Amaia Artetxe
El PNV tiene el reto de asumir una nueva etapa política. Una etapa en la que estará en la oposición y en la que actuará con responsabilidad, pero sin renunciar a su propio proyecto y manteniendo el liderazgo de Euskadi, como apunta Iñigo Urkullu coincidiendo con la celebración del Aberri Eguna
bilbao.Este Aberri Eguna es un tanto especial. Es la primera vez desde la instauración de la democracia que el PNV lo afronta con la convicción de que estará en la oposición.
Sí, pero no por ello deja de ser Aberri Eguna. Sigue teniendo tanta validez como siempre una frase que resume el espíritu del PNV: La patria de los vascos es Euskadi. Y el Aberri Eguna también lo hemos celebrado en situaciones muy diferentes a la actual. En situación de opresión, de exilio, de clandestinidad... hemos gozado del Aberri Eguna como una fecha reivindicativa porque aún no ha sido posible, pese a que hemos estado en el Gobierno de la CAV, que el proyecto de Euskadi como nación se haya conseguido. Pero vamos dando pasos. Y ahora también vamos a seguir dando pasos. Es Aberri Eguna y tenemos la misma ilusión de siempre por gritar Gora ta gora beti, que es el lema de este año para ratificarnos en la máxima de Euzkotarren aberria Euzkadi da.
¿La voluntad de liderazgo de este país que tiene el PNV se mantiene pese a todo?
Por supuesto. ¡Si es que la ciudadanía nos ha avalado más que a cualquier otro partido político en las elecciones del pasado 1 de marzo! Por mucho que se quiera esconder esa realidad, por mucho que se quiera ocultar desde una presión mediática incluso basada en la ficción, tenemos que transmitir a la sociedad vasca que estamos viviendo una situación delicada, pasando un mal trago por un pacto entre PSE y PP que no responde a la voluntad de la mayoría de la sociedad, pero que tenemos la satisfacción de ser la fuerza política más votada, con unos resultados magníficos. Y, por tanto, con una consciencia como partido de afrontar una nueva etapa desde el liderazgo que nos ha dado la sociedad.
El próximo Gobierno vasco será un Ejecutivo en minoría con una inestabilidad evidente. Y a quienes le critican esto último, como ustedes, se les tacha de agoreros, al tiempo que se les pide responsabilidad.
Responsabilidad es lo que siempre ha tenido el PNV. No porque nos hagan emplazamientos unos u otros vamos a dejar nuestra práctica en la política desde una firmeza de nuestros principios y desde una política pragmática en base a lo que es la sociedad en cada momento y adónde podemos llegar con la sociedad de la mano. El PSE dice que va a tener un gobierno sólido y estable mientras hay portavoces del propio PSE, como el señor Ares, que dicen que esta legislatura va a ser cara para el gobierno socialista por los precios que va a tener que pagar al PP. Por otra parte, Mariano Rajoy, en un artículo, dice que su partido no ha renunciado en este acuerdo a sus principios y objetivos. Por tanto, quien realmente va a gobernar desde la oposición es el propio PP. El PSE va a tener un gobierno débil que no es el que se merece la sociedad vasca; ni es el PSE el más votado ni es el PSE con un gobierno en solitario quien ofrece en la situación actual nada que pueda ser visualizado por el conjunto de la sociedad vasca como un gobierno sólido. Pero nosotros haremos nuestra política desde la responsabilidad que siempre hemos tenido y en base a nuestro proyecto. Nadie nos puede pedir que, siendo el partido más votado, con treinta escaños en el Parlamento Vasco, tengamos que abrazarnos a las políticas que plantean otras formaciones políticas.
¿Por qué se le hacen al PNV esos continuos llamamientos a la responsabilidad?
Eso refleja que el PNV es el eje central de la política vasca. Y la debilidad con la que parten otros les lleva a querer esconder las vergüenzas de este pacto entre el PSE y el PP. El PSE quiere esconder sus vergüenzas por este gobierno presionado por el PP, con los precios que tiene que pagarle. Para afrontar esta situación, que es incongruente con el deseo de la mayoría de la sociedad vasca, está apelando a la responsabilidad de otros a los que han desplazado o van a desplazar de la responsabilidad de gobierno. Y, al mismo tiempo, están jugando con temas que son muy delicados, como el de la pacificación o el del desarrollo del autogobierno con transferencias de competencias.
