Iñaki Anasagasti
03Febrero
2007
03 |
Opinión

EL PACTO DE MADRID ALUMBRÓ EL PACTO DE AJURIA ENEA

Iñaki Anasagasti
Febrero 03 | 2007 |
Opinión

Pocos se acuerdan ahora de aquel año 1987 golpeado por una poderosa ofensiva de ETA que hacía, como siempre lo ha hecho, la vida imposible a todo el mundo. Y pocos se acuerdan ya desgraciadamente, del Pacto de Ajuria Enea logrado tras cincuenta horas de negociación en el inicio de 1988 y que tan buenos resultados tuvo en sus inicios. Pero si esto es así, ¿quien se acuerda del Pacto de Madrid, verdadero partero de lo que iba a ocurrir al poco tiempo?
Y sin embargo el llamado Pacto de Madrid tuvo su interés político que quizá hoy conviene destacar por dos motivos. Porque fue hecho por todas las fuerzas políticas, sin excluir a nadie y porque se trabajó en la sede parlamentaria del Congreso. He aquí su génesis y su plasmación. 

Los antecedentes 

Habida cuenta que la reunión se celebró en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, me tocó asistir el jueves 5 de noviembre de 1987 a una sesión que parecía iba a terminar en poco tiempo y duró de las diez y media de la mañana a las siete de la tarde. Pero como todas las cosas tienen su origen y desarrollo, vamos a explicarlas por partes. 

Tras la masacre de Hipercor, en junio de 1987, algo importante se produjo en muchos sitios. La magnitud de la tragedia y su barbaridad generó problemas internos en HB (Montero y Azurmendi, las cárceles y la propia HB). Inmediatamente, AP presentó una iniciativa en el Congreso con el fin de abordar parlamentariamente el asunto y hacer una endurecida declaración de principios. Para ello se convocó a la Diputación Permanente. Afortunadamente aquello no prosperó. Nosotros dijimos que al terrorismo no se le combatía poniéndole altavoces parlamentarios. A raíz de aquello, Nicolás Sartorius, de IU, nos pidió el “Informe de los Expertos contra la Violencia” del gobierno vasco, y el PSOE mandó con sus vo¬tos la propuesta de AP al pincho de las cosas pasadas. Era el mes de julio de 1987. 

Sin embargo, a la semana salió Benegas hablando de los 14 folios de un plan contra el terrorismo. Mientras, el gobernador Goñi Tirapu decía inconveniencias contra los jueces, Barrionuevo se enfrentaba al poder judicial y el delegado Elgorriaga aclaraba que “adecuación” no era repliegue y que la Guardia Civil no se iría de Euskadi. 

Aquello era inadmisible y nosotros denunciamos el hecho con contundencia. ¿De modo que rechazaban una propuesta en el Congreso y luego salían con unos folios? De eso nada. Anunciamos que no participaríamos en aquello que no hubiera sido elaborado conjuntamente. 

El verano 

Como ocurría todos los años en el verano hubo los clásicos enfrentamientos y atentados. Se repetía la «guerra de las banderas» y los gobernadores metían la pata con sus comentarios y acciones que crispaban considerablemente el ambiente. Al final de agosto y tras la entrevista de Felipe González en Las Landas con Mitterrand, el portavoz Javier Solana dijo: “Ha habido, hay y habrá conversaciones con ETA”. Y alrededor de eso anduvimos todos. Por primera vez se reconocía el hecho. Los 14 folios de Benegas, mientras, estaban en el congelador. 

Así las cosas se produjo en Anglet la detención de Santiago Arrospide, “Santi Potros”. Aquello era un salto cualitativo por parte de Francia, produciendo esta detención la caída de varios comandos, zulos, arsenales y lugares de secuestro. Paralelamente, la policía francesa expulsaba refugiados a Madrid y cometía en muchos casos verdaderas tropelías, denunciadas hasta por el obispo de Bayona, monseñor Moleres.
Llegado septiembre, el PNV celebraba como todos los años su Alderdi Eguna. Con éxito. Dos días antes, el Lehendakan Ardanza había comparecido en el Parlamento vasco para protagonizar el debate anual sobre política general. Tras su intervención y las de los portavoces parlamentarios asumió el compromiso de iniciar una ronda de conversaciones sobre la violencia. 

Aquellas dos semanas fueron importantes. Se pisaba fuerte. 

Pero seguía el debate sobre la famosa adecuación o repliegue hasta que el Parlamento vasco, por acuerdo unánime, el mes de octubre dijo que adecuación significaba repliegue. Y eso lo voto desde AP (Guimón tuvo problemas por ello) hasta el PSOE. Aparentemente, la polémica estaba cerrada. El director de la Guardia Civil, Luís Roldan, así como Martín Palacín, Rodríguez Colorado y demás prebostes de Interior dijeron que sí, que eso era lo correcto.

