Iñaki Anasagasti
17Marzo
2007
17 |
Opinión

¡CARAMBA! NO ES PARA TANTO

Iñaki Anasagasti
Marzo 17 | 2007 |
Opinión

En la reunión de la Mesa del Senado del martes 13 no se trató la carta de la que habla este trabajo. Si se hubiera tratado, hubiera pedido a los chavales que no se tomen las cosas a la tremenda y que en una sesión parlamentaria democrática es bueno que los representantes populares hagan normal, lo que es normal a nivel de calle. Y digo esto, porque esto no sucede en una dictadura. Ahí, todos aplauden.
Otra cosa son los insultos y, nosotros sabemos de eso, porque los sufrimos en la época de mayoría absoluta de Aznar, pero el abucheo y la bronquilla es algo inherente a la democracia. 

Dicen que Gran Bretaña es una sociedad pacifica que solo es ruidosa en el Parlamento de Westminster y que España es una sociedad violenta que solo es pacifica en el Parlamento. 

Algo de esto debe haber, pero como a mi no me asusta que la gente demuestre sus emociones, pues yo no le he dado la misma importancia a lo que viví la semana pasada que estos chavales que, al parecer no tienen unos docentes que les digan que no es para tanto. Es lo que le dije a Rojo tras escucharle aquello de que "esto es una vergüenza”. 

"Parecen bandas callejeras con trajes de marca...". "¿Quiénes son los senadores y senadoras que han tenido ese comportamiento y qué medidas se toman contra ellos?". "No hacen caso al director [presidente del Senado], y además, siguen gritando; a nosotros, por mucho menos se nos riñe". "Esto es un motín"... Éstas son algunas de las reflexiones escritas por jóvenes, de entre 16 y 18 años, que el azar quiso que presenciaran desde la tribuna de invitados del Senado la sesión de control al presidente del Gobierno celebrada el pasado miércoles. Esa sesión pasará a la historia de la bronca parlamentaria, toda vez que José Luís Rodríguez Zapatero en 55 minutos soportó 38 interrupciones con un nivel de gritos desconocido en las Cámaras. A Zapatero se le pedían explicaciones por el cambio de situación penitenciaria de Iñaki de Juana Chaos. "Vamos a salir en los zapping de medio mundo como cuando se pegan los japoneses", escribe otro alumno. 

Su pesar y cierto escándalo, lo conocen ya los senadores, toda vez que los profesores que les acompañaban han enviado una carta al presidente del Senado,, Javier Rojo, con petición de hacerla llegar a todos los grupos parlamentarios. Del juicio de estos 41 chicos y chicas procedentes de centros de Valladolid y Extremadura e incursos en un programa llamado de Garantía Social,- que-dirige la ONG “Liga Española de la Educación y la Cultura Popular”, se salva absolutamente el presidente del Senado. No mencionan a los senadores que no chillaban que fueron los de la bancada de la izquierda y los nacionalistas que escuchábamos con respeto a unos y a otros. A estos chicos y chicas que pasan por una fase de fracaso escolar y a los que se intenta recuperar de nuevo para el estudio, o casi siempre para el aprendizaje de una profesión, poco les pareció aquel esto es una vergüenza con el que explotó Rojo tras sus llamadas constantes a las bancadas del PP para que dejaran hablar al presidente en correspondencia al trato que recibía el portavoz del PP, Pío García Escudero. 

"Me dirijo a usted, señor presidente del Senado, ante el bochornoso espectáculo vivido hoy en el Pleno del Senado, al que acudimos como actividad con los alumnos de diferentes cursos de Garantía Social", escribe Cristina López Muñoz, coordinadora cultural de Administración local y voluntaria de la ONG que trabaja en Garantía Social. "Para esta actividad no había nada improvisado, se había trabajado sobre el Senado, su composición, sus funciones, etcétera y se culminaba la actividad con la sesión parlamentaria. Usted mejor que nadie se imaginará la vergüenza que sentimos, docentes, alumnos y. alumnas". 

El trabajo del día culminó con escritos sobre lo vivido. Sus señorías salieron muy mal paradas. "Los alumnos y alumnas comprobaron que tras el buenos días de Zapatero empezaron a chillarle y no le dejaban hablar", señala López Muñoz. "Sentimos bochorno ante un comportamiento que desde la infancia los docentes consideramos inaceptable; ustedes han demolido una actividad que considerábamos importante ante nuestros jóvenes para su involucración democrática y responsable", continúa la carta, que termina con un solicitamos. Primero, conocer los nombres de los senadores y senadoras que chillaban e interrumpían, así como sus circunscripciones, aunque "sus caras" ya las conocen. Preguntan a los parlamentarios si no creen que deben "pedir disculpas" a todos los ciudadanos. 

La preocupación de estos docentes no viene por algunos de los comentarios jocosos de los alumnos, sino por los de este tenor: "A los políticos no les importamos nada... por esto yo no voto". 

¡Caramba! 