¿Cree que pedir ahora la transferencia de las políticas activas de empleo es una forma de lavar una imagen de 'frente españolista' o es una apuesta real por el autogobierno?
Este planteamiento ahora de desarrollo del Estatuto de Gernika empezando por las políticas activas de empleo me produce, como todo lo del PSE, una escasa fiabilidad. Porque nosotros todavía en septiembre del año pasado reivindicábamos ante el Gobierno español, al propio Rodríguez Zapatero y yo personalmente, la transferencia de las políticas activas de empleo en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. Se me negó. Yo lo planteaba junto con la transferencia de investigación científica como herramientas para hacer frente a la situación que estábamos ya atisbando y viviendo. Y que ahora diga el PSE, sin que López sea ni siquiera lehendakari, que ya está negociando la transferencia de políticas activas de empleo... Me parece, primero, que habrá que ver y, segundo, que no deja de ser una cortina de humo para una realidad de no implicación del PSE en el desarrollo del autogobierno.
¿Ese "habrá que ver" lo dice porque no está convencido de que Zapatero vaya a decir sí a la transferencia o porque va a llegar mutilada?
Algún ejercicio tendrán que hacer para reforzar la imagen de que el PSE tiene un compromiso con el autogobierno. Pero por mucho que quiera presentar ante nosotros que ha conseguido no sé cuántas transferencias, si eso ocurre, desde luego que no va a ser el mismo concepto de transferencia que habríamos negociado y conseguido, en su caso, el PNV. Si el PSE consigue alguna transferencia vendrá no sé si mutilada, pero sí condicionada por una política de Estado del PSOE.
El PSE parece haber renunciado ahora a la reforma estatutaria que propugnaba durante la campaña.
Claro, porque depende del PP y porque sabe que nosotros tenemos como PNV un proyecto que es el del desarrollo del autogobierno desde el pragmatismo y ubicando Euskadi en la realidad político-económico-social de orden global en el siglo XXI. Presumo que el PSE hará un ejercicio de propaganda, de marketing, de su pretendida apuesta por el autogobierno, por el cumplimiento del Estatuto.
Ya falta menos para el pleno de investidura, en el que el PNV mantendrá la candidatura de Ibarretxe. En él, los candidatos tendrán que explicar sus programas de gobierno. ¿Cuál cree que será el de López?
Tendrá que conjugar lo que pudiera ser en su caso un discurso de cara a la galería del PSE con el apoyo del PP. Dos discursos absolutamente contrapuestos. Nosotros hemos hecho el análisis de lo que defiende, supuestamente, el PSE en desarrollo de autogobierno, en materia de educación, en materia social, económica y de lo que defiende el PP. Y no nos parece que sean modelos conciliables, salvo en un único objetivo, que es el desplazamiento del PNV a la oposición. Por lo tanto, el programa que plantee el candidato socialista será el programa que esté avalado por el PP y será, entiendo, coherente con todo lo que aparece en el documento suscrito entre ambos partidos. Es un acuerdo que tiene un preámbulo que habla de desterrar políticas anteriores, cuando realmente lo que están haciendo es ratificar una política de bloques que quisieron implantar ya en el año 2001 Nicolás Redondo y Mayor Oreja. Y ha sido el propio Mayor Oreja quien ha sido más explícito al decir que Patxi López y Antonio Basagoiti lo han hecho mejor que ellos y que en esta ocasión ha podido ser.
Deduzco que no esperan que haya un programa que hable de la 'Euskadi real' que ha estado en boca del PSE continuamente.
Estamos en una situación en la que, paradójicamente, desde el PSE se critica la acción de gobierno en estos momentos, como si la sociedad vasca estuviera como para estar paralizada durante noventa días, a expensas de la conformación del nuevo Gobierno vasco. El Ejecutivo vasco actual, hasta que se dé el cambio, está liderando la sociedad vasca con las medidas económicas, de apoyo a la situación de desempleo acuciante en determinados sectores, de implementación para las ayudas a las empresas, para la cohesión social... A partir de ahí poco más va a poder hacer el PSE porque ya el Gobierno vasco actual está llevando una política, desde hace más de un año, de preocuparse por aquellas cuestiones que afectan a la ciudadanía. Lo único que nos queda por pensar es que el PSE pueda, como ha dicho, entrar en una senda de endeudamiento de la gestión de las administraciones vascas, que eso sí lo sabe hacer, pero luego vendrá Paco con las rebajas.
