INTRODUCCIÓN
La principal preocupación de la sociedad vasca en estos momentos es la situación de la economía, la crisis económica y sus efectos en la vida cotidiana. Todos nos preguntamos cómo nos afectará la crisis, y nos preocupa especialmente cómo está ya afectando al empleo, nuestro compromiso prioritario.
Junto a esta preocupación fundamental, la sociedad vasca continúa demandando la búsqueda de la paz. La inmensa mayoría de este Pueblo rechaza a ETA, condena la violencia con rotundidad, y manifiesta su solidaridad y cercanía a las víctimas del terrorismo, pero asiste con frustración y cansancio a la persistencia de un problema que parece no tener solución.
Sin embargo, no nos resignamos. Frente a la tentación de negar los problemas, debemos afrontarlos con inteligencia y arrojo. Afrontar los problemas, no negarlos. Buscar soluciones, por difíciles que éstas sean. No parar hasta encontrar las soluciones a los problemas de la sociedad vasca. Esa ha sido y seguirá siendo nuestra actitud.
Salir de la crisis y prepararnos para la recuperación. Trabajar por la paz. Buscar un acuerdo político que respete la voluntad de la ciudadanía vasca. Impulsar la sociedad de valores. Situar a Euskadi en el mundo. Y humanizar la política, hacerla más cercana a las personas. Estos son nuestros objetivos. Construir, no destruir. Nuestro compromiso es avanzar, no frenar. Contar y tener en cuenta a la ciudadanía, no alejarnos de ella.
Para lograr estos objetivos tenemos dos instrumentos: las Instituciones Vascas y, sobre todo, las personas. Personas honestas, capacitadas, solidarias y comprometidas con este País.
NUESTROS OBJETIVOS Y COMPROMISOS
1.- Salir de la crisis y prepararnos para la recuperación
¡Vamos a afrontar la crisis!
Este Pueblo ha conseguido convertirse en un referente de éxito a nivel internacional porque fuimos capaces en el pasado de superar una profunda crisis económica con nuestro propio esfuerzo. Ahora nos toca afrontar un reto similar. Gozamos de una experiencia contrastada y sabemos lo que hay que hacer para salir reforzados, pero no hay soluciones mágicas. La clave está en el esfuerzo y en tomar nuestras propias decisiones.
Tenemos unas instituciones saneadas y unas empresas preparadas. Nuestra economía productiva tiene un peso relativo mayor respecto a las economías de nuestro entorno. Son fundamentos muy sólidos. Por eso, no vamos a arrugarnos. Vamos a abordar esta situación con decisión para superar la crisis y mejorar nuestro modelo socioeconómico. Y lo vamos a abordar como lo hicimos en situaciones similares anteriores: con confianza, compromiso y trabajo.
La sociedad vasca es una sociedad que ha apostado históricamente por la cultura del trabajo bien hecho, basado en el rigor, en la responsabilidad, en la honestidad y en el compromiso del conjunto de los hombres y mujeres de este País. Ésta es la mejor garantía para salir de la crisis: los valores compartidos, la capacidad y el compromiso diario de las personas de esta sociedad.
Para salir de la crisis es necesario conocer en profundidad la realidad económica y empresarial de este País, empresa a empresa; convivir con esa realidad; conocer y entender las preocupaciones de las personas que trabajan por y para este País. Nosotros conocemos este País.
Tenemos unas instituciones con experiencia para liderar a nuestro País en la superación de la crisis y generar confianza. La sociedad confía en las instituciones vascas. Gracias al esfuerzo conjunto de las instituciones y de la sociedad, la economía vasca se ha desenvuelto con gran solvencia en los últimos diez años. Euskadi ha crecido y ha alcanzado importantes cotas de bienestar y desarrollo.
