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15Junio
2008
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Junio 15 | 2008 |
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Obama no podía ser el candidato
Cuántas veces lo hemos oído o leído en los últimos meses? Muchos analistas nos han explicado, aludiendo a tópicos, que Barack Obama era el sueño de una noche de verano, y que no iba a ser el candidato demócrata. En enero publiqué un artículo en este periódico en el que advertía sobre un fenómeno llamado Obama que estaba enamorando a este país. En aquel momento Hillary Clinton ganaba en las encuestas. Pero observando la corriente de fondo, era evidente que algo estaba pasando. No vean presunción en este comentario. Me equivoco en bastantes previsiones. Desde la humildad de hacerlo con frecuencia, quiero reflexionar sobre los tópicos que anunciaban el porqué Obama no podía ganar.

Es negro. La discriminación racial ha sido una realidad en Estados Unidos. Han pasado cincuenta y un años desde los incidentes de Little Rock, Arkansas, en los que Eisenhower envió una división para acompañar a clase a los nueve estudiantes negros que acudían a un instituto público. No viene de más recordar que la Universidad de Suffolk, en Boston, fue creada en 1906 para que los inmigrantes irlandeses, parias de la época, pudieran estudiar. Cincuenta y cuatro años más tarde, un católico irlandés, John F. Kennedy, era elegido presidente. Dos años antes, en 1958, el 25% de los estadounidenses afirmaban que nunca votarían a un católico, y el 40% de los protestantes demócratas que acudían a misa no votaron a su candidato Kennedy. La sociedad había madurado y Kennedy hizo soñar que la fractura religiosa podía superarse. Hoy, para muchos norteamericanos, blancos o negros, Obama es la esperanza de que el crisol racial, única posibilidad de supervivencia de nuestras sociedades, es posible.

No tiene experiencia. Es un reconocido abogado, que ha estudiado en uno de los mejores colegios del país, y se ha formado en la Escuela de Derecho de Harvard. Es senador por Illinois, por tanto uno de los dos representantes de un estado que tiene más población que Bélgica o Portugal. En su faceta de abogado se le recuerda como inteligente e innovador. Y entre los candidatos que competían por el bando demócrata, el que más experiencia política tiene se llama Barack Obama. Diez años como legislador, frente a seis que tienen Hillary Clinton y John Edwards. Causaba hilaridad el anuncio en el que pretendían descalificar a Obama, con la imagen de una niña durmiendo, y un teléfono que suena a las tres de la mañana en la Casa Blanca, insinuando que Obama no da seguridad ante una crisis. Hace un mes participé en un encuentro con Duberstein, jefe de gabinete de Ronald Reagan, quien jocosamente nos decía al respecto: «No se preocupen ustedes. Cuando suena el teléfono a esas horas, nunca lo coge el presidente, sino el jefe de gabinete».

A medida que la campaña avance, se quedará sin financiación. Todo el aparato del Partido Demócrata y sus notables, además de los sindicatos y los financiadores clásicos, estaban con Clinton. Con esos mimbres, había quien decía que Obama no podía durar. Para marzo, Hillary se había quedado sin dinero para su campaña, y Obama se ha convertido en el primer candidato demócrata que en cuarenta años recauda más que los republicanos. ¿La clave? Internet. Una efectiva red de personas multiplicada por los sistemas más innovadores de aplicación de la red a las relaciones sociales, convertida además en una máquina efectiva para hacer dinero. Tengo amigos que mandan con regularidad cincuenta dólares a la campaña de Obama. Toda la financiación que quiera, y sin someterse además al dictado de los grandes lobbies.

No le van a votar los latinos. Es verdad que Bill Clinton fue un mito para muchos hispanos, y eso ha inclinado la balanza a favor de Hillary en este segmento creciente. Pero Obama se está pertrechando bien para los meses que vienen. El hispano con más peso, Richardson, ya está con él, y líderes emergentes como Rafael Anchia lideran en Texas el 'obamismo'. Alejandro Sanz, Jessica Alba y Paulina Rubio han convertido el 'Yes, we can', en 'Podemos con Obama'. En los ambiente urbanos, Obama ha ganado el voto joven latino, y sus opciones en esta minoría decisiva están abiertas.

Pierde en los 'swing-states' o estados clave. Son los estados que oscilan entre demócrata y republicano. Como Hillary Clinton ganó en varios de ellos, se decía que los superdelegados demócratas votarían en la convención al candidato que pudiera ganar en estos estados, o sea, a Clinton. Se utiliza este argumento sin ninguna evidencia de correlación entre las preferencias internas de los votantes del partido, y los votantes del conjunto de la sociedad que serán los que den la victoria en noviembre. Hay muchos ejemplos. Bush se descalabró en New Hampshire en las primarias republicanas de 2000, y Al Gore se impuso en las demócratas. En noviembre de 2000, por primera vez en muchos años, este estado votó republicano, Bush frente a Gore, convirtiéndolo en decisivo. Hillary era mejor candidata que Obama entre los trabajadores de la industria de Ohio. Pero posiblemente muchos de estos voten demócrata en noviembre aunque Obama sea el candidato, y éste cuente con más posibilidades entre los jóvenes y las clases medias urbanas de este estado.

En enero advertía sobre otro fenómeno que se podía producir entre los republicanos frente a los favoritos Romney y Giuliani: el ascenso de John McCain. El camino de Obama no será fácil, por la gran credibilidad del candidato republicano. Pero las opciones están abiertas. Nos decían que Obama no podía ser el candidato, y ya está ahí, a las puertas de la Casa Blanca. Kennedy ganó a Nixon por unos escasos cien mil votos. Millón y medio de demócratas dejaron de votarle porque era católico. El discurso de Nixon frente al candidato demócrata se basó en el explícito de la inexperiencia y el implícito del catolicismo. ¿Les recuerda a algo? Kennedy demostró que los tabúes se podían superar. Obama también en este primer asalto. El camino está abierto.

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