¡Con que poco se cabrean estos chavales! Ojalá lo hicieran así en el fútbol y con el botellón, no por algo tan serio en una sociedad como discrepar… 

NO ES LO MISMO LIBRE DETERMINACIÓN QUE DE DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN

El pasado martes y 13, el Rey de España en su viaje a Argelia y delante del presidente de Argelia Ab-delaziz Buteflika, dijo que es importante encontrar una solución política “justa, duradera y mutuamente aceptable” para el Sahara Occidental y recordó que ésta debe pasar por la libre determinación del pueblo saharaui. 

La declaración del rey de España, aunque no fue en un discurso estrictamente oficial sino en una intervención durante la comida que el presidente argelino ofreció con motivo de la visita de los monarcas españoles al país magrebí, llega además apenas unos días después de que el presidente del Gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, afirmara, durante su visita oficial a Marruecos, que el Estado español apoyaba el plan marroquí de autonomía para el Sahara porque servía «para desbloquear» un contencioso que dura ya treinta años. 

De hecho, la referencia de Juan Carlos I a la libre determinación del pueblo saharaui pareció una aclaración de las palabras de Zapatero en Marruecos ante Buteflika, ya que Argelia ha sido tradicionalmente uno de los escasos apoyos internacionales que ha tenido la causa saharaui y un rival histórico de Marruecos en el Magreb. Al mismo tiempo, llega tras conocerse que Argel ha decidido subir el precio del gas que importa España tras su apoyo a la propuesta autonomista de Marruecos. Además, el rey de España se refirió a las palabras de Zapatero en la misma frase al afirmar que la solución al conflicto del Sahara llegará a través del diálogo entre las partes y en el marco de las 

Naciones Unidas y debe pasar por «la libre determinación, tal y como ha puesto recientemente de relieve mi gobierno». 

El presidente argelino, sin embargo, no se refirió al Sahara Occidental en su brindis pero sí reiteró el apoyo argelino a la iniciativa española sobre la Alianza de Civilizaciones, que calificó de oportuna. 

Buteflika sabe muy bien que para Marruecos “Libre determinación” es una simple autonomía, cuando los saharauis luchan por su independencia. De ahí que éste juego de sutilezas, a los que nos tiene acostumbrados los que no quieren hablar claro y llamar pan al pan y vino al vino, me recuerda el inveterado debate que tenemos en casa sobre que es y lo que significa esta palabra mágica. 

NUESTRO DEBATE DE 1989 

Este debate ya lo tuvimos en el parlamento vasco. Y, la postura oficial del Partido la expuso Xabier Arzalluz en 1989 redactando un muy estudiado comunicado del EBB donde, desde su larga experiencia política, nos ilustró sobre este derecho. 

Lo rescato hoy, porque vale la pena. Decía así el comunicado del EBB. 

EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN 

Es el derecho de todo pueblo a «decidir libremente su status político, económico, social y cultural. Especialmente el derecho a constituirse, por propia y libre decisión, en un Estado independiente, o a anexionarse o separarse del territorio de un Estado por decisión mayoritaria de su población». 

Se trata de un derecho irrenunciable. Un pueblo podrá ejercerlo o no; podrá elegir un momento u otro de su historia para reclamarlo; podrá optar por un acto de decisión en forma de plebiscito o decidirlo de forma gradual y continuada. Lo que no puede es renunciar a él, ni ser privado de ese derecho por la fuerza.
El PNV ha defendido siempre este derecho, tanto para el Pueblo Vasco como para cualquier otro pueblo, sea el irlandés, el kurdo, el saharaui o el lituano. Y lo sigue defendiendo con la misma energía hoy como ayer.
Cuando el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República Española, a raíz de las elecciones municipales celebradas dos días antes con el triunfo de las fuerzas políticas contrarias a la Monarquía y la consiguiente abdicación de Alfonso XIII, cuatro alcaldes nacionalistas, encabezados por José Antonio de Aguirre, recién elegido alcalde de Getxo, convocaron a todos los Ayuntamientos de Bizkaia a una Asamblea en la Casa de Juntas de Gernika. 

Son conocidas las vicisitudes de esta convocatoria. El Gobierno Provisional de la República prohibió el acto y las fuerzas del Ejército impidieron a los munícipes el acceso a la Villa foral. 

Pero aquel acto de fuerza no fue óbice a que en el punto de la carretera en el que les fue impedido el paso, Aguirre y los demás alcaldes lanzaran un manifiesto dirigido a todos los Ayuntamientos de Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Nafarroa. 

En el punto segundo de dicho manifiesto se expresaba el «deseo de los Ayuntamientos vizcaínos de constituir un Gobierno Republicano Vasco vinculado a la República Federal española, mientras el punto tercero se refería a recabar a estos efectos el respeto al principio de autodeterminación». 

Más adelante, este manifiesto del 17 de abril decía: «Queriendo restablecer a la Nación Vasca en la plenitud de su vida, que se constituye según el espíritu de la historia y las exigencias de los tiempos...» 

