Hace un año, en el mitin de apertura del curso político, dijo que el PSE no tenía otro objetivo que sacar a Ibarretxe de la Lehendakaritza. ¿Misión cumplida?
La estrategia política trazada por el PNV o la posición del propio lehendakari era una estrategia a combatir desde todos los frentes. Desde esa consideración era lógico pensar que esas dos formaciones, a pesar de sus grandes diferencias, iban a tomar posición. Y se ha cumplido. Es una evidencia que PSE y PP van a convenir en todo aquello que sea gestión institucional mínima para preservar el valor superior de esa estrategia de Estado de no permitir a la ciudadanía vasca desarrollar la vía política y democrática del derecho a decidir del pueblo vasco. Su acuerdo tiene vocación de durar con independencia de sus avatares en el Estado.
¿El acuerdo se va a limitar al Gobierno vasco o se va a trasladar a otras instituciones?
Hay que tener en cuenta que el PP es un partido que apenas ostenta representación institucional. En el fondo, lo que está en juego es el control de la política vasca por parte del Estado, y al nacionalismo le toca responder democráticamente y contundentemente a ese desafío. Aquí se han estado vendiendo durante mucho tiempo grandes mentiras como que la política de Ibarretxe era una política excluyente que dividía y desestabilizaba; que no se ocupaba de los ciudadanos y que sólo le preocupaba la identidad. Y resulta que son ellos los que sí sacan los temas identitarios, como las banderas. Su objetivo ha sido llegar a Ajuria Enea y Lakua, para colocar ahí la bandera española, es decir, más Estado y más España.
¿Cómo ve al Gobierno de López tras casi cuatro meses?
El problema es que la inacción del Gobierno nos está situando en peores condiciones. Tenemos un Gobierno que se conecta a una corriente de 125, pero hoy no se puede vivir con 125, sino con 220 y el 380 industrial. El Gobierno ha llegado, se instala y mira alrededor y a ver lo que sucede, y eso provoca que las instituciones pierdan gas. Y si el motor institucional principal pierde gas, el resto de instituciones y sectores lo percibe y lo nota. La inacción puede crear una situación de desesperanza y compromiso. Nuestra misión es evitar que perjudiquen al país, nuestro primer objetivo es evitar que PSE y PP destruyan lo construido hasta ahora. ¿Es esta labor de oposición? Pues sí.
¿Como recuperarán el poder si sigue vigente la Ley de Partidos y PSE y PP continúan con su entente?
El PSE y el PP están dispuestos a perfeccionar si cabe más esa estrategia. Recientemente hemos tenido una prueba de esto. Rubalcaba primero saca la noticia, crea el ambiente, para luego decir, que aunque la izquierda abertzale funde un partido que condena la violencia, no podrá estar en las elecciones hasta que desaparezca ETA. Ya va poniendo otro condicionado. Para mí es un síntoma de debilidad. Se ve que el Estado quiere perfeccionar su escenario. Desde esos resortes de poder están gobernando en minoría sabiendo que hay una mayoría social y política que quiere abordar soluciones estructurales sobre paz y normalización. Por retrasar la inversión política que es necesaria para resolver los problemas, éstos no se resuelven.
¿A qué espera el PSE para cumplir el acuerdo de desalojar al nacionalismo del Gobierno foral alavés?
Al PSE le ha entrado un cierto vértigo político. Además, quien debe promover esa moción, que parece que no se va a dar, es el propio lehendakari en calidad de secretario general del PSE. Yo creo que miran a las próximas elecciones y si el juego de mayorías permite hacerlo, pues ya nos desplazarán. El PP quiere cobrar un rédito porque electoralmente está en caída. El efecto vasos comunicantes entre el PSE y el PP es evidente. Y el PP lo ve. Sabe que el apoyo a López es una inversión desde el punto de vista del Estado, pero necesita atalayas institucionales. Pero ahora la moción de censura no tiene visos de que ni siquiera vaya a ser planteada.
¿La amenaza de la moción condiciona la acción de las Diputaciones?
En absoluto.
Han reprochado al lehendakari López que no presente un programa de gobierno. Él les ha remitido al programa electoral del PSE.
No es sólo una cuestión de reglamento, es que es la clave de la acción de gobierno. La acción de gobierno se desarrolla conforme a un programa y todos los gobiernos han tenido un programa. Lo que ocurre es que López no se quiere comprometer. Usted recibe a la sociedad civil y qué le propone. Eso se define en una acción de gobierno, que es lo que determina la legislatura, por dónde va a ir. Salvo ese acuerdo paraguas de estabilidad política firmado con el PP, no existe nada. Un gobierno que camina en la indefinición no termina ninguna de las etapas.
Ha dicho usted que la primera responsabilidad del PNV será evitar que el Gobierno vasco perjudique al país. ¿Detecta ya esa regresión?