¿Augura una legislatura corta?
No hago esas cábalas. Creo que necesariamente estamos en un tiempo que nos indica que una parte de la política se va a hacer en el Parlamento y otra parte se va a hacer fuera del Parlamento. Ante eso el PNV tiene que estar vigilante. Tenemos que actuar ante esa parte de la política que se va a hacer fuera del Parlamento Vasco. Y tenemos un reto que es el del año 2011, con las elecciones municipales, forales y al Parlamento navarro, además del 7 de junio de este mismo año, con las elecciones europeas. Esos son los dos hitos en mi calendario. Al PNV le toca abrir una nueva etapa en la que le corresponde, con la mayor de las ilusiones, saber entroncar con las necesidades de la ciudadanía, con una política para una nueva generación pensando en la Euskadi del presente pero trabajando para el futuro.
¿Se lo va a poner difícil el PNV al Gobierno vasco con las Diputaciones?
No es ponérselo difícil. Cuando hablo de golpe institucional no estoy hablando de un golpe de estado que nos hayan dado. Estoy hablando de que es previsible, como se está viendo, que no sea una cuestión que afecte sólo al Gobierno vasco. Afecta al Parlamento Vasco, a la composición de la Mesa de la Cámara vasca, donde se vulnera una tradición no escrita de la presidencia para el partido más votado en las elecciones. Afecta a instituciones que no estaban en juego en las elecciones del 1 de marzo, como la Diputación de Araba. Afecta a los senadores autonómicos que corresponden por elección al Parlamento Vasco. Afecta a otros organismos, como Bilbao Ría 2000, en cuanto a su composición. Es una desestabilización institucional, frente a la estabilidad institucional de corresponsabilidad incluso con las instituciones del Estado español que propusimos nosotros. El PSE no quiere nada con el PNV. Y nosotros seguiremos ejerciendo el liderazgo desde las instituciones en las que tenemos la responsabilidad de gobierno, pero no una responsabilidad de gobierno frentista respecto al Gobierno vasco. Seguiremos haciendo política en las instituciones en las que tenemos responsabilidad de gobierno en base a nuestro programa, al que hemos presentado a las elecciones y que ha tenido el aval de la ciudadanía. No pretenderá el PSE que por habernos desplazado a la oposición en el Parlamento y por detentar -que no ostentar- el poder del Gobierno vasco, nosotros modifiquemos nuestras políticas de actuación para ayudar también desde las instituciones al Gobierno vasco.
¿Han elaborado ya el organigrama de su grupo parlamentario? ¿Cuál será el papel de Ibarretxe en la oposición?
Hemos definido la manera de trabajar del grupo parlamentario en base a esa nueva etapa que se nos ha abierto al PNV. Una nueva etapa en la que tenemos treinta parlamentarios, lo que necesita de una estructuración de nuestra apuesta por la conexión con la sociedad, con la coordinación con otras instituciones, con la coordinación con nuestros representantes en Congreso y Senado y con nuestra aspiración de coordinación con la representación que tengamos en el Parlamento Europeo. Y ahora sólo estamos ocupados en la candidatura de Ibarretxe a lehendakari. Lo demás vendrá después.
Antes decía que tiene la mirada puesta en 2011 y, según dijo hace unos días, no es el único.
Sí, pero están pensando en 2011 para otra cosa, no en la que piensa el PNV, que es la construcción social, la construcción nacional de este país como partido de vocación institucional que somos. Otros lo que han dicho públicamente -el presidente del PSE en una entrevista recientemente- es que la paz se abrirá paso en el año 2011. Fija una fecha concreta y esa fecha, no se me hace extraña en ese planteamiento del presidente del PSE. Porque 2011 figura como un tótem en la vida del PSE y de la autodenominada izquierda abertzale oficial. Ese mundo que es la autodenominada izquierda abertzale oficial, viéndose fuera del Parlamento Vasco, también por su decisión, tiene que aspirar a tener una representación institucional y no puede dejar pasar la oportunidad del año 2011 con unas elecciones municipales, forales y al Parlamento Foral navarro. La izquierda radical, primero, ha provocado con su ausencia de candidatura limpia que no haya un lehendakari nacionalista en la CAV. Segundo, necesita tener una representación institucional para avalar todos los discursos que necesariamente tiene que dar, porque el tiempo se acaba. Y tercero, necesita estar en el Parlamento navarro. ¿Por qué? Porque NaBai es la bicha para ese mundo que dice hacer un discurso de lo que es la integración territorial, un discurso que dicen sólo defienden ellos. Ahí hay unos objetivos, unos intereses y necesariamente tienen que dar los pasos. Y esos pasos tienen que ir también de la mano de lo que es la política que hasta ahora ha llevado el PSOE.