Las rondas de Felipe 

Todo esto tenía un telón de fondo. Felipe González y sus enfrentamientos con la UGT. La Moncloa necesitaba oxígeno y un buen día apareció la noticia de que el presidente recibiría a Adolfo Suárez. ¿Motivo? Hablar de la violencia y el terrorismo. Esa era la excusa, pero a Felipe le vino bien. Y no le quedó más remedio, descubierta la reunión, que recibir a Hernández Mancha, Miquel Roca y Xabier Arzalluz. El presidente del EBB no hablaba con Felipe González desde 1981. Seis años. En aquella lejana ocasión González se había comprometido a comentarle los acuerdos con UCD sobre la armonización autonómica. No lo hizo y al poco llegó la LOAPA. Seis años después, volvían a hablar. 

La entrevista con Arzalluz fue con comida. Y larga. Lógica¬mente se habló de violencia y terrorismo. Luego siguieron las entrevistas con Gerardo Iglesias, Rupérez y Segurado. González no deseaba recibir a Garaikoetxea, mucho menos después de unas descalificantes declaraciones en El Correo. Pero lo hizo. A petición del Lehendakan Ardanza. 

De modo que Garaikoetxea no fue a Ajuria Enea cuando el Lehendakari Ardanza le llamó a su partido, EA, pero sí fue a La Moncloa. He aquí un dato curioso e importante, y a tener en cuenta, para estudiar la reiterada política de gestos que llevó EA en su frontal enfrentamiento con el PNV. Tenía que decir que eran dos proyectos distintos. Era la época de la ruptura 

Las rondas del Lehendakari Ardanza 

Si las rondas de Felipe González se habían iniciado por carambola y en un momento de éxitos policiales, las rondas del Lehendakari Ardanza eran por indicación del Parlamento vasco. Por Ajuria Enea pasaron los partidos vascos. Hasta HB. No así Garaikoetxea, que al parecer sólo se reservaba para La Moncloa. En nombre de EA acudieron Juan Porres e Ignacio Oliveri. Era curiosa la valoración despectiva que le producía la presidencia del gobierno vasco a quien ocupó este puesto. 

Terminada la primera ronda de conversaciones, el Lehendakari Ardanza procesaba todas las informaciones, mientras EE le urgía a hacerlas públicas. 

Nos encontramos pues que estábamos ante dos rondas que creaban cierta confusión. La de Felipe González, imagen y comentarios, y la del Lehendakari, buscando un acuerdo. 

Es de señalar que la entrevista con el PSE-PSOE se atrasó más de la cuenta. Benegas había tenido su famoso lío con Pablo Castellano y Abel Matutes y había surgido el golpe bajo de las filtraciones sobre la Ertzaintza. No era pues el clima más adecuado para sacarse una foto sonriendo y hablando de colaboraciones. 

También hay que decir que cuando Xabier Arzalluz viajó a Madrid a entrevistarse con González se entrevistó antes con Suárez, Roca, Benegas y Múgica. Y de ahí surgió la posibilidad de un acuerdo consensuado que engarzase con las conversaciones que adelantaba el Lehendakari y le diese el espaldarazo del compromiso político de los partidos de ámbito estatal. 

La semana siguiente, como hemos dicho, el acuerdo no pudo firmarse, ya que la tormenta por lo de la Ertzaintza arreciaba, y se pensó que no estaban dadas las condiciones para aparecer todos juntos.
Por fin el lunes 2 de noviembre se celebró en Ajuria Enea una larga reunión donde además de pasarse revista a la situación del país, estudiar las formas de encauzar las discrepancias, analizar la figura del portavoz del gobierno y exponer crudamente el problema del Cupo, se habló de la reunión de Madrid para firmar un acuerdo de cuatro puntos que acabara con la ronda de conversaciones madrileña y dejara el ambiente despejado para las que trabajaba el Lehendakari. Arzalluz y Ardanza pidieron a Benegas que se entrevistara con EA. 

Como la reunión iba a ser en el Congreso me encargaron asistiese a la misma. La verdad es que fui como quien va al dentista. Los puntos, sin preámbulos, eran los aparecidos en la prensa y EA que también había sido llamada por indicación del PNV, daba el portazo el martes 3 de noviembre. No acudiría. Ese día Azkarraga había visitado a Benegas, habiendo cerrado cualquier posibilidad de que acudieran. Por más que hizo EE para que EA fuera, Azkarraga ya había pre¬juzgado el sentido de la reunión y en onda crítica había dicho que no se les había perdido nada. Es entonces cuando surge lo de la prioridad del acuerdo en Euzkadi. Y la palabra prioridad los apresa. Y no salían de ella. 

Lograron una cosa. Que de ser un partido que no tenía representación parlamentaria en Madrid, TVE y las radios no hablaran durante todo el día más que de la ausencia de EA. Como si EA fuera el sello de garantía de lo abertzale. Aquello no era bueno. 

