Iñigo Urkullu
08Diciembre
2007
08 |
Entrevistas

El Mundo

Iñigo Urkullu
Diciembre 08 | 2007 |
Entrevistas

Urkullu. "Batasuna tiene la oportunidad de no estar sumisa a los designios de ETA"
Iñigo Urkullu Renteria (Alonsotegi, Vizcaya, 1961) da por cerrada la etapa de quien fue su patrocinado hace cuatro años, Josu Jon Imaz, y combina las llamadas al diálogo y a la negociación con el Gobierno con la reivindicación de la ortodoxia del partido que preside, en línea con los postulados del lehendakari, Juan José Ibarretxe. Así, y pese al recrudecimiento de la violencia de ETA -recibe la noticia de la muerte del guardia civil Fernando Trapero durante la entrevista-, Urkullu afirma que la banda terrorista no puede tener la «llave» de la política vasca y opina que se dan las condiciones para crear una mesa de partidos en el Parlamento Vasco para llegar a un acuerdo en torno al llamado «derecho a decidir».

Pregunta.- ¿Se ha cerrado la etapa de Imaz?


Respuesta.- Su renuncia fue lo suficientemente sincera y potente como para entender que el partido tiene que afrontar una nueva etapa.

P.- Durante su discurso de investidura afirmó que la propuesta del lehendakari era un compromiso de convivencia con el Estado plurinacional. ¿A qué estaría dispuesto el PNV en caso de que el Estado se prestara a negociar la inclusión del derecho a decidir en el ordenamiento jurídico?

R.- No es que se avenga a incluirlo, sino a hacer una interpretación leal de la Constitución por quienes se dicen constitucionalistas. De la Disposición Adicional Primera de la Constitución que reconoce los derechos históricos y la capacidad de actualización de esos derechos...

P.- ... y ceñida a la Constitución.

R.- Pero no como un texto inmutable. También la Constitución se puede reformar. Abogo por una interpretación leal de la propia Constitución Española que hoy, después de 30 años, no se hace.

P.- Pero será consciente de que son muchas las voces que rechazan que la Constitución esté al albur de negociaciones políticas.

R.- La Constitución también habla de un Estado plurinacional.

P.- Pero reivindicar el ámbito vasco de decisión es hablar de soberanía.

R.- Evidentemente, pero también se refiere a un estado plurinacional, a realidades nacionales. La propia Constitución da amparo al Estatuto de Guernica, que dice lo que dice. Por tanto, no estamos hablando de un elemento cerrado, sino de un elemento de interpretación flexible del que dimanan otros textos jurídicos como el Estatuto de Guernica, que también es un pacto.

P.- ¿Estaría dispuesto a renunciar a la creación de un estado vasco independiente en el seno de la UE si se alcanzara un acuerdo con el Estado en los términos que han propuesto?

R.- Yo no renuncio a una aspiración legítima del nacionalismo vasco. El propio hecho de ser nacionalista es abogar por una capacidad de diferenciación y por su ejercicio, respetando todo lo demás. Eso no significa que uno reivindique lo suyo para estar en contra de los demás. Nosotros reivindicamos lo que creemos que nos corresponde y el PNV nació para la recuperación de una soberanía nacional... Yo no voy a renunciar a mis principios. ¿Que esos principios tengan una plasmación en un momento determinado como estado propio? Quizá sí. ¿Que no la tienen porque la coyuntura, el momento político, es muy diferente al del siglo XIX, de los estados-nación? Pues eso es lo que hay que ver también. Pero seguimos abogando por nuestro encaje en Europa. Hay posibilidad de encaje en Europa de las naciones sin Estado.

P.- ¿Es consciente de que ese planteamiento del ámbito vasco de decisión constituye un punto de inflexión importante a la hora de poder darle encaje legal en España?

R.- Sí, lo soy. Pero la pregunta es: ¿Son conscientes de que existe un problema político? Sí. ¿Desde cuándo? Desde la abolición de los fueros, por la fuerza. ¿Hay una voluntad política para dar respuesta a un problema político? Sí. ¿Esa voluntad predetermina que tengamos que separarnos de España? No, no. Pongámonos manos a la obra porque quizás debamos analizar todo el contexto para saber los pasos que tenemos que dar. Nuestra primera preocupación es la relación entre los vascos y vascas, dentro de Euskadi. Y, luego, de Euskadi con el Estado español y con Europa.

P.- Reivindica un derecho a decidir que no tenga más limitación que la «voluntad suficientemente mayoritaria» y expresada por métodos democráticos de la ciudadanía. ¿Qué entiende por esa voluntad suficientemente mayoritaria? ¿La mitad más uno? ¿El consenso que obtuvo el Estatuto de Guernica?

