuerdo  que hemos cerrado  responsablemente, porque el país es, para nosotros, más importante que cualquier desgaste político.

 

No es nuestra intención desestabilizar. Ni crear frentismos de respuesta a lo que ellos llaman  "normalidad constitucional".  Pero tampoco vamos a estar con los brazos cruzados ante el desmantelamiento diario de un autogobierno por el que tanto hemos luchado. Tiempo, si se quiere, en profundizar en esta propuesta planteada hoy, que no va contra nada ni contra nadie.

 

Estos son los mimbres alderdikides y alderdizales. Hoy el PNV llama al conjunto de la sociedad vasca a reactivarse. Reactivarse en el compromiso abertzale de convivencia y de construcción. Reactivarse para convencer. Para demostrar, una vez más, que "Euskadi es la patria de los vascos".

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