«PEDIMOS se proclame y reconozca solemnemente la República Vasca, cuya constitución y leyes serían desarrolladas sin demora, ingresando Bizkaia en ella en virtud del natural e inalienable derecho de los pueblos a regirse por su libre representación...» «para llegar al establecimiento de la República Vasca, o del organismo que libremente represente a nuestra Nación...» que «... se establecerá sobre las bases de gobierno propio y de federación con los otros Estados de la Península Ibérica...» 

La iniciativa de Aguirre iba pareja con la de los nacionalistas catalanes dirigidos por Maciá (ya por entonces afiliado de honor del PNV), que había proclamado ya el «Estat Cátala» de la República Federal de España.
Ambas proclamas se enmarcaban en la coyuntura del momento. Acababa de proclamarse la II República. Catalanes y vascos entendieron que era el momento de resucitar los planteamientos federales de la I República Española, en la que uno de sus más cualificados exponentes, Pi y Margall, el 11 de febrero de 1900, ofrecía a las «nacionalidades ibéricas» los siguientes principios: «Tendréis vuestra Constitución, vuestras Cortes y vuestros Gobiernos; les daréis las leyes y los tributos que mejor se avengan a vuestros intereses y a vuestras costumbres; hablaréis en vuestro idioma y en él hablarán vuestros magistrados; no habréis de salir jamás de la región para que os administren justicia. Nada de expedientes, nada de autorizaciones del Poder Central; seréis árbitros en la enseñanza de vuestros hijos...; el Estado Nacional no podrá jamás oprimiros. De acuerdo con vosotros decidirá la paz y la guerra; os protegerá bajo su bandera doquiera que llevéis los pasos. Os restablecerá el orden si no podéis restablecerlo vosotros mismos, y la libertad si tiranos se atreven a hollarla; vosotras, nacionalidades ibéricas, determinaréis las facultades del Estado central; facultad que expresamente no le otorguéis, quedará expresamente vuestra». 

Según «Frente», semanario republicano de Bilbao, en su número del 14 de marzo de 1931, ésta era la República que había de advenir. 

Este fue también el espíritu federalista que introdujeron los nacionalistas catalanes en el «Pacto de San Sebastián», donde se acordó unánimemente que los catalanes redactaran libremente el Estatuto Catalán, sometiéndolo en su día al refrendo de las Cortes Constituyentes, acordándose asimismo «que el mismo criterio había de seguirse por lo que respecta al País Vasco, Galicia, etc., reconociéndose su definida personalidad». 

Cinco días más tarde, el 22 de abril, el Euzkadi Buru Batzar lanza un «manifiesto al Pueblo Vasco», en el que concreta lo que llama «Nuestra aspiración» en los siguientes términos: «La de siempre. La eterna, la que no prescribe. Hoy más que nunca interesa al Partido Nacionalista Vasco hacerlo constar así: en el orden político, aspiramos a la SOBERANÍA PLENA DE EUZKADI sobre sí misma», declarando que «sea cual fuere la solución que necesita dar la República Española a las demandas vascas, «la patria Vasca, por boca del PNV, declara que, lejos de renunciar a su derecho pleno, los mantiene para sí y por mientras perdure sobre la Tierra la flor roja de su raza milenaria». 

Pero el EBB puntualiza: «Ahora bien, esa protesta de mantenimiento del derecho pleno, ante la República Española y ante las naciones del mundo, no puede ser obstáculo —y no lo es— a que nos hagamos cargo de que toda actuación inmediata debe acomodarse, para que no carezca de sensatez, a las posibilidades del momento», «y para orientarnos sobre las posibilidades del momento, tenemos en cuenta el llamado Pacto de San Sebastián..., convenido por todas las fuerzas del republicanismo, a base del reconocimiento a Catalunya, Galicia y Euzkadi del derecho a redactar libremente su Estatuto interno...; tenemos en cuenta la posición conquistada para Catalunya por el gran patriota don Francisco Maciá el mismo día en que triunfó la República, tenemos en cuenta la significación federalista de algunos miembros republicanos del Consejo de Ministros actual...» «…Pero hoy, sobre todos estos puntos de orientación para poder fijar la línea actuante del PNV, se destaca uno más reciente... nos referimos al alzamiento ejemplar de los Ayuntamientos de Bizkaia, por la libertad de Euzkadi...» «y he aquí de dónde puede salir el gran movimiento nacional que al Pueblo Vasco, en estos momentos, pudiera conducirle por el camino más seguro en la conquista de una parte importantísima de sus derechos». 

En el marco de este análisis de coyuntura, del «momento», como decía el EBB, es donde los Ayuntamientos vascos, única representación legitimada por las urnas en la época, encargan, por sí y ante sí, a Eusko Ikaskuntza (Sociedad de Estudios Vascos) la redacción de un Proyecto de Estatuto, que tras su aprobación por la Asamblea de Ayuntamientos celebrada en Estella, se denominó el Estatuto de Estella.
Pero aquella República no fue Federal. Se constituyó a sí misma como «Estado integral compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones». 