Las instituciones vascas han tenido visión de futuro, capacidad de anticipación y previsión frente a los problemas. Hemos hecho una apuesta por la economía real y productiva, frente a la cultura del ladrillo y el pelotazo. La apuesta por el tejido industrial, por la calidad y la innovación realizada por las instituciones vascas es un buen ejemplo de la preparación y la orientación del conjunto del país hacía ese futuro. Si dependiéramos de las decisiones tomadas en Madrid, estaríamos abocados a sufrir con mayor profundidad los efectos de una crisis internacional que, primero negaron, y que ahora se muestran incapaces de afrontar. El Gobierno Vasco y las tres Diputaciones Forales hemos puesto en marcha el Plan de Aceleración Económica para el Desarrollo de Euskadi. A través de este Plan estamos adelantando las inversiones previstas en infraestructuras estratégicas para nuestro País.
Hemos planteado, también, una amplia batería de medidas para la financiación de actividades productivas, para apoyar las nuevas inversiones y la internacionalización, para reforzar la liquidez de nuestro tejido empresarial, a través de las sociedades de garantía recíproca y para movilizar nuevos fondos que contribuyan al crecimiento productivo.
Nuestro compromiso es firme: evitar que ninguna empresa vasca competitiva y viable se vea “ahogada” por problemas de liquidez.
Pero aún debemos hacer más. Lo urgente, nuestra principal preocupación en estos momentos es el empleo. Y vamos a afrontar, de forma innovadora, este reto. Además de apoyar la viabilidad empresarial, vamos a ofrecer a las personas que estén en desempleo la posibilidad de participar en un proceso de formación remunerada que les permita afrontar con las mayores garantías la reintegración en el mercado laboral. También vamos a hacer una apuesta estratégica por el fomento del autoempleo, introduciendo importantes ayudas para la creación de nuevas empresas.
No podemos olvidarnos en ningún momento de las personas que lo están pasando mal. Nadie va a quedarse en la cuneta. Este Gobierno ha aprobado el sistema de protección social más progresista del estado español y no vamos a dar ningún paso atrás, a pesar de las dificultades económicas. El ingreso mínimo de inserción social, la renta básica o los complementos de las pensiones hasta igualar el salario mínimo, no son privilegios, son medidas para eliminar injusticias históricas. El futuro pasa por la ampliación y mejora del sistema de protección social, no por su reducción.
Superar la crisis económica, crear empleo, garantizar la protección social, son compromisos a los que las instituciones vascas podemos hacer frente gracias a nuestro autogobierno. Un mayor autogobierno, una mayor capacidad para tomar nuestras propias decisiones es la garantía fundamental para construir el mayor bienestar de la sociedad vasca.
Por eso, la ciudadanía de este País no entiende las posiciones políticas que niegan el desarrollo pleno de nuestro autogobierno y que justifican la actitud del Gobierno español ante el incumplimiento del Estatuto de Gernika.
La ciudadanía no comprende las actitudes partidistas contrarias al blindaje del concierto económico, a la fusión de las cajas de ahorro o a la transferencia de las políticas de empleo y la gestión de la seguridad social. Nadie entiende las posiciones políticas que debilitan nuestro sistema institucional e impiden que podamos trabajar y decidir sobre elementos que afectan a nuestra economía, a nuestro empleo y, en definitiva, a nuestro bienestar.
¡Tenemos que prepararnos para la recuperación!
Vamos a salir de la crisis. Tenemos que aprovechar este momento para prepararnos mejor y garantizar nuestro futuro. Ya lo estamos haciendo. Tenemos visión de futuro. Queremos garantizar que los jóvenes de hoy, nuestros hijos e hijas, puedan trabajar y vivir en una sociedad preparada para competir en un mundo global, equilibrada socialmente y comprometida con la formación como base del crecimiento personal y garantía en el empleo. Para ello, apostamos por tres compromisos de futuro: la innovación, la igualdad y la educación.
El compromiso con la Innovación
Tenemos un reto ilusionante de País. En estos últimos años hemos sentado las bases para situar a Euskadi como referente de la innovación en Europa.
