En 1993 Julio Feo publicó un interesante libro de memorias que llevaba por título: "Aquellos Años”. Julio Feo fue el encargado de la imagen de Felipe González en su viaje hacia La Moncloa y allí fue el Jefe de su Gabinete. Personaje importante del primer felipismo escribió en su libro cosas importantes que con el tiempo vuelven a recuperar vigencia.
En momentos en los que se habla tanto del PSOE y a veces del BBV, conviene recordar el informe que redactó Julio Feo cuando González se entrevistó con Sánchez Asiaín antes de la unificación de su Banco, el Bilbao con el Vizcaya. Eran años inciertos, pero el análisis socialista sobre el PNV parece ser el mismo, aunque no parece que sea el del BBV.
Decía Julio Feo en sus Memorias:
"Mi contacto con el Banco de Bilbao llegó de la mano de Enrique Mas Montañés, director general y hombre muy importante en el banco durante la época de José Ángel Sánchez Asiaín. Enrique y yo habíamos sido compañeros en Stanford, y por lo tanto sabía perfectamente de quepie político cojeaba yo. Aún hoy, de vez en cuando, me toma el pelo diciendo que el diario de la Universidad, el Stanford Daily, antes de mi llegada publicó algo sobre mí diciendo que yo había luchado contra Franco en la guerra civil. En realidad, lo que se publicó fue una pequeña biografía de los becarios y en la mía decía que yo participaba en el movimiento estudiantil clandestino en contra de la dictadura. Afortunadamente mi relación con la cúpula del BBV, BB entonces, siempre ha sido espléndida. Por ello, nada más natural para todos que recurrieran a mi cuando Felipe González empezó a tener peso específico en la política española, y decidieron que querían conocerlo. Me lo sugirió el Director de Comunicación y Relaciones Externas del banco, mi buen amigo Antonio López. Le dije que lo preguntaría, lo hice y la contestación de Felipe González fue: "Dile a Sánchez Asiaín que nos encontremos dónde, cómo y cuándo quiera".
La primera reunión fue un almuerzo en el banco, en el edificio de la calle de Alcalá. En ella estuvimos Felipe González Enrique Múgica, José Ángel Sánchez Asiaín, Enrique Más y yo. Felipe estuvo realmente brillante explicando qué quería el PSOE y cuáles eran nuestras posturas respecto a las libertades y a la participación en una sociedad democrática. El almuerzo se celebró antes de las elecciones de 1977.
El segundo encuentro entre Sánchez Asiaín y Felipe González tuvo lugar el 13 de julio de 1978. Los comensales fuimos, Felipe González, Miguel Boyer, José Ángel Sánchez Asiaín, Antonio López y yo. En este almuerzo, el tono de la conversación fue diferente. Felipe González y Miguel Boyer pertenecían al primer partido de la oposición.
Por conservar un memorándum del almuerzo, puedo hacer una trascripción bastante fidedigna de lo que en el se habló. Habían ocurrido diversos atentados en el País Vasco y la trágica actualidad de estos acontecimientos determinó que fuera el tema vasco la primera cuestión que analizara Felipe González. Según el, era imprescindible que el PNV asumiera sus responsabilidades como paso necesario e inevitable para pacificar el País Vasco. Después dijo: "Nosotros aceptaríamos nuestras específicas responsabilidades en la tarea de la pacificación. Sólo un gobierno de nacionalistas y socialistas puede ayudar a resolver el problema". Felipe González insistió en que el gobierno de UCD se había equivocado en el planteamiento y reconoció que el Partido Socialista también se había equivocado (él personalmente estaba en contra del nombramiento de Ramón Rubial como lehendakari). Felipe González insistió en que había que potenciar el Consejo General Vasco acelerando las transferencias de competencias, pues, al no hacerlo, el CGV seguía en su papel de opositor al centralismo y no actuaba como instrumento de integración en el sistema.
Insistió en que, pese a todo, tenía cierta esperanza en las conversaciones del PNV con el PSOE, pero asimismo insistió en que el PNV y el Gobierno deberían compartir unas concesiones para que la actuación resultara eficaz:
1.- Había que enfrentar al PNV con responsabilidades concretas, orden público incluido.