Esas serían las 'necesidades' de la izquierda abertzale oficial. ¿Cuáles serían las del PSE?
La necesidad es: en la situación social, económica que vive Euskadi y que vive el Estado español quizás estén pensando en que el tema de la pacificación puede ser un conejo que se saquen de la chistera para disimular el fracaso en otros órdenes de la vida diaria que afecta a los ciudadanos. A mí me preocuparía que unos y otros por sus necesidades estuviesen jugando. Mi temor es que detrás de esto haya una escenificación en base a las necesidades, pero que nuevamente esté sustentado en nada sólido. No voy a decir nada más.
¿ETA podría estar por la labor de hacer ese movimiento?
No sé si todo ETA está por la labor. Prefiero ya, a partir de este planteamiento que he hecho, ser cauto. La experiencia que tenemos es de una organización que vive para sí misma y para su propia pervivencia. Y hemos tenido también la experiencia de procesos de alto el fuego, de tregua, en los que se ha aprovechado para una reconstrucción de la propia organización, un rearme de la organización. No me gustaría que éste fuera uno de esos tiempos.
¿Es ETA el principal impedimento para celebrar un Aberri Eguna unitario?
Sí, por supuesto. Y derivado de eso también lo son las políticas de exclusión que vienen de quienes dicen hablar en nombre del conjunto de la izquierda abertzale en épocas todavía recientes, donde se ha visto cuál ha sido el grado de apoyo que han tenido determinados discursos que se han hecho en los últimos meses en relación al soberanismo y a los polos soberanistas y donde, sin embargo, se ratifica ese planteamiento y se excluye de ese concepto de defensor de la soberanía al PNV y también a Aralar. Lo que demando a la militancia nacionalista es despojarse de cualquier complejo que se pudiera tener respecto a esos discursos que otros puedan hacer. Estamos en Aberri Eguna y, para nosotros, es un día de reivindicación de que aspiramos a construir Euskadi, nuestra nación. Esa aspiración significa ratificar nuestro compromiso de que ser abertzale significa construir en positivo, amar la patria para construirla en positivo. Y eso es lo que no hemos visto en treinta años en la práctica de ese discurso que se dice independentista, soberanista, abertzale y que nos embauca, pero que no deja de ser un ejercicio de ilusionismo.
Esa construcción se hace también desde las instituciones y, al hilo de esto, le he escuchado hablar de que estamos en un momento en el que se puede recomponer el nacionalismo institucional en términos anteriores a 1986.
Lo he dicho porque creo que la resultante del 1 de marzo nos invita a pensar en ello. Desde lo que es el nacionalismo de compromiso institucional, de compromiso de construcción desde las instituciones, estamos en una ocasión ahora para poder repensar la situación que teníamos antes de 1986, efectivamente.
¿No parece una 'OPA hostil' a EA?
No, en absoluto. Hablo de considerar cuál es la situación que teníamos antes del año 86, donde el PNV gozó de una fortaleza que es la misma que tiene en estos momentos, pero con una mayor representación. Aquella representación que se tuvo en la primera legislatura autonómica, con otra composición diferente de la Cámara vasca, hizo que el PNV hubiera podido tener una senda a futuro que no ha sido no la que desgraciadamente hemos vivido condicionados por nuestra propia escisión a partir del año 85 y del 86. Creo que los resultados del pasado 1 de marzo nos invitan a pensar que tenemos una oportunidad para hablar, para visualizarnos a nosotros mismos en una realidad como la anterior al año 86. Esta es una reflexión personal y entronca con un propósito que hemos tenido desde siempre en el PNV de ciertas alianzas estratégicas. Yo voy a trabajar por ello.