Vamos a continuar en esta dirección y vamos a dinamizar la inversión pública y privada para hacer de la innovación el motor del crecimiento económico presente y futuro de nuestro País.
El compromiso con la Igualdad y el equilibrio social
Una sociedad equilibrada es una sociedad sana, cohesionada y con mayor capacidad para afrontar los retos colectivos.
En el siglo XXI, el desarrollo de las políticas sociales, además de ser un factor de equilibrio y de justicia social, representa una fuente de nuevas oportunidades. La continua mejora de nuestra sanidad pública, una de las mejores de Europa , la atención a las personas mayores, y las nuevas prestaciones sociales serán los nuevos yacimientos de empleo de los próximos años.
El compromiso con la Educación
La educación es la base más sólida para garantizar la integración social, la empleabilidad y el desarrollo de una identidad propia en un mundo global.
Euskadi disfruta hoy de una de las tasas de fracaso escolar más bajas de Europa. Nuestros ratios de inversión y gasto por alumno son los más altos del Estado.
Este es el camino.
Por todo ello, vamos a reforzar la inversión en educación y en la formación del profesorado para situar a Euskadi como un País de referencia en el mundo por su excelencia educativa.
2.- Trabajar la paz
En un momento tan importante, cuando todos nuestros esfuerzos deberían estar concentrados en superar la crisis económica, la violencia sigue contaminando la vida diaria de nuestro pueblo y limita sustancialmente nuestra capacidad de generar bienestar para toda la ciudadanía.
ETA es incompatible con los valores democráticos más elementales y atenta contra lo más valioso de nuestra sociedad: las personas. Nada existe, nada merece la pena si se mata a una persona. Condenar el terrorismo de ETA con rotundidad, y activar todos los resortes del sistema democrático en contra de su violencia, consolidará de forma progresiva y sin retorno la deslegitimación social de su actividad.
Para trabajar la Paz, tenemos que trabajar en cuatro grandes compromisos éticos:
El primero es lograr que las víctimas de ETA sientan que estamos a su lado. Hemos trabajado mucho con y por las víctimas. Pero todavía queda un largo camino por hacer. Cada atentado de ETA vuelve a enfrentarnos con la realidad trágica e insoslayable de la victimas. No toda la sociedad sufre igual. Algunos sufren más y merecen una atención especial. Tenemos que estar aún más cerca de las víctimas. Es necesario compartir el criterio de desvinculación del logro de la paz y la resolución de conflictos políticos.
El segundo compromiso es elevar el listón ético en la actividad política e institucional. El respeto a la vida y la defensa de todos los derechos humanos de todas las personas deben ser los valores mínimos compartidos por cualquier institución de nuestro país. La sana aplicación de estos principios exige un acuerdo ético entre las formaciones políticas, dejando de lado actuaciones que, con apariencia ética, esconden la voluntad de obtener una ventaja política. La violencia no se puede utilizar ni para justificar ni para impedir la búsqueda de soluciones a los problemas políticos.
El tercer compromiso es activar entre todos una ola social a favor de la paz; una red social para extender la cultura de los Derechos Humanos y lograr desactivar el apoyo a cualquier tipo de violencia.
El cuarto reto es el de reflexionar sobre nuestros comportamientos políticos; es decir, sobre una cultura democrática que está impidiendo el diálogo entre los partidos políticos. Hemos asistido a un juicio contra el diálogo político y parece que no pasa nada. La práctica política nos está impidiendo sentarnos a hablar con normalidad para tratar directamente los problemas que más afectan a la ciudadanía. Tendremos que realizar alguna autocrítica al respecto. No se puede apoyar una ley claramente restrictiva con los derechos fundamentales de las personas, como es la Ley de Partidos, y luego mirar para otro lado cuando se ven tan claramente sus perversos resultados.
