El reciente acuerdo alcanzado entre el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia sobre el futuro de Tabakalera marca un impulso definitivo para uno de los grandes proyectos estratégicos de Donostia, del territorio de Gipuzkoa y de Euskadi en su conjunto.
Tabakalera y el Centro Internacional de Cultura Contemporánea que se ubicará en dicho edificio han dejado de ser una idea difusa en el tiempo, para convertirse en un proyecto con plazos, recursos y planificación. Abordamos una fase que culminará con la apertura formal y definitiva del Centro, previsiblemente en el año 2013. En este contexto, más allá de alegrarnos por la importancia que para Donostia tiene este acuerdo interinstitucional, quisiéramos subrayar las dos ideas fundamentales que se derivan de este importante paso adelante.
En primer lugar, tal como han señalado los distintos portavoces de las instituciones que han gestado el acuerdo, se trata de un ejemplo muy válido que debe servir de modelo en la articulación de acuerdos políticos entre instituciones y partidos diferentes. Un modelo de política para aportar soluciones; nada que ver con el enquistamiento, el bloqueo y los cálculos electorales. Es una respuesta práctica y sólida a las demandas de los ciudadanos en general.
En segundo lugar, nos encontramos ante otra buena muestra de que el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Gipuzkoa siguen apostando decididamente por Donostia, como lo han venido haciendo siempre. Estos acuerdos desmienten el discurso prefabricado de Elorza que ha rentabilizado con óptimos resultados un victimismo que poco tiene que ver con la realidad. Donostia pertenece a todos, nadie debe patrimonializar las iniciativas por intereses partidistas y, sobre todo, hay que superar el "autismo" que ha imperado en la gestión de la ciudad y de algunos de sus proyectos más importantes. Donostia debe asumir su liderazgo en el territorio y la necesidad de colaborar en la articulación real del país. Tabakalera es el mejor ejemplo de que todo ello es posible cuando se trabaja con rigor y lealtad mutua.
En dicho reto, el acuerdo alcanzado sobre Tabakalera no sólo desbloquea su propia vocación de futuro, si no que ha conseguido atraer para nuestra ciudad la Biblioteca Nacional de Euskadi que, en virtud de dicho acuerdo, se ubicará en el Koldo Mitxelena de Donostia. Si a ello unimos que también Donostia contará con la presencia del Instituto Etxepare para el estudio y la divulgación del euskera, cabe concluir que el trabajo de todos ha dado sus frutos para que la apuesta cultural por Donostia, la cultura de vanguardia y el euskera sean una realidad que generará en el futuro nuevas sinergias positivas. En ello, la sociedad donostiarra y guipuzcoana están también llamadas a jugar un papel central en la gestación final del proyecto, aportando, criticando, generando nuevas ideas y conociendo a fondo este impresionante edificio, llamado a ser una gran factoría de cultura y creatividad.
Con todo, resta un camino importante por recorrer entre todos. Tabakalera acogerá igualmente la Filmoteca Vasca y dará continuidad a otra gran factoría de artistas como Arte-leku en Donostia. Gestores técnicos y políticos hemos sido capaces de poner los medios, el trabajo y el acuerdo necesario para que se vislumbre un Centro Internacional de Cultura Contemporánea donde la imagen y la creatividad se funden en Donostia para que nazca, entre nosotros, una nueva centralidad cultural que tirará de Donostia, de Gipuzkoa y de Euskadi.
Este gran proyecto y su nuevo empuje deben contribuir a que Donostia reencuentre su futuro y su liderazgo en el gran espacio urbano y natural de Euskal Herria, del Golfo de Bizkaia y de la eurociudad Baiona-San Sebastián. En ese marco marítimo, turístico, plurilingüístico y cultural, Tabakalera y la plasmación de su Centro de Vanguardia suponen una de las grandes apuestas de la ciudad de cara a las próximas décadas. Sólo Donostia puede liderar un proceso de estas características con el apoyo del resto de instituciones, con una mirada abierta a la cultura más innovadora que trascienda con empuje hacia toda Gipuzkoa, hacia sus municipios y hacia la UE. Más si cabe para fortalecer nuestra candidatura de cara a la Capitalidad Cultural Europea de 2016.