Joseba Egibar
19Abril
2009
19 |
Entrevistas

«Para solucionar los problemas del país tendremos que hacer un recorrido similar al de Ibarretxe»

Joseba Egibar
Abril 19 | 2009 |
Entrevistas

Joseba Egibar repite como portavoz del PNV en la Cámara vasca esta legislatura,pero en un papel para él inédito, el de rostro visible de la oposición en Euskadi. Eso, salvo que salte la sorpresa y Juan José Ibarretxe decida mantenerse como referente parlamentario del partido. Para el también presidente del GBB -más moderado en el tono que otros compañeros de filas- lo importante es su «legado» y sólo siguiendo su estela se podrán resolver los problemas del país. De hecho, está convencido de que el pacto PSE-PP obedece a una «estrategia de Estado» que busca «cortar en origen» la proliferación de iniciativas como el plan o la consulta del todavía lehendakari.

-¿Se ha radicalizado el PNV desde el 1-M?
-El PNV defiende el mismo proyecto de país, sin perder la perspectiva de las prioridades de la sociedad.
-Proponía usted contundencia, inteligencia y elegancia para hacer oposición. ¿Cree que su partido se está moviendo en esas coordenadas?
-Los resultados son inapelables. El PNV ha sido la opción mayoritaria. A partir de ahí, el pacto PSE-PP obedece a una estrategia de fondo, de Estado. Tiene fácil explicación: han decidido cortar en origen lo que ellos denominan desafíos, cualquier iniciativa política y democrática que pretenda alterar lo que llaman las reglas del juego constitucional. No están dispuestos a soportar el contraste democrático de propuestas surgidas legítimamente con las mayorías precisas en el Parlamento vasco. Ésa es la reacción del Estado a una década, la era Ibarretxe, con determinados planteamientos: por citar los más relevantes, el nuevo estatuto político y la ley de consulta. Tenemos que saber responder a eso, porque el problema de fondo no se ha solucionado.
-De ahí la vocación de largo plazo que atribuye al Gobierno de López.
-Aunque el PP suscitase una estrategia de tensionamiento en el Estado, incluso con una moción de censura contra Zapatero, en Euskadi no se resentiría el acuerdo. El PP va a contribuir a mantener la estabilidad pero otra cosa es la gobernabilidad. No he visto ni de lejos un acuerdo de Gobierno.
-El pacto contiene unas líneas generales.
-La matriz de ese acuerdo está en el Pacto Antiterrorista. En aquel momento sucumbieron en el intento. Quisieron perfeccionar el proyecto con la ley de partidos, de la que se ha hecho una utilización a conveniencia. No se aplica en 2005 porque el PSE convence al PP -ellos dicen que les engañan- de que si EHAK no estaba en aquellas elecciones, la coalición PNV-EA sacaba mayoría absoluta. Ahora se plantean cuatro años para presentar el proyecto nacional en Euskadi y diluir el hecho nacional vasco.
-¿La incapacidad del PNV para alcanzar acuerdos con las fuerzas no nacionalistas no ha propiciado también la situación actual?
-El PNV ha hecho planteamientos absolutamente democráticos que ni siquiera se han discutido. Y resulta que esos planteamientos, rebajados o superados, sí son objeto de discusión en otras mesas extramuros del Parlamento durante el malogrado proceso de paz, no sólo en las conversaciones de Loyola sino también en las que se mantienen en Centroeuropa entre ETA, el Gobierno español, el PSOE y Batasuna. Negar base democrática o capacidad de discusión al PNV y luego hablar de política con ETA y Batasuna es cuando menos contradictorio. El PNV ha tenido siempre las puertas abiertas al diálogo, incluso después de las elecciones del 1-M en términos de estabilidad política. Pero el PSOE, hechos sus cálculos, ha optado por el dique constitucional.
El sello frentista
-Lo cierto es que la apuesta estratégica de Ibarretxe y de usted mismo siempre ha sido el tripartito.
-El resultado electoral, adulterado por la alteración de las reglas de juego, da lo que da de sí. El PSE tampoco quería pactar con el PP. Es una tercera opción a la desesperada: la primera era ganarnos y la segunda superarnos con los partidos más pequeños. Cuando uno entra a la última opción, el sello de frentismo lo lleva innato. Otra cosa es que vayan a desarrollar políticas frentistas, eso se verá en el tiempo.
-Suscribe entonces que no se puede tachar de frentista, como ha hecho su partido, a un Gobierno que ni siquiera existe aún.
-En origen el acuerdo tiene un sello frentista innegable porque el PSE va a gobernar ante una mayoría social y política abertzale y nacionalista. A partir de ahí, habrá que escuchar el primer discurso y ver la acción de Gobierno, pero apuntan maneras.
-¿En qué?
-En el acuerdo se están cuestionando una serie de consensos de años. A ver qué se presenta en torno a la crisis. La prioridad es que la sociedad vasca salga de esta crisis con el apoyo interinstitucional imprescindible.
-¿Arrimarán entonces el hombro con López en lo que beneficie al país?
-Con posición propia e iniciativa legislativa. Vamos a ser muy diligentes y a observar con rigurosidad las políticas que se quieran implantar.