La jornada del jueves 5 de noviembre 

No iba yo muy tranquilo a aquella reunión. A Benegas lo que le interesaba era la foto, la firma y el poder decir que había habido un acuerdo muy sólido contra el terrorismo. Si lograba que Felipe González estuviera en esa foto final y se repitiera lo de los Pactos de La Moncloa, el hombre ya pasaría a la historia.
Total, que cogí el avión de las ocho. A las diez estaba en nuestro despacho del grupo parlamentario. Me había costado lo mío llegar a tiempo. Una manifestación de camioneros cercaba la Puerta de Alcalá. Y entre tomates por el suelo y caras airadas, pude llegar. 

Con Bandrés 

La víspera, el miércoles, contacté con el Lehendakari Ardanza para establecer la estrategia a seguir, en conjunción asimismo con el presidente del EBB. Ese jueves y previa a la reunión, en nuestra oficina, intercambiamos puntos de vista con Juan Mari Bandrés. Llevaba una redacción al quinto punto que consideramos era la adecuada. Tengo que reconocer que J. M. Bandrés tuvo un papel de singular importancia al tratar de llegar a un acuerdo y plantear las cosas con corrección, habilidad y posibilismo. A cada quién su mérito. 

En el Congreso 

La reunión fue en el Congreso de los Diputados. Benegas quiso hacerla en la sede del PSOE. Xabier Arzalluz le dijo que no, que la hiciera en el Congreso. Y por eso fue allí. Además le daba al hecho un carácter institucional e introducía el posible acuerdo en un rango superior. Por eso se habló de acuerdo parlamentario y que en él estaban todas las fuerzas salvo EA. Esto no es del todo exacto. La única fuerza ausente fue HB, que no iba. EA no existía como tal en el Congreso. Azkarraga y Oliveri salieron elegidos por el PNV. En 1987 estaban en el grupo mixto, de forma personal, no como EA. Por otra parte partidos como el PAR, los canarios y los valencianos se habían adherido al acuerdo. Es decir, todas las fuerzas parlamentarias del Congreso de los Diputados firmaron el acuerdo, salvo HB. Y de esas fuerzas el PNV, EE. PSE-PSOE, CDS y AP tenían presencia en el Parlamento vasco. Decir como se dijo que el tal acuerdo no tenía validez, era pensar que la democracia era sólo lo que quisieran HB y EA que en aquel momento eran muy beligerantes contra cual¬quier pacto. 

Total que llegamos al Congreso. Muchas cámaras de televi¬sión, radio y prensa. La cosa se complicaba. O había acuerdo o el lío que se iba a montar iba a ser antológico. 

Y yo llevaba mi chuleta, que es lo que habían dicho todos los periódicos. Es decir, los cuatro puntos: «Refrendo a la resolución aprobada por el Parlamento vasco en 1985 -Derogación de la Ley Antiterrorista - Apoyo a la creación de un espacio judicial europeo -Reconocimiento a los acuerdos a que puedan llegar las fuerzas políticas de Euzkadi.» 

Había otro punto que se había incluido y que al parecer con¬sistía en que el gobierno consultaría con los partidos políticos los asuntos relacionados con la violencia. Era importante, pues hasta el momento el PSOE no quenría que nada de esto pasara por el Parlamento. 

Y venga fotos. La manía de la foto. Ponte aquí, ponte allá. Yo, la verdad, me encontraba como se dice como en esa expresión: «cucara¬cha en baile de gallinas». Benegas en la cabecera. Arturo García Ti¬zón (secretario general de AP y presidente del grupo) que llego una hora mas tarde porque vivía en Toledo, Antonio Jiménez Blanco (portavoz del grupo Liberal). Iñigo Cavero (del PDP), Juan Mari Bandrés (presidente y portavoz de EE). José María Trías de Bes (secretario de la Mesa, de CiU), el PNV, Enrique Curiel por el PC, que acudió acompañado de Felipe Robledo (del PC de Euzkadi) y otro señor de barbas que nadie presentó pero que parecía el ideólogo, y José Ramón Caso (secretario general del CDS). 

En la mesa, una carpeta verde puesta por la secretaria de Benegas. Su contenido no me gustó. 

El primer punto: El acuerdo de 1985 

Cada partido soltó su rollo tras leer lo que nos habían dejado allí. Y en eso de los rollos nos llevaban años de ventaja. Tras las disertaciones académicas, educadas y versallescas, pasamos a analizar punto por punto el documento. El primero tenía relación con la resolución aprobada por el Parlamento vasco en 1985. Si se lee con detenimiento era un milagro que AP estatal la firmara. Se había actualizado y había sido aprobada tras el atentado contra el jefe de la Ertzaintza, Díaz Arcocha. No hubo inconveniente en aprobar este punto. El catalán Trías de Bes me comentó que estaba alucinado de que AP apoyara aquello, cuando el único lenguaje de AP en el Parlamento había sido el del “palo y medidas policiales”. Era la época de Hernández Mancha. 

