Opinión
23Marzo
2007
23 |
Opinión

Merece la pena

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Marzo 23 | 2007 |
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Europa no surgirá en un día. Nada permanente puede crearse sin esfuerzo. Lo importante es que la idea de Europa, el espíritu de solidaridad comunitaria que responde a los anhelos íntimos de los pueblos, ha echado raíces también fuera de estas instituciones. Esta idea de Europa pondrá al descubierto las bases comunes de nuestra cultura y creará, con el tiempo, un vínculo igual al que mantiene unidas a las Patrias. Será la fuerza que venza todos los obstáculos». Son palabras de Robert Schuman, padre de la Unión Europea, con la fuerza de haberlas pronunciado hace ya cincuenta años.
Alemania había sido derrotada. Se encontraba dividida y ocupada por cuatro potencias. Tres de ellas, Francia, EE UU y Gran Bretaña, ceden sus zonas ocupadas para crear la República Federal. Y Schuman propone poner el carbón y el acero europeos, las materias primas para la guerra, en manos de una Autoridad Común en la que participase la derrotada Alemania. Era un sueño prematuro. Pero Schuman estaba convencido de que tejiendo la economía se unirían los pueblos, y la guerra se haría ya imposible.

Siete años más tarde, hace cincuenta exactamente, se firmaba el Tratado de Roma y nacían las instituciones europeas. Se iniciaba un complejo camino. Términos como Comisión Europea y Consejo empezaban a llegar al gran público a través de los primeros aparatos de televisión. En 1979 surge un Parlamento europeo, con competencias legislativas al día de hoy. El Mercado Común dio paso a la Unión Aduanera y hace ocho años a la moneda única. Como no hay fronteras, se avanza en un espacio judicial y policial común para garantizar la seguridad. La política exterior común se afianzará si Europa quiere tener voz en un mundo con nuevos actores como China o la India. La política energética vendrá por necesidades de garantía de suministro y medioambientales. No es sólo una Europa económica. La economía va tejiendo las sociedades y los pueblos. El sueño se va haciendo realidad.

Los que hoy tenemos entre 30 y 60 años en la Unión Europea somos la primera generación en dos siglos que llega a ser adulta sin haber conocido una guerra. Se lo debemos a Schuman y a aquella generación que lanzó el proyecto. Pero Europa necesita hoy un nuevo impulso político. Salir del bloqueo del texto constitucional. Esa Constitución que los vascos aprobamos. Hace falta soñar, con ambición. Soñar con una Europa unida, una patria común, respetuosa con nuestras naciones, culturas y lenguas. Merece la pena. Es la garantía de la paz, la seguridad, el bienestar y la libertad de nuestros hijos e hijas.

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