Consecuentemente los nacionalistas no aprobaron aquella Constitución. Pero, siguiendo criterios de oportunidad y de pragmatismo, continuaron luchando por una autonomía. La que fue posible en el marco constitucional del momento y que desembocó, ya en plena guerra, en el Gobierno provisional y de concentración presidido por el Lehendakari Aguirre. 

Así, pues, el PNV, sin hacer renuncia alguna a sus principios, optó por obtener en aquel momento histórico el máximo de poder para el Pueblo Vasco. 

EL PNV EN LA ACTUAL COYUNTURA CONSTITUCIONAL 

El período constituyente surgido de las elecciones generales de junio de 1977 y en el marco de la llamada transición de la dictadura a la democracia, ofrecía un panorama muy diferente de aquel en el que surgió la II República. Cuarenta años de dictadura, instaurada tras una guerra civil, con profundos cambios socio-políticos y los poderes coactivos del Estado intactos, crearon una situación en la que ni la oposición se hallaba en trance de barrer al franquismo estructural y sociológico, ni éste podía perpetuar sus esquemas de poder, especialmente por la situación internacional. Se instauró la monarquía con un Gobierno de derecha moderada. 

El PNV sabía de antemano que no podía producirse una constitu¬ción susceptible de ser aprobada por los nacionalistas vascos. 

Se ha dicho que el PNV no defendió el Derecho de Autodeterminación en el debate constitucional, como lo hizo la entonces coalición Euskadiko Ezkerra. 

El PNV era consciente de que en un marco monárquico y de centro-derecha y con los poderes coactivos del Estado proclives a la involución, era absolutamente inútil plantear la constitucionalización del Derecho de Autodeterminación. Ni siquiera el Partido Socialista defendía las tesis autodeterminacionistas que sostuvo en otras etapas históricas, reservando tal derecho para el solo caso de los pueblos colonizados. Y a los nacionalistas les correspondía en el Parlamento la prueba de la situación colonial; es decir, tercermundista de Euzkadi. 

Por eso el PNV planteó la cuestión del reconocimiento, por parte de la Constitución de los derechos históricos vascos. 

Conforme a toda la tradición jurídica vasca, tales derechos se basaban en la Soberanía originaria, y se concretaban en un pacto con la Corona, bilateral, libre y condicionado por el respeto a las leyes propias. De tal forma que si tal pacto se rompía unilateralmente, los vascos recuperaban su plena soberanía de origen.
El Parlamento no podía negar ni la existencia de los derechos históricos vascos ni su unilateral supresión por la fuerza de las armas. En todo caso caía sobre ellos la carga de la prueba y no sobre los nacionalistas. La derecha se perdió en el debate. Pero no pudo rechazar de plano el hecho foral ni su reclamación. 

La Constitución abolió las leyes antiforales de 1839 y 1876 e introdujo la fórmula de «la Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales». Reconoció por tanto la existencia de derechos vascos anteriores a la Constitución y no dimanantes de ella. Pero en lugar de entrar en la fijación de cuáles fueron tales derechos, liquidó la cuestión estableciendo que «la actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía». 

Curiosamente, la Constitución establece el concepto de «nacionalidad» y, en exclusiva para los vascos, el de «derechos históricos», introduciendo una doble fuente de derechos. Pero su actualización quedó constreñida al articulado del cuerpo constitucional, a un marco que no fue aceptado por los nacionalistas vascos. 

De ahí la no aprobación de la Constitución por el PNV, y la aceptación de un Estatuto de Autonomía con explícita reserva de derechos plasmada en el propio Estatuto. 

Adviértase que el Derecho de Autodeterminación no proviene de la Constitución. Ni su constitucionalización hubiera sido garantía de la posibilidad real de su ejercicio. Y que, en la tradición nacionalista, la reivindicación básica ha sido, como anunciaba el Euzkadi Buru Batzar el año 1931, «la plena soberanía del Pueblo Vasco». 

DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN Y ALTERNATIVA KAS 

Euskadi ta Askatasuna nació en pleno franquismo con el objetivo de conseguir por la lucha armada la independencia de una Euzkadi unificada. 

No es éste el lugar adecuado para describir la evolución de esta organización desde que se constituyó como movimiento armado, con la pretensión de pasar a la guerra de guerrilla, hasta conseguir el levantamiento popular a partir de la espiral de la violencia y de la represión. 

Remitiendo al futuro la constitución de un Estado Vasco, reunifica-do, euskaldun y socialista, pasó, no hace muchos años, a hacer suya la llamada Alternativa KAS. Alternativa enunciada en su fase última por ETA (p-m) y que asumió ETA (m), que la ha utilizado en exclusiva a partir, sobre todo, de la disolución de ETA (p-m).
Uno de los puntos básicos de dicha alternativa la constituye la exi¬gencia de la constitucionalización del Derecho de Autodeterminación del Pueblo Vasco. 