El segundo: Derogación de Ley Antiterrorista 

La redacción de la carpeta verde no nos gustaba. Decía: “Introducir como consecuencia de la derogación de la Ley Antiterrorista las modificaciones que sea preciso en la legislación ordinaria, mediante el máximo acuerdo posible entre las fuerzas democráticas”. 

Discusión. Quisimos mayor rotundidad. Se consiguió. Quedó así: “Mostrar su acuerdo con la derogación de la Ley Antiterrorista y su voluntad de estudiar las modificaciones que sea preciso introducir en la legislación ordinaria pretendiendo alcanzar el máximo acuerdo posible” 

Logramos que quedara claro lo de la derogación de la Ley Antiterrorista. Y así quedó. Quedaba lo de la adecuación de algunos artículos en el Código Penal y para ello se nos consultaría. Planteamos nuestra discrepancia con la existencia de la Audiencia Nacional. Nosotros siempre hemos querido que actúe el juez natural. También que la detención no excediera las 72 horas, así como deseábamos la presencia letrada en el momento de la detención. Pero eso se contemplaría cuando se presentara el nuevo proyecto de ley «que pretende alcanzar el máximo acuerdo posible», y en caso contrario haríamos las enmiendas oportunas. De forma que quedó bien este segundo apartado. 

El tercero: Espacio judicial europeo 

Decía: “Se trabaje conjuntamente en las instituciones europeas con el objetivo de avanzar en la creación de un espacio judicial europeo en la lucha contra el terrorismo y otras formas de delincuencia organizada”.
Lo del espacio judicial, lo introdujo Xabier Arzalluz. Habíamos visto funcionar el espacio policial, más que el europeo, el fran¬cés, y deseábamos se actuara conforme a derecho. Ya sabíamos que no existía ese espacio judicial pero así como éramos partidarios del espacio defensivo, del económico, del monetario y del exterior eu¬ropeo, lo éramos también del judicial. Que el juez de Almendralejo pudiera requerir a la policía alemana para actuar contra un ciudadano que habita en Baden-Baden, por ejemplo. De eso se trataba, porque, en las últimas redadas francesas, habíamos visto que la policía gala había detenido a ciudadanos y sin ninguna requisitoria judicial los había la puesto en Madrid, dejándolos libres la policía española a las horas. Y eso no podía ser. 

¿Quién podía negarse a ese posible espacio judicial europeo? Nadie. Menos cuando era un llamamiento para actuar con la ley en la mano, y no con la porra y la detención administrativa, sin más. 

El PCE no lo entendió así, sobre todo por Francia, y puso a este punto su reserva. 

El cuarto: Mecanismos de información 

En aquel momento existía una ronda de consultas sobre la de¬rogación de la Ley Antiterrorista, pero podrían surgir otros. Se trataba como decía de «establecer mecanismos de información entre los partidos y el gobierno así como ámbitos de discusión entre las organizaciones políticas para continuar reflexionando conjunta¬mente sobre los problemas que dan origen y se derivan del terrorismo y la forma más eficaz para conseguir su definitiva erradicación de nuestra sociedad». 

En el texto inicial sólo hablaba de “los problemas que se derivan del terrorismo”. Les pedí que introdujeran: “los problemas que dan origen y se derivan del terrorismo”. ETA tiene un origen y unas causas. Lo vasco no es sólo ETA. Lo admitieron, hasta el punto que el domingo, en un programa de Radio Nacional, García Tizón de AP destacó que fue el PNV quien introdujo lo del origen y que ese era el camino, no sólo medidas policiales, sino políticas... Me seguía pellizcando. Con el tiempo Arturo García Tizón fue uno de los redactores del proyecto que ilegalizó Batasuna. 

El quinto: Voluntad de compartir 

Se leyó como lo presentaban. Era una castaña. Todo lo anterior estaba bien, pero si ese punto quedaba como nos lo habían en¬tregado, el documento era papel mojado. Para ese viaje no hacían falta alforjas. Su redacción era: «Mantener un proceso abierto de cooperación interparlamentaria que permita estudiar la consecución de futuros acuerdos que se deriven de los mecanismos de información y discusión que se ponen en marcha, o del diálogo en curso entre los partidos políticos en la Comunidad Autónoma Vasca.
Bandrés presentó la redacción alternativa e hizo uso de su habilidad dialéctica haciendo un llamamiento porque los vascos conocíamos mejor los problemas de Euzkadi, así como a que hubiera generosidad por parte de las fuerzas estatales. Por mi parte les dije que era incomprensible que acuerdos tomados por partidos de ámbito vasco y estatal no fueran asumidos en Madrid y se quedaran en una mera declaración de principios. AP se puso intransigente. Seguramente no se fiaban de su representante en Euzkadi. Al parecer les había organizado una buena con motivo de la famosa “adecuación” al votar que “adecuación era repliegue” de las FOP. 

Y empezaron las redacciones alternativas. 

