Iñaki Anasagasti
05Abril
2008
05 |
Opinión

Las cosas claras y el chocolate espeso

Iñaki Anasagasti
Abril 05 | 2008 |
Opinión

En el último Aberri Eguna, bajo una carpa blanca que nos protegía de la lluvia y tras la intervención del lehendakari Ibarretxe, el presidente del EBB, Íñigo Urkullu, tuvo una contundente referencia a ETA nada más empezar su discurso.
«ETA no quiere una patria de hombres y mujeres libres. Si así fuera no mataría, no traería dolor, sufrimientos y terror a las calles, vascas o no. Nos indigna y nos hace rebelarnos que alguien pueda pensar que tenemos algo que ver, algún punto de unión, la más mínima coincidencia con una organización terrorista y con quienes la aplauden o con quienes con su silencio la amparan», expresó con evidente convicción y un elevado tono de voz. No hacía más que verbalizar el acervo político de un partido de ciento trece años que jamás ha ejercido la violencia, sino que ha sido víctima de ella y, en tiempos de la dictadura, de manera preferencial.

Al día siguiente busqué si los medios de comunicación habían destacado esta alusión tan clara pero quizás, o por redundante o por sabida, la mayoría se inclinó a destacar otros párrafos de la intervención. Y lo lamenté, pues de todo su discurso fue en esta parte donde se mostró más vehemente y, de haber salido en los medios audiovisuales, quienes hubieran querido escuchar, no sólo oír, tendrían casi resumida la hoja de ruta de un partido democrático.

«Nos separa un abismo, el que va de la democracia a la dictadura de las pistolas, el que va de la libertad al terrorismo, y eso tenemos que decirlo y repetirlo hoy, aquí, solemnemente. Precisamente es el día de Aberri Eguna el más señalado para -en nombre de la patria vasca- exigirle a ETA su desaparición, por ser el mayor obstáculo para que nuestros anhelos de esa Euzkadi libre y en paz, de hombres y mujeres libres, se haga realidad. ¿¿¿ETA, en nombre del Pueblo Vasco, NO!!!».

Hacía casi treinta años que algo así, puesto en una pancarta, le habíamos dicho a ETA en momentos en los que se discutía el texto constitucional y en momentos en los que además de ETA teníamos también acciones de la extrema derecha, pero fue el PNV quien convocó el 28 de octubre de 1978 una gran manifestación en Bilbao con el lema de 'Por una Euzkadi libre y en Paz'. Repito que fue el PNV el convocante de la manifestación, la primera que se hacía contra ETA, tras la muerte del dictador. Todos los partidos, salvo UCD y AP, estuvieron en ella.

No hacíamos nada más que recoger el espíritu de quienes por los años sesenta les dijeron a quienes pensaban que bajo aquella asfixiante dictadura, y al calor de lo ocurrido en Cuba y en Argelia, querían iniciar una violencia de respuesta a la violencia institucional del régimen. «Ni en los fines, ni en los medios; por principio, la vida humana es sagrada y es muy difícil salir de algo así una vez que se comienza en ello», comentaba Ajuriaguerra a quienes dejaban el nacionalismo institucional para incursionar en aquella incierta aventura que lógicamente requería entrega y asumir riesgos, pero que iniciaba un camino de total enfrentamiento y un inmenso reguero de sangre, que es lo que menos define a Euzkadi.

Casi cincuenta años después, ETA sigue matando y su ETA sociológica sigue callando, con lo que sigue otorgando y aplaudiendo que a un ex concejal al ir a su trabajo se le mate por la espalda y posteriormente se anuncie que seguirán haciéndolo. Ante eso, quien calla, otorga y el PNV nunca ha otorgado ninguna legitimidad a quien asesina por discrepar o no formar parte de su pequeña tribu. Ni con los GAL, ni contra la rebelión militar de Franco y sus generales, ni contra ETA.

Por eso, terminado el acto, y bajo la carpa, un joven periodista me insistió en que me posicionara ante la postura a tomar a favor o en contra de una corporación regida por ANV con apoyo de EB.