Hoy es el día en el que el bloque KAS no ha definido de cara al público qué entiende por Derecho de Autodeterminación. 

Pero dado que el bloque KAS hace suya la doctrina marxista-leninista, parece correcto suponer que asume el Derecho de Autodeterminación tal como lo define y practica desde siempre todo movimiento marxista-leninista; es decir, como un instrumento de la lucha de clases que moviliza las energías del sentimiento nacionalista para la destrucción del «Estado burgués» y la consecución de la sociedad comunista sin clases. 

La campaña por la negociación y la autodeterminación que está llevando a cabo todo el bloque KAS y la coalición HB, paralelamente a las conversaciones de Argel y en el marco de la tregua unilateral de ETA, pretende que todos los nacionalistas secundemos dicha campaña, so pena de ser tachados de nacionalistas claudicantes o incluso de haber renunciado al nacionalismo. 

De ahí que el PNV en esta coyuntura concreta crea necesario proclamar ante los intentos masivos de confusión a los que el bloque KAS somete a las gentes nacionalistas: 

1.—Que el PNV sostiene no sólo el Derecho de Autodeterminación del Pueblo Vasco, sino su plena Soberanía, considerándolos irrenunciables, aunque ajustando su ejercicio a las posibilidades reales de cada momento histórico. 

2.—Que ignora qué es lo que el bloque KAS entiende por Derecho de Autodeterminación, creyendo que es ya hora de que dicho bloque y HB expliquen claramente al pueblo su concepto de tal derecho, y el cómo y cuándo de su ejercicio. 

3. —Que en ningún caso, aun tratándose de idéntico concepto, está el PNV dispuesto a secundar campañas del bloque KAS, de HB ni de nadie sin previa concertación, sin previos análisis e intercambios de puntos de vista sobre las respectivas alternativas y sin previa toma de acuerdos mutua y libremente.
 
4.—Que en ningún caso está dispuesto a concertación política con nadie que practique la violencia como medio de consecución de fines políticos o acepte la supremacía de Lo militar sobre lo civil. 

LA OPCIONES DE LA AUTODETERMINACIÓN 

Autodeterminarse un pueblo es decidir: 

- La formación de un Estado independiente, 

- el formar parte de un Estado junto con otros pueblos, 

- el formar parte de una unión de Estados como uno de los Estados miembros o formando parte integrante de alguno de ellos. 

Hoy, en el área que llamamos Europa occidental, en la que estamos inmersos tanto política como económica y culturalmente, hay dos opciones de estatalidad: 

- La clásica del Estado-nación que mantiene su plena Soberanía (Suecia, Suiza...), 

- la de los Estados que, desde su plena Soberanía, van cediendo parte de ésta con la idea mayoritaria de formar una unión de Estados o Estados Unidos de Europa que tendrá, en el tiempo, un Parlamento, un Gobierno, un Poder Judicial, una moneda, un sistema defensivo, un mercado y una política exterior comunes, manteniendo cada uno de los Estados miembros todas aquellas competencias no cedidas voluntariamente a las Instituciones comunes superiores. 

El nacionalismo vasco formuló por boca de Sabino Arana el derecho y la opción de un Estado vasco formado por Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Laburdi, Nabarra y Zuberoa, en una estructura interna confederal. 

Era a caballo entre los siglos XIX y XX, en la época de máximo poder y de absoluta soberanía de los Estados-nación europeos. 

Este esquema estuvo vigente hasta la Segunda Guerra Mundial. A partir de ésta, los Estados europeos fueron perdiendo sus colonias, aparecieron grandes potencias de extensión casi continental que se repartieron el mundo en áreas de influencia propia, desplazando el rol directivo europeo. 

Por otra parte, el avance tecnológico y las nuevas técnicas productivas crearon grandes ámbitos de mercado más allá de lo que la dimensión de los Estados-nación europeos podían dominar o influir. 

De ahí que, faltos de esa dimensión, comenzó el Movimiento Europeo, se firmó el Tratado de Roma, surgieron en embrión las Instituciones Comunitarias, hasta abocar al Mercado Único y al proceso de unificación política de la Europa hoy de los Doce. 

EL PNV HIZO YA SU OPCIÓN 

En los planteamientos políticos hechos en 1977 y posteriormente en 1987 en la Asamblea de Zestoa, el PNV presentó al Pueblo Vasco su opción europea. 

Pero tal opción no fue «inventada» en estas fechas, sino formulada por la anterior generación directiva del PNV. 

En 1931 surgió el brote del europeísmo entre nosotros, a raíz de la formulación de la Unión Europea por el político francés Arístide Briand. Javier de Landáburu afrontó el problema. El 26 de abril de 1931 escribía: «Si, por ejemplo, se llevase a efecto la Unión Federal de Europa que preconiza Briand, la existencia de este organismo estaría mucho más garantizada, por estar libre de convulsiones internas, si cada figura nacional con fisonomía propia estuviese perfectamente definida. Refiriéndonos a nuestro caso, a nadie asusta hoy el decir que el Estado denominado España es un conglomerado inarmónico de pueblos bien diversos...» «... un Estado nunca podrá arrogarse la personalidad de otros envueltos en él, y mucho menos si los sometidos le niegan esa representación». 