Del presentado por los dos grupos vascos se empezaron a colocar las clásicas “morcillas” que no gustaban a nadie. Les dije que entonces habría sido mejor que el acuerdo fuera sólo con fuerzas estatales, pero que si estábamos nosotros no podíamos asumir ese parrafito. Allí hubiera sido bueno que hubiera estado EA para dar mayor fuerza a la argumentación de EE y PNV. Pero claro, era mejor quedarse en casa señalando a los demás con el dedo. 

La cosa se bloqueó y decidimos que trajeran algo para comer. La prensa, fuera, se ponía nerviosa. Lo que era un trámite empezaba a durar demasiado. Habíamos entrado a las diez y media y eran casi las cuatro.
Yo hice mis llamadas. El Lehendakari estaba en Getaria. El EBB, en Gasteiz. Benegas comía un bocadillo. Fui donde él. «Si no hay un compromiso de las fuerzas estatales con representación en el Parlamento de Gasteiz, no hay nada que hacer.» Casi me come vivo. 

El bloqueo 

Se reanudó la sesión. Pedí la palabra. Dije que no firmábamos aquel párrafo si no se cambiaba y aparecía un compromiso de voluntad de asu¬mir lo que en Gasteiz se decidiera. Benegas se puso impertinente. Nos dijimos cosas fuertes. Jiménez Blanco comentaba. “De forma que venimos a arreglar un problema y vamos a crear uno mayor y de dimensiones terribles” 

Todas las fuerzas estatales pendientes como de un hilo de los dos vascos que además habíamos nacido en Venezuela de padres del PNV exiliados. No firmábamos. Estan eran las consideraciones que nos hacían: “Pero ¿no os dais cuenta del esfuerzo de AP?” “Pero ¿no os dais cuenta de que aquí hay fuerzas que no tienen representación en Gasteiz?” “Pero ¿no os dais cuenta del escándalo que se va a formar?” “Pero ¿no os dais cuenta de que todo se puede ir al garete?” “Pero ¿no os dais cuenta de que internacionalmente vamos a hacer el ridículo?” “Pero ¿no os dais cuenta de que en Argelia se van a preocupar?” “Pero ¿no os dais cuenta de que en las casas de HB se van a abrir botellas de champán?” 

“Pues si, pero no firmamos” Llamadas. Más llamadas. Ame¬nazas. Fórmulas alternativas. “Pues no firmamos” “Pero dejaros de mirar al ombligo” “En estas cosas no tenemos ombligo. No firmamos” La presión era terrible. 

Jiménez Blanco, andaluz, volvió a decir con gracia: “La hemos hecho buena. Hemos venido a arreglar una cosa todos y resulta que está a punto de caer el gobierno vasco”. El trago era duro. Me avisan de que fuera me esperaban. Había tres salas contiguas comuni¬cadas interiormente. Cada una de ellas con teléfono. En una de ellas el diputado Ignacio Echeberria me decía que estaban fuera Josu Bergara y Carmelo Sainz de la Maza llegados a Madrid a presentar aquel viernes las consecuencias de la reflexión del partido. “Pues mirad, chicos —les digo— ésto está color hormiga. Se rom¬pe y aquí se va a organizar una buena. No sé cuáles serán sus con¬secuencias, pero la cosa va mal” 

Más llamadas. Benegas habla con Arzalluz. Éste le recuerda la reunión mantenida el lunes y el compromiso de asumir lo que se acuerde tras la ronda de conversaciones. Pero claro, el PSOE no estaba solo en la reunión. Estaba AP. Y el PDP que mandaba mensajes diciendo que no se asumiera lo que se decidía en el Parlamento vasco. Me imagino que la alusión a Navarra estaría presionando en alguna dirección.
En esto nos pidieron a los partidos vascos y a CiU que saliéra¬mos para que los estatales discutieran.
Más consultas. 

Se plantea la redacción que habíamos llevado al principio escrita por Bandrés y pasada a maquina. Los partidos estatales tenían temor de que EE, EA, el PNV, incluso HB, llegáramos a acuerdos que no pudieran refrendar. Nos tenían pavor. No se daban cuenta de que el acuerdo de 1985 había sido unánime porque no se impu¬so el criterio de nadie y se llegó a un importante consenso. 

Eran casi las seis y media. Nuestra presión era tan fuerte que se dieron cuenta del lío que se iba a montar y bajaron la guardia. No querían dos redacciones. Una para los partidos estatales con representación parlamentaria vasca y otra para los partidos sin representación parlamentaria vasca tales como CiU, PDP. PL y PC. 

Al borde del infarto, con los periodistas tocando la puerta, quedó como redacción definitiva la nuestra inicial. Decía así: 

“Mantener un proceso abierto de cooperación interpartidaria que permita estudiar la consecución de futuros acuerdos que se deriven de los mecanismos de información y de discusión que se establecen. 