-¿Qué receta propone el PNV para evitar esa voluntad de españolización de Euskadi que usted denuncia?
-Seguir apostando por el proyecto de país que defendemos y abordar la resolución de los problemas estructurales que nos atenazan, que son tres: crisis económica, paz y normalización. Lo urgente y lo importante es salir de la crisis. También trabajar por escenarios en los que los derechos humanos de todas las personas sin excepción sean respetados. En relación al mundo de ETA, para propiciar un escenario de final dialogado en el que seguimos creyendo, se tiene que producir el abandono definitivo de la estrategia violenta terrorista armada. Y abordar asimismo el tercer problema estructural, en el que la opción constitucional unionista PSOE-PP tiene su razón de ser, que es negar la existencia de un conflicto político. Para lograr la normalización, la identidad nacional vasca tiene que tener un reconocimiento que lleva como derecho inherente el derecho a decidir. Y aquí nadie va a poder imponer a la otra parte su decisión. En todo caso, de la capacidad de decisión de los vascos surge una obligación relevante que el Estado español, le guste o no le guste, lo quiera retrasar en el tiempo o no, va a tener que negociar.
-¿El Aberri Eguna ha sido el último de Ibarretxe en primera línea?
-Sus diez años han sido determinantes para este país, pese al corsé constitucional. Los mojones de su trayectoria, la necesidad de que esta sociedad sea consultada para que pueda definir su destino, van a quedar ahí. El lehendakari puede incorporar un valor añadido, pero su auténtico legado, el del tripartito y el de la mayoría del Parlamento, está ahí. El tiempo demostrará a no mucho tardar que si se quieren solucionar los problemas de fondo de este país vamos a tener que hacer un recorrido similar al que propició desde su liderazgo Ibarretxe. La suerte personal de uno es secundaria. Ibarretxe es, ha sido y será un referente de este país y del PNV,
-¿A usted personalmente le gustaría que se quedara?
-Veremos, no hay prisa. Eso lo tendremos que convenir y de la mejor manera lo definiremos conjuntamente. Somos treinta para hacer oposición. El lehendakari ocupará en el grupo el puesto que él quiera.
-¿Contempla la posibilidad de un nuevo proceso de paz?.
-El PSE puede jugar también esa baza y bienvenida sea. Están hablando de posible entendimiento con la izquierda abertzale histórica, y eso comprometerá a quien lo suscriba, no al PNV, que no está en ese ámbito de relación. Si se da, no lo vamos a entorpecer. Lo favoreceremos.
-Parece difícil imaginar ese escenario de conversaciones con el marcaje del PP.
-No lo sé, ellos tendrán que valorar. Se pueden producir cambios, y ante un escenario foral y local la izquierda abertzale algunas decisiones de calado y de fondo va a tener que adoptar si quiere hacer política. Hoy transitan entre la cárcel y la clandestinidad y eso con la presencia, aunque sea intermitente, de una estrategia armada hace inviable la vía política. Y no he sido yo quien ha apuntado en esa dirección; ha sido Jesús Eguiguren, que incluso ha hablado de plazos. Tendrá igual mayor o mejor conocimiento del tema.
-¿Cree factible entonces una tregua de ETA a corto plazo?
-Prefiero no dar mi opinión, aunque la tengo. Luego parece que son hipótesis, igual que las intoxicaciones de la 'factoría Rubalcaba' para tener entretenida a la gente.
-¿Y ve a Arnaldo Otegi con algún ascendiente político o más bien supeditado a ETA?
-Otegi ha sido un representante del voto popular, es un líder de la izquierda abertzale. Y para que esa izquierda abertzale no sea histórica la apuesta generacional se tiene que producir. No tengo ninguna duda de la posición de Otegi sobre las vías plena y exclusivamente democráticas y pacíficas. Otra cosa es que todavía existe en ese mundo quien está participando de estrategias violentas y por tanto antidemocráticas.
-¿Considera entonces que ese mundo volverá a las instituciones?
-Es que es muy sencillo. Si para las elecciones municipales y forales que se celebran en Euskadi sur la izquierda abertzale no tiene una estrategia definitivamente política y democrática el ciclo de la lucha armada sería de seis años. Dos más cuatro.
-En todo este contexto, ¿tiene algún futuro el polo soberanista?
-No hay estrategia soberanista real y eficaz con ETA y sin el PNV.
-¿Quiere decir eso que el PNV entraría si no hay tutela de ETA?
-No, no, si ellos mismos han decidido en este momento que el bloque independentista excluye al PNV
-¿Qué sensación tuvo al leer las amenazas de ETA por primera vez a un lehendakari y a su Gobierno?
-Esa es una parte del comunicado, que la clase política no se ha leído entero. En todo caso, es una barbaridad. Aparte de amenazar al futuro Gobierno hace un análisis delirante en el que no deja títere con cabeza. Habla del PNV en infinidad de ocasiones, de Aralar, de votos dignos e indignos... Preocupa que no dé señales de madurez política.

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