3.- Impulsar la sociedad de valores
La sociedad vasca está cambiando, también en lo que afecta a las actitudes y valores. El desarrollo económico sostenible, la búsqueda de la paz y las nuevas formas de relación con la ciudadanía van a configurar un modelo de país para el siglo XXI.
Hoy las sociedades modernas y complejas se enfrentan al reto de la cohesión social, a la integración de la pluralidad y de la diversidad.
Nuestra apuesta pasa por impulsar los valores de la convivencia, de la libertad y el respeto a los derechos humanos, de la responsabilidad individual y colectiva, del esfuerzo y la innovación, de la solidaridad y de la cooperación, de la aceptación y riqueza de la diversidad. Son estos valores los que deben dominar las prácticas sociales e impregnar nuestro futuro.
4. Situar a Euskadi en el mundo
Hoy nuestro proyecto de futuro es construir una Euskadi con identidad propia en un mundo globalizado. Nuestro reto es situar a Euskadi en el mundo. Y queremos construir este futuro desde el acuerdo.
El reconocimiento y el respeto a la voluntad de la sociedad vasca para construir el futuro de Euskadi constituyen principios esenciales en nuestro país. Es necesario llegar a un acuerdo político sobre la base de ese derecho. Renunciar a un acuerdo sería renunciar a la solución democrática del problema y renunciar a un futuro de normalización para nuestro País.
Son las instituciones vascas las que deben liderar ese acuerdo. Y son, también, las instituciones vascas, las que deben tomar la iniciativa para trabajar un acuerdo con el Estado que garantice el respeto a la voluntad de la ciudadanía vasca.
En un entorno global, como el que nos interpela, debemos comprometernos con la necesidad de articular una identidad vasca abierta, que cimiente la construcción de Euskadi con una clara vocación de proyección interna e internacional.
Tenemos que abrir las instituciones y la sociedad vasca al mundo. Construir una sociedad cada vez más plural, moderna e innovadora. Euskadi necesita el liderazgo compartido de todas aquellas personas que creen en nuestro País.
Es preciso profundizar en la colaboración permanente entre instituciones públicas y privadas y el trabajo de equipo del conjunto de la sociedad. Euskadi, a través del Gobierno Vasco, necesita ampliar su radio de acción, intensificar sus relaciones, abrir nuevos cauces de relación con países, regiones y centros más avanzados del mundo y en los ámbitos de generación de conocimiento más avanzado. Internacionalizar el País y defender nuestros intereses en el mundo. Ese es nuestro compromiso.
Para ello, es necesario avanzar en el fortalecimiento de nuestro sistema institucional, desarrollar políticas propias para obtener un mayor grado de bienestar económico social y político y alcanzar un acuerdo político amplio sobre la base del derecho a decidir.
Es necesario llegar a un acuerdo político sobre estas bases. Renunciar a un acuerdo sería renunciar a la solución política de un problema pendiente y renunciar al futuro de nuestro País.
La falta de acuerdo no puede bloquear a este País. No puede paralizar nuestro futuro. La falta de acuerdo no puede paralizar el desarrollo de nuestras instituciones. Es necesario seguir desarrollando y ampliando la capacidad de nuestro sistema institucional.
Ni la sociedad vasca ni las instituciones vascas podemos aceptar un no al acuerdo de forma sistemática. No podemos aceptar que desde determinadas posiciones políticas se impida sistemáticamente el crecimiento y el desarrollo de nuestro sistema institucional.
¿Alguien puede explicar a este país cuales son las razones por las cuales no se cumple el pacto estatutario? No se trata sólo del incumplimiento del pacto estatutario o del rechazo a las decisiones mayoritarias del Parlamento Vasco; se trata de todo un conjunto de actuaciones que no respetan el normal desarrollo y crecimiento del sistema institucional vasco: no al blindaje del concierto económico, no respetar la ley para consultar la opinión a la ciudadanía vasca, enjuiciamiento al Lehendakari por dialogar con Batasuna, no permitir las transferencias de empleo y seguridad social, etc. Las instituciones vascas deben desarrollarse y crecer con normalidad.