2.- Sería conveniente que el PNV afrontara responsabilidades estatales.
3.- El PNV debía abandonar la idea del Gobierno vasco en el exilio y traer urgentemente a Leizaola.
4.- El Gobierno debía de conceder alguna baza, algún gesto grato al PNV. Felipe González se mostró optimista y afirmó que el PNV era tan irracional que no se daba cuenta de que probablemente dentro de un año tendría que acudir a las Cortes solicitando ayuda económica para sobrevivir. También dejo muy claro que el PSOE era contrario a la concepción de "soberanía" propuesta por Arzalluz y dijo que así se lo había hecho saber en la última conversación que habían mantenido. Añadió que los alegatos históricos son siempre reaccionarios.
Cerró el tema vasco pidiendo al Banco de Bilbao que hiciera un esfuerzo para apear del irracionalismo al PNV, aconsejándoles que jugaran la baza del traslado de la sede de Madrid como medio para racionalizar las actitudes políticas emocionales".
Hasta aquí lo escrito por Julio Feo.
No tiene desperdicio el comentario sobre el irracionalismo del PNV, ni sobre la sede. Por cierto el Santander tiene la sede en Santander y nadie dice nada, pero con el BBV la cosa parece distinta. Menos mal que Ibarra dijo que su Banco era vasco, español, europeo y universal, porque de lo contrario...!
Treintaespués el PSOE no ha aprendido nada sobre el PNV y sigue haciendo los análisis simples de una época en la que la democracia estaba por asentar. Lo que si se ha cumplido es que el Banco dejóde ser vasco. En esa onda se estudia la venta de su sede en la Gran Vía de Bilbao.
A todo por la “brillantez empresarial” de un Neguri al final de un ciclo histórico.
RODRIGO URIA Y EL FIN DE LA VIOLENCIA
Acaba de fallecer Rodrigo Uria, presidente del más importante bufete de abogados de Madrid. Tenía 66 años y era asimismo Presidente del Patronato del Museo del Prado.
Infoempleo le hizo una entrevista que fue un repaso a su trayectoria profesional. De ella entresaco una serie de fragmentos sobre distintos aspectos de su vida. He seleccionado algunos. Sobre el fin del terrorismo, visto por un abogado madrileño de éxito es muy claro. No deja de tener razón en lo que dice. Es la sociedad española normal la que habla.
Estos son los fragmentos de aquella entrevista:
“Me doy cuenta de que lo que yo sé es de personas” “En 1978 me nombran director del bufete de mi padre. Desde entonces hasta ahora, hemos pasado de seis abogados a casi 600. ¿Qué quiere decir eso?. Algo que enlaza con vuestro suplemento: después de tantos años de vida profesional, me doy cuenta de que yo, de lo que yo sé, es de personas. Al final, lo que sí he sabido hacer ha sido seleccionar y formar a los mejores”.
“Nunca he sido un abogado estrella. Nunca. En una organización grande, uno debe ser consciente de lo que no sabe, que es mucho. Eso facilita el montaje de un equipo: hay que buscar a otros que sepan lo que uno sabe”.
“Yo, grandes cruces no, pero….”. “En la negociación Thyssen representé al Estado gratis – por recuperar “La marquesa de Santa Cruz” tampoco cobró-. Cuando terminó la operación, el ministro de turno me dijo: “Te vamos a dar una gran cruz”, y yo le dije: “Naa…. Yo, grandes cruces, no”. “Entonces, ¿qué te haría ilusión?”. “A mí, ser patrono del Prado”. Y entonces llamaron para ver si había sitio y así fue”.
El Museo del Prado. “Me he divertido mucho, he trabajado bastante y he sufrido también. La obra de ampliación, los retrasos… Ahora ya está. Ahora dejamos un Prado fantástico. El Prado, gracias a Miguel Zugaza, es un museo que se ha modernizado. Hay que leer una página entera de “The Economist” sobre el Museo del Prado.
Es la primera vez que dedica una página a una institución cultural española, diciendo que este museo, que parecía viejo, se ha convertido en uno de los mejores del mundo y esa transformación se ha hecho en cuatro años. Empezó Eduardo Serra”.