A título personal, le dije que yo no me limitaría a Arrasate porque aquello lo veía como una cuestión de concepto ético y democrático. Quien no condena la violencia, quien no se estremece ante un cuerpo humano ensangrentado y muerto rodeado de su familia, quien hable del conflicto y lo equipare al asesinato, quien no tiene un discurso ético no puede liderar una sociedad, porque gobernar un pueblo es algo más que hacer una rotonda, poner farolas, limpiar las calles y ocuparse del polideportivo, y que desde el inmenso respeto que me merecen quienes como concejales han de sufrir las agresiones, vejaciones e insultos de aquéllos que creen que la democracia no tiene reglas, y que o se hace lo que ellos quieren o se rompe la baraja, y desde mi experiencia colateral al ver lo que ha sucedido en Ondarroa, yo sería partidario de propiciar que hasta que ANV no tuviera de una vez por todas una conducta ética, se debería favorecer su sustitución por opciones democráticas al servicio de toda la comunidad y con el suficiente bagaje moral para saber algo tan evidente que quien mata y quien calla no pueden ser los rectores de nada. Si una sociedad es incapaz de tener estas dos ideas claras es una sociedad enferma, y Euzkadi, abrumadoramente mayoritaria, no lo es. Quizás le falta el grito y la gesticulación, que Urkullu puso en el Aberri Eguna, pero no estamos tan enfermos como para no aborrecer que se mate y que encima se justifique el crimen. El periodista publicó lo que le dije. Está impreso.

Bien es verdad que ANV gobierna Arrasate, como gobierna Igorre, Gautegiz-Arteaga, Elorrio, Azpeitia, Antzuola, Bergara, Soraluze, Hernani, Villabona, Usurbil, Zestoa, Pasaia, Eskoriatza, Urretxu y Legazpi, con acuerdos con otros partidos que no son el PNV, y en Aduna, Aizarnazabal, Alegia, Anoeta, Ikaztegieta, Itsasondo, Lezo, Legorreta, Oiartzun, Orexa, Ajangiz, Aulesti, Izurtza, Mallabia, Ubidea y Aramaio con mayoría absoluta gracias a que acordaron con el Gobierno socialista en qué municipio se iban a presentar y en cuáles no. Y si se presentaban era para hacer política y gobernar sus ayuntamientos en caso de ser elegidos. Y no lo critico. Me parece que se hizo bien pensando que ésa era la vía para ir normalizando una situación que la ley de partidos había encajonado. Bien es verdad que la ruptura de la tregua y los atentados y asesinatos posteriores han hecho que aquella oportunidad que se le dio a ANV para hacer política en serio la malograron ellos solos con su silencio ante el horror.

Decía el psiquiatra Rojas Marcos que «el terrorista tiene una gran capacidad para justificar sus actos. La persona antisocial no tiene remordimientos, justifica lo que hace de forma que no le afecta personalmente ni siente empatía. Es un mecanismo que le permite poder seguir teniendo una cierta autoestima. Es falso que el terrorista sufra. El terrorista no sufre. Se justifica en sí mismo en lo que hace». Pues si esto es así, no debemos ser nosotros los que les facilitemos que vivan en la banalización del mal y en su total insensibilidad. Tienen que saber que una sociedad sana no puede admitir conductas tan antisociales que culminan en la eliminación física de los seres humanos.

Por eso lamento que el PP y el PSOE rechazaran el miércoles el Plan de Educación para la Paz que tan laboriosamente había logrado tan amplio consenso. Confío en que las aguas bajen de nuevo limpias y puedan retomarse el millón de puntos que nos unen frente a lo poco que nos separa en estas cosas. El meollo político es ya otro asunto, pero previo a lo político está lo humano y, en esto, no puede haber conductas que puedan ser malinterpretadas.

Eso es lo que siempre he pensado y dicho y que siempre ha definido al Partido Nacionalista Vasco desde su nacimiento. Lo demás es pura e insensata manipulación.

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