Entender que el acuerdo a alcanzar en la Comunidad Autónoma Vasca por los partidos políticos es elemento fundamental para el logro de la paz en Euzkadi y en el conjunto del Estado. Por ello valoramos positivamente la iniciativa del Lehendakari del gobierno vasco, animamos a dichos partidos políticos en su em¬peño por alcanzar un acuerdo definitivo y unánime frente a la violencia, y en tal supuesto, anunciamos nuestra voluntad de compartir, en su día, dicho acuerdo”. 

Y le preguntamos a Benegas: “¿Se interpreta como un com¬promiso de asunción real el resultado de la ronda de conversaciones del Lehendakari Ardanza?” Contestación: “Sí” “Entonces, firmamos el documento. Con esa redacción, que no tiene nada que ver con la vuestra”. Respiró. 

Luego en la rueda de prensa, Benegas, ante setenta periodistas, se comprometió en nombre del PSOE-PSE a apoyar el acuerdo. Caso, en nombre del CDS lo ratificó. A AP no le quedaría otro re¬medio, si se llegaba al acuerdo. 

En esa reunión todo giró alrededor de las posturas vascas. Y si hubiera estado EA, se habría reforzado todo aún más. A las siete terminó. Limpiamos la mesa, entraron los fotógrafos, se llenó la sala de periodistas y bajamos a la sala de prensa. Setenta. Hacía tiempo no ocurría algo parecido.
Me preguntaron mi opinión. La dije: 

Es un documento abierto a la incorporación de otras fuerzas. Es un documento que le da al Lehendakari Ardanza un espaldarazo en su ronda negociadora con los partidos. Es un documento que por primera vez y desde Madrid no enfoca únicamente la violencia desde la óptica policial sino sobre todo desde de la política. Es un documento que hace suyo un extraordinario acuerdo del Parlamento vasco de 1985 totalmente desconocido pero que si se hubiera puesto en práctica, otro gallo hubiera cantado. Es un documento que cada partido lo hubiera hecho mejor, pero que si ha tardado tanto la reunión es porque ha logrado un punto de acuerdo. Es un documentó que su lectura serena no gustará a la derecha. Es un grito a los que siguen pensando en las vías armadas de que hay vías y caminos democráticos para la paz. Es un texto que tiene la pedagogía política de que partidos antagónicos lleguen a buenos compromisos democráticos. Es una resolución que reconoce que son los propios vascos quienes deben tratar de solucionar entre ellos el problema ya que el acuerdo nace y termina en el Parla¬mento vasco, y finalmente es un cierre a la ronda de conversacio¬nes estatales que estaba confundiendo el panorama al solaparse con la vasca. 

¿Que esto le venía bien a González en sus conversaciones con ETA? Si servía para arreglar el problema, bienvenido fuera. 

¿Que la foto con Felipe González era un montaje publicitario? Podría ser pero firmaba algo muy serio y se comprometía a darle todo el protagonismo a las fuerzas vascas. Quizás por eso Benegas quería un acuerdo más descafeinado, al pensar solo en el foro con Felipe. Pues le salió mal. Iba a firmar algo muy importante.
¿Que aquello no era una varita mágica para solucionar nada? Claro que no. Pero ayudaba a crear un clima de colaboración democrática importante y eso en política tiene un gran valor. 

¿Que hubiera sido mejor haberse quedado en casa? Sí, señor. Y yo el primero. Pero para eso estaba HB que ni iba a nada, ni quería hacer política, ni se mojaba con nada, porque le aterraba el compro¬miso, que por otra parte es consustancial con la democracia. 

¿Que quizá la ronda de conversaciones del Lehendakari Ardanza no lograría el acuerdo? Podría ser. Y estaba dentro de lo probable. Pero ¿si esto no fuera así y si el acuerdo vasco contaba con el apoyo de todas las fuerzas parlamentarias, habidas y por haber? Pues sería un éxito político de los nunca vistos. Y lo fue. De ahí nació el Pacto de Ajuria Enea en enero de 1988. 

Valoración del PNV

Esta fue la génesis del llamado Pacto de Madrid. De esta reunión surgió el Pacto de Ajuria Enea que fue ratificado en el Congreso de Madrid. Ningún pacto ha tenido tantas bendiciones. 

Eran otros tiempos. Tiempos de hablar, de dialogar, de consensos, de búsqueda de involucrar a todo el mundo. De discusión directa, a veces bronca, pero fructífera. No de adhesiones inquebrantables. No de un implacable y primario esquema gobierno-oposición. No enfocando la política como confrontación permanente. El todo para el amigo, leña para el enemigo, o la preferencia por el ataque personal sobre la argumentación racional. 

Y esto daba una distinta respuesta política del PNV. Si se buscaban acuerdos, el PNV los trabajaba. Y la demostración más palpable de este documento de Madrid de noviembre de 1987 fue la nota que el Euzkadi Buru Batzar emitió al respecto. Decía así: 

El llamado «Pacto de Estado contra el terrorismo» firmado por prácticamente todos los partidos con representación parlamentaria el pasado día 10 en el Congreso de Madrid constituye para el Partido Nacionalista Vasco el inicio de un proceso de concertación, el más amplio posible, entre fuerzas políticas representativas para resolver el problema de la violencia por una vía de diálogo y de concertación y no exclusivamente policial. 