R.- Lo mismo que decíamos en el planteamiento No imponer-no impedir en el documento de octubre de 2005. Lo mismo que venimos diciendo cuando hablamos de mayorías suficientes interpretando lo que viene sucediendo en otros entornos...

P.- Pero su documento hablaba del consenso logrado en el Estatuto de Guernica, mientras que en Montenegro, por ejemplo, se determinó que la independencia se consumara con un 51%. ¿Con qué nos quedamos?

R.- Nuestra voluntad es la de lograr un acuerdo entre diferentes sensibilidades, y tanto el Partido Socialista como Batasuna, en su momento, estaban dispuestos. A partir de ahí, el concepto de mayoría suficiente puede ser el de la mitad más uno. Pero si no es suficiente para algunos que esa mayoría se construya sobre sensibilidades ideológicas afines, eso llevaría a preguntarse si sería suficiente la mitad más uno entre sensibilidades ideológicas diferentes. Es un ejercicio complejo. Abogamos por un acuerdo político que interprete el derecho a decidir como la suma de voluntades, como el derecho ejercitado que traiga ilusión, no para dividir.

P.- ¿Y es indispensable un acuerdo previo entre vascos?

R.- Nuestra ponencia política dice que el punto de partida deseado sería el de un acuerdo entre partidos políticos y entre las instituciones vascas y del Estado español. Pero también dice: no admitimos derecho de veto ni de unos ni de otros. Y quien quiera practicarlo debería acoger con normalidad que la sociedad vasca nos habilitara para consultar a la sociedad vasca. Siempre queremos llegar a una consulta, pero previamente participamos de la necesidad de acuerdos políticos, y eso depende de muchos. Lo que no podemos hacer es escudarnos en la pretendida capacidad de veto.

P.- Habla de esa búsqueda de consenso previo. ¿Cómo y dónde?

R.- Hemos participado en un proceso de conversaciones entre diferentes con una vocación de llegar a acuerdos, al menos por nuestra parte, pero al final fue una experiencia más que no dio sus frutos. Acogiéndonos a la resolución del Congreso, debe quedar claro que son las formaciones políticas las que hablan de política y tienen su responsabilidad ante la sociedad vasca. Tiene que haber una habilitación, control y sanción parlamentarias.

P.- ¿Pretende habilitar una mesa de partidos en el Parlamento Vasco para hablar de la normalización política?

R.- Sí, pero sin exclusiones. Y todas las sensibilidades ideológicas tienen que tener capacidad de presencia, según lo que sea el voto de los ciudadanos.

P.- Luego...

R.- Yo creo que en estos momentos se dan las condiciones de abordar esto en el Parlamento Vasco.

P.- ¿Con el PCTV-EHAK como interlocutora?

R.- EHAK se hizo dueña de los postulados de la izquierda radical abertzale. Sus parlamentarios así lo dijeron. No entiendo por qué no puede representar a esa sensibilidad ideológica en las instituciones.

P.- ¿Es consciente de que, en una coyuntura de violencia como la actual, habrá partidos que se nieguen a tomar parte en esa mesa?

R.- Sí, pero eso supone dejar gestionar todo a ETA. Y el lehendakari le dijo a Rodríguez Zapatero: '¿Por qué te niegas a hablar conmigo si estás dispuesto a hablar con ETA'?

P.- ¿Comparte la reflexión que hizo el lehendakari Ardanza de que mientras exista la violencia sus planteamientos, por legítimos que sean, quedarán contaminados por la actividad de ETA?

R.- Sí, lo comparto porque lo cierto es que, hasta el presente, el nacionalismo vasco se ha visto condicionado y calificado de manera injusta por la actividad violenta de ETA. Y como eso ya ha ocurrido y sigue ocurriendo, no me preocupa que continúe haciéndolo. Nosotros tenemos que continuar, desde la firmeza de nuestros principios, en el ejercicio de la actividad política, intentando hacer nuestro propio camino político y sin dar pie a que ETA pretenda tutelar la acción política de los vascos.

P.- Luego no le sirve el principio de «primero la paz, luego la política».

R.- Ni me sirve ni me deja de servir. Me parece que son juegos que no responden a lo que los ciudadanos piden, ni a lo que los partidos deberíamos hacer. No podemos dar la llave a ETA para que nos marque la agenda por mucho que nos condicione una práctica violenta o de terror. Nos tenemos que rebelar ante eso.

P.- Muchos interpretaron que en su discurso de investidura fue inflexible con ETA pero posibilista con Batasuna. ¿Por qué? ¿Qué oportunidad tiene?

R.- Tiene la oportunidad de reivindicarse a sí misma como fuerza política que quiere representar a una parte de la sociedad vasca y no estar sumisa a los designios de ETA. Quiero dar una oportunidad a ese mundo, pero es ese mundo el que tiene que disociarse del terror. Con ellos, todo un mundo a construir, siempre y cuando se disocien del terror.

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