“El fin del terrorismo”. “Si a un español cualquiera le preguntaran: “¿Te gustaría que se terminara el terrorismo?” Diría: “Sí””. ¿Tú crees que el terrorismo se puede terminar a tiro limpio”. Diría: “No” ¿“Estarías de acuerdo en que para acabar con el terrorismo hay que negociar?”. “Sí. Última pregunta: “¿Estarías de acuerdo en que en la negociación no debemos permitir que los terroristas cambien las bases de nuestro sistema de convivencia?” Diría: “Estoy de acuerdo”. Son cuatro cosas sencillitas. Pues esa claridad no existe y el PSOE y el PP nos están intentando convencer de que eso no es así de claro”.
Cuando los jueces y periodistas se dan la mano… “Hay una cosa que me gustaría destacar y que a lo mejor no gusta a alguien, pero me da igual. En una democracia, cada poder tiene siempre un contrapoder. El contrapoder de los jueces es, precisamente, la opinión: los medios; y el contrapoder de los medios está en manos exclusivamente de los jueces. Cuando esos dos poderes se ponen de acuerdo, hay dos poderes irresponsables porque hay una colisión. Esto está pasando mucho. Demasiado. Hay que tener mucho cuidado porque la estabilidad de un país reside en las decisiones de los jueces. Si uno antes de leer la demanda, se tiene que preocupar de saber si el juez es de izquierdas o de derechas…”
Bueno. Estas eran algunas de las reflexiones de Uría. Lástima que en lo atinente al terrorismo no le hicieran más caso.
NO FUERON CON EL CUCHILLO ENTRE LOS DIENTES
Indudablemente estas cosas ocurrían hace treinta años. Quizás entonces el rey no tenía todavía consolidado su puesto de trabajo y como dice DEIA en su portada, Juan Carlos interrumpió sus vacaciones de forma inesperada para ponerse a trabajar.
Quizás había mayor sensibilidad y cuestionamiento hacia una monarquía llegada de la mano del dictador y quizás por esta razón el rey tenía que meter horas extras y no como ahora que nadie sabe donde está cuando nace su segunda nieta, se va de cacería cada dos por tres a hacer de las suyas o se instala en Mallorca con toda su numerosa familia a pasarse dos meses de vacaciones y a estrenar su nuevo yate BRIBON (¡vaya nombrecito!), en aguas alicantinas. Este si es todo un escándalo y no la caricatura de El Jueves. Hace treinta años no lo hubiera hecho.
Pero tampoco los senadores hacen cosas hoy como las que se expresaban hace treinta años porque el grito a favor de una Amnistía total no era cosa de las Gestoras sino de toda la sociedad vasca. Habíamos ido a las elecciones del 15 de junio con esa meta en nuestro programa. De ahí que los senadores vascos, junto al peculiar senador catalán Mosen Xirinachs, permanecieran de pie en petición de una amnistía total en una de las primeras sesiones del Senado.
Y es que aquella máquina parlamentaria comenzaba a funcionar. Pocos se conocían y se quería oir lo que planteaban los distintos grupos parlamentarios y las distintas personalidades en liza. Durante cuarenta años, en el Congreso solo se le había aplaudido al dictador y escuchado aquellos ridículos y gesticulantes discursos del presidente de aquellas Cortes Orgánicas del carlista vasco Esteban Bilbao y, en el Senado, cámara abolida por la República, en aquel hemiciclo había funcionado el Consejo General del Movimiento, una amalgama de militares, carlistas, falangistas y fascistas de distinto pelo que funcionaba como único partido sustentador y aplaudidor del régimen. Hablar pues en aquellas tribunas en las que habían perorado Aguirre, Irujo, Monzón, Azaña, Leizaola, Prieto y demás figuras en tiempos de la República, constituía todo un reto para aquellos nuevos políticos que llegaban del “norte” con su mensaje.
En efecto, tal y como estaba planteado el orden del día en la sesión de Cortes del miércoles, los distintos grupos parlamentarios debían exponer ante la cámara las propuestas presentadas a la mesa provisional, en las sesiones preliminares. Pero poco antes de comenzar el parlamento, los partidos mayoritarios decidieron, que en lugar de lo anteriormente dicho, los grupos parlamentarios hicieran su correspondiente declaración programática.