- El citado Pacto pone de relieve el papel fundamental que se otorga a los partidos y al gobierno y Parlamento vascos, ya que sus cláusulas comienzan y acaban en la asunción del consenso logrado en el Parlamento de Gasteiz en marzo de 1985 y en la expectativa y asunción de los acuerdos que puedan surgir de la concertación resultante de la ronda de partidos iniciada por el Lehendakari a petición del Parlamento vasco. Es decir que el acuerdo de Madrid comienza y termina en Euzkadi. 

- Con el fin de afrontar un grave problema que nos acerca a todos, se ha empezado por una vía de consenso entre todas las fuerzas parlamentarias, tanto de Madrid como de Gasteiz.
Lo que no excluye la posibilidad de que, llegado el deseable consenso a un determinado tope, se progrese hacia vías de solución más profundas por decisiones mayoritarias, asimismo democráticas, en ambos Parlamentos o en alguno de ellos. 

Los contenidos del Pacto tan sólo constituyen, hoy por hoy, un punto de partida, aunque importante, de cara a la pretendida total pacificación. 

Tales contenidos han sido publicados íntegramente en la prensa. 

No obstante, el EBB considera oportuno glosar aquellos aspectos que, desde su punto de vista, son de especial relevancia: 

A) La resolución del Parlamento vasco, asumida en el Pacto, rechaza la posibilidad de que fuerzas que son o se autoproclaman militares puedan pretender imponer soluciones a los problemas políticos y sociales de un pueblo. Su tratamiento y vías de solución corresponde, en democracia, a quienes ostentan la representación legítima del pueblo. 

B) Conscientes de que, hoy por hoy, el marco político aceptado por la gran mayoría del pueblo vasco es el Estatuto de Gernika, es importante el que en el Pacto se acepte que «su pleno desarrollo debe constituir el marco de resolución de los conflictos y de la convivencia democrática en el País Vasco». Para el EBB tanto la definición de nacionalidad que afecta a los cuatro territorios de Hegoalde con la expresa inclusión de Navarra, como la disposición adicional primera, aparte de la fijación del Concierto, la facultad de crear una política propia integral o de poseer medios propios de comunicación, ofrece la posibilidad de muy amplios contenidos de autogobierno, en la medida en que se entienda cabalmente su «pleno desarrollo». 

C) Siempre hemos reclamado la derogación de la llamada Ley Antiterrorista por contener elementos, a nuestro entender, antidemocráticos. La aceptación de este punto por algunos partidos que hasta hace poco exigían un endurecimiento de dicha ley es apreciada por el EBB como un serio esfuerzo por parte de los mismos en la búsqueda de vías más humaras y democráticas para afrontar el problema de la violencia. El EBB trabajará por alcanzar el máximo acuerdo posible en las modificaciones que derogada dicha ley se, introduzcan en la legislación ordinaria. Pero entiende que aun no alcanzándose el deseable consenso de todas las fuerzas políticas, la nueva situación supondrá un serio avance respecto a la anterior. 

D) La creación de un espacio judicial o jurídico europeo, aun siendo un tema de un futuro probablemente no tan próximo, es una aspiración ya antigua del PNV. Pero ha de puntualizarse que tal espacio no tiene relación alguna con los mecanismos administrativos y policiales que se están utilizando en el presente entre Madrid y París. En ellos se da la paradoja de que han sido entregadas a la policía española algunas personas no reclamadas por la justicia, mientras que otras que lo estaban no lo han sido. Precisamente una intervención judicial, reglada en un marco jurídico establecido en todo el ámbito europeo, es la mejor garantía contra los abusos policiales que sectores de Iparralde no comprometidos políticamente han denunciado. 

E) Consideramos importante la asunción por las fuerzas políticas estatales de la petición del Parlamento vasco de que “el gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca, contando con el apoyo unánime de los representantes del pueblo vasco, asuma el liderazgo en la desaparición de la violencia y del terrorismo y en la consecución de la paz”. Como también la inclusión en el texto de la voluntad de una reflexión conjunta no sólo de los problemas que se derivan del terrorismo sino de los que lo han originado. 

El EBB lamenta el que Herri Batasuna no haya sido invitado a las reuniones de Madrid, independientemente de que hubiera o no perspectivas de aceptación por su parte de un eventual acuerdo. 

Porque HB, al igual que ETA propicia la negociación entre “ETA y los poderes del Estado”. El hecho de que todos los partidos políticos presentes en el Parlamento español, máxima expresión del poder del Estado, hubieran podido debatir los planteamientos de los representantes de HB, y éstos los de aquellos, no hubiera dejado de ser positivo. 

