Amaia Artetxe
Una victoria clara que algunos pretenden ocultar y que, aún así, puede no ser suficiente para gobernar. Un Parlamento con mayoría constitucionalista. Un panorama muy abierto en plena crisis. Ésa es la situación que le toca gestionar al PNV y, por extensión, a Iñigo Urkullu
Bilbao.Seis escaños, 80.000 votos más que el PSE, la primera fuerza en Bizkaia y Gipuzkoa, la segunda en Araba a un porcentaje muy estrecho... Los resultados han sido muy buenos. ¿Los esperaban?
Teníamos ilusión. Dije hace meses que el PNV iba a superar las dificultades e iba a subir en votos y escaños. La victoria que pensábamos tener era más ajustada. De hecho, se hablaba de empates técnicos e incluso con discursos que auguraban victorias del PSE frente al PNV, quizá pensando en que iba a darse una situación similar a la de las elecciones generales de 2008. Y en menos de un año hemos sido capaces de darle la vuelta a la situación con unos resultados absolutamente positivos para el PNV.
Aunque es una victoria clara, puede ser que no vayan a poder gobernar.
Ésa es la cuestión. Y a nosotros nos obliga a decirle a la sociedad claramente, a los partidos políticos y a los medios de comunicación que el ganador de las elecciones ha sido el PNV. Me hago de cruces al ver determinados titulares o al escuchar determinadas opiniones de partidos políticos y contertulios. Primero, nos hemos presentado en solitario en estas elecciones autonómicas, a diferencia de hace cuatro y hace ocho años. Segundo, es obvio que el reparto de escaños de lo que hubiera supuesto la izquierda abertzale es más que cuestionable que fuera en beneficio del PNV. Tercero, como consecuencia de la ilegalización en primera instancia el PSE y el PP gozan de la posibilidad de tener la mayoría absoluta. Y matizo esta cuestión diciendo que también la izquierda radical tiene su punto de responsabilidad por no haberse presentado a las elecciones. Y eso me lleva a otra reflexión: cuál es la estrategia de la izquierda radical para con las instituciones vascas y para con el PNV. Dicho eso, insisto, el PNV es el claro vencedor, es a quien la sociedad vasca en su mayoría ha concedido la responsabilidad de hacer frente a la situación que estamos viviendo. Y pudiera darse el caso de que los que durante años han construido un discurso contra el PNV y contra el lehendakari Ibarretxe basado en la supuesta transversalidad, en el supuesto acuerdo entre diferentes, hoy puedan constituir o reeditar el frente constitucionalista. Eso desmiente todo lo que ha sido su planteamiento contra el PNV en estos últimos ocho años.
¿Cómo encaja negar los frentes y mantener que presentará su candidatura sabiendo que el apoyo que tendrá será el del PP?
La sociedad vasca tiene que saber que el PSE le está mintiendo de manera reiterada, al hacer ver que no es el PNV el triunfador de las elecciones, que es el PSE el ganador, cuando no lo es. Está mintiendo el PSE en ese discurso de ser el garante de la pluralidad, del consenso, del acuerdo entre diferentes... Lo único que hace es facilitar, si eso resulta -la mayoría absoluta PSE-PP-, todo un triunfo a nivel del Estado español a los populares.
La posibilidad de que necesite el apoyo de UPyD, por lo que ello implica, ¿podría ser un freno a esa política frentista?
Más allá de lo que es la fórmula, con uno o con dos, el planteamiento que tiene que tener el PSE es saber cuál es la situación de la sociedad vasca; qué es lo que ha dicho en la jornada electoral en favor de unos y otros; que el discurso del no ha sido el ganador, sino que ha sido el ganador el discurso de cercanía a la ciudadanía, de atender las necesidades de la ciudadanía... El candidato ganador ha sido Juan José Ibarretxe en la medida en que ha sabido concitar en su persona la confianza y la experiencia que la sociedad vasca necesita en estos momentos. A partir de ahí, el PSE tiene sobre sus hombros la responsabilidad de decidir si, además de mentir a la sociedad vasca, va a provocar una desestabilización institucional.
¿Ferraz permitirá a Patxi López mantener lo que ha dicho?
No lo sé. No entro en los juegos de cómo conduce el PSE esta coyuntura. Pero el PSOE ha de saber que tiene una situación económica y de credibilidad ante la sociedad española muy cuestionada. El PSOE y Rodríguez Zapatero tienen muchos frentes abiertos: Canarias, Catalunya, Galicia -tiene al BNG bastante molesto por la campaña que se ha dado en Galicia-... Y Zapatero, el PSOE y el Gobierno español tienen que saber valorar la estabilidad institucional necesaria ante la situación que vive la sociedad española -en general y en relación a la crisis económica- y la capacidad del Estado español de soportar esta situación.
¿Quiere decir que le retirarían su apoyo?
Nosotros no hemos tenido ningún compromiso, sólo acuerdos puntuales en procesos de negociación de presupuestos generales. No se nos puede imputar ninguna ruptura de compromisos con el PSOE si se diera esa circunstancia. El PSOE sabe que nosotros actuamos con absoluta responsabilidad, pero no podemos estar siempre poniendo la otra mejilla.
En un panorama tan abierto, ¿cuáles son las prioridades del PNV y cuáles las mejores opciones?
