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2008
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Junio 14 | 2008 |
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Aburto: "Hay que potenciar la emancipación de los jóvenes con ayudas económicas y políticas de empleo y vivienda"

AMAIA ARTETXE

bilbao. "No nos podemos asentar en una situación de comodidad, porque hemos sido pioneros y para seguir siéndolo hay que continuar avanzando. Y avanzando más que los demás. Tenemos la obligación de seguir moviéndonos para liderar esta sociedad con unos servicios sociales próximos, eficaces, amigables, que resuelvan los problemas que tienen las personas con una intervención rápida y eficaz". Ése es el objetivo marcado por Juan Mari Aburto, coordinador del área social de Think Gaur Euskadi 2020.

En la presentación del 'think tank' dijo que el referente en política social de Euskadi deben ser los países nórdicos. Un tanto ambicioso, ¿no?

No digo que tengamos que copiar el modelo nórdico, pero éste es un modelo que ha tomado a la familia como sujeto de su actuación y creemos que en la próxima década la familia tiene que ser el objeto principal de actuación. Por dos razones: primero, porque es un instrumento que vertebra la sociedad, que transmite valores, que cohesiona, que estructura. Y segundo, porque no podemos olvidar que es la primera unidad de atención; la familia es donde las personas más vulnerables encontramos el primer apoyo. Y tenemos que dotarle de recursos para que pueda desarrollar los apoyos necesarios a sus personas más vulnerables, en definitiva, a niños y mayores o personas con discapacidad, con una serie de prestaciones, programas y servicios que garanticen el cuidado de esas personas y que garanticen que la vida familiar no se vea alterada por esa situación.

Ya ha habido contactos con entidades de los países nórdicos. ¿En qué línea se trabaja con ellas?

En estos momentos tenemos ya una propuesta concreta de trabajo por parte del Instituto Danés de Estudios sobre el Futuro, que es la organización que desarrolló el estudio del Northern 2020 en los Países Nórdicos. Con ese modelo, nos han hecho una propuesta de trabajo concreta por la cual están dispuestos a hacer un diagnóstico de la situación de Euskadi en estos momentos. Un diagnóstico con especial referencia a las políticas sociales y con unos escenarios de futuro, cada uno de los cuales incluye propuestas de actuación. Nos parece muy importante que tras un primer contacto como el que mantuvimos el 14 y 15 de mayo, el día 24 de ese mes tuviéramos ya una propuesta concreta sobre la mesa, con un método de trabajo y con el compromiso de que en septiembre pudiéramos hacer una presentación de los primeros datos de ese estudio.

Porque no se trata de copiar el modelo, sino crear uno propio.

No, entre otras cosas porque el concepto familiar que existe en los Países Nórdicos y el concepto familiar que existe en nuestra sociedad son diferentes. En nuestra sociedad existe un arraigo familiar muy importante; en la sociedad danesa es mucho más limitado. Por eso queremos hacer algo mucho más importante que copiar: queremos trabajar con ellos en el diseño de nuestro sistema futuro. Trabajar conjuntamente con ellos, con la experiencia que ellos han tenido, con el conocimiento que ellos tienen y con el que tenemos nosotros, en el diseño de las políticas. Esto nos parece un salto cualitativo en el cual, además, creemos que somos también pioneros, porque no conocemos experiencias de este tipo.

¿Hay ya alguna cuestión que pueda exportarse a Euskadi?

Concebir a la familia como un sujeto de necesidades diversas, analizar esas necesidades y desarrollar políticas públicas para que la familia pueda realizar su vida con naturalidad y funcionar como estructura que vertebra la sociedad, atendiendo a la vez a las personas más vulnerables. Todo sistema también tiene sus pegas. El sistema danés es un sistema muy caro, y lo dicen ellos en sus propios estudios. Es un sistema que funciona con altísimas tasas de empleo, con una presión fiscal aproximadamente quince puntos por encima de la nuestra y que está empezando a tener sus tensiones. Nosotros queremos aprovechar su recorrido, saber cuáles son los problemas que ellos se encuentran para intentar evitarlos. En ese sentido, tenemos una cuestión muy importante que resolver en los próximos años: la financiación de las políticas públicas en materia social. Y esa financiación de las políticas públicas en materia social pasa por la legitimación de las mismas, que sea la propia sociedad la que, precisamente por el impulso que le damos a las políticas sociales, demande esas políticas y seamos capaces de generar recursos para que el sistema funcione.

¿Qué persigue su área en esa definición de la Euskadi del futuro?

Los objetivos que debiéramos pretender en los próximos años son una Euskadi estructurada, una Euskadi cohesionada, en la cual los derechos sociales se conviertan en un elemento clave del nuevo contrato social que queremos proponer a la sociedad vasca. Con unos servicios sociales de responsabilidad pública, de garantía pública, que funcionen como derecho subjetivo, que sean atractivos, que sean amigables y que sean próximos y resuelvan los problemas que en cada caso se presenten a los sujetos, a las familias.

Las familias incluyen a las personas mayores y a las dependientes. ¿También se trabajará en esos campos?

Sí. En el ámbito de las personas mayores, en lo que denominamos envejecimiento activo. Las personas mayores viven más tiempo, necesitan de mayor participación social, demandan más servicios y ahí queremos adoptar el modelo de envejecimiento activo de Naciones Unidas. Un modelo que se basa en un sistema dinámico, de proceso entendido como aquél en el que se optimizan las oportunidades de desarrollo físico, social y mental con el objetivo de prolongar la vida saludable de las personas mayores, la productividad y la calidad de vida en la vejez.

