Koldo Mediavilla
28Junio
2006
28 |
Opinión

Pongo la mano en el fuego

Koldo Mediavilla
Junio 28 | 2006 |
Opinión

Y sé que no me quemo: Porque Gorka Agirre puede ser todo, menos colaborador de banda armada. Porque le conozco. Porque sé la infinidad de servicios a la libertad y a la paz que durante los últimos años ha sido capaz de prestar a este país. Porque le he visto trabajar, únicamente al servicio de la convivencia y la concordia en Euskadi. Porque no hay razón que más anhele que dejar a sus hijos un país sin violencia, pero también sin rencor.
Pongo la mano en el fuego, y no me quemo. Aunque un juez, devenido en fenómeno mediático, diga lo contrario. Él que sabrá de las virtudes de nuestro Gorka, de ese querido amigo, ingenuo y confiado, que siempre, hasta en los momentos más lúgubres de "Oldartzen" ha querido ver esperanza y luz al final del túnel.

Qué sabrá Fernando Grande Marlaska del compromiso personal por la paz que gentes como Gorka han demostrado. Dónde estaba el hoy relumbrado magistrado cuando hubo que atenderse a los amenazados, o a los secuestrados, o sus familiares. ¿Dónde estaba cuando el sufrimiento azotó a los Iglesias, Aldaya, Delclaux y tantos otros? ¿Cuántas veces ha conversado con Isaac, alimentando la esperanza de que José Ortega Lara recuperara la libertad? ¿Qué sabrá usted el tormento que supone escuchar los llantos de una mujer que te pide , que te suplica, que hagas lo que esté en tu mano para que su marido secuestrado vuelva a casa? ¿Y no sabe usted la alienación de quien en esa función humanitaria es perseguido por unos y otros como si el culpable de todo fuera él?

¿Cuántas veces, su señoría ha pulsado la temperatura de una organización armada para saber si su fin estaba próximo o no? ¿Cuántas veces ha arriesgado hasta el cuello de la camisa para procurar que este episodio lamentable de nuestra historia acabe de una vez y para siempre? ¿Cuántas veces ha llorado a los íntimos amigos asesinados sin cegarse por el odio y manteniendo firme su compromiso de dignidad personal y de legitimidad democrática?

¿Cuántas veces ha ido y venido en un contacto por todos esperado para conocer si, en un suspiro, cabía la esperanza de un proceso de paz en esta tierra?

Pregunte, magistrado Marlaska. Pregunte a Margarita Robles, a Antoni Asunción, a Belloch, a Martí Fluxá, a Corcuera o tantos otros. Cuestióneles si, como usted, creen que Gorka Agirre es un colaborador del terrorismo.
Cuestionese a sí mismo si su justicia es justa. Si lo que busca es el imperio de la ley o la Ley del Imperio. Y pregunte a sus amigos de siempre, a los que conoce en nuestra plaza de toda la vida, si hoy más que ayer están dispuestos a poner la mano en el fuego por su "estelar" y particular contribución a la justicia, la paz y la libertad de esta sociedad vasca.

Yo, por Gorka Agirre, pongo la mano en el fuego. Y sé que no me quemo

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