en los años ochenta tuvo lugar la fusión de las cajas de ahorros vascas a nivel de cada territorio histórico. Se pasó de tener seis cajas de ahorros o dos por cada territorio a tener tres cajas o una por cada territorio. En la actualidad, tenemos el debate de la unión de las tres cajas en una nueva entidad financiera fuerte y competitiva, que estimamos la sociedad vasca precisa, para que actúe de impulsora y promotora del desarrollo económico y social. Consideramos que la integración financiera de las mismas implicará innumerables mejoras y avances.
Se conformará una entidad de mayor envergadura, afrontando los retos económicos de la globalización, y se generarán, a su vez, economías de escala que permitirán ampliar la red de oficinas a nivel estatal y europeo. No cabe duda de que se incrementará la participación en proyectos empresariales, tecnológicos y estratégicos que precisan de gran inversión y que supondrán un mayor desarrollo endógeno económico de Euskadi. La integración de las tres cajas de ahorros diversificaría también los riesgos y ampliaría la gama de servicios y productos en el mercado financiero, reduciendo los costes de prestación. Y, si del carácter social y solidario hablamos, no dudamos de que se aumentarían las actuaciones en el ámbito de la vivienda protegida y los diversos segmentos de los servicios sociales y sanitarios. Sólo un dato: la integración de las tres cajas de ahorros supondría la creación de la tercera caja de ahorros del Estado en beneficios y activos patrimoniales y la quinta por balance consolidado y número de empleados.
No olvidemos, incluso, que la unión financiera encuentra el apoyo de los agentes económicos y sociales (organizaciones empresariales, sindicatos, universidades, cámaras de comercio), de las instituciones vascas (Gobierno vasco, diputaciones forales y municipios) y se ajusta a la política financiera de las autoridades en la materia (Banco de España y Comisión Nacional de Mercado de Valores). También el conjunto de los partidos políticos vascos apoyan la integración financiera de las tres cajas vascas, por sus beneficios para los clientes e impositores, y por impulsar el desarrollo empresarial y social vasco. La única excepción es la del Partido Popular, que por cuestiones estrictamente partidistas, se opone en Euskadi a una actuación de unión financiera, que, por el contrario, ha apoyado en el caso de las cajas de ahorros de las comunidades autónomas de Castilla-León, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Galicia y Castilla La Mancha.
En definitiva, nuestro compromiso es trabajar por la creación de una entidad financiera solvente y sólida, involucrada en la estabilidad del mercado financiero, en el desarrollo del tejido económico y en el avance de la implantación de las políticas de cohesión social.