Como primera reflexión y creo hablar en nombre de todos los que hoy estamos aquí empiezo mi intervención señalando que, a pesar de todos los precedentes, ninguno de nosotros creíamos posible que el Tribunal Supremo fuera capaz de tomar la decisión que adoptó el pasado lunes. Esta es una situación que a ninguno de nosotros nos gustaría estar viviendo en este momento. A Ninguno. Y mucho menos a Juan Mari Atuxa, Kontxi Bilbao y Gorka Knörr. Y también me gustaría hoy aquí reconocer la labor y el trabajo de cientos de jueces y magistrados que desarrollan su labor con eficacia, honradez y profesionalidad.
La venganza es un plato que ser sirve frío, escribía hace algunos siglos Pierre Laclos. Y ésta es la imagen. o al menos una de las imágenes, que ha quedado durante estos días en la sociedad vasca: la de unos magistrados, la de un tribunal supremo que pacientemente ha esperado a que la pelota llegara a su tejado para condenar –después de que fueran absueltos en varias ocasiones- a Juan Mari Atuxa, Kontxi Bilbao y Gorka Knörr. Venganza... escarmiento a los vascos y a sus instituciones... humillación... no se que es lo que ha pesado más en la decisión del Tribunal. Espero que en la mente de alguno no estuviera además la intención de provocar una situación tal de frustración y desapego que nos pudieran conducir a decisiones y a reacciones de muy difícil vuelta atrás.. Pinchan en hueso.
En las últimas horas hemos escuchado críticas de todo tipo ante los pronunciamientos que, fundamentalmente las instituciones vascas y los partidos que convocamos esta manifestación, hemos realizado ante la sentencia: Acto de rebelión contra la judicatura, pulso a la justicia, Cerco a la justicia, desacato a los tribunales, instrumentalización electoralista., defensa de unos “delincuentes”, Voladura de todos los puentes de entendimiento...
Es como si los partidos democráticos hoy aquí representados atacáramos irracionalmente a un poder del Estado. Y, que yo sepa, la historia no se escribe por el final. Sobre todo cuando la condena jurídica se produce contra un acto parlamentario, no contra actuaciones individuales .
Se han ofrecido durante estos días razones fundadas jurídicas, políticas y procesales que hacen de esta sentencia algo inaudito en el mundo, en los países democráticos de nuestro entrono. Pero aún siendo grave el doble rasero judicial y la intencionalidad política de todo el procedimiento, resulta inaceptable la interferencia y el efecto de subordinación que se pretende aplicar a las instituciones vascas desde la judicatura, como si por encima de la voluntad política, la voluntad de la ciudadanía existiera un poder omnímodo judicial, legislativo y con ambición ejecutiva.
Defendemos la dignidad de Atutxa, de Knörr, de Bilbao, y de los otros 72 parlamentarios que conformaron la Cámara. La dignidad parlamentaria, también, de Patxi López, de María San Gil y de todos y cada uno de los electos que obtuvieron su acta en las urnas, por la voluntad del Pueblo Vasco. Nosotros si creemos en nuestras instituciones.
Y por eso Llamamos a salir a la calle a la ciudadanía para manifestar que la voluntad popular no puede ser adulterada por nadie. Que la voluntad popular no puede estar al antojo de quienes se creen intérpretes únicos de la legalidad, retorciéndola a su antojo político desde la impunidad de un poder corporativo y al borde de cualquier control democrático. “En defensa de nuestras instituciones” es el lema de esta manifestación que hemos convocado para el próximo sábado a las seis de la tarde en Bilbao.
* Intervención del presidente del EBB de EAJ-PNV, Iñigo Urkullu, en la presentación de la manifestación del 26 de enero de 2008.