Tal y como estaban constituidos, formalmente, los grupos parlamentarios, las minorías vasca y catalana componían uno solo cuyo portavoz era Roca Junyent, lo cual equivalía al silencio de los vascos. Pero, por primera vez, quedó constancia del pacto contraído por UCD y el PSOE con las minorías vascas y catalana según el cual ambas podrían constituirse en grupos con voz y representatividad propia, en base, no a la normativa general de 15 diputados, sino a ser representativos de un ámbito geográfico y político específico en el que hubieran obtenido más de 250.000 votos o el 20 por cien de los censados.
Hay que recordar que en aquel momento las cárceles estaban repletas, el euskera en trance de desaparición, ETA seguía actuando a pesar de la muerte del dictador, las infraestructuras estaban destrozadas, no existía el Concierto Económico para Gipuzkoa y Bizkaia, la autonomía seguía abolida y el Gobierno Vasco estaba en el exilio. Por esta razón, Arzalluz habló de todas estas cosas para terminar diciendo:
“He dicho que la razón de nuestra presencia en estas cámaras es fundamentalmente la recuperación de nuestra personalidad política”.
“No nos mueve ninguna ansia de protagonismo. El que ésta autonomía o ésta reivindicación de derechos sea labor nuestra exclusiva no nos importa en absoluto. Todos los partidos prácticamente, por supuesto los que se han presentado en Euzkadi, han proclamado su voluntad autonómica y fuimos a las elecciones en coalición por luchar conjuntamente por esta autonomía”.
“No nos interesa el protagonismo, lo que nos interesa es que efectivamente vuelva a producirse este autogobierno, esta restructuración del pueblo vasco porque sólo entonces junto con la recuperación de los derechos históricos y los actuales de otros pueblos del Estado, podremos llegar a la formación de un estado armónicamente integrado. No queremos privilegios, sino nuestro derecho”.
“No venimos con el puñal en la mano, ni venimos a rascar en el pasado, venimos de cara al futuro, a construir un nuevo país en el que valga la pena vivir y en el que todos podamos vivir. Otra preocupación en este sentido es abrir cauces de expresión. Nos hallamos aquí hombres con un respaldo popular pero presentados ante el pueblo a través de una serie de partidos políticos. Hay otros muchos partidos políticos que no están presentes a través de sus representantes en el hemiciclo y hay todavía partidos políticos que viven en la ilegalidad y que incluso se da la paradoja de que hombres pertenecientes a partidos políticos que todavía no pueden tener vida legal, sin embargo tienen vida parlamentaria y están sentados entre nosotros. Estas paradojas, estas incongruencias deben terminar”.
Lo mismo se hizo en el Senado. Le tocó hablar a Mitxel Unzueta que lo hacía como portavoz de un Grupo Parlamentario heterogéneo ya que el PNV, ESEI y el PSOE habían acudido conjuntamente a las elecciones formando parte del Frente Autonómico. La importancia que se le daba a que Nabarra no quedara excluida del futuro estatuto vasco hizo que Unzueta destacara especialmente este hecho en su primera intervención.
Dijo así:
“Por ello y por otras profundas razones afectivas nos preocupa Nabarra.
“Nabarra, madre de Vasconia, ha estado presente en nuestra historia. Es por ello que nos resulta difícil de creer que un futuro autonómico pueda estar de espaldas a sus hermanas”.
“Algunos preocupados por el cambio inexorable, argumentan con la Ley Paccionada, a la que interpretan como incompatible con un poder autonómico intervasco, olvidando que tal disposición supuso una poda sistemática del árbol foral”.
“A este escrúpulo hemos de contestar que nadie pretende privar a Nabarra de cuanto considere parte esencial de su estructura secular”.
“Hemos de contestar, que como vascos, lo que a todos nos interesa es el Fuero, entendido como fórmula que recoge la aspiración a un poder propio; la fórmula política que en él subyace”.
Treinta años después se sigue reivindicando el cumplimiento íntegro del estatuto de Autonomía, ETA sigue existiendo, y el PSOE, en Nabarra, presumiblemente votará a la derecha.