La idea europea cobra cuerpo en el PNV hasta cuajar en el slogan «Euzkadi-Europa» del Aberri Eguna de 1933 en Donostia. El PNV es el primer partido político europeo que establece en su perspectiva política la meta de una Europa políticamente unida. 

Pero la generación del exilio será la que concrete esta opción europea. Aguirre, Landáburu, I rujo, Leizaola, etc., participarán activamente en los grupos gestores de la unidad europea que culminará en el Tratado de Roma y en la creación de la CEE. 

En los años de la postguerra, los hombres del PNV adscribirán al partido entre otros al Movimiento Federal Europeo, a los Nuevos Equipos Internacionales (luego Unión Europea Demócrata-Cristiana), a la Unión Europea Federalista. En adelante, la idea de la Unidad Europea, con la de la Europa de los Pueblos, formará parte principal del acervo ideológico y de las metas políticas del PNV. 

DOS VÍAS 

A esa Unión Europea, Euzkadi podría llegar, teóricamente, por dos caminos: 

- Por la formación de un Estado Vasco sobre la base de la reunificación de los territorios hoy dependientes de los Estados español y francés. 

Para, acto seguido, ir cediendo soberanía en el mismo grado y ritmo de los actuales doce Estados Miembros de la CEE. 

- Recabando, por una profundización autonómica todos aquellos poderes que en su día serán atribución de los Estados europeos y no de Bruselas. 

La opción es de política práctica. De posibilismo y no de preferencia. La ideal sería la primera, si fuera posible. La segunda es más realista de cara al futuro, a largo plazo, de una Europa democrática, con el oportuno ejercicio del Derecho de Autodeterminación a partir de las mayorías establecidas en el Parlamento Vasco. 

LA OPCIÓN ALBANESA 

El Bloque KAS propugna un Estado vasco independiente y socialista. Su socialismo es revolucionario, marxista-leninista; es decir, comunista-estalinista. 

En estos tiempos en los que el comunismo del Este camina hacia una profunda reforma; en los que el Partido Comunista más poderoso de Europa occidental, el PCI, se declara socialdemócrata, el Partido-director del Bloque KAS, HASI, continúa aferrándose a estructuras internas que sólo se propugnan en movimientos tercermundistas o en partidos comunistas marginales del ámbito europeo. Así, en el artículo 1 de los Estatutos de este partido, aprobados en su Congreso de diciembre de 1987, se dice:
“Herriko Alderdi Sozialista Iraultzailea-Partido Socialista Revolucionario del Pueblo (HASI) ha de ser vanguardia organizada de los trabajadores. Su método de intervención será la lucha de masas y la utilización de las Instituciones que en cada fase se considere oportuno en el Bloque KAS, en la lucha por la consecución de los objetivos ESTRATÉGICOS: Estado Socialista Vasco, independiente, reunificado y euskaldun, como camino necesario para acceder a la sociedad libre de toda opresión: la sociedad sin clases, la sociedad comunista”. 

Este proyecto excluye de plano la opción europea. Porque no es posible la integración en la Comunidad; es decir, en una estructura de Estados democráticos, de un Estado de estructura política y económico-social marxista-leninista. 

Llamamos a esta alternativa «opción Albania», por responder a los esquemas de este Estado comunista-estalinista fuera del Comecón, siendo no sólo el país más aislado políticamente, sino el más atrasado económicamente. 

EL PNV HOY 

Mantiene la opción europeísta formulada por la generación política anterior. 

La concreta en el símbolo de la «Europa de las 13 estrellas». El PNV opta por una Euzkadi que, en los futuros Estados Unidos de Europa, se coloque al mismo nivel de soberanía y sea tan Estado como cualquiera de los actuales doce miembros de la Comunidad. 

El PNV no considera posible a corto o medio plazo la unificación política de todos los territorios vascos, ni la consecución de una estatalidad propia fuera de los Estados español y francés. 

El PNV no cree llegado el momento de que Euzkadi ejerza el Derecho de Autodeterminación en un acto único de pública decisión. Ya que la conciencia nacionalista no es aún claramente mayoritaria en todos los territorios vascos. 

El PNV propugna hoy, sin renuncia alguna a la plena soberanía del Pueblo Vasco, al ejercicio paulatino de su autodeterminación en orden al logro gradual y democrático de su unidad territorial, y al fortalecimiento político, económico y cultural de nuestro pueblo, considerando que es ésta la tarea a realizar por el nacionalismo vasco en los próximos años.

NOTA IMPORTANTE 

El PNV constata que el Pueblo Vasco, a lo largo de su larga historia, ha optado por formas de estructuración interna y de conexión exterior diferentes en cada coyuntura histórica, logrando mantener hasta hoy su personalidad de pueblo. 