No podemos aceptar con resignación que se rechace el diálogo. El diálogo entre partidos y entre instituciones es imprescindible
Tenemos que impulsar el diálogo entre partidos y entre instituciones para llegar a un acuerdo político que cierre una etapa de bloqueo innecesario y abra definitivamente una nueva etapa en la que todos podamos sentir que nuestras aspiraciones tienen cabida.
La sociedad vasca está demandando un acuerdo y un sistema institucional de autogobierno para poder desarrollar un proyecto de país orientado a la innovación de la economía, a la extensión y modernización de los servicios sociales y los sectores estratégicos, al incremento del bienestar y la calidad de vida. Para ello necesitamos desarrollar plenamente nuestra capacidad de autogobierno.
Las instituciones vascas y, el Gobierno Vasco, constituyen un marco de referencia común para los vascos. Quién rechaza que podamos realizar desde el Gobierno Vasco nuestras políticas de empleo o dificulta la fusión de las cajas vascas, está debilitando y fragmentando nuestro sistema institucional.
La sociedad vasca debe avanzar hacia mayores cotas de elección, decisión y bienestar sobre la base de nuestras instituciones. La construcción del País exige la consolidación de una visión compartida del futuro de nuestras instituciones.
Nuestro proyecto de País exige un liderazgo que defienda con firmeza los intereses de Euskadi.
El liderazgo vasco no puede ostentarlo, quien pretende uniformizar y anular la capacidad de tomar nuestras propias decisiones en el terreno económico, social o político. El acuerdo plural nada tiene que ver con el derecho de veto. Eso no es buscar la transversalidad. El acuerdo plural que necesitamos pasa por reconocer, más allá de las frases retóricas en campaña electoral, que esta sociedad tiene derecho a decidir su futuro sin imposiciones.
Necesitamos un acuerdo en el que participen todas las sensibilidades políticas.
Hoy más que nunca debemos dialogar, llegar a acuerdos, respetar lo que la sociedad nos está diciendo y obtener un sistema institucional avanzado para responder a los restos que tiene nuestro País.
5.- Humanizar la política. Una nueva cultura política.
Euskadi y su futuro constituyen un reto colectivo, que implica un liderazgo compartido.
Euskadi es un territorio plural. Pero una realidad plural que nunca se pone de acuerdo significa fragmentación; sin embargo, una realidad plural con capacidad para compartir significa riqueza.
Euskadi tiene ante sí importantes retos estratégicos. Pero el reto más importante es el de aprender a trabajar en equipo.
Si trabajamos en equipo ganamos todos y no pierde nadie.
Euskadi necesita un liderazgo compartido basado en una nueva cultura política. Porque, hoy, no trabajar en equipo significa, no avanzar, no resolver. Hay que trabajar conjuntamente y tomar decisiones con celeridad.
El mejor ejemplo de este liderazgo compartido ha sido la aprobación durante esta legislatura de 48 nuevas leyes en el Parlamento Vasco, una cifra record. A priori, la situación era complicada, como el país, pero hemos sido capaces de dialogar y alcanzar acuerdos con todas las fuerzas parlamentarias. Hemos demostrado que es posible y beneficioso para el conjunto del país.
Hoy no es posible responder a las necesidades de la sociedad sólo y exclusivamente desde lo público. Las instituciones públicas y las distintas organizaciones que representan a la sociedad, tenemos que colaborar.
Euskadi tiene que ser una red de colaboración abierta y flexible. Solos no vamos a ninguna parte. Por lo tanto, trabajo en red. Todo ello, para compartir diagnósticos y la resolución de problemas.
Vamos a relacionarnos más y mejor entre todos nosotros. Vamos a inyectar capital social y relacional a nuestro proyecto. Las sociedades complejas exigen, sin ninguna duda, un liderazgo compartido.
