Otro Estado no sólo es posible sino necesario
Comparezco hoy en representación de EAJ-PNV acompañando a representantes de las fuerzas políticas presentes. Nuestro referente máximo es, respectivamente, Galiza, Euskadi y Catalunya. Pero también sabemos ver más allá de nuestras fronteras. Nuestro nacionalismo, nuestro deseo y compromiso de defender nuestra señas de identidad nacionales, de lograr el máximo de soberanía para nuestros pueblos, de dar el poder de decisión a sus ciudadanos y ciudadanas, es compatible con tener una visión de Estado –al que hoy pertenecemos-, con una implicación en su transformación, en su evolución.
Creemos que otro Estado no sólo es posible sino necesario y conveniente. Ese va a ser nuestro empeño en la próxima legislatura en las Cortes Generales. Y hemos querido venir a decirlo precisamente aquí, a Madrid, y todos juntos. Algunos verán en nuestro ofrecimiento un cálculo mercantilista –como si dijeran: “ya vienen estos a llevarse más privilegios y dineros para sus comunidades”- y otros, desde otros extremos y diferentes responsabilidades, nos acusarán de claudicaciones y ambigüedades por no seguir su radicalismo. Sin embargo, nuestra apuesta es firme y seria y nuestro ofrecimiento sincero.
El Estado español no puede seguir así. No podemos continuar con este estado de cosas. Y en el horizonte se adivinan, por lo que hemos visto durante estos últimos años, dos modelos nítidos –el del PP por un lado, y el que preconizamos los que hoy estamos aquí, por otro- y junto a ellos, una clara indefinición por parte de Rodríguez Zapatero y su partido el PSOE. El modelo del PP es tan claro como retrógrado. Quiere recuperar para un Estado centralista, uniformizado, monolingüe y jerarquizado, todos los tímidos avances que desde la transición hasta hoy se han producido en los campos no sólo de política territorial, sino también en el modelo de sociedad, familia, etc. Y está nuestro modelo, el que aboga por un nuevo Estado de base plurinacional, en el que los ciudadanos, pueblos y naciones que lo conformen se sientan a gusto, vean satisfechas sus legítimas aspiraciones como pueblos y comunidades diferenciadas, y en reciprocidad, se comprometan a construir y conformar una entidad de ámbito superior, según la voluntad de su ciudadanía. Un Estado respetuoso también con las libertades civiles y progresista en su desarrollo.
Pues bien, el PSOE tiene que elegir y nos tiene que decir a nosotros pero, en general, a toda la ciudadanía, con cuál de los dos modelos se identifica más, cuál de los dos es el que quiere desarrollar. Si quiere que el Tribunal Constitucional siga bloqueado y con un sambenito de “tribunal de parte” colgado para siempre; si quiere que el poder judicial y algunos jueces campen a sus anchas, si quiere navegar a dos aguas en sus relaciones con la jerarquía católica, poniendo una vela a De La Vega y otra a Bono, si quiere seguir llevándose bien con la derecha mediática, si quiere seguir haciendo ilegalizaciones propagandísticas, si antepone su miedo a perder poder y crédito centralista a dar justa respuesta a las demandas nacionalistas, pues que siga en esa indefinición. Se estará echando en brazos del PP, si es que realmente no es su modelo de mantener su identidad tradicional de LA NACION y en la que la única diferencia con el PP será defender una España más laica o no.
Si, por el contrario, apuesta por refundar el Estado español, sin corsés, con lealtades y obligaciones bilaterales y recíprocas, ahí nos tendrá a nosotros. Si su apuesta es un Estado abierto, en el que sus órganos y poderes interiorizan la variable territorial y la realidad plurinacional, ahí nos tendrá a nosotros. Si quiere construir un Estado que signifique espacio de libertades individuales y colectivas, ahí nos tendrá a nosotros. Si quiere buscar una fórmula que ayude a gestionar las distintas identidades nacionales para vertebrar satisfactoriamente los distintos Pueblos, ahí nos tendrá a nosotros.
Esta es la disyuntiva en la que todavía esperamos se encuentre el PSOE y Rodríguez Zapatero. Necesitamos saber cuál va a ser su camino. Durante esta legislatura ha estado permanentemente saltando de uno a otro, a golpe de encuesta o de titular de prensa. Esa política no da ya más de sí. Tenemos que conocer al verdadero PSOE y al verdadero Rodríguez Zapatero. Estos últimos años, hemos estado continuamente firmando avales, letras a noventa días, para salvar al Gobierno socialista en su pugna con la derecha montaraz. Hemos sido los nacionalistas los que hemos sacado muchas veces las castañas del fuego a un Ejecutivo zarandeado. A cambio hemos recibido vagas promesas, cheques sin fondos y muchos incumplimientos de palabras dadas. Esa fase se ha acabado. Tenemos que inaugurar un nuevo tiempo en la política. Quienes hoy estamos aquí hacemos un ofrecimiento sincero en esa dirección. Durante esta legislatura hemos sido el tercer “polo” político en representación parlamentaria tanto en el Congreso como en el Senado. En la próxima vamos a seguir siéndolo. Nuestra posición, por lo tanto, es estratégica en el tablero de ajedrez de la política española y, según los resultados electorales, probablemente decisiva. Y lo es porque la ciudadanía de nuestros respectivos Países así lo ha decidido y va a decidir el próximo 9 de marzo. Y frente a quienes quieren hacernos desaparecer de las Cortes Generales mediante un cambio legislativo fraudulento, nosotros hemos venido hoy a expresar nuestra sincera voluntad de lograr un gran acuerdo que alumbre un nuevo Estado respetuoso con todos, también con Galiza, Euskadi y Catalunya,