Ni siquiera la integración en Europa supone una renuncia a su soberanía ni al derecho de seguir autodeterminando su presente y su futuro. 

Si hoy cree que la fórmula europea, tal como queda expresada, constituye el modo más apto de garantizar su permanencia y desarrollo como pueblo, tal vez mañana, sean otras las formas políticas que otorguen esa garantía. 

ENTRE LA LIBERTAD Y LA REVOLUCIÓN 

Hay una dimensión de la autodeterminación que se elude generalmente, la autodeterminación hacia dentro. ¿Qué Euzkadi queremos los vascos?, y cuando hablamos de vascos, estamos refiriéndonos a “todos” los vascos, los nacionalistas y los no nacionalistas, los de izquierda y los de derecha, los hombres y las mujeres. 

Es el nuestro un pequeño país de sorprendente vitalidad, pero de no menos sorprendente pluralidad.
Si es cierto que, durante décadas, la represión de la dictadura se polarizó aquí más que en cualquier otro pueblo del Estado, no lo es menos que la resistencia al poder dictatorial nos ha dejado la secuela de la lucha armada, de la pérdida de un mínimo sentido de la autoridad, el recurso a la violencia en la defensa incluso de reales o presuntos derechos sociales, laborales o personales, un cambio brutal en los comportamientos religiosos y morales. 

Si a ello se añade la especial incidencia de la crisis económica, sobre todo en los grandes sectores de la siderurgia, del acero, de la construcción naval o de los grandes bienes de equipo, es comprensible que ante semejante vorágine nadie diera, hace unos años, una peseta por nosotros. 

Sin embargo, la situación va siendo diferente. Euzkadi ha salido ya de la UVI. De ahí que nuestra tarea del momento sea sobre todo el fortalecer a nuestro pueblo en los diferentes aspectos de su vida colectiva. Sobre todo en estos años de auténtica “emergencia” ante el reto del mercado único. 

A la hora de esta labor de fortalecimiento que requiere la conjunción del esfuerzo de todos los grupos sociales, hay entre nosotros una división básica y extremadamente peligrosa para esta tarea: mientras unos caminamos por la vía institucional y política, otros siguen con el empleo de la violencia. Mientras unos aceptamos el marco de actuación política arraigado en todo nuestro entorno europeo, otros, con un respaldo electoral no despreciable, plantean, como hemos indicado, metas revolucionarias marxistas-leninistas, ajustando a ellas su acción política, sindical y de masas. 

Quienes hemos institucionalizado el país, llevándolo a cotas importantes de autogobierno, tenemos derecho a preguntar al Bloque KAS cuál es su proyecto político y social concreto, más allá de su «alternativa global»; cuál es, no sólo su cuadro final revolucionario, sino su marco jurídico concreto y alternativo al actual Estatuto, su proyecto socioeconómico de cara a la industria, a la investigación tecnológica, al paro, a la Universidad, a la enseñanza, al uso del euskera en la Administración y en la vida. Algo que constituya una alternativa real en un país real, fuera del perpetuo no a todo y del constante eludir responsabilidades concretas. 

Huelga el proclamar que el PNV, remedando la célebre frase de José Antonio Aguirre, elige la libertad frente a la revolución, el respeto frente a la imposición, la paz frente a la violencia, la justicia frente a la explotación.
Sin renunciar a nada de lo que constituye su razón de ser y su origen como partido; es decir, al servicio pleno a nuestra Patria Vasca, el PNV de hoy, al igual que el de 1931, se hace cargo «de que toda actuación inmediata debe acomodarse, para que no carezca de sensatez, a las posibilidades del momento», y, añadiríamos, a las urgencias del momento. 

Esta es nuestra oferta al Pueblo Vasco y nuestra respuesta a quienes nos increpan de haber abandonado nuestro nacionalismo frente a sus airadas alternativas. 

Como sucede con un vehículo, un pueblo necesita en su caminar motor, dirección, freno y cambio de marcha. Y en sus pronto 94 años de vida el PNV sabe de la necesidad de usar unos u otros según las vicisitudes de la Historia. 

De ahí que el PNV de hoy ofrece al Pueblo Vasco de hoy esa síntesis de solidez, de arraigo y de capacidad de adaptación a la coyuntura histórica que se resumen en dos palabras: Historia y futuro. 

UN ELENCO DE BUENAS NOTICIAS

Se que existió un periódico que solo daba buenas noticias, y, al poco lo cerraron. Al parecer a la gente le gusta el morbo de lo negativo. Si es así esa información la tiene en ciertos medios que se regodean en señalar todo lo malo que pasa, minimizando lo bueno ,y quitándole protagonismo a lo institucional, cuando ante un sector enfermo de esta sociedad había que decirles que el noventa por ciento de la población vasca trabaja con normalidad y quiere para todos un futuro mejor. 