Por otra parte, el pretender que las fuerzas políticas estatales acepten lo que los partidos vascos aprueban por mayoría, mientras alguno de éstos ni siquiera han aceptado estar presente en un intento de concertación entre aquéllas por razones de prioridad de un pacto entre vascos que no sólo no se rechaza sino que se reconoce expresamente, no parece una actitud democrática. 

El EBB ni magnifica el Pacto de Madrid ni lo descalifica como una nueva operación propagandística. Lo considera, como se afirma al comienzo de este documento, el inicio de un proceso de diálogo.
Ni el optimismo exagerado ni el pesimismo o la descalificación son actitudes cabales en estos momentos. Todo intento de buscar una salida dialogante y humana a una situación de conflicto armado, casi endémica, como la que padecemos, requiere tiempo, paciencia, imaginación y cesiones mutuas. Y sobre todo diálogo y más diálogo. Esto es al menos lo que enseña la experiencia de situaciones análogas. 

El EBB declara enfáticamente su voluntad de no buscar protagonismo alguno partidista en este proceso largo y difícil, pero esperanzador. Desea, simplemente, ser un instrumento de equilibrio y de pacificación, dispuesto a continuar por este camino aun cuando posibles fracasos puedan acarrearle costos políticos.

Hasta aquí la nota del EBB. Esto fue el Pacto de Madrid. Nada que ver con el que quince años después firmaron PP y PSOE. Excluyente y profundamente antinacionalista. Más que un pacto “Por las Libertades y contra el Terrorismo”, ese pacto fue un pacto anti-PNV. Hecho en Madrid. No el Pacto de Madrid cuya génesis es la relatada. 

Debate en El Correo Español

Hoy todo este tipo de cuestiones ni se recuerdan pero en su día tuvieron una importancia fundamental pues abrían una dinámica. Era como echar una piedra en un estanque quieto. Incluso Xabier Arzalluz en un programa de televisión se descolgaba con una premonición que dejaba a más de uno con la mosca detrás de la oreja: “Van a ocurrir cosas interesantes de aquí a dos años”. Vicente Copa (José Antonio Zarzalejos) comentaba: “Nadie puede tachar a Arzalluz de decir tonterías”. Evidentemente eran otros tiempos. 

Poco tiempo después, el diario Deia levantaba la liebre: “los contactos ETA-gobierno central han pasado a una nueva fase, la negociación”. Y es que la aceptación del quinto punto mencionado hacía pensar que además de la simple foto existía un trasfondo desconocido en la iniciativa del presidente González. Un interés oculto que buscaba red y que hacía pensar que los contactos ETA-go¬bierno en Argel iban por buen camino. 

Tras el acuerdo de Madrid aquel viernes 13 por la noche fui a una reunión en el periódico El Correo Español cuando éste medio hacía un tipo de Foros con asuntos de actualidad. A dicho Foro acudió, en representación de HB, Iñaki Esnaola, quien con el tiempo resultó malherido en el atentado contra los diputados de HB en Madrid. Por el CDS, Alfredo Marco Tabar. Por Eusko Alkartasuna, Inaxio Oliveri. Juan Mari Bandrés por EE. Al partido socialista lo representó Juan Manuel Eguiagaray, y Julen Guimon acudió en representación de Alianza Popular. Eso por parte política. Por El Correo Español estaban los periodistas Ramón Mur, Genoveva Gastaminza, Emilio Alfaro, Manuel Arroyo y Juan Carlos Viloria, que nos preguntaron sobre lo que algunos habían bautizado como “Pacto Antiterrorista”. En esos términos se expresó reiteradamente Iñaki Esnaola. Yo que estaba a su lado le pedí que buscara en el docu¬mento semejante nombre. Lo hizo. Pero no lo encontró porque no se llamó así aunque algunos lo hubieran bautizado de tal guisa. Pero hasta en eso se buscó un acuerdo. El documento no tenía nombre, aunque con el tiempo se quedó en Pacto de Madrid y hoy, ni eso.
Los firmantes argumentábamos que aquello era un pacto para buscar la paz en Euzkadi no para ir contra nadie salvo contra quie¬nes ejercitaban la violencia, pero la clave era la apuesta política novedosa que aquel documento tenía y sobre todo que propiciaba la creación de un clima adecuado que se veía en aquella mesa donde estábamos absolutamente todos. Sin embargo HB y en menor medida EA, nos achacaban que era una especie de cheque en blanco para combatir el terrorismo solo de forma policial. 

Sin embargo aquel Foro fue muy interesante. Se hablaba en una Euzkadi donde casi nadie hablaba con nadie. Aquella reunión había tenido la virtud de propiciar algo tan normal pero, en aquella época como en la actual, tan revolucionario de que todos hablaran con todos, mientras ingenuamente creíamos que allá a lo lejos en el túnel comenzaba a verse una lucecita. No nos dimos cuenta que aquella luz no era la de la esperanza, sino la de una locomotora que se nos venía arrolladoramente.

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