Mañana vendrá a Euskadi el presidente del Gobierno Español y Secretario General del PSOE, José Luís Rodríguez Zapatero. Mis palabras van dirigidas a él, sobre todo en su condición de máximo dirigente de su Partido. Y yo las pronuncio en nombre del mío, Euzko Alderdi Jeltzalea-Partido Nacionalista Vasco. Somos ambos responsables de los dos partidos líderes en el Estado español y Euskadi, respectivamente. Ambas formaciones, también, gozamos en el entorno político-ideológico vasco del mayor respaldo ciudadano. Si miramos a la reciente historia, en buena medida, los pasos que se han dado desde 1977 hasta hoy, se han dado tras grandes acuerdos entre nuestras dos formaciones, acuerdos con sus claroscuros y sus luces y sombras.
Estamos en el umbral de un nuevo tiempo político. Han pasado treinta años desde el inicio de la transición y el traje institucional y sociopolítico que allí confeccionamos se ha quedado pequeño, pasado de moda y deshilachado para la Euskadi de hoy. Hay que volver a coger tela, hilo y aguja y ponernos a coser un nuevo traje. En el caso de Euskadi, no vale uno pret-aporter, no podemos ir al almacén de la España de las Autonomías y coger de la estantería el primero que nos guste. Debe de ser un traje singular, de diseño propio sin que como nacionalistas renunciemos a nuestras legítimas aspiraciones. Por eso llevamos meses ofreciendo abrir un diálogo político que comience a dar puntadas, a juntar patrones, a definir hechuras y telas.
Desde el Partido Nacionalista Vasco y el Lehendakari estamos haciendo un ofrecimiento firme, sincero y que nace desde la responsabilidad. Se equivoca Rodríguez Zapatero si –asesorado por el PSE y por su Secretario General- piensa que este ofrecimiento nace de otras razones o necesidades. Por eso no me resulta sorprendente ni curioso que ante la disposición mostrada por el PNV y el Lehendakari, Patxi López se pronuncie incluso antes de saber qué va a proponer el Lehendakari –incluso después de haber manifestado que se trata de un planteamiento abierto-. Se pronuncia claramente diciendo que del encuentro entre Rodríguez Zapatero y el Lehendakari saldrá un no, porque siguen alimentado la interpretación de que el PNV y el Lehendakari caminan fuera de la legalidad, porque saben el PSOE y Patxi López que en un escenario de acuerdo el candidato socialista pierde protagonismo. Lo grave es que detrás esté el PSE con un planteamiento de modelo de Estado de “café para todos”.
Repito, desde la responsabilidad, el Partido Nacionalista Vasco ofrece un acuerdo de futuro en una cuestión de Estado, de largo aliento y alcance, al menos para dar cobijo a la Euskadi de la próxima generación, –que quede claro que no estamos haciendo esto en clave preelectoral- un acuerdo que persigue profundizar en el autogobierno y en la democracia, es decir en la ampliación del poder político vasco y en la recuperación para nuestra ciudadanía de su capacidad para decidir en cada momento su futuro y el status jurídico-político de su Nación. Un autogobierno del siglo XXI entendido desde la bilateralidad, es decir que ningún gobierno español –ni por supuesto tampoco las instituciones vascas- puedan o podamos de manera graciosa y unilateral modificar o no cumplir con lo acordado.
Estos días se ha escuchado mucho la palabra aventura para definir esta mano tendida nuestra. Lo que tiene que dejar de ser una aventura es el Autogobierno Vasco. Y en los últimos veinte años, nuestro Estatuto, nuestra capacidad de autogobierno ha vivido mas que una aventura una pesadilla, una incierta aventura diaria en donde en función de las necesidades del Gobierno español se daban (las menos de las veces) o se denegaban las competencias. Si hay alguna aventura es la que supone gobernar Euskadi con un Estatuto de Autonomía que se niegan a cumplir desde el Gobierno español. Y si me gustaría transmitirle una pregunta concreta al presidente del PSOE: ¿es verdad o no que tenemos 37competencias recogidas en el actual Estatuto y que después de 30 años no se han transferido? Tenemos un listado de transferencias aprobado por el Parlamento Vasco con los votos del Partido Popular, del Partido Socialista y del Partido Nacionalista Vasco, EA, EB-Bedeak y UA allá por 1995. Casi, por tanto, la unanimidad del Parlamento. ¿Ha tenido el PSOE alguna vocación de cumplir con el Estatuto de Autonomía de Gernika a pesar de, ante las propuestas de PNV, haberse jactado de proclamar más Estatuto? Para empezar exigimos pues que cumpla con un acuerdo absolutamente mayoritario entre vascos aprobado por el Parlamento y rubricado por los vascos en Referéndum. Entonces si que se acabaría con una aventura.
Pero el futuro está llamando ya también a nuestra puerta. Y ante esta situación ofrecemos y reivindicamos para el presente y el futuro un acuerdo basado en la actualización del autogobierno, en la bilateralidad y el reconocimiento de la capacidad para preguntar a la sociedad vasca.
Ofrecemos y reivindicamos este acuerdo en un momento de vital trascendencia para nuestra sociedad. Un momento político social en el que necesitamos nuevos instrumentos para que Euskadi pueda hacer frente desde su autogobierno a los importantes y difíciles retos que vienen para el bienestar de nuestros ciudadanos y ciudadanas, para nuestra economía de País, pero sobre todo para él de las economías de nuestras familias, en un mundo cada vez mas globalizado e internacionalizado, en el que empezamos a ver las orejas al lobo de la recesión económica.
A nosotros, a nuestro Partido –creo que tampoco a la ciudadanía vasca- no se nos puede pedir que renunciemos a seguir avanzando, a que los vascos y vascas retrocedamos en nuestra calidad de vida, bienestar, progreso y desarrollo. Porque tras la reivindicación de que la sociedad pueda decidir y de que sus decisiones sean tomadas en consideración, no está sólo un determinado estatus jurídico-político, sino también la convivencia, la convivencia pacifica así como la construcción social como base para la construcción nacional.
Repito es un ofrecimiento hecho desde la responsabilidad ante la sociedad vasca. No estamos mendigando un acuerdo. Si el Presidente del Gobierno y el Partido Socialista de Euskadi así lo interpretan se estarán equivocando de plano. No nos valen los juegos de palabras de Constitución, ciudadanía, consenso, máxime cuando el PSE limita el consenso a que sólo sea con ellos y además entendiendo consenso como imposición y como veto. El consenso es el resultante de un acuerdo basado en la voluntad y en el debate, que tiene diversas expresiones posibles de mayorías. Si no hay acuerdo cada uno defenderemos nuestros planteamientos y nuestras iniciativas... hasta el final. Desde el respeto a las reglas de juego, con absoluta normalidad democrática, con un compromiso democrático.
Un compromiso democrático sustentado, por supuesto, en un compromiso ético por el que nuevamente, y las circunstancias actuales así lo exigen también, nos manifestamos con un contundente y claro rechazo a ETA. Con ETA –lo he dicho en varias ocasiones- no compartimos ni principios ni fines ni objetivos. El Gora Euskal Herria independiente, sozialista eta iraultzailea no es lo nuestro. Hoy, como siempre, decimos Gora Euskadi Askatuta!.