Por eso me gusta entresacar, de vez en cuando, titulares de buenas noticias que casi nunca tienen un tratamiento adecuado. Se dan, pero se pierden en la niebla porque no abren informativos, porque se leen de prisa y corriendo, porque se omiten, porque no se hacen reportajes especiales. 

Entresaco algunas de estas noticias: 

- Las muertes por atropello en el País Vasco se redujeron un 43% durante el año pasado. 

-Los extranjeros cotizando a la Seguridad Social crecen un 11,88 en la Comunidad Autónoma Vasca 

-El número de visitantes extranjeros en la Feria de Ferroforma se ha incrementado en un 23 % procedente de 90 países. 

- Casi 24.500 profesionales han asistido a la Feria bianual de Ferretería y Bricolaje celebrada en el Bec. 

-El Centro de Investigación Nanogune se ubicará en cinco cubos de aluminio dorado en la Avenida Tolosa de onosita. 

- El sector de la construcción creció un 8% el pasado año en la CAV, según el Eustat. 

- Francia construirá una nueva línea desde Burdeos que conecte con la Y. 

- Fagor ganará un 80% más en 2007 y entrará con fuerza en China y Rusia. 

- El beneficio de MCC será de 704 millones en este ejercicio. 

- Bomberos y policías de Bilbao parten hacia las olimpiadas de Australia. 

- Ria 2000 amplía su reconocimiento al ser premiada por la revista Mundo Empresarial Europeo como la mejor empresa vasca. 

- El País Vasco es la tercera comunidad donde más mujeres trabajan como autónomos.
Seguiremos buscando mejores noticias. 

BAYROU Y LOS VASCOS

Leo en el avión, el martes 13, una entrevista en El Mundo a François Bayrou, candidato a la presidencia de Francia y hombre conocido, ya que fue Presidente de los Pirineos Atlánticos, Departamento que engloba a Iparralde. 

No contesta mal en relación a Euzkadi teniendo en cuenta que es un francés.
Esto es lo que dijo: 

“Dice François Bayrou (Bordères, Pirineos Atlánticos, 1951) que las cerezas maduran en junio. Un aforismo agrícola traído al pelo para explicar su proyección espectacular en los sondeos de la campaña electoral francesa. En diciembre le concedían un 6% de intención de voto. Ahora ha subido al 24% y ha puesto en aprietos a sus rivales directos al Elíseo. Ségolène Royal teme que muchos socialistas se monten sobre la marcha al tractor de Bayrou. El candidato conservador y actual ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, en cambio, trata de repeler la rivalidad del líder centrista proponiendo un giro estratégico y coyuntural a la derecha. 

¿En que consiste la receta? 

Mi proyecto se resume en una frase: contra la ley del más fuerte, yo suscribo la ley de lo más justo. Propongo una reacción contra el modelo dominante del dinero. Me resisto a aceptar que sea el dinero el ganador y el tótem. Por eso creo verosímil una República social. Una democracia en la que los llamados cuerpos intermedios, como los sindicatos y las asociaciones, ocuparán una plaza de actores principales. No voy a engañar a los franceses. No voy a dejarme emborrachar por la tentación del poder presidencial. Mi papel consistirá en movilizar toda esa energía que tenemos los franceses y colocar al hombre en el eje de los debates. 

En caso de acceder al Eliseo, ¿cómo afrontaría la cuestión del terrorismo de ETA? 

Los esfuerzos de paz que ha iniciado el Gobierno español han sido contrariados, detenidos. Se percibe la sensación de que ciertos sectores radicales prefieren perseverar en la confrontación en lugar de aceptar el camino de la paz. Conozco bien a los vascos. He sido presidente de los vascos franceses durante algunos años en el departamento de los Pirineos-Atlánticos. Y tengo una especial sensibilidad hacia la identidad y el sentimiento vascos. Pero no queda otro camino que la paz. No puede perdurar la desesperación de tantas y tantas familias. Si salgo elegido presidente haré todo cuanto está en mi mano para ayudar a la seguridad y a la paz. Naturalmente, a través de un contacto regular y constante con las autoridades del Gobierno español.
Menciona usted la sensibilidad hacia la identidad vasca. Pero siempre ha sostenido, igualmente, una conciencia patriótica. 

No existe contradicción alguna entre la pertenencia a una minoría histórica y el orgullo patriótico. Defiendo con total entusiasmo la lengua propia, la cultura y la identidad, pero desde el ángulo de una suma. Puedo adorar mi identidad local, mi región, mi tierra y amar al mismo tiempo la patria francesa. Es una cuestión de enriquecimiento. Las minorías no tienen que desaparecer porque sean minorías. Al contrario, tienen que existir porque son minorías. Ese matiz es perfectamente conciliable con el respeto y el orgullo que tenemos que tener en nuestra relación con el país. 

Estas palabras se producen en pleno debate sobre la cuestión identitaria. Ya sabe, Sarkozy propone un Ministerio de Inmigración y de la Identidad nacional... 

Es una idea desafortunada. Una manera impropia de mezclar los valores republicanos”.



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