Las legítimas diferencias entre los grupos políticos y el debate político no pueden ser un obstáculo permanente, para llegar a acuerdos sobre los principales retos que debemos afrontar para construir nuestro País.
La ciudadanía debe ser un actor de primer orden en el debate y en los procesos de participación ciudadana. Participar para configurar las políticas públicas y abordar los retos estratégicos que tiene nuestro país.
Tenemos que impulsar la participación ciudadana para sumar esfuerzos; para mejorar, para profundizar en una mayor legitimidad, para ser más eficaces.
Vivimos tiempos apasionantes que reclaman una política eficaz y nuevas formas de relación con la ciudadanía. Hoy en día nadie cuestiona que la participación ciudadana es indispensable para hacer frente a los nuevos retos globales, pero ha llegado la hora de pasar de las palabras a lo hechos. Nuestro compromiso es ofrecer soluciones concretas a los grandes retos planteados y concretar qué significa esta nueva revolución democrática en nuestra práctica diaria.
Debemos tomar nuestras propias decisiones para superar la crisis económica, de la misma forma que queremos tomar nuestras propias decisiones en todos los temas que nos afectan directamente.
La sociedad vasca ha participado activamente en la vida comunitaria del País. No hemos sido una sociedad que haya delegado toda su responsabilidad cívica y política exclusivamente en los actores políticos e institucionales.
Esta realidad constituye una base democrática fundamental para afrontar el futuro de nuestro País.
Hablamos de participación para abordar cuestiones sectoriales pero, también, para afrontar cuestiones esenciales para el futuro de nuestro País, como la paz y la normalización política. La sociedad vasca tiene derecho a decidir su propio futuro y a participar activamente en su construcción.
Cuanta más riqueza exista en nuestro tejido social e institucional, mayor será nuestra fortaleza para construir el futuro que queremos. Es necesario implicar a la ciudadanía en nuestro proyecto, es decir, impulsar procesos estratégicos de participación ciudadana.
Somos conscientes de la distancia que existe entre la política y la calle; entre las instituciones y la vida cotidiana que viven las personas. Es necesario que realicemos un esfuerzo para acortar esa distancia y para llevar la política a la escala humana. Tenemos la obligación de realizar esta tarea especialmente con las personas jóvenes, porque de otra manera, seguirán su propio camino y luego nos preguntaremos qué ha sucedido. Esta tarea es fundamental y urgente.
Reflexión final
Este País ha desarrollado una cultura del trabajo, del esfuerzo, de la honestidad y del compromiso que nos permitirá superar la crisis económica. Hemos vivido situaciones similares y las hemos superado con éxito. De cara al futuro, y en un contexto tan complicado, debemos dar pasos adelante confiando en lo que sabemos que funciona. Si trabajamos duro, esta crisis puede ser una oportunidad para reforzar nuestra posición en un mundo globalizado.
Las próximas elecciones van a permitir a la sociedad vasca elegir el modelo de país que queremos para el futuro. Las instituciones vascas han demostrado que tomar nuestras propias decisiones es la mejor forma de garantizar el bienestar y el desarrollo para la sociedad vasca. Tomando nuestras propias decisiones, mantenemos viva nuestra identidad como pueblo y competimos con fuerza en un mundo globalizado.
La sociedad vasca nos exige a todos que hablemos claro. Las medias verdades y las mentiras no pueden ocultarse con campañas de marketing. Debemos llamar a las cosas por su nombre y sobre todo, respetar la palabra dada. Hemos cometido, sin duda, muchos errores que asumimos con humildad, pero siempre hemos actuado con honestidad, lealtad y transparencia.
Una mirada al futuro. Un futuro ilusionante, sustentado sobre dos bases fundamentales: la capacidad de trabajo individual y colectivo, y la de tomar nuestras propias decisiones.
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