En el ámbito de las personas dependientes, el objetivo sería una sociedad en la que las personas no tengan etiquetas: las personas son personas con circunstancias diferentes, pero son circunstancias que no les impiden la participación social. Es decir, queremos una sociedad inclusiva, en la que todos cabemos, todos tenemos la misma dignidad y las mismas posibilidades de participación. En ese sentido, también hablaríamos del diseño para todos, de que la accesibilidad en los entornos que vamos generando sea un elemento sustancial. Y queremos que también ahí las familias tengan los recursos necesarios para poder atender a las personas dependientes en base a esa dignidad: prestaciones económicas, recursos y servicios sociales, una ayuda a domicilio mucho más desarrollada que la que existe actualmente, programas de respiro para las familias... Y finalmente, si son necesarios otro tipo de recursos, porque es necesario que esa persona salga de su domicilio, una cobertura residencial comarcal suficiente para absorber la demanda existente.

¿En qué otros ámbitos se trabajará?

En la lucha contra la exclusión social, entendiéndola como aquella cuestión o circunstancia que impide a las personas su participación social, que impide a las personas el ejercicio de los derechos sociales -el derecho a la educación, el derecho al trabajo, el derecho a la vivienda...-. Siendo conscientes de que va a haber siempre un colectivo de personas que va a ser muy difícil que salga de ese entorno, pero a la vez teniendo la conciencia de que debemos dedicar los mayores esfuerzos a activar y desarrollar políticas activas de empleo para que esas personas mayoritariamente salgan de ese mundo de las rentas pasivas, de las rentas básicas, y se puedan incorporar al mercado laboral.

En los próximos años, queremos que no haya más sufrimiento añadido para las mujeres viudas, que al dolor de la pérdida de un ser querido no le sumemos el sufrimiento de la situación de necesidad. Y ahí tenemos que desarrollar un sistema de pensiones que tienen que estar muy por encima de la situación actual y del salario mínimo interprofesional.

La inmigración es una realidad cada vez más presente en Euskadi.

Es también un reto a trabajar. Inmigración y exclusión no deben ser en ningún caso ni sinónimos ni elementos que tengan una intersección importante. Pero sabemos que, a veces, la inmigración genera exclusión por la propia actuación de la sociedad y por la carencia de dos elementos en los cuales tenemos que trabajar seriamente: empleo y vivienda.

Y, en ese sentido, apuntaría también como otro de los elementos, quizá uno de los más importantes, a los jóvenes. Los jóvenes tienen que ser objetivo prioritario de la actuación del PNV en los próximos años, por dos razones: porque son las personas que necesitan la satisfacción de los dos derechos sociales más importantes y los dos elementos por los cuales nos sentimos más partícipes de una sociedad, que son vivienda y empleo. Tenemos que ser capaces en los próximos años de generar unas políticas de empleo destinadas a los jóvenes, mezclando o posibilitando, incluso obligando a que, sobre todo en los primeros años del empleo, la formación de esos jóvenes sea un elemento prioritario e importantísimo para que sigan formándose en las habilidades necesarias y en las capacidades o capacitaciones necesarias para poder seguir permaneciendo activos en los mercados de trabajo. Y, evidentemente, hablamos también de luchar contra la precariedad laboral. Asimismo, tenemos que ser capaces de elaborar programas de vivienda para jóvenes desarrollando mecanismos de planeamiento que sean sencillos, que pongan suelo a disposición de la Administración pública para poder desarrollar una política de vivienda decidida e importante para los jóvenes. Y matizaría esto diciendo que es importante hablar del derecho a la vivienda y no del derecho a la propiedad de la vivienda.

¿Se refiere a implantar la cultura del alquiler que apenas existe aquí?

Creo que hay que posibilitar a las personas jóvenes la emancipación. Y la emancipación se posibilita con prestaciones económicas que les ayuden a ello, que les ayuden a desarrollar sus estudios y que les ayuden a compaginar en muchas ocasiones sus estudios con trabajo a tiempo parcial. Y desarrollar también un sistema de vivienda en alquiler que haga posible la emancipación y la generación de proyectos familiares. Pero no debiéramos pensar solamente en eso. Es necesario seguir fomentando la vivienda de protección oficial con otros elementos de vivienda, como son la vivienda tasada, para poder acceder a la vivienda en propiedad en unas situaciones más favorables.

Una de las ideas que estudian pasa ofrecer ayudas económicas en función del rendimiento escolar para fomentar esa emancipación.

Sí, esto funciona en Dinamarca. Se establecen prestaciones económicas por hijo que van decreciendo, pero que se mantienen hasta que los hijos tienen 18 años. Son más importantes en los primeros años de vida y luego van decreciendo hasta los 18 años. Ahí se empiezan a generar prestaciones para los propios hijos. Son prestaciones económicas ligadas al estudio universitario de forma que les permite, por ejemplo, acceder a una vivienda en alquiler y a seguir estudiando. Pero esas prestaciones están ligadas al éxito académico, a los resultados académicos. Y es algo que a nosotros nos parece importante, conjugar al hablar de políticas sociales los derechos y las obligaciones. Esta última es una cultura, una teoría, podríamos decir que nueva, que tenemos que implantar.

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