Tanto en el ámbito parlamentario como en el de la sociedad civil organizada, que ya ha tenido distintos encuentros con el Gobierno, se constata que el Ejecutivo ha llegado pero no sabe qué hacer. Y cuando uno llega y empieza a vegetar en el ámbito institucional, las decisiones que deben adoptarse y no se adoptan perjudican negativamente al país. Se mueve en un paraguas genérico de declaraciones, utilizando términos como cambio. Yo sí he notado el cambio, un cambio de estilo. El lehendakari anterior era un hombre que no sólo construía la comunicación sobre acciones concretas sino que proyectaba, proponía, era un hombre que tenía la puerta abierta. Ahora, todo lo contrario. Ha habido un gran escaparate donde se vende que voy a hablar con todos y para la segunda vuelta de esta ronda ya no sabe qué hacer. No les puede repetir lo mismo.
¿Tiene fundamento la crítica de que el anterior Gobierno ha dejado sin recursos al Ejecutivo socialista?
En absoluto. Si hacemos la comparativa del compromiso de gasto de los tres últimos ejercicios, a 30 de abril de este año, llega al 68%, que es similar al compromiso de gasto de 2008. Con la salvedad de que cuando acordamos los Presupuestos de 2009 hay una cláusula de cierre en la que decimos que todos los capítulos referidos a la inversión, con la intención de minimizar los efectos de la crisis, se iban a materializar los primeros meses del año. Y así se ha actuado.
¿Cuáles son las condiciones del PNV para apoyar los Presupuestos?
No hay que engañarse. El PSE y el PP tienen un escenario presupuestario pactado, no en los números pero sí en los principios. El PP tiene que asegurar que López saque los Presupuestos. Ésa es la cuestión de fondo que tienen pactada. Que puedan incorporar a otros a ese acuerdo les interesará por darle color al asunto. La estrategia de estos dos partidos, teniendo asegurada la pieza presupuestaria en Gasteiz, es la de forzar al PNV a un escenario de negociación en las tres Diputaciones. El PSE va a exhibir ahí un mensaje muy directo. Por eso no han sido no ya receptivos, ni siquiera han dedicado una mañana a nuestra oferta. ¿Estabilidad? Yo la tengo en el Gobierno vasco. Os espero en las Diputaciones. Ése es el mensaje.
El PSE ha amagado con modificar la LTH y con la aprobación de normas fiscales en el Parlamento.
Son temas de entretenimiento para alimentar un discurso recurrente con frases como eficacia institucional, evitar duplicidades... El PSE sabe positivamente que no puede ir hacia una modificación de esa naturaleza porque, entre otras cosas, no goza de la mayoría del Parlamento.
¿Qué supondría una sentencia del Constitucional contraria al Estatut?
El tema de fondo es que el llamado estado de las autonomías concluyó hace mucho tiempo. Lo terminaron el PSOE y el PP. Fue Maragall el que decía que la batalla de lo que podía ser la estructura federal del Estado la había perdido dentro de su propia casa. Ahí tiene un Estatut que sale como sale, con la garantía inicial de Zapatero. Y donde dije digo ahora digo diego. Algunas reflexiones que se escuchan en la política catalana hablan de que habría que revisar el Pacto de Estado.
¿Cómo puede evolucionar la guerra por las fotos de los presos?
Como se ha querido crear la idea de que aquí han existido espacios de impunidad vamos a darle una misión a la Ertzaintza. Ahí inscribo todo lo que está sucediendo. Conviene recordar lo que ocurrió en Villabona. La manifestación es autorizada por el juez Pedraz y luego prohibida por la Audiencia Nacional. Llega el día D, se produce el incidente desgraciado de la muerte de Remigio Ayestaran y, a continuación, en tres días consecutivos, hay media docena de manifestaciones en las que se grita lo que se grita y la Ertzaintza no interviene. Ahí no se actúa. Se supone que con criterio de proporcionalidad. En cualquier caso, ellos entienden que es una cuestión con suficiente atractivo como para proyectar la imagen de que antes había espacios de impunidad y ahora no los hay.
¿Y si le invitan a una copa en un bar que exhiben fotos de presos?
Yo normalmente no voy a esos bares. Al parecer Rodolfo Ares ha descubierto ahora que existen. Ellos han decidido que eso es delictivo, que es enaltecimiento. Basta ir a Leitza o Goizueta, ahí está la Guardia Civil, y fíjate en todo lo que hay colgado. ¿Cuáles son los criterios?
¿Qué futuro augura a la izquierda abertzale?
La izquierda abertzale tiene hecha la reflexión. De todas formas, la conclusión es clara: es ETA la que tiene que decidir cerrar. Pero a ETA también le entra vértigo. Después de 50 años y con el panorama político existente, ¿quién toma la decisión? Hay que tener madurez, inteligencia y valentía.
¿La salida dialogada está definitivamente enterrada?
No. Un final dialogado y ordenado de la violencia es apostar por la paz. Lo demás no lo es.