Felicitar a la sociedad vasca y mostrar que el Parlamento vasco ofrece una fotografía de pluralidad reflejo de la sociedad vasca. Es obvio que los partidos que se dicen sólo constitucionalistas suman 38. Pero nosotros somos la fuerza ganadora con seis escaños de diferencia, la fuerza ganadora con más de 80.000 votos de diferencia, la fuerza ganadora con más del 8% de diferencia... Somos la fuerza ganadora y, a partir de ahí, lo que queremos es intentar ofrecer a la sociedad vasca la garantía de que con nosotros hay una estabilidad institucional. Porque lo demás es un juego peligroso por parte del PSE. Primero porque el PP entiendo que no va a darle sus escaños gratis. Sospecho que encima de la mesa el PP estará poniendo la Diputación de Araba, el municipio de Getxo..., como mínimo. Pero, además, la imagen que quedaría en el Estado español para el propio PSOE es la de que el triunfador de las elecciones ha sido el PP, por mucho que el resultado práctico sea que López sea lehendakari. Porque ante las dificultades que vive el PSOE en el conjunto del Estado español, con la situación que se ha dado en Galicia y otras, con unas elecciones europeas por delante... es el PP el que tiene una mejor tarjeta de visita gracias a la ceguera del PSE basada en el odio al PNV por parte de alguno de sus miembros o por otro tipo de juegos, en la pinza en la que entraría a formar parte Batasuna.
¿Qué otro tipo de juegos?
Batasuna no ha estado porque no ha querido estar. Y si no ha querido estar es porque creo que participa de la tesis del cuanto peor, mejor. Lo dije en el último mitin de campaña: el mundo de Batasuna fuera de las instituciones provoca de esa manera colateralmente que el PNV pueda verse desalojado de las instituciones. Y esa situación justifica que alguno tiene carta blanca para arrear, porque es un Parlamento vasco con una mayoría constitucionalista, porque es un Gobierno con un lehendakari no nacionalista, porque el PNV ha sido culpable de esta traición -esto es lo que dice el último comunicado de ETA-... O bien detrás de esto se esconde que en el futuro se pueda trabajar también entre el PSE-PSOE y Batasuna en una negociación en la que ETA ha tenido siempre claro que tenía que entenderse con el Estado y que el PNV le estorbaba.
¿Cree que si se materializa ese frente PSE-PP la tensión política se trasladará también a la sociedad, como ocurrió en 2001?
Más que la crispación me preocupa que la plasmación de ese pacto tácito no va a suponer nada positivo a la sociedad vasca para dar respuesta a sus necesidades. Porque eso nos lleva a una tensión institucional. Nosotros tenemos las tres Diputaciones forales, hay que hacer frente a una situación de crisis y hemos apostado por la suma de esfuerzos entre el conjunto de las instituciones. Somos la primera fuerza y podemos garantizar esa suma de fuerzas de las diferentes instituciones, lo cual no sería posible en un escenario en el que el PSE, no siendo la primera fuerza, como no lo es, se apoyara en una tercera fuerza, el PP, sólo por el espíritu de desalojo del PNV y del lehendakari Ibarretxe de las instituciones. Lógicamente el PNV no se va a quedar quieto, pero no para castigar al PSE o al PP. Vamos a actuar con absoluta responsabilidad, pero la sociedad vasca debe saber cuál es el verdadero juego que tiene el PSE.
Los socialistas se amparan en la legitimidad de las mayorías parlamentarias, pero ¿tendría legitimidad un gobierno en minoría con 24 parlamentarios cuando habría un grupo con treinta escaños en la oposición?
¿Cuál es la legitimidad de alguien que no ha sido la primera fuerza y no lo ha sido no porque hayamos tenido un escaño más o porque haya habido un empate técnico, sino porque tenemos seis escaños más? ¿Cuál es la legitimidad política para soportar un gobierno en minoría con una desestabilización institucional apoyándose en un partido político que es su único rival a nivel del Estado español? ¿Cuál es el modelo de sociedad, de autogobierno, que ofrece alguien que no es la primera formación política, por diferencia, y que se apoya en alguien que es su adversario político en el Estado? No le encuentro ninguna legitimidad.
¿Y la posibilidad de llegar a un acuerdo para un gobierno con el PSE?
Las fórmulas están aún por explorar. Ahora tenemos que poner encima de la mesa la responsabilidad con la que actuamos para con la sociedad vasca. Abogo por un gobierno fuerte y estable para dar salida a esta crisis cuanto antes, pero desde unos parámetros de compromiso con la búsqueda de la paz y el asentamiento y profundización del autogobierno. Hoy por hoy no parece que el PSE esté dispuesto a ello. Además, están los propios discursos del PSE. Ellos son los que están poniendo condiciones, es el PSE el que de entrada se ha ido descartando. Pero no digo que ésa sea la fórmula en la que nosotros estemos pensando.
¿No hay, entonces, ningún pacto prioritario?
No. Y creo que al PSE no le han salido estas elecciones tal y como esperaba. Pensaba en un empate técnico, incluso en ganar. Y ni ha habido empate técnico ni ha ganado. Además, el PSE podría haber estado jugando con que los partidos con menos escaños pudieran tener una representación que le sirviera al propio PSE de colchón ante el Partido Popular. Y no le ha salido. Ni Eusko Alkartasuna, ni Ezker Batua ni Aralar le sirven de colchón. No tenemos prioridad por un pacto; para salir de esta situación hacen falta muchos acuerdos que no pasan necesariamente por fórmulas de gobernabilidad. Pueden pasar por acuerdos institucionales. Pero los apoyos tienen que ser recíprocos.